Día 5 ✏️ Diarios de Viajes de India

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AL levantarnos pudimos ver un poco más el hotel “Sagar” era una especia de Hacienda con una terraza central bastante bonita, la verdad es que el hotel estaba muy bien, lástima que no lo pudimos disfrutar. A las 10 ya estábamos desayunados y con las mochilas colgadas. Nuestra primera parada fue Deshnok a 40 Km de Bikaner.

Deshnok es el templo de las ratas, fotografiado miles de veces, es un templo en el que adoran a las ratas debido a la creencia de que cuando un niño moría se reencarnaba en una de esos bichos asquerosos y cuando digo ratas me no me refiero a los ratones que podemos ver merodeando por nuestra casa, sino que son ratas con un enorme rabo, negras y bastante asquerosas, para que nos vamos a engañar.

Para rematar te tienes que quitar los zapatos antes de entrar en el templo. Allí dentro la olor es nbastante fuerte y la suciedad está por todos sitios, hay ratas por todos los rincones y se te van cruzando por delante sin ningún miedo, es un lugar bastante curioso de ver si tu estómago te aguanta, sobre todo un enorme cuenco lleno de leche en el centro del templo que sirve de alimento a todas las ratas, incluso han colocado una reja en lo alto del templo para proteger a las ratas de las palomas, sus únicas depredadoras.

Con un calor asfixiante y tras treinta minutos de visita nos dirigimos a Junghart Fort, el Templo de Bikaner. El chofer nos dice que es mejor hacer las visitas en ese orden y no al revés, aunque tengamos que volver a Bikaner, así que lo hacemos de este modo y así llegamos al fuerte de Bikaner, la entrada cuesta 150 + 30 rupias por la cámara de fotos + 50 rupias si quieres entrar en el museo, nosotros lo hicimos y no vale para nada la pena.

La entrada te incluye un guía local, propina aparte, el nuestro fue bastante simpático y para nada se hizo pesado. El fuerte era la residencia del Maharajá y con las historias en Inglés que te contaba el guía y la información que nos daba nuestra guía te hacías una idea de cómo vivían los Maharajás en esos tiempos. La visita duró una hora, fue amena y bastante interesante, totalmente recomendable.

Hoy tosavía no hemos podido comprar agua al estar todas las botellas caducadas, tanto en Deshnok como en el templo de Bikaner, pero como ya no podemos más, a la salida del Templo compramos agua caducada de un mes. No pasara nada…. ¿o sí?

Sobre las 14.00 partimos hacia Jaisalmer, nuestra próxima parada para pernoctar. Bikaner dicen que es una ciudad caótica en cuanto a tráfico se refiere y nos damos cuenta de ello al intentar salir de esa ciudad, el tráfico es brutal y 45 minutos después conseguimos salir de ese infierno de cláxones.

La carretera se va haciendo cada vez más desértica, los poblados cada vez están más espaciados y son más pobres y es que recordemos que vamos dirección al desierto del Thar y al tener menos recursos la pobreza va apareciendo con cada kilómetro que recorremos. La carretera es buena pero solemos ir a un máximo de 80 Km/h debido a las vacas, a los pastores con el rebaño de ovejas, motos, camiones que ocupan nuestro carril, etc. La carretera en si es monótona pero cuando pasa por los poblados es bastante curioso de verlos, la verdad es que te hace reflexionar, ellos viven con tan poco y no se les borra la sonrisa de la cara, en cambio nosotros….

Sobre las 16.30 paramos en un bar de carretera a comer, por allí ha llovido mucho, incluso hay zonas bastante anegadas, claro que nosotros no sabíamos que a 600 kilómetros al Norte estaban sufriendo una de las peores inundaciones de su historia.

Comemos un plato de pasta bastante buena, somos los únicos en el restaurante aunque poco después llega un minibús de italianos que ya habíamos coincidido en el Templo de Bikaner, el baño del restaurtante es increíble, nunca había visto un baño tan sucio. En cuestión de treinta minutos ya hemos comido y continuamos nuestro camino, un elemento que solemos llevar en cada viaje son unos altavoces pequeños, de esos que van sin pilas y que se pueden conectar a nuestro MP3 y que gracias a ello, el viaje se hace un poco más ameno escuchando música, porque la verdad, la música Hindú un rato está bien, pero cuando llevas 6 horas escuchándola te entran ganas de tirarte por la ventana.

Po fin, a las 20.30 llegamos al hotel de Jaisalmer, Hotel Shanti Residency. El hotel es nuevo, de hecho creemos que todavía no está acabado. Es muy bonito y acogedor, cenamos de unos sándwiches, la leche no porque tenía una olor bastante mala y a dormir, por cierto, empiezo a tener retortijones en la barriga.

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