Tras una minuciosa preparación, nos embarcamos en Iberia rumbo a la Tierra Prometida: Patagonia. El mes elegido fué Noviembre por dos razones: una la climatología favorable (principio de verano) y la otra evitar el agobio del turismo europeo de Navidad y el Argentino de las vacaciones de verano.
El viaje de ida se nos hizo un poco largo porque el billete “pillado” por Internet nos llevó de Santiago a Barcelona, de Barcelona a Madrid y de Madrid a Buenos Aires; eso sí, con la propina de una “escala técnica” en el archipiélago Canario. Menos mal que la dureza del mismo se suavizó un poco porque un amiguete de Iberia nos proveyó de asientos en la salida de emergencia….
A media mañana llegamos a Ezeiza, y allí nos esperaba un familiar para llevarnos al apartamento en que nos alojamos. Por supuesto con paradita para tomar una Quilmes fresquita. El recibimiento que nos hizo Buenos Aires con las avenidas llenas de jacarandas en flor era un buen augurio. Capeamos el temporal de visitas a y de la parentela, cena familiar multitudinaria en un “tenedor libre” y al día siguiente a las 13:00 (hora local) nos subimos a un autobús-cama rumbo a Bariloche, comodísimo por cierto. Toda la tarde transcurrió por la interminable llanura de la Pampa, con muchas haciendas y con multitud de pequeñas lagunas repletas de patos y cisnes.
El autobús paró para cenar en un restaurante de carretera y para desayunar en otro bar en Piedra del Águila (incluido todo en el precio). En esta localidad pudimos disfrutar de un maravilloso amanecer patagónico.
Amanecer en Piedra del Águila
Día 1 - Bariloche
A las 9:30 de la mañana nos esperaba en la estación de autobuses de Bariloche un Fiat Palio que alquilamos en la agencia IN-OUT. Como somos prevenidos, les habíamos encargado una rueda de repuesto supletoria porque pensábamos hacer muchos kilómetros por carreteras de “ripio”. Estuvo muy bien la precaución, pero por suerte no pinchamos ni una sola vez.
Primera parada en Bariloche, para un refrigerio, visitar la ciudad y probar sus famosos chocolates. Y a continuación iniciamos la excursión al Circuito Chico, una clásica excursión en esta zona. Subimos a Cerro Otto con el auto y a Cerro Campanario en telesilla. En ambos cerros hay unas vistas impresionantes del lago Nahuel Huapi y de la cordillera de los Andes con las cumbres nevadas. De camino parada obligada en la Cervecería Blest, una fábrica de cerveza tradicional, la cual identificareis por una camioneta de los años 30 que hay delante de la misma. Curioso lugar, y muy ricas cervezas.
Vistas desde Cerro Otto.
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Vistas desde Cerro Campanario.
Tras completar el recorrido por Llao Llao y Colonia Suiza (llamada a sí por haber sido fundada por colonos suizos) y que tiene unos parajes preciosos y artículos artesanales muy interesantes, entre los que destacan las esencias aromáticas, regresamos a Bariloche y luego fuimos a hacer noche en Villa la Angostura. Precioso pueblo, muy cuidado, lleno de flores y plantas, con la mayoría de las construcciones de madera muy bien hechas. Cenamos un estupendo cordero asado “al palo” en el Asador Loncomilla.
Día 2 – "7 lagos"
Mapa de la excursión "7 Lagos"
Por la mañana iniciamos el recorrido “7 Lagos” siguiendo la RN 231 hacia el norte y tomando a los 10 Km. por la RN 234 www.sanmartindelosandes.gov.ar/ ...sauto.html , aunque en realidad contamos hasta 10 Lagos distintos, ya que al ir por nuestra cuenta nos desviábamos a visitar cada uno de los que quedaban “a tiro”; por ejemplo la desviación al precioso Pichi Traful. El recorrido es una maravilla. Los lagos a cual más hermoso que el anterior: Lago Espejo, Lago Hermoso, Lácar, Meliquina, Traful...
Nos llamó la atención que a poco de iniciar esta ruta vimos un enorme árbol que había caído sobre la carretera. Pudimos ver cómo habían serrado el tronco a cada lado de la carretera y, una vez retirada la parte que impedía el tránsito, el resto quedaba en el lugar. Un guardabosques nos explicó que los árboles que van cayendo en los parques naturales no suelen retirarse, y los dejan para que vayan descomponiéndose lentamente.
Árbol caído
Poco antes de llegar a la desviación a Quila Quina nos detuvimos para observar el Arroyo Partido; un curioso arroyuelo que en su bajada de las cumbres de Chapelco se divide en dos, y uno de sus brazos va al Pacífico y el otro al ántico.
Unos Kms. Más adelante, tomamos la desviación por la RN 108 a Quila Quina. www.sanmartindelosandes.gov.ar/ ...quina.html
Hay aquí una colonia de indios Mapuche, a la cual se accede por una preciosa carretera que cruza un hermoso bosque de robles. A la entrada de la reserva Mapuche hay un puestecillo en el que cobran la entrada a la misma y los indios venden su artesanía, semillas de araucaria, etc., (todo a precios baratísimos).Tras un corto paseo se accede a una cascada con un río que baja precipitadamente desde la montaña y una fuente de agua natural con gas. En la llanura a orillas del lago Lacar (en terrenos expropiados a los indios) muchas villas residenciales y un bar restaurante en el que reponer fuerzas con hermosas vistas al lago.
A continuación nos dirigimos a San Martín de los Andes y tras un paseo por el pueblo descubrimos una pequeña heladería , en la que nos regalamos con unos deliciosos helados artesanales.
De regreso nos desviamos por la ruta RP 63 hacia Meliquina. A medio camino nos topamos con un huemul ramoneando cerca de la carretera el cual, asustado al vernos, nos sorprendió saltando a la carrera y montaña arriba una valla de 2 m de alto.
En Meliquina paramos a tomar un café en una confitería (así llaman en Argentina a las cafeterías). En las paredes había unas fotografías de Butch Cassidy y Sundance Kid, y al preguntarles nos dijeron que habían pasado por allí, de camino hacia Cholila. En otra etapa de nuestro viaje, cerca de la entrada al PN Los Alerces, pudimos ver esa cabaña en estado bastante ruinoso, y hace poco he sabido que la han adecentado y convertido en atracción turística. ¡Todo sea por el turismo!.
Tras Meliquina nos dirigimos al Paso Córdoba por una carretera a veces más de piedras y cantos rodados que de “ripio”. Maravillosas estas montañas, con unos paisajes preciosos y con piedras de formas caprichosas; las vistas desde el paso de montaña son espectaculares. www.interpatagonia.com/ ...rdoba_sma/ . Llegada a Confluencia, reportaje y refrigerio en la gasolinera. Aquí hay la opción, para los que han hecho la ruta desde Bariloche de tomar la estupenda carretera RN 237 hasta Bariloche o incluso a Villa la Angostura.
Nosotros optamos por “la dosis completa” y regresamos a Villa La Angostura por la RP 65 bordeando el precioso lago Traful, y el mirador que parece un púlpito sobre el lago y en el que el viento tiene tal fuerza que te impide caminar.
Estando en el mirador comenzó a llover torrencialmente y a pocos kms recogimos en autostop a un par de mochileras americana una e israelita la otra que llevaban tres semanas recorriendo la Patagonia Argentina. Las acercamos a Villa Traful en donde planeaban pasar la noche.
Después de un refrigerio en una casa de té en la encantadora Villa Traful, ya anocheciendo, regresamos a Villa La Angostura. Cena en el hotel y cervecitas en el pueblo.
Día 3 – Hacia el PN Los Alerces
Por la mañana decidimos subir a Cerro Bayo, una estación de esquí desde la que hay unas impresionantes vistas de toda la zona. En la subida hicimos una pequeñita caminata para ver la cascada del Río Bonito, que hace honor a su nombre www.villalaangostura.eu/ ...bonito.htm . Luego regresamos a la RN 231 y nos dirigimos a Bariloche para encaminarnos hacia el PN los Alerces.
Cascada del Río Bonito
Tomando dirección a nuestro próximo destino el PN Los Alerces cruzamos un poblado de casas muy pobres, “villa miseria” les llaman allí,que hay a la salida de la ciudad hacia el sur por la RN 40. Es impresionante el contraste con la riqueza de la etilista Bariloche.
Bordeando los lagos Gutiérrez y Mascardi nos dirigimos al cerro Tronador. Hay un glaciar negro, posiblemente por la cantidad de ceniza volcánica que arrastra, ya que el Tronador es un volcán extinto. Es necesario ajustarse a los horarios de acceso y bajada que se pueden ver en este enlace www.lookpatagonia.com/ ...o-tronador .
Entre el Tronador El Bolsón paramos a comer en un bar de carretera. La pinta no era muy buena, pero para llegar a comer a El Bolsón era un poco tarde, y además había un par de camiones aparcados.... Pues bien, nos prepararon un "bife mariposa" (un filete abierto al medio y asado a la parrilla) y una ensaladita, que estaban buenísimos.
La siguiente parada fue El Bolsón, una zona con un gran ambiente, producción agrícola y artesanal (famosa por sus cervezas, que están muy buenas por cierto) y una Feria Regional mundialmente famosa, en la que se pueden adquirir artículos regionales y artesanía de todo tipo. Esta feria se celebra los martes, jueves y sábados todo el año y también los domingos en la temporada de verano www.feriareg-elbolson.com.ar/ . El Bolsón, en los años 60, se convirtió en La Meca de los Hippies de todo el mundo, y todavía lo sigue siendo.
Luego de abandonar El Bolsón, nos encaminamos al P.N. Los Alerces. Es este parque un gran desconocido porque no suele estar incluido entre los destinos habituales para el turismo en general. Para acceder a él, hay que abandonar la RN 40 y seguir por la RP 71 de ripio. Cerca de Cholila, a la derecha de la misma ruta está la cabaña de los bandoleros Butch Cassidy y Sundance Kid, que estaba en ruinas, pero que en la actualidad la rehabilitaron para servir de atracción turística.
Cabaña de Butch Cassidy y Sundance Kid.
Muy poco después ingresamos al parque y, como era tarde y no había nadie en la garita, pasamos sin pagar. Tras bordear el lago Rivadavia, llegamos a nuestro alojamiento, en la Hostería Cume Hué cumehue.patagoniaexpress.com/ , cuya clientela mayoritaria son pescadores deportivos. La hostería es un poco decadente, aunque limpia, pero el entorno es sencillamente maravilloso. La vegetación es exuberante, con araucarias de varios tipos, arrayanes, cohíhues, lengas, calafates, etc. Todos ellos entremezclados ofrecen un maravilloso paseo a orillas del lago. Decir que ésta es una de las 5 hosterías que hay dentro del Parque Natural. Otra opción de alojamiento es Esquel, pero luego hay que desplazarse hasta aquí para la visita al Parque.
Hermosos arrayanes a orillas del Futalaufquen.
Día 4 – Visita al PN Los Alerces.
Por la mañana nos acercamos al Río Arrayanes, de un increíble color verde, por las algas que en él crecen. Cruzamos el río por una pasarela y hacemos un pequeño recorrido por un bosque de tipo selva valdiviana, mayoritariamente compuesto por cañas cohíhues.
El río Arrayanes.
Llegamos al embarcadero de Puerto Chucao y nos embarcamos en un barco que nos lleva por el lago Menéndez, contemplando las cumbres de los Andes, con algunos glaciares de montaña como el Torrecilla, para desembarcar en el Alerzal Milenario www.patagoniaexpress.com/ ...custre.htm . Aquí se hace una ruta circular a pié por unos bosques maravillosos, en los que podemos contemplar los alerces milenarios ("lahuan" en lengua indígena), entre ellos el conocido como El Abuelo, que tiene más de 2.600 años. En la actualidad estos árboles están protegidos en Argentina, no así en la vecina Chile, ya que su madera era prácticamente indestructible y se utilizaba para barcas y para cubrir los tejados de las construcciones. De hecho todavía se pueden ver en algunas casas antiguas, sobre todo en Chile. Un ejemplo de las tejuelas de madera de alerce puede verse en el techo del embarcadero de Bahía Onelli, en el Lago Argentino.
Un alerce milenario.
El Abuelo”. Un alerce de más de 2.600 años
Por la tarde, regresamos a Puerto Chucao y nos en caminamos a Esquel. Tras la visita a la ciudad, seguimos por la RN 40 hacia el sur y dormimos en Gobernador Costa. Como el tramo de carretera entre Esquel Gobernador Costa está lleno de baches, nos ocupó mucho tiempo y no encontramos alojamiento en ningún sitio decente. El único que tenía habitaciones era el Residencial Jair: ¡si queréis saber lo que es la Patagonia Profunda, alojaos allí!. Con deciros que dormimos vestidos y no nos atrevimos a ducharnos en aquel "cuarto de baño"...
A medio camino entre Gobernador Costa y Alto Río Senguer, paramos en una gasolinera que aparece en el mapa como La Laurita. Pues bien, La Laurita es el nombre de una estancia, y esta gasolinera es lo único que se encuentra uno en muchos kilómetros; ni una casa más. El encargado de la misma nos contaba que en invierno a veces quedan aislados por la nieve, y cuando le preuntamos cómo se aprovisionaban nos dijo "matamos un ternero...".En la gasolinera tenía varios troncos de árbol petrificado. Nos dijo que no los vendía, ya que está prohibido.
La Laurita.
Día 5 – Sarmiento y costa Este.
Por la mañana tomamos dirección a Sarmiento. Cerca del Lago Musters nos desviamos por la pista de ripio que nos llevará al Bosque Petrificado José Ormachea www.patagonia-argentina.com/ ...bosque.php . Impresionantes los troncos fósiles de madera que se pueden ver. Por supuesto está prohibido llevarse ni una astilla (aunque si queréis un recuerdo, en San Telmo podéis comprar trozos de madera fósil, y nada caros).
Seguimos hacia Comodoro Rivadavia, pero no entramos en la ciudad y visitamos Rada Tilly. Una villa de veraneo, en la que hay unas pastelerías fantásticas. La carretera sigue la línea de la costa hasta Caleta Olivia. Y aquí nos encontramos con unos “piqueteros” que tenían cortada la carretera como protesta contra los buques-factoría españoles, que les quitaban el trabajo en la ciudad al procesar el pescado a bordo. Cortaban la carretera 1 hora y abrían 10 minutos. Enorme cabreo del primero de la fila, un camionero que iba a Ushuaia y que tenía que llegar al ferry para cruzar el estrecho. Como faltaba bastante para la siguiente apertura, “colegueamos” un poco con los piqueteros y conseguimos que abrieran media hora antes de lo previsto, cosa que agradeció profundamente el camionero y los que pudieron pasar detrás de nosotros.
Nos llamó la atención un montón de botellas de agua apiladas junto a la carretera, similares a otros que ya habíamos visto, y nos explicaron que era ofrendas populares a la "Difunta Correa". Aquí el enlace con la leyenda. www.eldivisadero.cl/ ...p;id=21429 . Hay que decir que la leyenda varía de unas regiones a otras, pero ahí queda.
Las ofrendas a la Difunta Correa.
Nuestro destino era Puerto de San Julián y allí vamos tan felices. Cuando llegamos a Fitz Roy paramos en la gasolinera que estaba marcada en el mapa: ¡fuera de servicio!. Había otra más adelante, por lo que decidimos seguir y, como íbamos muy justos de combustible, a poca velocidad. Por fin encontramos la gasolinera y el surtidor de gasóleo estaba estropeado. Como era evidente que no íbamos a llegar a Puerto San Julián le preguntamos al empleado a dónde podíamos llegar con la poca gasolina que nos quedaba y nos dijo que no llegaríamos a la siguiente gasolinera. Menos mal que el buen hombre se apiadó de nosotros: desmontó la carcasa del surtidor y aguantando con un palito en un contacto del surtidor, nos llenó de gasolina. Le dimos las gracias, y una buena propina y seguimos a nuestro destino.
Día 6 – Rumbo a El Calafate.
Por la mañana entramos a la oficina de turismo del Puerto de San Julián preguntamos qué había que hacer para visitar el Gran Bajo de San Julián, que con sus 105 m. más bajo que el nivel del mar es la depresión más profunda de América www.sanjulian.gov.ar/ ....php?id=64 . En esta zona hay fósiles de dinosaurios, e incluso minas de oro que explota una compañía yanqui. Nos dijeron que toda la zona era una Estancia privada y que la dueña, de origen español, no solía permitir el acceso. Ni cortos ni perezosos, nos encaminamos hacia allí por una carretera de ripio. Pasamos el mirador y seguimos bajando. De pronto nos encontramos con que la carretera estaba cortada en una estación reguladora de un gasoducto. Llamamos al timbre de la valla y apareció un técnico que nos dijo lo mismo. Que sin permiso de la dueña no podía abrirnos la valla. Le dijimos que la llamara, diciéndole que éramos de España y que queríamos ir al punto más bajo. Sorprendentemente la señora nos autorizó y pudimos llegar a la laguna del carbón, su punto más bajo, por un camino de tierra que acabó convirtiéndose en una “huella”, que es como llaman por allí a las marcas que dejan los vehículos al circular por terreno libre.
Off-road por el Bran Bajo de San Julián.
Guanacos en el Gran Bajo de San Julián.
Satisfechos por la experiencia, nuestro siguiente objetivo era el Puerto de Santa Cruz, y tras una breve visita a la ciudad, tomamos la carretera al puerto comercial en Punta Quilla. Una vez allí, dejamos el coche al final de la carretera y comenzamos nuestra caminata de 1 km por la playa, plagada de fósiles que se desprenden de los acantilados terciarios que allí hay, hasta la pingüinera de Punta Entrada www.puertosantacruz.gov.ar/ ...n2=lugares . El acceso a pié es libre y llegamos hasta los Pingüinos de Magallanes, que por aquella época estaban criando, por lo que solamente hicimos unas fotos y tratamos de no molestarles demasiado. En los nidos, entre los matojos de la zona, había ya muchos polluelos. Decir que la playa es de arena finísima, y que cuando sopla el 2habitual" viento patagónico es un poco incómodo, por lo que se recomienda una "braga" para cubrirse boca-nariz y unas gafas.
Pingüino en su nido.
Pingüinos en la orilla.
Una vez cumplido nuestro periplo por la costa Este nuestro siguiente objetivo era El Calafate. En lugar de ir hasta Río Gallegos y subir desde allí, , en Comandante Piedra Buena tomamos la RP 9, hacia El Calafate. Es una ancha carretera de ripio que discurre paralela al río Santa Cruz. Es una ruta preciosa con vistas impresionantes del valle.
Esto es el famoso “ripio”.
El valle del Río Santa Cruz.
Al inicio de la carretera apostamos la cena a los coches con los que nos cruzáramos, a pares o impares. No fué muy dificil llevar la cuenta: ¡En 230 Kms. y más de 4 h. nos cruzamos con 3 coches, y dos eran de mantenimiento de carreteras!. En un momento del viaje cruzó por delante de nuestro auto un zorrillo con una cría en la boca. Nos paramos para hacerle una fotografía y el cabroncete nos lanzó un chorro de su almizcle apestoso. Afortunadamente no nos alcanzó…
Mamá zorrillo cabreada levantando la cola…
Llegamos a El Calafate muy tarde y nos regalamos con unos estupendos bifes regados con un sirah Mendocino en el Asador Mi Viejo.