ESCOCIA. DESCUBRIENDO EL PAÍS DEL CARDO ✏️ Blogs de Reino Unido

Una mañana más en la que parece que el tiempo acompaña, qué bien, porque hoy queremos hacer vida campestre en la maravillosa Skye. Después de otro completo desayuno cogemos el coche y hacemos una pequeña parada en Portree para hacer alguna compra, y después rumbo hacia Uig para ver las vistas desde un mirador cercano.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Después toca ir hacia Duvengan, mientras decidimos si visitar o no el castillo y en el camino, por fin, vemos a las vaquitas melenudas que se han hecho de rogar.

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Al final decidimos no parar en el castillo porque preferimos ir a Neist Point y disfrutar de la isla, así que después de dar unos kilómetros de vuelta por dónde no es (no hay ninguna señal que indique “Neist Point” hasta casi el final del camino) por fin nos encontramos y vamos disfrutando del camino. Las vistas son espectaculares y el camino no se hace nada pesado a pesar de que la carretera se las trae…

*** Imagen borrada de Tinypic ***

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Lleva un buen rato llegar porque hay que ir a poca velocidad, pero sin duda merece la pena. Aparcamos el coche y emprendemos el camino, que va bajando y yo no puedo dejar de pensar en que eso habrá que subirlo después… Hace un bonito día, las vistas son espectaculares, estoy en muy buena compañía … ¿qué más se puede pedir??? El camino no se hace nada pesado y llegamos al faro, sin duda un enclave espectacular. Nos llama la atención que la costa está llena de construcciones de piedra verticales y, por supuesto, decidimos que nosotros no vamos a ser menos, ¡faltaría más! Vale que la arquitectura no es lo mío y la cosa quedó un poco cutre, pero que no se diga que no hicimos nuestra contribución…

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Decidimos que no hay mejor lugar para comernos nuestros bocatas que allí contemplando el mar, y después de disfrutar un rato más, a nuestro pesar, hay que irse porque queda mucha isla que ver. Ahora toca subir, qué perezaaaaa… Pero mira, no fue tan duro como parecía y ya estamos de vuelta en el coche, así que a desandar el camino y rumbo hacia el sur de la isla.

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Seguimos recorriendo la isla, disfrutando del paisaje y parando donde nos va apeteciendo, hasta que estamos tan cerca de Armadale que decidimos ir a comprar los billetes del Ferry ( www.calmac.co.uk/ ) del día siguiente para así asegurarnos no tener problema. Nos atiende un hombre la mar de agradable que nos explica que ya no venden billetes pero sí hacen reservas, así que la hacemos y nos aseguramos nuestra plaza en el Ferry a Mallaig de las 10:10 horas. Ahora toca volver hacia el B&B que queremos descansar un ratito antes de la cena.

Esta vez vamos con más tiempo y entramos en el Café Arriba, de cuya carta me llama la atención el salmón, pero una vez sentados nos llevamos la sorpresa de que hay muchos platos que no están disponibles… Bueno, no pasa nada, algo habrá que nos guste, y nos pedimos dos platos de tallarines con rulo de cabra y nueces que estaban buenísimos, acompañados de tres bebidas por 28 libras. Aquí nos pasó una de las anécdotas por la que aún me sigo tirando de los pelos… Había un par de chicas en una mesa que tenía vistas al puerto que no dejaban de hacer fotos, señalaban, se reían…, yo pensé que les gustaría la puesta del sol, los barquitos… qué se yo. Pues no, al día siguiente nos enteramos de qué era…

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Es viernes y toca dejar la maravillosa isla de Skye. Nos levantamos y vamos a desayunar, y aquí me llevo un pequeño disgusto…mientras comemos escuchamos que un matrimonio le comenta a Margaret, la dueña, que ayer en el puerto estuvieron de visita unos delfines, la mar de juguetones y haciendo monerías que parecía que estaban contratados para entretener a los turistas… y nosotros ni nos enteramos. Entonces caigo en que eso era lo que miraban las chicas del restaurante… aaaaaarrrrrggggggghhhhh!!! Con lo que me gustan los delfines y ni los vimos… casi me da un soponcio, pero ya era demasiado tarde…

Sobre las 8:30 salimos rumbo a Armadale para coger el Ferry, hay una hora de camino aproximadamente y no queremos ir demasiado justos. Cuando llegamos, aparcamos el coche y a esperar un ratito viendo cómo atraca el barco que llega desde Mallaig. Una vez que embarcamos, nos quedamos en la cubierta porque la travesía no es muy larga y aunque hace algo de fresco, se aguanta bien y queremos disfrutar de las vistas.

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En poco más de media hora llegamos a Mallaig, desembarcamos y ponemos rumbo a Glenfinnan. La vía del tren va paralela a la carretera y nos llama la atención que hay varios coches aparcados en una zona donde no hay mucho que ver y de repente caemos en la cuenta… ¡¡¡el tren!!! Aunque no somos fans de Harry Potter, nos hace ilusión ver el tren porque nunca hemos visto “en vivo” una máquina de vapor, pero como siempre la Ley de Murphy hace de las suyas y pasamos un buen tramo donde no hay ni un sitio para parar. Cuando vemos un sitio, justo está tapado por los árboles, bajamos del coche y de repente vemos a lo lejos una nube de vapor… qué vieneeee!!! Echamos una carrerita y llegamos a un pequeño claro justo a tiempo para verlo pasar, por los pelos… De hecho ni tiempo me dio a hacer fotos… Me queda la pena de que si hubiésemos parado en un sitio con más visibilidad lo habríamos visto mejor, pero bueno, menos da una piedra.

Volvemos a coger camino y llegamos a Glenfinnan, aparcamos el coche en el parking del centro de visitantes y subimos hacia el viaducto. Lleva apenas diez minutos por un camino que sale a la izquierda del edificio, y las vistas son muy bonitas, con el viaducto a un lado, y el lago y el Monumento al otro. Después de estar allí un ratito disfrutando del paisaje, cruzamos hacia el lago y nos acercamos a ver el Monumento, aunque decidimos no subir porque las vistas eran las mismas que acabábamos de ver y no nos apetecía mucho subir escaleras.

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Seguimos camino y paramos a comer en Fort William, un pequeño pueblo pero con mucha animación por estar tan cerca del Ben Nevis. Después de dar un pequeño paseo por la calle principal, con multitud de tiendas, restaurantes, cafés, etc. entramos a comer en un pub. Comimos un plato cada uno, con bebida y postre por menos de cuarenta libras, y la verdad es que nos gustó mucho. Salimos a dar otra vuelta por el pueblo, callejeando sin rumbo fijo, cuando nos damos cuenta de que estamos al lado de la estación, así que aprovechamos para entrar a ver si estaba el tren. Justo en el momento que entramos, llegaba al andén, así que aprovechamos para ver la locomotora de cerca y desde allí nos fuimos a coger el coche para acercarnos a las esclusas. Como ya habíamos visto las de Fort Augustus no nos dijeron nada nuevo, aunque sí es cierto que estás son más grandes, así que después de un pequeño paseo volvimos a nuestra ruta.

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Había leído en el foro acerca de lo bonita que es la carretera por Glencoe, y la verdad es que no nos defraudó, los paisajes son una auténtica pasada, así que cada pocos kilómetros no podíamos evitar bajarnos del coche a contemplarlos y a hacer fotos. En Tyndrum cogimos el desvío por la A85 para ir hacia nuestra última parada del día: Inveraray.

Llegamos y en seguida localizamos el B&B, porque el pueblo es muy pequeño y no hay mucho por donde perderse… Teníamos reservado el Newton Hall por 70 libras la noche ( www.newtonhallinveraray.co.uk/ ), un bonito edificio que se construyó como iglesia y hace unos años fue “reconvertido”. Dejamos las maletas y salimos a dar una vueltecita por el pueblo y a cenar.

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Después volvimos al B&B y disfrutamos un rato de las vistas ya que está situado justo al lado del Loch Fyne.

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El día siguiente era el último completo que pasábamos en Escocia y ya empezábamos a sentir la pena de tener que volver a casa, sobre todo porque nos estaba encantando todo lo que veíamos. Pero no había que desanimarse, que aún quedaba mucho que ver. Después de desayunar dimos un último paseo por el pueblo y comenzamos nuestra ruta bordeando el lago hacia Tarbet, donde vimos por primera vez el Loch Lommond.

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Seguimos por la A82 que va bordeando todo el lago, y la siguiente parada fue en Luss. Dejamos el coche en el parking y nos acercamos a la playa. Aquí nos sorprendió que a pesar de que llovía, había un grupo muy grande montando una barbacoa, se nota que están acostumbrados… Dimos una vuelta por el pueblo y nos gustaron mucho las casitas y, sobre todo, lo cuidado que tenían todo el entorno. Como el pueblo es pequeño, enseguida llegamos al embarcadero con la idea de hacer un crucero por el lago. Para nuestra suerte, en apenas unos minutos salía un barco, así que cogimos los billetes y allá que nos fuimos. Pagamos 9,5 libras cada uno y el viaje duró algo más de una hora y media, durante la cual hacen comentarios de algunas de las islas por las que fuimos pasando. La pena es que el cielo estaba muy cubierto, pero aún así disfrutamos del recorrido.

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Al volver al muelle eran algo más de las dos y media, así que era ya la hora de comer. Había un par de puestos de comida, así que compramos unas hamburguesas y nos sentamos en las mesas al lado de la playa, disfrutando de nuestra última comida en un entorno tan bonito. Con el estómago lleno volvimos a la carretera y la siguiente parada fue Balloch, donde nos paramos un rato para ver el castillo, que se encuentra dentro de un parque. No se puede visitar, así que nos conformamos con dar un paseo y disfrutar de las maravillosas vistas que hay hacia el lago.

Desde Balloch nos fuimos hacia Balmaha, un rincón tranquilo con apenas unas cuantas casas y un pequeñísimo puerto, pero muy agradable para pasear. Como el tiempo se nos iba echando encima, decidimos que la siguiente parada sería ya Balquidder, porque no queríamos desaprovechar la ocasión de ver la tumba de Rob Roy. Llegamos al cementerio y no nos costó mucho encontrar la tumba, ya que está muy cerca de la entrada.

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Volvimos al coche y pusimos dirección Stirling, haciendo antes una parada en Callander. Este pueblo nos gustó bastante, dimos un paseo y nos dio la sensación de que tenía bastante vida, sobre todo porque se veían mucho comercio y B&B, pero no nos podíamos parar demasiado ya que había que llegar a Stirling. Dimos un paseo por las calles principales y por la orilla del río, y seguimos nuestro camino. Pasadas las ocho de la tarde llegamos a nuestra última parada en Escocia, el B&B Number ten( www.cameron-10.co.uk/ ). Como siempre, el dueño un hombre de lo más agradable, además habla algo de español porque en invierno hace una escapada hacia el calorcito de España. Dejamos las maletas y salimos a dar una vuelta y a cenar, y a medida que íbamos andando nos dio la sensación de que Stirling se merece más tiempo del que nosotros podíamos dedicarle… Una pena, pero ya volveremos… Siguiendo una de las recomendaciones del dossier que había en la habitación del B&B con información sobre la ciudad, cenamos en un italiano, La Ciociara (41 Friars Street), donde pagamos 30 libras por un entrante, dos platos, dos bebidas y un postre, y la verdad es que estaba todo muy bueno. Como en era sábado queríamos ir a tomarnos algo para despedirnos de Escocia, así que aprovechando que uno de los camareros era hispano, le pedimos que nos recomendara algún sitio. Dimos un paseo y fuimos a uno de los pubs que nos recomendó, donde nos tomamos una pinta a la salud de Escocia, para un rato después irnos a descansar que al día siguiente queríamos madrugar para aprovechar un poco la mañana.

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