Madeira en una semana 2012 ✏️ Blogs de Portugal

Ya nos habíamos visto prácticamente la isla, así que a hoy decidimos hacer otra ruta de levada. Por recomendación de otros españoles que se alojaban en nuestro hotel, hicimos la de Caldeiro Verde.
Hay que llegar hasta Santana, y sin entrar en el pueblo, seguir los carteles que indican las Queimadas (indicado en amarillo) que es el punto de partida. La carretera para llegar hasta aquí es bastante empinada, que nadie se asuste!.

La ruta son 6,5 km cada trayecto (13 en total), pero completamente llana. El paisaje es precioso, merece la pena hacerla; y eso que nos hizo mal día, había muchísima niebla y estuvo lloviznando pero nos gustó mucho. Al final llegas a un salto de agua (un chorrillo) que desemboca en una poza donde algunos valientes se bañaron (ya he dicho que el día no estaba para ello). Se me olvidaba, si la hacéis, llevad linterna porque se pasa por tres o cuatro túneles y no se ve nada, nosotros íbamos con la linterna del móvil pero no era bastante para los dos, yo me di un buen golpe en la cabeza porque en alguno el techo está bastante bajo.
Volvimos al punto de partida y decidimos hacer la ruta de la levada a pico das Pedras, creo que eran aproximadamente 2km cada trayecto en llano. El paisaje es igualmente bonito, así que es una buena alternativa para quien no quiere caminar tanto. Lo que decepciona es el final, no llegas a ningún sitio con vistas espectaculares, hay unos bungalows y un bar.

Nos dieron aproximandamente las 16h, y no teníamos muchos lugares pendientes de ver, así que nos dirigimos a Seixal. El pueblo en sí no tiene mucho, pero tiene una playa de arena oscura con bastante oleaje y una piscina natural gratuita, buena alternativa a las de Porto Moniz que están a 6 km si lo que se quiere es estar tranquilos. No nos bañamos porque por aquella zona seguía la niebla y no nos apeteció, pero nos gustó mucho la zona.

Decidimos volver por Sao Vicente y allí coger el túnel para evitar tener que subir a Encumeada y de paso paramos en Ribeira Brava que nos había quedado en el tintero.

Cenamos en Funchal en un restaurante llamado Riso, está pasando el fuerte amarillo (sao Tiago), es una arrocería, todos los platos tienen algún elemento con arroz y me gustó mucho. Con una gran terraza en la parte de abajo del local con vistas al mar. Tambíen he de decir que es algo más caro que lo que normalmente te encuentras por Madeira, pero tampoco exagerado.

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Último día en la isla y teníamos que escoger una nueva ruta... nos decantamos por la que va desde Pico Arieiro a Pico Ruivo sin saber muy bien dónde nos metíamos....

He de decir, que antes de que os decidáis a hacerla tenéis que estar preparados, física y psíquicamente. A mí se me hizo muy dura, no se cómo la clasificarán en las guías pero... Según empezamos ya nos dimos cuenta de que no iba a tener nada que ver con lo que habíamos hecho los días previos, porque empiezas a bajar y bajar escaleras como si no se acabasen.
Hay un momento en que el camino se divide, hay uno largo y uno corto. Cogimos el largo a la ida para volver por el corto, ahí fue donde empezamos a subir y subir escaleras.... En total mi marido contó, solo de subida a la ida 2075 escaleras (más todas las que bajamos). El paisaje es muy chulo, todo el rato rodeado de montañas y desde el pico Ruivo también hay unas vistas excepcionales. La vuelta la hicimos, como ya he dicho, por el camino corto, casi no tiene escaleras, es todo más "camino" y más llano, mucho más fácil, pasando por varios túneles. Pero el último tramo vuelve a ser de subir y subir escaleras, claro, todas las que habíamos bajado al principio.

Repito, que a mí se me hizo duro. Para quien no quiera hacer esto pero no se quiera perder el pico Ruivo, desde Santana, tirando hacia Achada do Teixeira hay una ruta de poco más de 2 Km que estoy segura que es mucho más accesible, y se llega al mismo sitio.

Después de esto, necesitábamos un baño, hoy si, así que como el día anterior nos quedamos con las ganas, nos acercamos hasta Seixal para bañarnos en la playa. Había un oleaje tremendo, con una fuerza de las olas... pero nos relajó muchísimo.
Estuvimos tomando algo en el bar de la piscina natural (o complejo balnear, como lo llaman allí), un bar muy chulo, modernito con una terraza estupenda.

Hicimos tiempo, hasta que llegó una hora prudente para ir a Ponta Delgada, que el día que pasamos por allí vimos que estaban preparando para una fiesta el fin de semana y nos apetecía verlo. No nos esperábamos para nada lo que encontramos, tuvimos que aparcar el coche en la carretera a unos 2km del pueblo porque estaba a tope, no paraban de llegar autobuses llenos de gente... dimos una vuelta, había muchísimos puestos en la calle, bares caseros (hasta los garajes de las viviendas se convertían en bares), la mayoría de ellos ofrecían espetadas, que son una especie de pinchos morunos enormes pero de carne de vaca que son típicos de allí o pollos a la parrilla. Cuando nos marchamos, los coches estaban aparcando mucho más lejos de donde lo habíamos dejado nosotros, la fiesta seguro que duró hasta el día siguiente.

Según llegamos a Funchal, fuimos a cenar a Casa Italia, un italiano que hay en la zona hotelera, en la misma calle principal, muy recomendable. Platos de pasta enormes y unas pizzas muy buenas.
Nos fuimos pronto a la cama porque estábamos muy cansados.

Al día siguiente devolvimos el coche de alquiler, no tuvimos ningún problema y eso que lo entregamos con un rasguño que no tenía en la puerta del conductor y que no habíamos hecho nosotros... menos mal, porque no habíamos cogido el seguro con reducción de franquicia.
Dimos el último paseo por Funchal haciendo tiempo hasta las 14h que nos venían a buscar para llevarnos al aeropuerto y vuelta a casa.

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