Este día no lo empezamos con muy bien pie. Mi hija quería enviarle un correo electrónico a sus amigas y mi mujer aprovechó para lo mismo. Desde el ipod es un poco rollo, así que fuimos a un ordenador que había en la recepción del hotel que está a disposición de los clientes.
El caso es que al cabo del rato de estar escribiendo, el ordenador se apagó de repente, no había manera de hacerlo funcionar. Comenté lo que había pasado en recepción, y el recepcionista me dijo con muy mala educación que el tiempo máximo de uso se había terminado y que había gente esperando. Le dije que mi intención era únicamente informar de lo que había sucedido, ya que en ningún sitio había un cartel con esa norma y tampoco salió ningún aviso en la pantalla del ordenador.... si alguna vez vuelvo a New York, no elegiré este hotel. No me molestó la norma(perfectamente entendible), me molestó el trato del recepcionista y la forma de 'limitar' el tiempo de uso.
Después de nuestra visita diaria a nuestra panadería favorita, subimos al metro en dirección al Rockefeller Center, en W 50th st, entre la 5ª y la 6ª avenida. Como al Empire State Buiding habíamos subido de noche, la subida al Top of the Rock la hicimos de día, y creo que acertamos, porque las vistas eran algo mejores (principalmente por tener la visión de Central Park) y tuvimos mucha suerte con la meteorología
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De nuevo gracias al Citypass nos ahorramos la cola (que tampoco era muy grande ya que era bastante temprano), pero aún así tuvimos que esperar un poco (unos 15 minutos), ya que los ordenadores no funcionaban y no podían sacar los tickets. Cuando recuperaron el sistema, nos dieron los tickets, nos pidieron disculpas y nos regalaron un mapa de 360º para cada uno por las molestias de la espera... esto se llama cuidar al cliente
A pesar de ser menos alto que el Empire State Building, la subida en ascensor es mucho más chula.... sabía que algo iba a pasar, pero en ese momento agradecí que en ninguno de los diarios que había leido hubieran explicado la sorpresa del ascensor, por lo que yo tampoco voy a desvelarla.
Una vez arriba, las vistas son impresionantes. Creo que la subida al ESB y el TOR deben hacerse de día, ya que de noche se ven muchas luces pero no se aprecia la inmensidad de la ciudad
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¡¡¡ Tengo el Imperio en mis manos !!!
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Arriba también hay una habitación llena de leds formando una especie de cuadrícula en paredes y techo. Cuando te metes en esa habitación, hay unos sensores que detectan dónde estás exactamente y, tras asignarte un color, marca tu posición encendiendo los leds del color que te ha asignado. Cuando te mueves, los leds se van encendiendo y apagando en función de tu movimiento.... es bastante chulo y da para estar un rato haciendo el tonto
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Cuando bajamos del TOR estuvimos dando una vuelta por los alrededores del edificio. Nos hicimos unas fotos en la estatua de Prometeo, aunque esta zona debe ser bonita de verdad con la pista de patinaje en invierno. En el lugar donde ponen la pista sólo habían sillas y mesas de los bares y restaurantes de alrededor.
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Justo enfrente de la estatua hay una tienda de Lego, y ese día estaban haciendo un evento en los exteriores de la tienda. Estaban construyendo una mega-manzana con piezas rojas y verdes de Lego. Cuando llegamos nosotros ya iban por la mitad...
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También estuvimos en la escultura del Atlas, que está en la parte del Rockefeller Center que da a la 5ª Avenida.
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De allí nos fuimos al Museo de Arte Moderno (MoMA), en el número 11 de la West 53rd St. También teníamos la entrada con el Citypass, aunque la verdad es que aquí no habían muchas colas. Nos dieron nuestros tickets y vi que habían audio guías gratuitas. Tan sólo había que dejar en depósito algún documento acreditativo con fotografía. Yo dejé el carné de conducir.
Respecto al museo.... pues eso, es arte moderno. El arte te puede gustar o no, pero desde luego no lo puedes apreciar en tan poco tiempo que estuvimos allí, y menos si no eres un entendido.
Ya fuera del museo el estómago empezaba a protestar. Teníamos previsto ir a comer al Five Guys Burger, en el 43 de la West 55th st., pero el sitio no nos gustó mucho desde el exterior, además de que no nos apetecía comer hamburguesa de nuevo, así que nos fuimos a un japonés que había justo al lado llamado Menchanko Tei 55, en el 45 de la misma West 55th st. La especialidad eran los tallarines, y la verdad es que acertamos. Además, la cocina estaba completamente a la vista de los comensales y he de decir que estaba muy limpia.
Nos pedimos dos platos de tallarines llamados Chanpon y Yakisoba. Uno de ellos eran tallarines secos y los otros en sopa, y la verdad es que estaban buenísimos. También pedimos unas bolas de arroz rellenas (creo recordar que de salmón y de atún) que no eran gran cosa, una cerveza y tap water.... total $33,08 propina incluida.
De allí salimos a la 5th Ave., en dirección uptown. Estuvimos haciendonos las fotos de los pobres.... en la puerta de Tiffany&Co, Prada, Cartier..... pero no compramos nada (creo que el límite de la VISA nos lo habría impedido
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Llegamos a la esquina sudeste de Central Park, y entramos en la tienda de Apple. Estuve jugueteando un poco con el iPhone 4G, pero había tantísima gente dentro que era un poco agobiante. Eso sí, la entrada a la tienda es espectacular.
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Justo enfrente de la tienda Apple está la juguetería F.A.O. Schwarz. Aunque tiene cosas muy chulas como el piano de Big y la parte de fabricarte tu propio teleñeco, me esperaba algo más.... además me dio vergüenza descalzarme y tocar el piano, porque no había ningún adulto haciéndolo
Ya se estaba haciendo tarde, así que decidimos ir dando un paseo en dirección downtown hasta la 34th, porque queríamos hacer unas compras en Macy's, pero el paseo se nos hizo larguísimo y no pudimos volver al hotel para cambiarnos e ir a ver el musical, aunque quedaba una hora (los inconvenientes de no tener el hotel en Manhattan), así que esperamos sentados enfrente del teatro hasta que se hiciera la hora de entrar.
Lo peor es que casi todo el mundo iba muy arreglado y nosotros íbamos con la ropa de turista de todo el día, las mochilas y las bolsas de las compras
En cuanto al musical en si, una pasada. Vimos Mamma Mía, en el Winter Garden Theatre (1634 Broadway) y elegimos éste porque al conocer el argumento, el tema del idioma no sería un gran impedimento. Siempre se pierde algo, pero el hilo se puede seguir sin problemas.
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Si algo bueno tiene este musical es que sales con una felicidad inmensa, no sé porqué (me pasó igual cuando vi la película en el cine). Lo primero que hizo mi hija nada más llegar a casa fue ver la peli
Y para cenar, uno de mis sitios más esperados: el Hard Rock Café. Nunca había estado en ninguno, y qué mejor ciudad para estrenarse que NY.
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El sitio es muy chulo, sobre todo si te gusta la música. Tienen un montón de guitarras, trajes, discos, etc. de grupos y cantantes muy conocidos. Además, se supone que son originales, por lo que en cada Hard Rock Café hay cosas distintas. La pared de entrada al restaurante está llena de medias guitarras pegadas en ella...
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En cuanto a la comida, no estuvo mal del todo, pero no es acorde al precio que se paga. Evidentemente, una parte importante de este precio es el lugar en sí. Nos pedimos una hamburguesa, un sandwich y un plato de carne. Para beber una cerveza, una coca-cola y un batido. Todo por $71,13, propina aparte. Al menos, con el batido ($8.99) te regalan el vaso. En la tienda compré la primera de (espero) muchas camisetas del Hard Rock Café ($22)
Cuando acabamos de cenar ya era la 1 de la mañana, pero aún nos quedaba mucha noche por delante.... fuimos al metro, pero no pasaba ninguno del que teníamos que coger nosotros (linea R). Eso si, vimos ratas como conejos de grandes que jugueteaban entre los railes... ¡qué asco! Tras casi media hora de espera, fuí a preguntar y me dijeron que ese metro no pasaba tan tarde y me dieron una ruta alternativa. Cogimos otra linea para hacer un enlace en otra estación, pero justo esa noche habían cancelado las paradas de esa linea en esa estación por trabajos de mantenimiento.... el caso es que llegábamos al hotel a las tres y media de la madrugada completamente reventados, pero con una anécdota más para contar