Con apenas una hora de retraso llegamos a nuestro destino: Varanasi. No sales de la estación cuando ya tienes varios conductores ofreciéndote llevarte donde quieras. No entro a detallar los precios pagados a los rickshaws pero no me cabe duda de que siempre fueron excesivos; así, grosso modo, variaron entre las 40 rupias para una distancia media dentro de la ciudad y las 100 rupias cuando se trataba de desplazamientos fuera de la ciudad. Elegimos un conductor cualquiera y le digo que nos lleve a la zona de los ghats, cerca del Manikarnika Ghat, el principal lugar de cremación, donde tenemos la intención de buscar un hotelito.
El tío, supermajo, nos lleva por la contaminada y ruidosa Varanasi entre comentarios de todo tipo sobre la ciudad, su vida, la nuestra, la familia... hasta que aterrizamos en un lugar que, pese a no haber estado nunca en esta ciudad, me da que no es, ni de lejos, a donde le había dicho que nos llevara. Estamos a las puertas de una Guest House cuyo nombre no recuerdo, y cuyo propietario sale inmediatamente a ofrecernos sus habitaciones. Le pregunto a nuestro "amigo" conductor dónde demonios estamos y me señala un punto en el mapa que, me da a mí, tampoco es donde realmente estamos. Nos despedimos de mala manera de nuestro ex-amigo conductor y aprovechando que hay un pequeño solar desde donde se ve el río me acerco a tratar de situarme. Como no podía ser de otra manera, estamos en la otra punta, en el extremo sur de la ciudad.
Maldiciendo los rickshaws nos ponemos a andar dirección a nuestro destino, para ello caminaremos por una calle que transcurre paralela al Ganges en medio de un caos absoluto de gente, animales, coches, auto y ciclorickshaws,... por supuesto sin una sola acera, tratando de fluir en ese "río" sin tropezar con nada. Tras un buen rato caminando me da la impresión que nos hemos pasado de frenada, así que pregunto a un honrado ciudadano que me indica que sí, que nos hemos pasado, pero no estamos lejos.
Aquí un inciso para aclarar la fisonomía de Varanasi, con sus tres zonas: la primera, una contaminada y caótica ciudad atestada de tráfico; la segunda, los ghats que se asoman al río, una zona peatonal; y la tercera, que une las dos anteriores, y que es una estrecha franja de laberínticas y estrechísimas callejuelas de las que no creo que nunca nadie haya conseguido hacer un mapa decente. Así que si alguna vez cogeis un rickshaw que os promete llevaros a los ghats... no le hagais caso, es físicamente imposible llegar con ningún vehículo hasta los ghats. Lo mejor es acercarse a la zona, acceder al río y desde ahí moverse arriba o abajo.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Esquivando vacas en las callejuelas
Atravesamos el laberinto de callejuelas y encontramos el Scindhia Guest House, donde nos alojamos en una amplia y limpia habitación con balcón que mira al Ganges. No está mal, aunque le falta una terraza para comer, que es algo de lo que presumen la mayoría de los hotelitos que se encuentran en esta zona.
A lo tonto el día va pasando, y tras comer en la terraza de no recuerdo qué hotel y una siestita reparadora (no se quejará mi madre del ritmo que estamos llevando), salimos a pasear por los ghats de Varanasi.
Nuestro hotel está muy cerca del Manikarnika Ghat, el principal lugar de cremación. No cabe duda de que el sitio es curioso, un crematorio al aire libre a donde llegan pequeños cortejos funerarios con el muerto a cuestas, bien amortajado, y tras negociar la compra de madera para la pira, se le da fuego allí mismo, junto al río. No hay lloros ni ceremonias exageradas: se coloca al muerto amortajado sobre la madera, se enciende la pìra y a esperar, todo hecho con mucha normalidad. Se puede observar todo el proceso sin problemas, puedes acercarte hasta donde quieras,... no hace falta pagar a nadie para que te asome a ningún sitio ni te lleve a un lugar especial.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Vista desde el río de ghat de cremación
El resto de los ghats son lugares donde la gente acude a lavar, a lavarse, a bañarse, a hacer sus ofrendas,... también hay algunos otros ghats de cremación pero mas pequeños. Uniéndo todos los ghats, como un paseo marítimo, hay un paseo donde confluyen todo tipo de personajes: turistas, hippies trasnochados, santones de cartón piedra, vendedores de todo tipo, masajistas, vacas, niños jugando, bodas,... todo ello con el telón de fondo de unos edificios palaciegos que vivieron épocas mejores.
Al otro lado del río sólo hay una especie de playa donde no hay nada construído, y donde barquitas pasan con familias que pasan allí el día en plan "domingo en el campo", según nos comentaron porque en esa zona cubre menos y el río está mas limpio (es un decir, porque el río está literalmente muerto de la contaminación que arrastra).
Hacemos tiempo esperando una ceremonia que se realiza al atardecer en la zona de Dasaswamedh Ghat, el único Ghat que tiene un acceso un poco mas directo desde la ciudad. Empieza a las seis y pico, y no duramos ni media hora, ya que no nos dice nada.
Se hace de noche, vemos Varanasi "la nuit" y como en casi toda la India, en cuanto se hace de noche la gente se empieza a retirar. Cenita en otra terraza y para el hotel, que mañana tenemos la intención de hacer el típico paseo en barca para ver amanecer en el río. Tampoco estoy señalando los restaurantes y los precios de la comida porque íbamos a lo que surgía, sin fijarnos demasiado, pero se resumiría en: abundancia de "restaurantes" (a la mayoría el nombre les queda muy grande), comida de todo tipo y muy barata, de forma que por un par de euros comes bien, y eso sí, mucha calma, que la media de espera para servirte puede pasar de la media hora; también existe la opción de los múltiples puestos callejeros (sólo para los mas osados) o comprar fruta muy barata, pero poco variada.
Hablamos con el recepcionista del hotel sobre el paseo en barca matutino pero al final el madrugón nos echa para atrás (hay que levantarse a las cinco y pico de la mañana). Además, se ha formado una niebla que no augura nada bueno y que a larga tendrá sus consecuencias. Al tiempo. Ahora a dormir.