Sognefjord y glaciar de Jostedal ✏️ Diarios de Viajes de Noruega

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Posiblemente estos hayan sido los días más intensos del viaje. Pasamos en el “fiordo de los sueños” cuatro noches. Inicialmente, todas ellas iban a ser en la misma orilla mismas del fiordo, en un pueblo llamado Vangsnes. El hotel, reservado a través de booking, es el Sognefjord Guesthotel, y es escandalosamente caro, 160€ por noche. Por ese motivo, mi novio decide a última hora cambiar dos noches al Lunde Turiststajon, que está en el interior, relativamente cerca del glaciar de Jostedal, que visitamos uno de los días.
Menos mal que hicimos este cambio. El Sognefjord Guesthotel resulta ser una pensión inmunda, la habitación es más que espartana, y el está situado justo frente a la terminal de ferries. Esto ya lo sabíamos, pero no imaginábamos que realmente Vangsnes “es” la terminal de ferries; el hotel está totalmente aislado, sin nada alrededor, al final de una carretera que muere en unos pocos kilómetros. Es cierto que está justo al lado del fiordo, pero con la terminal delante, no tiene absolutamente ningún encanto, y además el foco de la misma impide pegar ojo (porque, por supuesto, no hay persianas….). Es vergonzoso que cobren lo que cobran por ese sitio.

Pero vayamos por partes. Salimos de Bergen después de comer, y tenemos unas tres horas de coche para llegar a la orilla del fiordo. El camino comienza siendo bastante monótono, pero se anima al pasar Voss. Justo al salir del pueblo, se puede ver desde la carretera la cascada de Twindefossen, preciosa.


A partir de ahí, la carretera sigue dirección Vik. Es nuestro primer contacto con una carretera turística noruega, la Vikafjellet, y no nos deja indiferentes. De repente, te encuentras al inicio de una recta larga, recorriendo una pradera salpicada de las típicas granjas con tejado de hierba. Al fondo, una bonita cascada y la sucesión de curvas de herradura que te esperan….


Llegas arriba, y después de pasar una curiosa tienda de souvenirs cuyo mayor reclamo es un reno vivo ....llega lo bueno.

Es la primera vez que nos encontramos con este paisaje en Noruega, que a lo largo de los días se irá repitiendo y mejorando. La llanura inmensa, los lagos de deshielo de agua azul, el paisaje desolado….. impresiona.
Tardamos una eternidad en recorrer este tramo de carretera, porque cada dos por tres sentimos la necesidad de pararnos, salir del coche, tirar unas cuantas fotos y disfrutar del paisaje, la soledad y el silencio.

Al final de la carretera, y antes de enfilar el tramo que bordea el fiordo y llega al infame Vangsnes, está el pueblo de Vik. Este pueblo tiene un encanto curioso, está en un recodo del fiordo con el marco de las montañas al fondo.


También es muy tranquilo… como descubrimos cuando volvemos a él para cenar. Nos cuesta un rato muy largo encontrar el que parece el único bar abierto del pueblo, donde sólo nos puede dar pizza para cenar (eso sí, deliciosa) y en el que apenas hay media docena de personas. Pero aún es más sorprendente que, siendo sábado y haciendo un día precioso (algo de frío para nosotros, pero entiendo que normal para ellos), mientras caminamos por el pueblo, no vemos absolutamente a nadie. Definitivamente, estamos muy lejos de casa….

Los tres días que pasamos en el fiordo de los sueños, los dedicamos a:

Día 1 – Flam – Borgund – Snoveien – Stalheimskleiva
Día 2 – ruta turística Balestrand – Moskog, y camino hasta Lunde
Día 3 - Briksdalbreen

En nuestro primer día, nos acercamos con el coche hasta el pueblo de Flam para coger el famoso trenecito. Estuvimos dudando si hacerlo o no, por miedo a que fuera la típica turistada, pero nos convencieron las opiniones mayoritariamente favorables que leímos en los diarios.
Error. Es un engaño. Sin paliativos. Una auténtica turistada muuuuuy cara. El paisaje es bonito, pero nada comparado con lo que se ve en otros sitios. Te enseñan una cascada, pero que no es mucho más espectacular que otras, y creen necesario aderezarla con unas señoritas bailando entre las piedras que… en fin. Una vez que llegas hasta Myrdal, no hay absolutamente nada que ver, y no te queda otra opción que volver a bajar. Nosotros ni siquiera salimos del tren.

Después de comer en el pueblo de Flam, y decepcionados por la visita, que pensábamos que nos llevaría más tiempo, decidimos hacer hoy las visitas proyectadas para el día siguiente. Así, además, cenamos por el camino y estamos el menor tiempo posible en el hotel…
Desde Flam, nos vamos hasta Borgund pasando por el famoso túnel de 24.5km. Con sus lucecitas y todo. No se si alguien considera esto una atracción turística (vimos a gente parada en las zonas de luces sacando fotos, y de hecho están habilitadas para ello). Vamos, que a mí se me hizo de lo más pesado el túnel de marras; además, si queréis túneles, en Noruega os podéis hartar!!!! Calculo que más de la mitad de los kilómetros que hacemos el la zona de fiordos son bajo tierra, y encontrarte túneles de 4 o 5 km es normal (vamos, que los de 1km parecen cortos…). Eso por no mencionar que la iluminación de la inmensa mayoría es ciertamente deficiente, que mucho tienen filtraciones de agua y que la roca a la vista en los muros no invita a la tranquilidad. Vamos, que es una experiencia inquietante atravesar algunos...

Pero vuelvo al tema. Vamos de Aurland a Erdal por el túnel, con la intención de desandar después el camino por la famosa carretera de las nieves. Nos acercamos a la iglesia de Borgund, que vemos desde fuera (me parece un robo cobrar 60NOK, casi 8€, por entrar en una iglesia enana, y me niego). Desde aquí, desandamos el camino hasta Erdal, y tenemos mucho cuidado de no seguir las indicaciones hasta Aurland, lo que nos llevaría de nuevo al túnel.

Entramos en una de las carreteras turísticas más bonitas de Noruega, la Snoveien o carretera de las nieves. El primer tramo, hasta que subes a lo alto del puerto, es bastante sin más, hay alguna cascada bonita a los lados pero nada espectacular. Sin embargo, cuando estás arriba, aparece de nuevo el mismo paisaje de montaña que ya vimos ayer en la Vikafjellet…. Sólo que esta vez hay nieve!!!!!
La sensación es difícil de describir, hace bastante frío y sopla un viento helado, lo que contribuye a hacer todavía mayor la desolación que transmite el paisaje. Sin embargo, es muy bonito, las praderas inmensas, los lagos con esa agua increíblemente azul que yo sólo he visto aquí, las pequeñas granjas…. Por supuesto, nos bajamos cien veces del coche, sacamos montones de fotos, tocamos la nieve y el agua de los lagos.



Sin embargo, uno de los platos fuerte de esta carretera es el mirador-trampolín, que está justo al inicio de la bajada hacia Aurland. La vista de Sognefjord desde aquí no se puede describir con palabras.


Cuando terminamos este recorrido (son unos 40 kilómetros y hemos tardado muchísimo), nos encontramos de nuevo en la carretera que nos lleva a Vik. Sin embargo, queremos visitar una última carretera turística en esta zona: la Stalheimskleiva.

Es sin duda una de las más curiosas que hemos recorrido. Es un tramo muy pequeño, no más de un par de kilómetros, que tiene una pendiente del 18%, y en la que sólo se permite circular en sentido descendente. Por eso, como venimos desde Aurland, tenemos que volver hacia atrás, pero no nos importa.
Es muy fácil de recorrer, porque sólo hay que seguir las indicaciones hasta el hotel Stalheim, que está justo al inicio de la ruta. Es muy recomendable pasar a la terraza del hotel, porque las vistas de todo el valle desde aquí son impresionantes.

Aprovechamos y cenamos en el hotel (no del todo bien, se me ocurre pedir una ensalada de plato principal y es minúscula, me he vuelto a olvidar de que no estamos en España). Después, iniciamos la bajada. Es una pena que ya se estaba haciendo de noche y las fotos no salen muy bien, pero la carretera es impresionante, recorrer esas curvas de herradura que te llevan entre las cascadas que bajan a derecha e izquierda es toda una experiencia.


Después de este día lleno de experiencias, aún nos quedan casi dos horas de coche hasta el infame Vansgnes… pero no nos importa porque nos da la oportunidad de recorrer de nuevo la Vikafjellet.

Recorrido Vansgnes – Moskog – Lunde (día 2)
La ruta de hoy es un poco improvisada. Como el primer día vemos lo que yo había planeado para dos, tenemos que pensar algo en lo que ocupar el tiempo. Con la ayuda de la guía de “La Noruega de los fiordos”, que incluye una buena selección de carreteras turísticas, encontramos una que, partiendo de la otra orilla del Sognefjord, nos lleva hasta el pueblo de Moskog, situado un poco más hacia el norte y cerca de la costa. Desde aquí, nuestro destino de hoy, la Lunde Turiststajon, no queda lejos.
Este día es un poco sin pena ni gloria. Los paisajes siguen siendo bonitos, pasamos por carreteras de montaña y visitamos cascadas, pero lo cierto es que nada es marcadamente espectacular. Recuerdo sobre todo una cascada impresionante, que estaba en medio de un campo particular lleno de vacas (nosotros saltamos la valla y nadie nos dijo nada


A medida que nos vamos acercando a Lunde, que se encuentra en medio de montañas muy cerca del glaciar de Jostedal, el paisaje se va haciendo más escarpado. Vemos nieve en todos los picos, y los primeros glaciares con su impresionante reflejo azul.


Lunde resulta ser sólo una granja perdida en mitad de la nada, en un barranco entre montañas y a orillas de un lago. En invierno debe ser increíble, en verano, no tanto, pero no está mal. Es el alojamiento más barato del viaje (500 NOK por noche, algo más de 60€), y es muy acogedor. La única desventaja es que no hay nada alrededor, pero tiene derecho a cocina, así que decidimos que al día siguiente compraremos algo en un súper para hacernos la cena. Hoy, como no tenemos nada, nos vamos a cenar al único hotel del pueblo más cercano, Skei. Ceno muy bien, y no muy caro.

El día siguente lo dedicamos a visitar uno de los glaciares de la zona. Hasta el último momento, no decidimos si vamos a visitar Jostedal o Briksdal. De nuevo, “La Noruega de los fiordos” nos ayuda a decidirnos, y elegimos Briksdal porque parece algo menos explotado, turísticamente hablando.
Tampoco tenemos muy claro lo que vamos a hacer allí. Mi idea era ir en plan senderismo, como el día del Prekestolen, porque me da un poco pena lo de la caminata por el hielo. Será muy espectacular ver la llanura helada, pero eso de patear el hielo de un ser que está muriendo poco a poco… no va conmigo.

Este día resulta, en cierto sentido, una decepción, porque no podemos caminar tanto como nos hubiera gustado. Una vez llegas al glaciar, hay un único camino, de unos 2.5 kilómetros, que te lleva hasta la misma lengua, con su lago lleno de pedruscos de hielo. Lo más chocante es que hasta aproximadamente 2 km del lugar, hay montado un servicio de “coche troll” que te lleva si no quieres caminar. Ahí me indignó, porque, mucho hablar de conservación de la naturaleza, pero te llevan en un coche con motor de gasolina casi hasta el mismo hielo. Por lo menos, podía ser un coche eléctrico.
Por supuesto, nosotros vamos caminando, después de un viaje en coche de algo más de hora y media desde Lunde, en el nos acompaña el mismo paisaje de los días anteriores: lagos, enormes praderas, cascadas por todas partes, picos nevados y glaciares… todavía no nos cansamos.
La sensación de estar al pie del glaciar es curiosa. Las fotos no le hacen justicia, porque aunque sólo es un montón de hielo entre dos tajos de roca gris, verlo de cerca es impresionante. Si miras hacia arriba, e imaginas como será la enorme extensión de hielo azul que no puedes ver… realmente merece la pena.


Comemos un bocadillo aquí arriba (todavía nos acompaña el embutido español) e iniciamos el descenso. Una vez abajo, intentamos visitar otra lengua de glaciar que está junto a Briksdal, pero el camino resulta ser bastante aburrido. Además, se pone a llover, y como no hay ninguna buena vista del glaciar decidimos dar la vuelta y volver al hotel.

Hemos decidido que vamos a comprar la cena para hacerla nosotros, así que hoy tenemos nuestra primera experiencia de verdad con un supermercado noruego (hasta ahora, hemos comprado pan, patatas fritas y poco más). No voy a extenderme mucho, porque podría escribir una tesis sobre esta experiencia tan enriquecedora. Sólo desmentiré algún tópico que he leído por aquí: ni la calidad de los productos noruegos es de media muy superior a la española, ni las sopas de sobre están deliciosas (compramos una sopa de pescado “estilo Bergen” que no sabía a NADA DE NADA). Además, prácticamente no hay carne, ni pescado fresco. No me explico que come esta gente…..

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