Madeira en una semana 2012 ✏️ Blogs de Portugal

Decidimos dividir la isla en zonas e ir recorriendo cada día una parte. Empezamos por la zona central, así que cogimos el coche y nos dirigimos hacia Boca Encumeada pasando por Serra de Agua, con vistas a toda esa zona montañosa. Llama la atención lo verde que es todo y la cantidad de flores diferentes que se ven en el mismo borde de las carreteras. En Encumeada se puede ver el mar del norte y el mar del sur cruzando solo una carretera... Como siempre vistas estupendas.

Continuamos hacia Sao Vicente, otro pueblo costero pequeñito, apenas dos calles alrededor de la iglesia, pero me gustó, tiene encanto. Dimos un paseo por allí y nos acercamos hasta la playa de piedras, después volvimos al coche y empezamos a recorrer la costa.
Pasamos por Ponta Delgada, Boaventura, Arco de Sao Jorge parando en todos los miradores que vimos, con vistas a acantilados y a la montaña.

Llegamos a Santana y fuimos directamente a comer. Comimos muy bien en Cantinho da Serra un restaurante que está al lado del campo de fútbol un poco alejado del centro. No tiene una carta muy extensa pero todo estaba rico.
Hicimos la visita de rigor a las típicas casas o palheiros ocupadas por tiendas de artesanía, recuerdos, oficina de turismo y alguna hay que es privada.

Seguimos rumbo hacia Faial, hay un mirador bajando hacia el pueblo a mano izda que está bien, desde allí vi que había unas piscinas naturales y con el calor que teníamos decidimos parar y darnos un chapuzón que nos vino de maravilla.

De vuelta paramos en Ribeiro Frío, donde cambiamos las chancletas por unas playeras e hicimos el camino hacia el mirador de Balcones siguiendo una levada. Es corto y fácil y merece la pena, aunque en nuestro caso nos tocó un poco de niebla que no dejaba ver completamente.

Pusimos rumbo al último destino del día, Pico do Arieiro con unas visas impresionantes. Había bastante niebla, pero en lo alto estaba despejado y daba la sensación de que estábamos sobre las nubes. Llegando arriba hay dos carreteras, una que da al aparcamiento donde hay un bar y otra que termina en una rotonda. Nosotros dejamos el coche en la rotonda, y vimos un camino hacia la izquierda que da a un mirador, no es mucho recorrido y merece la pena.

Aquí pusimos fin a la visita del día, volvimos a Funchal.

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Lo primero que hicimos fue ir al centro de Funchal a ver el mercado dos Lavradores porque habíamos leído que era mejor ir por la mañana pronto porque se veía más jaleo. Es bonito, pero creo que ya es demasiado turístico; hay una zona donde venden pescado y otra donde hay fruterías, pero también muchos puestos de souvenirs.

Después nos acercamos al jardín botánico, la entrada son 4 euros (sin teleférico) y, personalmente, a mí no me gustó mucho. Tampoco es que entienda mucho de plantas, pero se ven por toda la isla gran variedad de ellas. Yo no volvería, pero bueno, la pérdida tampoco es muy grande.

La siguiente parada fue Monte, porque teníamos curiosidad por ver los carreiros, típicos "trineos" dirigidos por dos personas que bajan dos kilómetros de carretera. Cuesta 30 euros por cada trineo, creo que entran un máximo de tres personas. Nosotros no montamos, nos pareció demasiado turisticada y caro para lo que es, pero es curioso verlo.

Volvimos al coche rumbo a Camacha, el pueblo del mimbre, no tiene más que la tienda-fábrica del mimbre, a mi no me pareció nada del otro mundo, vamos, que no merece la pena parar.

Paramos en Portela, donde hay un mirador y comimos en Porto da Cruz, otro pueblo pequeño. Como teníamos mucho calor, decidimos ir hasta Machico a darnos un baño a la playa. Es una playa de arena (artificial) pero está bien para refrescarse y descansar un rato.

Después nos dirigimos hacia la ponta de Sao Lourenco pero de camino nos topamos con la única playa de arena no artificial de la isla (o al menos eso era lo que ponía en la guía), llamada Prahina y paramos otro rato. Hay un parking al borde de la carretera y la playa queda al final de un camino cuesta abajo.

Cuando nos secamos pusimos rumbo a Sao Lourenco, hay un momento en que llegas a una rotonda, la salida de la derecha te lleva a un mirador y la de la izquierda, hasta el fondo, al inicio de una ruta para hacer a pie. Nos enfundamos las botas y nos pusimos a andar, creo que eran unos 3 o 4 km cada trayecto. Llama la atención lo diferente que es el paisaje, aquí no hay vegetación, se ve el origen volcánico que tiene el terreno al borde de acantilados. Nosotros empezamos a andar tarde, pero para los que vayáis pronto, al poco tiempo de empezar a caminar, hay un desvío hacia una pequeña playa de arena donde estoy segura que no va mucha gente. Será un buen sitio para bañarse tras la caminata.

Prácticamente se nos hizo de noche, así que pusimos rumbo para casa.

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Para comenzar el día decidimos caminar un poco, en este caso la levada 25 fontes. Para ello tuvimos que subir hasta Boca Encumeada y después ir dirección Paul da Serra hasta Rabaçal, donde hay un aparcamiento. Según vimos la cantidad de coches que había, ya nos dimos cuenta de que era una excursión bastante turística. Empiezas caminando 2km por carretera cuesta abajo hasta la casa de Rabaçal, donde hay baños y fuente. Después son 2,5 km por la levada hasta que llegas a una cascada, en la época en la que fuimos era un hilillo de agua lo que caía, supongo que en otras épocas habrá más, de hecho, vimos postales con una estampa más bonita. El camino es fácil y es bonito, lo que pasa es que es estrecho y hay muchas excursiones que te impiden ir a tu ritmo; nosotros caminamos rápido y tuvimos que ir mucho rato a paso lento. De vuelta a la casa de Rabaçal tomamos el camino hacia la levada do Risco, de 1,2 Km, igual que en la anterior llegas a una caída de agua; ésta es mucho más fácil que la anterior, completamente llana y corta. Sólo nos quedaba volver y subir los 2km de carretera hasta el aparcamiento que fue lo que más duro se me hizo ya que no hay ningún tramo llano.
De todas formas, para los que lleguéis sin fuerzas, hay un microbús que está continuamente subiendo y bajando desde el aparcamiento hasta la casa de Rabaçal, me parece que el precio eran 3,5 euros. Creo que nosotros fuimos de los pocos valientes que lo hicimos andando.

Continuamos camino hasta Porto Moniz, donde queríamos bañarnos en las piscinas naturales pero primero paramos a comer. Cuando salimos, el tiempo estaba raro, estaba nublado y ya como que no nos apeteció. Creo que hay que pagar unos dos euros para entrar, desde fuera tenían buena pinta, aunque había bastante gente.
Dimos una vuelta por el paseo marítimo y nos pusimos en carretera. Cogimos la de la costa para ir recorriendola poco a poco hacia el sur. Paramos en Ponta do Pargo, donde hay un faro (es la punta más occidental de la isla) y un mirador y llegamos hasta Jardim do Mar, un pequeño pueblo con un paseo marítimo muy cuidado. Había leído en la guía que en este pueblo en enero se celebra una etapa del campeonato mundial de surf, pero yo no vi ninguna playa donde se pudiese realizar (no se si la guía estará equivocada o nosotros no dimos con el sitio adecuado).

En esta zona volvimos a sentir calor sofocante, por lo que continuamos hasta Calheta y nos dimos un baño en una de las dos pequeñas playas de arena que tiene. La verdad es que no nos gustó mucho, pero solo lo queríamos para un chapuzón y fue lo que hicimos.

Para terminar el día, nos acercamos hasta Ponta do Sol, donde vimos atardecer desde el espigón que hay junto a la playa (de piedras). Había gente que se había llevado unas cervezas e incluso vino y copas para pasar allí el rato. La verdad es que estuvo bien, lo recomiendo a todo el mundo.

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