Shanghai, el motor de la nueva China ✏️ Diarios de Viajes de China

Suena el despertador del móvil, ¿ya? ¿Pero que hora es? ¿Dónde estamos hoy? ¡Ah si! Shanghai.

La habitación tiene un ventanal enorme con unas vistas preciosas del Skiline de Shanghai, como llegamos tarde, no pudimos verlo (apagan los rascacielos a las 23h.) anoche, y vaya sorpresa nos hemos llevado al levantarnos.

No tenemos el desayuno contratado y nos apetece un café, así que nos ponemos a andar y llegamos en dos minutos a calle Nanjing, una de las calles comerciales más famosas de Asia, y de las pocas calles peatonales de China.

Buscamos cafeterías y por fin, encontramos un Starbuks, refugio de turistas en cualquier parte del mundo. Como siempre, lo molón y acogedor del garito compensa lo malos y carísimos que son sus cafés.

Desayunamos con calma y salimos al tráfico a por un taxi. Conseguimos que un amable taxista nos admita en su coche para llevarnos al Jardín Yuyuan. Toda la zona de Yuyuan es muy chula, son casas de estilo tradicional, de tres o cuatro alturas, plagadas de tiendas de recuerdos y restaurantes.

Las miramos de reojo, pero sin detenernos demasiado, hay mucha gente paseando por las callejuelas, por suerte, una vez dentro del jardín (entrada 40 RMB) no se ve tanto mogollón.

Los jardines son muy bonitos, sobretodo los tejados de todos los edificios, hay algunos que son autenticas obras de arte, con un montón de figuras simulando batallas…

También es muy curioso el muro del dragón, y los pequeños estanques plagados de enormes carpas de colores.

Es un sitio muy bonito, y pese al bullicio, es posible encontrar algún rincón muy relajante.

Tomamos otro taxi, esta vez en dirección a la Plaza de Renmin, o Plaza del Pueblo (¡vaya pueblo!). Shanghai me esta gustando, esa panorámica de rascacielos desde cualquier lugar es muy diferente a todo lo que hemos visto hasta ahora en China. Esta plaza no es una excepción. Vemos anuncios del bus turístico y decidimos pillarlo para orientarnos mejor sobre lo que podemos hacer el resto de días.

Nuestro instinto no vale un pimiento, el bus resulta ser un fiasco, las explicaciones son inexistentes, las paradas largísimas, y el recorrido en sí, ni fu ni fa. Recomiendo totalmente invertir 30 RMB en acciones de Rumasa antes que en el bus turístico de Shanghai. Por suerte algunos lo aprovecharon echando una cabezada…

Paramos de nuevo en la plaza del pueblo y comimos allí mismo, en un restaurante con buenas vistas de la plaza.

Terminamos un poco tarde, a las 16h, así que decidimos aprovechar la tarde comprando, nos cogimos la línea 2 de metro hasta la parada del Museo de Ciencias, que es donde esta situado el mercado de imitaciones de Shanghai.
Después de ver el Mercado de la Seda en Beijing, este es bastante decepcionante, es muy desordenado y tienen menos variedad de artículos.

Aún así pensábamos comprar algún recuerdo que otro así que empezamos a recorrerlo. Compramos algunas cosas tras muchos regateos (es agotador, de veras) y cuando nos dimos cuenta, empezaban a cerrar las tiendas, a las 20h.

¡Oh no! No pensábamos que cerrarían tan pronto, y todos tenemos que comprar alguna cosilla más…nos va a tocar volver mañana.

Salimos del mercado y tomamos de nuevo el metro (4 RMB cada uno) hacia Nanjing, durante el camino íbamos comentando que tal vez debíamos parar en Pudong para subir a uno de los rascacielos, una chica china nos interrumpió, y nos indico en perfecto español donde debíamos bajar para eso…

Le hicimos caso, y salimos del subsuelo rodeados de torres infinitas. ¿Dónde subimos? Pues donde va a ser… a la más alta, y esa es la World Financial Tower, con 493 metros de altura.

Fuimos paseando hasta ella, en un entorno fascinante, las avenidas son muy anchas, y pese a estar rodeado de moles, no te sientes encerrado.

Pagamos 150 RMB por subir a la planta 100 (la mas alta) de la WFC. Al entrar en seguida te das cuenta de lo mucho que se mola esta gente, todos van uniformados como si fueran la tripulación de Star Treck, y los decorados, más de lo mismo.

Pasamos por una sala con la maqueta de Shanghai y vimos un video sobre la ciudad, para después pasar al ascensor que subía tres pisos por segundo. ¡Qué barbaridad! Te duelen los oídos mientras subes…

El ascensor te lleva hasta la planta 97, y desde allí, subes con una escalera mecánica hasta la 100.

La vista desde arriba, preciosa, esta totalmente acristalado, incluso parte del suelo, y se puede ver todo Shanghai. Es increíble ver todos esos rascacielos desde arriba. Nos pasamos un buen rato dando vueltas para no perdernos ni un rincón de Shanghai.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

A la bajada, y teniendo en cuenta la hora, decidimos cenar en el centro comercial que hay bajo la torre. Casi todos los restaurantes estaban cerrando, entramos en uno canadiense Julie´s food, de comida occidental y bastante caro. Cenamos unas hamburguesas de buen tamaño y unos sándwiches por 250 RMB.

A la salida cogimos un taxi hacia el hotel, hoy estamos verdaderamente agotados, pero China no podrá con nosotros.

Lucia y Ángel han madrugado y se han ofrecido a comprar desayuno, como íbamos a negarnos…

Han traído las ya clásicas latas de nescafe y un montón de bollos diferentes, la verdad es que todos están muy buenos.

Hemos decidido volver al mercado por la mañana y liquidar el tema compras cuanto antes, así que la mañana se nos va en eso. Incluso comemos en un restaurante en el mismo mercado, es increíble la de tiempo que se pierde con los regateos…

Susana y yo nos vamos a las 15h para el hotel, con las compras hechas y muy cansados. Hemos reservado entradas para un espectáculo de acrobacias esta noche así que tenemos tiempo para descansar un rato.

A las 18:30 bajamos al hall para reunirnos con nuestros amigos y tomamos un taxi hasta el teatro, que esta en la zona de Xintiandi. Vamos a ver al Nuevo Circo de Shanghai, un espectáculo de 1h30´ y la entrada nos ha costado 150 RMB a cada uno.

El espectáculo es simplemente genial, te quedas con la boca abierta de principio a fin, no puedes parar de aplaudir, es increíble todo lo que hacen, y algunas cosas súper arriesgadas. Definitivamente nos ha encantado el espectáculo. Lo recomiendo, que nadie se vaya de Shanghai sin asistir a un circo de acrobacias, no se arrepentirá.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Después de salir dimos un paseo en varias direcciones y orden aleatorio (jamás reconoceré que nos perdimos), hasta que decidimos coger un taxi hasta Xintiandi.

En seguida nos damos cuenta que estamos rodeados de la gente guapa de Shanghai y de mucho occidental con pinta de colonialista.
Cenamos en un italiano, tan caro como el resto de restaurantes de la zona, unos platos de pasta y unos postres, helados, tarta de chocolate y de queso…los postres estaban muy buenos. Nos costo 600 RMB los cuatro.

Ya que estábamos allí decidimos probar la noche de Shanghai. Había muchos bares, todos con música en directo, entramos en uno que tenia buena pinta. De nuevo nuestro instinto nos jugo una mala pasada.

Las cervezas costaban 60 RMB, hasta ahí lo esperado, pero además, no paraban de circular señoritas de dudosa virtud por el local. Se sentaban junto a la barra solas, y guardaban una silla libre junto a ellas. Creemos que no trabajaban en el garito, porque también había mucha gente bailando sin más.

Después pudimos ver algunos intercambios económicos…y sus posterior devolución en magreos en riguroso directo.

Cuando acabo el grupo y empezaron a pinchar decidimos cambiar de bar, y cuando vimos que todos los demás estaban en el mismo plan, decidimos que la retirada era un final más digno que roncar en una terraza.

Nos costo convencer a un taxista para que nos llevara al hotel, al final nos montamos en un taxi que estaba parado, para meterle presión y que no nos dijese que no nos llevaba (no se porque no querían llevarnos a los sitios) y acepto. Aquel taxista estaba totalmente ebrio cual gato calabacero, pero no conducía mucho peor que el resto…al menos nos dejo en el hotel sanos y salvos, así que por nuestra parte, puede seguir con el botellón.

…último día en China…

Inicialmente pensábamos haber dedicado este día a visitar Suzhou y sus jardines Patrimonio de la Humanidad, pero decidimos que nos quedaban cosas por ver en Shanghai, y que sería mejor aprovechar el día en la capital económica del mundo.

Desayunamos de nuevo en la habitación, rehicimos las mochilas, por última vez y las dejamos en la consigna del hotel.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Vamos a dar el clásico paseo por el Bund, nuestro hotel estaba en la calle Beijing así que solo tenemos que seguir el río para llegar al parque Huangpu,(en la epoca colonial este parque lucia un cartel en el que se leia: "prohibida la entrada a perros y chinos") el comienzo del paseo del malecón.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Recorrimos a pie todo el malecón, disfrutando del contraste de las dos orillas del río, y nos desviamos hacia el interior al llegar al parque Jingshan.

Es un parque pequeño pero muy bonito, y el contraste del paisajismo clásico chino, con el fondo de torres metálicas, es cuanto menos, bastante curioso. A nosotros nos sirvió para refrescarnos un poco, ya que el sol estaba pegando duro esa mañana.

Al salir del parque nos dimos de frente con el bazar de Yuyuan, y como no teníamos un plan mejor, decidimos dar una vuelta por las tiendas de artesanía, al final por supuesto, acabamos comprando un montón de palillos, té, dulces, láminas y cajitas lacadas…una ruina.
También comimos allí, en un restaurante japonés de los que van pasando los platos en una cinta…conseguimos formar una torre de platos que era la envidia del garito, y pagamos 160 RMB.

Tomamos un taxi y nos fuimos a pasear la calle Nanjing, empezamos por el Oeste, y fuimos dando un largo y tranquilo paseo, hasta que se nos ocurrió que podía ser interesante visitar la tienda clandestina de uno de los muchos personajes que te asaltan por la calle con sus fotos y su famoso: ¡lolex, lolex! ¡lui vuiton!

Seguimos a una chica a lo largo de la calle Nanjing, hasta que se desvió a la derecha para meterse en unos callejones peatonales bastante estrechos, había gente cocinando en las calles y en patios.

Entramos en una de las casas, y tras la única puerta cerrada en toda la vivienda, había un muestrario de zapas Niké, adidas, Asics y demás perfectamente ordenadas, después nos llevo a lo largo de los callejones, y entrando y saliendo de viviendas a 4 salas más con diferentes artículos, hasta que le dijimos que no estábamos interesados, en un perfecto castellano, que al parecer entendió.

¡Vaya tela lo que tienen montado allí! Algunas de esas habitaciones incluso tenían cierre electrónico con combinación numérica…

Continuamos nuestro paseo por Nanjing y decidimos parar a tomar un café en la plaza central, en una terraza que estaba repleta de gente. Nos tomamos unos ice-capuchino y unas limonadas que nos sentaron fenomenal, estuvimos un buen rato allí sentados viendo pasar gente.

Finalizamos nuestro recorrido en la plaza Renmin, no sin antes parar en un Subway y piyar cuatro maxibocatas para la cena en el aeropuerto.

Volvimos hasta el hotel andando, acoplamos las compras del bazar en nuestras mochilas y salimos a por un taxi para ir a la estación donde se coge el tren Maglev que va al aeropuerto de Pudong. Es un tren de gravitación magnética que literalmente "flota sobre los railes" y que circula hasta 430 km. por hora, y teníamos bastante curiosidad por montar en el.

El taxi hasta allí nos costo 40 RMB, los billetes del tren, 40 RMB más a cada uno (te descuentan 10 RMB si vuelas en el mismo día). Resulto ser un bluf. La velocidad máxima no llego a 340 km/h, menos que el Ave… ¡pues vaya!

Una vez facturadas las maletas, fuimos a la oficina bancaria del aeropuerto y recambiamos los RMB que nos sobraban por €.

Nos comimos nuestros bocatas y al avión…nos esperan 34 horas hasta llegar de nuevo a Jaca, en las que seguro tendremos tiempo de recordar muchos de los sitios increíbles que hemos tenido la suerte de disfrutar en China. Nos vamos tristes, pero con una sonrisa en la boca.

… no os perdáis China, todo lo que os imaginéis será poco…