1 de Diciembre de 2006. Comienza mi viaje a Jordania. Este año he tirado la casa por la ventana. Después de irme casi 3 semanitas por las Repúblicas Bálticas y Rusia y otra semanita a Túnez porque me aburría mientras esperaba el comienzo del otro viaje , vi hace un mes un viaje organizado por Jordania para hacer senderismo y claro, no me pude resistir. Me apunté. Sin embargo, todo no puede ser perfecto, y hace 2 semanas, haciendo una excursión de senderismo, me lesioné, así que en estos momentos tengo una tendinitis en la pierna derecha, por lo que apenas puedo andar. Como fui tan precavido de no hacer seguro adicional, si anulaba el viaje palmaba 700 E, así que no me ha quedado otro remedio que seguir hacia delante. Eso sí, al médico le he vendido la idea de que tendría vehículos de apoyo y de que no caminaría mucho ni subiría cuestas. ¡Todo por conseguir la autorización y yo quedarme tan tranquilo!
Justo esta mañana me han quitado el vendaje de la pierna, así que cuando llego al aeropuerto de Barajas a las 2 del mediodía, voy tan sólo andando con ayuda de mis bastones de senderismo (si es que a esto se le puede llamar andar). ¡Qué pintas!. El vuelo no es directo, sino que hacemos escala en Frankfurt. Como no sale hasta las 16:45, tenemos tiempo de sobra después de facturar, así que ya me ocupo de informar a todos mis compañeros de viaje de mis desventuras con mi maltrecha pierna.
La compañía con la que volamos es Lufthansa. El vuelo no tiene ningún tipo de incidencia, aparte de mis habituales nervios con el taponamiento de oídos. Bueno, esto y que el compañero de asiento (que también parece que es de viaje) no ha hecho más que quejarse desde que se sentó en el avión.
Llegamos sobre la hora prevista a Frankfurt, 19:45 más o menos. Ahora sólo nos queda esperar otras 3 horas para que salga el avión con destino a Ammán, la capital jordana. Como la terminal no es muy grande, nos damos un paseo de un extremo a otro unas cuantas veces. Yo más bien, me arrastro con mis bastones de senderismo y me tengo que sentar cada dos por tres, porque me molesta la pierna. Por fin llega la hora de embarcar. A mí me toca sentarme al lado de un señor jordano (o árabe en general, no lo sé) que no desprende un aroma demasiado suave. Está un pelín sudado . El vuelo tiene una duración estimada de algo más de unas 4 horas. No sé si lo voy a aguantar, porque es mi vuelo más largo hasta el momento. Además, tampoco tiene muchas opciones de entretenimiento, aparte de echarse una siesta. Nos ponen un sucedáneo de comida árabe para cenar. ¡Me abstengo de comentarios!. Tras la cena, no tardan demasiado en apagar las luces del avión (no atenuarlas, no, dejarnos a oscuras totalmente), supongo que para que la gente se duerma, pero claro, no saben que yo soy incapaz de dormir en un avión aunque esté cansado o apaguen las luces, así que permanezco sentado durante más de 1 hora totalmente a oscuras, con los ojos abiertos como platos y sin saber qué hacer. Por fin se encienden las luces y parece que no debe quedar mucho para llegar. Y lo sé porque mis oídos se han empezado a taponar, por lo que debemos estar ya descendiendo. A todo esto voy vestido con 2 mangas largas, chaqueta de pana forrada y la bufanda al cuello, como si fuera a pasar frío. Claro, yo que noto que me quedo sordo por momentos y con toda la vestimenta que llevo encima (en 4 horas no se me ha ocurrido quitarme nada), empiezo a sudar y a sudar, y a ponerme cada vez más nervioso, como si esta fuera mi última noche en este mundo, con cara de angustiado . Estoy que no veo el momento de que aterrice este avión. Por fin, sobre las 4 de la mañana (hora local de Jordania, 1 más que en España) llegamos y estamos resolviendo ya los trámites de inmigración en el aeropuerto.
Por fin, cuando está todo listo, partimos hacia el hotel Crowne, en Ammán, al que llegamos pasadas las 4:30. Aquí no te llevas las maletas, sino que el botones va metiendo las maletas en el hotel, y luego tienes que esperar a que te las suba a tu habitación. Muchas prisas no se dan precisamente y al final terminamos acostándonos la mayoría a las 5 de la madrugada, ya del día 2. Pero no vamos a dormir mucho, no, porque la mayoría de las 20 personas que estamos (con excepción de 1 ó 2) hemos decidido ir de excursión a la ciudad romana de Jerash, y nos tenemos que levantar a las 7:30, así que 2 horitas de sueño y va que chuta.
Justo esta mañana me han quitado el vendaje de la pierna, así que cuando llego al aeropuerto de Barajas a las 2 del mediodía, voy tan sólo andando con ayuda de mis bastones de senderismo (si es que a esto se le puede llamar andar). ¡Qué pintas!. El vuelo no es directo, sino que hacemos escala en Frankfurt. Como no sale hasta las 16:45, tenemos tiempo de sobra después de facturar, así que ya me ocupo de informar a todos mis compañeros de viaje de mis desventuras con mi maltrecha pierna.
La compañía con la que volamos es Lufthansa. El vuelo no tiene ningún tipo de incidencia, aparte de mis habituales nervios con el taponamiento de oídos. Bueno, esto y que el compañero de asiento (que también parece que es de viaje) no ha hecho más que quejarse desde que se sentó en el avión.
Llegamos sobre la hora prevista a Frankfurt, 19:45 más o menos. Ahora sólo nos queda esperar otras 3 horas para que salga el avión con destino a Ammán, la capital jordana. Como la terminal no es muy grande, nos damos un paseo de un extremo a otro unas cuantas veces. Yo más bien, me arrastro con mis bastones de senderismo y me tengo que sentar cada dos por tres, porque me molesta la pierna. Por fin llega la hora de embarcar. A mí me toca sentarme al lado de un señor jordano (o árabe en general, no lo sé) que no desprende un aroma demasiado suave. Está un pelín sudado . El vuelo tiene una duración estimada de algo más de unas 4 horas. No sé si lo voy a aguantar, porque es mi vuelo más largo hasta el momento. Además, tampoco tiene muchas opciones de entretenimiento, aparte de echarse una siesta. Nos ponen un sucedáneo de comida árabe para cenar. ¡Me abstengo de comentarios!. Tras la cena, no tardan demasiado en apagar las luces del avión (no atenuarlas, no, dejarnos a oscuras totalmente), supongo que para que la gente se duerma, pero claro, no saben que yo soy incapaz de dormir en un avión aunque esté cansado o apaguen las luces, así que permanezco sentado durante más de 1 hora totalmente a oscuras, con los ojos abiertos como platos y sin saber qué hacer. Por fin se encienden las luces y parece que no debe quedar mucho para llegar. Y lo sé porque mis oídos se han empezado a taponar, por lo que debemos estar ya descendiendo. A todo esto voy vestido con 2 mangas largas, chaqueta de pana forrada y la bufanda al cuello, como si fuera a pasar frío. Claro, yo que noto que me quedo sordo por momentos y con toda la vestimenta que llevo encima (en 4 horas no se me ha ocurrido quitarme nada), empiezo a sudar y a sudar, y a ponerme cada vez más nervioso, como si esta fuera mi última noche en este mundo, con cara de angustiado . Estoy que no veo el momento de que aterrice este avión. Por fin, sobre las 4 de la mañana (hora local de Jordania, 1 más que en España) llegamos y estamos resolviendo ya los trámites de inmigración en el aeropuerto.
Por fin, cuando está todo listo, partimos hacia el hotel Crowne, en Ammán, al que llegamos pasadas las 4:30. Aquí no te llevas las maletas, sino que el botones va metiendo las maletas en el hotel, y luego tienes que esperar a que te las suba a tu habitación. Muchas prisas no se dan precisamente y al final terminamos acostándonos la mayoría a las 5 de la madrugada, ya del día 2. Pero no vamos a dormir mucho, no, porque la mayoría de las 20 personas que estamos (con excepción de 1 ó 2) hemos decidido ir de excursión a la ciudad romana de Jerash, y nos tenemos que levantar a las 7:30, así que 2 horitas de sueño y va que chuta.