Tres semanas en Chile ✏️ Blogs de Chile

Nos levantamos a las 6:30, el día amanece lluvioso y con mucho viento. Una vez preparados nos dirigimos al aeropuerto, en la agencia de alquiler me dicen que el depósito no está lleno (efectivamente en el último momento había bajado una raya), me dicen que me tiene que cobrar 38.000 pesos como suplemento, les digo que ni hablar, me voy a Puerto Montt y vuelvo a llenar el depósito hasta que no cabe una gota mas. Una vez solventado este problemilla nos encontramos con otro. La maquina de autocheking no funciona y el hombre que nos hace la confirmación de vuelo no puede enviar las maletas directamente a Calama, asi que tendremos que volver a facturar en Santiago.

El despegue del avión fue muy movidito, debido a las turbulencias y la lluvia, hasta tal punto que una vez tomamos altura y nos quitamos los cinturones la gente empezó a aplaudir a la tripulación.

Apovechamos el tiempo que nos queda en Santiago para comer y volver a facturar, el vuelo a Calama es muy tranquilo y dura unas 2 horas. En Calama cuyo aeropuerto es también muy pequeño nos recibe nuestra agencia (Atacama Conection) y nos meten en el Transfer hasta San Pedro. El viaje de 100 Km dura hora y media. El Paisaje es desolador, sin un árbol, el recorrido está repleto de cruces y flores, según arece por la gran cantidad de accidentes que se producen.

Una vez llegamos al Oasis de San Pedro, nos hospedamos en una de las cabañas del agradable Hotel Iorana Tolache. Descansamos por fín.

Nos levantamos pronto porque teníamos contratada una excursión por el pueblo de San Pedro a las 9 de la mañana. Para nuestra sorpresa vemos que sólo estamos nosotros dos y el guía, este nos explica la historia del pueblo y datos de interés, como que la iglesia está hecha con madera de cactus, desperfectos del último terremoto y que las casas tiene tejado de cáñamo, lo que indica la aridez del terreno (según creo el desierto de atacama es donde menos llueve en el mundo).

*** Imagen borrada de Tinypic ***

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También fuimos al museo Gustavo Le-Peige. Este fue un misionero que estuvo en el Congo Belga, ero debido a que usaba ritos salvajes para ganarse al pueblo fue repudiado por la Iglesia y esta le desterró al Desierto de Atacama. Posteriormente fue asignado como párroco de San Pedro y su interés por la arqueología le condujo a construir el museo.

El Tour duró dos horas y el resto de la mañana fue dedicado a ver la gran cantidad de tiendas de artesanía.

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Después fuimos a comer en uno de los muchos restaurantes del pueblo, en concreto en el Cuna Restaurant que tiene un patio muy agradable.

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Una vez comidos nos fuimos andando hasta el Hotel, que está en las afueras del pueblo en el Barrio de Quitor. El calor no es tan inaguantable como nos decía el guía y la altura de San Pedro unos 2500 m tampoco se hace notar.

Por la tarde hacemos la primera de las grandes excursiones, en concreto al Valle de la Luna. Esta vez la furgoneta va hasta arriba, primero vemos el Valle de la Muerte (el nombre viene de la confusión por parte de los lugareños de la palabra Muerte por Marte, debido a que fue dado por Le-Peige en francés para diferenciarlo del otro Valle, el de la Luna). Aquí, vemos gente haciendo Sand-Board en enormes Dunas de más de 200m, no nos cansamos de hacer fotos.

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Después fuimos al valle de la Luna, aquí vemos a las tres Marías, el Dinosaurio, la piedra del Coyote y barrancos que arece que estás rodeado de fantasmas. El paisaje es precioso.

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Para finalizar, vemos el Ocaso frente a la cordillera de la sal. La diferencia de temperatura entre el día y la noche se hace notar.

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En esta excursión conocimos una pareja de Chilenos muy simpáticos que nos acompañarían el resto de días en Atacama

La primera excursión del día comienza a las 8:00 de la mañana y consiste en ver el Pukara de Quitor. La fortaleza (en Quechua se dice pukara) está en la loma de una montaña y estaba compuesta de terrazas que se defendían con cantos del cauce seco de un río que tenían debajo y que lanzaban con ondas. El otro lado de la fortaleza daba a un acantilado.

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Después nos fuimos a la ladea de Tulor, esta se edificó en forma de colmena con aproximadamente 2000 cabañas, pero unos 50 años antes de la llegada de los españoles un terremoto hizo variar el cauce de un río y supuso su evacuación. Hoy en día, debido a que las construcciones eran de adobe, solo queda un 5% del total.

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Por la tarde nos dirigimos al salar de Atacama. Antes de llegar pasamos por el pueblo de Toconao donde vemos como aprovechan los escasos recursos que le ofrece estas tierras para cultivar y ara construir sus casa, también vimos las primeras llamas.

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Después fuimos a la laguna Chaxa, donde habitan muchisimos flamencos. Desde esta lanicie también se puede contemplar el volcan Licáncubur y un hermoso atardecer.

Hoy toca madrugón, nos levantamos a las 4:30 de la mañana porque la excursión es a los Geiser del Tatio (se encuentran casi en la frontera con Bolivia). Nos abrigamos con todo lo que tenemos y nos dirigimos de noche a la zona de los Geiser que se encuentra a unos 100 km de San Pedro. Para ello la furgoneta se mete por caminos que parece que pueden hacer estallar la furgoneta en mil pedazos en cualquier momento.
Cerramos los ojos y al amanecer llegamos a los Geiser. La temperatura es de -8ºC, desayunamos al aire libre para entrar en calor y vemos los Geiser (parece ser que a esta hora es cuando suben mas alto).

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Después nos fuimos a otra parte del parque y vimos una laguna que esta procede del agua que escupen los geiser. Aquí nos invitan a los que queramos a meternos en ella, la cual se encuentra a 35ºC. Yo me metí en ella y la sensación es muy agradable dentro, no tanto cuando hay que Salir!.

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De vuelta al Hotel pasamos por la diminuta aldea de Machuca, que rezumaba mucho ambiente andino. En este pueblo comimos brochetas de carne de Llama.

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También vimos muchas Vicuñas que son parecidas a las Llamas que estaban en libertad. El paisaje rebosa naturaleza pura. En todo momento nos indicaban que les dijéramos si notábamos mal de altura, pues nos encontrábamos a 4500m.

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Legamos al Hotel al mediodía y nos dirigimos a comer al pueblo con la pareja de amigos Chilenos que nos comentan la mejor forma de pillar en Santiago los autobuses para ir a Viña del Mar. Nos hacen un croquis del aeropuerto, de la estación de autobuses, de Valparaiso (Valpo) y de Viña. También nos damos los teléfonos.

Una vez nos recogemos del Hotel, comienza nuestra segunda aventura del día. Tomamos el Transfer a Calama y como habíamos checkeado el vuelo en el Hotel nos ahorramos mucho tiempo en el Aeropuerto.

Subimos los primeros al avión y nos encontramos con la sorpresa de que una pareja de franceses nos reclaman nuestros asientos. Comentamos a la azafata de Lan que los asientos los teníamos reservados nosotros y que además habíamos llegado antes asique a pesar de los desaires franceses nos quedamos con los asientos.

En el Aeropuerto de Santiago tomamos un autobús que nos llevó a la estación de autobuses “Pajaritos” y sin prácticamente nada que esperar tomamos el primer Bus a Viña. A pesar de la comodidad del autobús la hora y media de viaje ya nos empieza a pesar.

En Viña pillamos un taxi al Hotel, la primera sensación del Hotel Rondo no fue muy buena, ero con lo cansados que estábamos nos dio igual.

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Como en el Hotel los desayunos se sirven hasta las 11 de la mañana preferimos descansar y apurar la hora. El desayuno nos hace cambiar la opinión del Hotel. El ambiente es superfamiliar, en la guía nos indican que estos alojamientos son típicos en Viña, debido a que eran los Hoteles que abundaban a principios del siglo XX.

Tomamos un Bus a Valpo, el ambiente es de ciudad grande, pero todo parece un poco destartalado. Nos llama la atención la gran cantidad de cables que hay por las calles

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Vemos la sede del Mercurio, según parece el diario en castellano más antiguo que sigue activo, el reloj Turri, la sede de la armada, el edificio del parlamento de Chile y los funiculares.

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Anduvimos hasta el puerto, razón de ser de esta ciudad. Desde allí vimos los ascensores, que son primitivos elevadores que conducen a partes mas altas de la ciudad ahorrando mucho tiempo.

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Nosotros eligimos el ascensor de Bellavista. Una vez arriba destacan las casas de colores vistosos, debido a que tradicionalmente lo pintaban con lo que sobraban de pintar los barcos del puerto cercano. El ambiente es bohemio.

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Como Valpo y Viña están pegados tomamos otro autobús interurbano para volver a Viña. Los autobuses conducen estilo rallyes y la gente se sube y baja en marcha. En Viña vemos la Quinta Vergara con sus casas señoriales, las avenidas Artegui y Valparaiso y la Plaza Vergara que es donde comemos.

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Por la tarde cruzamos el Río Marga-Marga.

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Vemos el paseo marítimo donde nos encontramos unos gitanos que se ponen muy pesados para que nos leyeran las manos, menos mal que pasaron los gendarmes y se marcharon.

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El resto de la tarde lo pasamos en la playa, donde probamos que el agua está muy fría y allí estuvimos hasta que vimos el anochecer (hacía frío).

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En el Hotel pedimos el taxi para el día siguiente y nos encontramos con la sorpresa que al rato sube una de las sirvientas del Hotel con una botella de champagne y unos bombones. El detalle nos hace cambiar definitivamente la opinión.

Nos hubiera gustado estar algún día mas en la Ciudad Jardín, como también llaman a Viña pero los días de vacaciones se nos agotan.

Como todavía quedaban unas horas para que llegara el taxi y las maletas las teníamos hechas, nos dimos una vuelta para ver los Hoteles cercanos, que son del mismo tipo, son casas grandes de veraneo con su jardín, que se han habilitado muchas como hoteles.

También nos dio tiempo para acercarnos a la desembocadura del Río Marga-Marga para así despedirnos del Pacífico. Aquí se encuentra el Castillo Wulff y el Palacio Ducal

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El taxi nos llevó a la estación de autobuses y este a la estación de los Pajaritos. Ya en Santiago, tomamos otro taxi hasta el Hotel Santa Lucía, que se encuentra en la céntrica calle Huerfanos. Como ya me conocía un poco la ciudad, tuve que advertir al taxista que no nos hiciera un tour turístico, como él pretendía hacer.

Como era ya mediodía bajamos a comer, a comprar una de las tazas que mi mujer compra en todos los viajes y a llamar por Teléfono en una cabina a nuestros amigos Chilenos, pero no cogían el teléfono. Les mandamos también un mail indicándoles que íbamos a estar en la Plaza de Armas a las 8 de la tarde.

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Al final estuvimos hasta casi las 9. Como no aparecieron nos decidimos a despedirnos de la ciudad yendo al barrio de Lastarria, donde cenamos en una terraza con un ambiente fenomenal.

Al llegar al Hotel nos pasaron una nota anunciándonos que nos habían llamado los Chilenos y luego al cuarto de hora de estar en la cama nos llamó el Chileno (Phillipo), el cual se encontraba en otra ciudad (La Serena) y a continuación nos llamó la Chilena (Mónica). Nos despedimos por última vez y les agradecimos su ayuda.

Tomamos el taxi que pedimos el día anterior y nos dirigimos entre el gran atasco al aeropuerto. El taxista se lo tomaba con calma y a mí ya me ponía nervioso, porque estábamos tardando más de lo que pensaba.

En el aeropuerto compruebo que el vuelo va con retraso, asique en la zona internacional gastamos los últimos pesos, en concreto 4 botellas de Vino Chileno y media docena de aljafares. El avión se retrasaba cada vez más y al final fue hora y media.

Una vez en la escala de Sao Paulo, pasamos el control policial y me preguntan por las botellas. Yo en el aeropuerto de Santiago pregunté si tendría algún problema en Sao Paulo por el tema de las botellas y me dijeron que si me sellaban la bolsa y mostraba el ticket de compra no me dirían nada. Así lo hice y tras una consulta entre los policías no hubo problemas.

A pesar de que el retraso del vuelo había reducido bastante el tiempo de la escala, como generalmente no me gusta apurar mucho, todavía nos tocó eserar en la puerta de embarque.

El vuelo a Madrid se nos hizo muy pesado a pesar de la comodidad del avión y ya no sabíamos como ponernos en el asiento.
Fín.

👉 Ver Etapa: Poco a poco volvemos a casa (Viña del Mar) ⏫ Volver arriba Compartir: