Este día lo habíamos reservado íntegro para Ámsterdam. Nos levantamos una vez más temprano para evitar el follón en el desayuno y salimos también temprano. Era domingo y a esas horas las calles estaban deliciosamente casi desiertas. Iniciamos el paseo atravesando los canales que recorren el barrio rojo por la parte sur. Lo primero que encontramos dentro de lo programado fue la verdadera casa más estrecha de Ámsterdam. En el tour del primer día nos habían mostrado la casa más estrecha que se enseña a los turistas al principio del canal Singel, cerca de la zona de la estación central. Pero esa tenía truco porque lo estrecho solo era la parte de atrás y luego por delante ensanchaba ostensiblemente. En la de la calle Oude Hoogstraat 22, no pasaba eso. Esta casa tiene 2.02 metros de ancho y 6 metros de profundidad. Sin trucos. Y luego se metían con aquellas viviendas de 30 metros cuadrados que se querían imponer en nuestro país. Por si alguien no se lo cree:
Luego llegamos a la iglesia Zuiderkerck, es decir iglesia del sur, a añadir a la del Norte y la del Oeste. Más adelante estaba Rembrandthuis o Casa de Rembrandt. No entramos y por fuera la verdad es que tampoco es como para tirar cohetes. Al lado Waterlooplein o Plaza Waterloo donde a diario, menos los domingos, se celebra mercado. Así que nos quedamos con las ganas porque era domingo. En la plaza están el nuevo Ayuntamiento y el Muziektheater donde se representa ballet y ópera. Están en el mismo edificio por lo que al lugar se le conoce como Stopera, contracción de las palabras holandesas ayuntamiento y ópera. Ese edificio si que se merece una documentación gráfica enmarcado con el puente azul
El puente azul al parecer está inspirado en el de Alejandro III de París. Pero vamos ni al zapato le llega. Claro que en el ámbito de Ámsterdam es seguramente el más aparente. Además por allí pasa el Ámstel y entre el río, la ópera, la vista del contiguo y fotografiado puente Magere Brug, etc., se trata de un lugar muy recomendable para alegrarse la vista. El puente azul une Waterloplein con Rembrandtplein. Esta es la postal del Magere Brug desde el puente azul. Una vez más disculpas por la calidad de la foto algo completamente ejeno a la voluntad de un servidor.
Desde el puente azul nos fuimos a la vecina Rembrandtplein, al parecer uno de los sitios más animados de Ámsterdam, siempre que no sea un domingo a las 10:30. Es una plaza lo suficientemente conocida como para detenerse demasiado en una explicación. A mi la plaza sin animación no me pareció gran cosa y la pasamos bastante por alto.
Desde Rembrandtplein caminamos directamente a la Munttoren junto al mercado de las flores. Reconstruida en el XVII tiene un reloj con carillón que tuvimos ocasión de escuchar. ¿Lo quitarán por las noches? Porque no me gustaría dormir muy cerca. Por lo visto los sábados entre las 14:00 y las 15:00 se puede escuchar un concierto. Munttoren, es literalmente Torre de Acuñado ya que allí se acuñaban las monedas de la ciudad en el siglo XVII. Entre Rembrandplein y la Torre nos encontramos con este curioso contraste entre la fachada art decó del Theater Tuschinski y un comercio de quesos. Holanda en estado puro.
Junto a la Torre está el mercado flotante de las flores sobre el canal Singel. Está abierto entre semana de 9.00 a 17.00 y los domingos de 11.00 a 17.30. Pues eso, un mercado con flores y más flores, bulbos y más bulbos…. También se pueden comprar souvenirs. Hay una curiosa tienda de navidad donde se puede comprar decoración para esas fechas.
Como no pensábamos comprar nada dejamos el mercado y, como íbamos relajados, tomamos la calle Heiligeweg donde tenía la información de que en el num. 19 estaba la Puerta Rasphuis, tras de la cual había una institución para luchar contra la mendicidad y la delincuencia, institución que a finales del XIX se transformó en una cárcel. Ahora es la entrada a un centro comercial. Así se escribe la historia. De todas formas el portón tiene su interés histórico. Aquí pongo una foto sacada de internet porque esta es una de las que no ha sido posible salvar ni con photoshop. Pero me parece una imagen altamente curiosa que quizás despierte la curiosidad de los viajeros. El que quiera más información sobre Rasphuis puede dirigirse al excelente artículo Het Rasphuis
En la parte superior de la Puerta se ven varias figuras: una mujer, con el escudo de la ciudad de Amsterdam rodeada por dos hombres encadenados. Debajo una frase del cordobés Séneca en latín, esculpida en dos fases: arriba castigatio y abajo virtutis est domare quae cuncti pavent, lo que podríamos traducir como castigo y la virtud es domar lo que todos temen. La imagen que está abajo del texto representa un carro tirado por tres tigres y tres leones, conducido por una figura con un látigo. Encima del carro vemos troncos de madera y ralladores que tienen que ver con la larga explicación del enlace que puse anteriormente.
Lo que más choca es lo de la zona comercial detrás de la puerta. Enfin….
Pasada la puerta nos dirigimos a Kalvestraat para subir hacia nuestro siguiente destino. Esa calle en domingo es una delicia. Todas las tiendas cerradas para no caer en la tentación. Pero en mitad de la misma, en el num. 58 teníamos la siguiente parada: la iglesia del Papagayo. Voy a poner la foto que hice a pesar de su mala calidad porque por internet no he encontrado una apropiada. A pesar de todo puede valer para hacernos una idea.
Lo primero que llama la atención además del papagayo situado a la izquierda según miramos y que da nombre a la iglesia, es la dimensión de la fachada que tal parece otra de las casas estrechas de Ámsterdam. Luego, al entrar al interior, sorprende la amplitud de la iglesia, que no se puede imaginar desde fuera. También destacar que es la primera vez que entro en una iglesia en activo con puerta giratoria como la de un banco o un hotel. Iglesia más curiosa que bonita.
Era muy pronto para ir a comer, incluso para el horario europeo, así que continuamos la marcha. Nos fuimos hacia el barrio rojo para ver las iglesias de la zona. Primero nos fuimos hacia la Ons’ Lieve Heer op Solder, en castellano algo así como Nuestro Señor en el Ático. Precio en abril 2012, 8€ incluida audioguía. Horario de 10:00 a 17:00 Y efectivamente la Iglesia se encuentra en el ático de un edificio, lo que ya de por sí resulta sorprendente. Si no se tiene conocimiento de antemano de su existencia pasaría desapercibida porque desde fuera parece un edificio más de la calle. Todo tiene su orígen cuando la protestante Holanda empezó a abrir la mano a los católicos, ma non tropo. Vamos que podían hacer una iglesia pero sin que se notase demasiado. Y de ahí lo de ponerla en un ático. El tema creo que es sobradamente conocido y en Internet se tiene mucha información como para abundar en ello. El interior merece la pena porque tiene muchos rincones que están prácticamente intactos y son curiosos. Destacar una escalera con muchos siglos a cuestas, los techos pintados, el órgano y la magnífica sillería tallada del coro. A pesar de su situación las tres naves dan sensación de amplitud. Y quizás a alguno se le pase por alto una inscripción que hay sobre la entrada de una capilla: “'t is haest getrout dat lange rout”, lo que traducido viene a decir “Cásate con prisas y tendrás tiempo para arrepentirte”. Hay verdades que son atemporales.
Como estaba al lado nos acercamos a continuación a la Oude Kerk, la Iglesia Vieja. Pero había una buena cola porque ahora está la exposición fotográfica World Press Photo 2012. así que como se hacía tarde para comer decidimos dejarlo para otro momento y nos fuimos hacia el templo budista llamado Guan Yin en Zeedijk num 116-118. Está en una especie de barrio chino en donde hasta los letreros de algunas calles están en chino. Lo habíamos dejado para el domingo porque habíamos leído que ese día había ceremonias dignas de contemplar. Pero cuando llegamos allí solo nos dejaron ver la zona de entrada. E incluso nos dijeron que el lunes no había tampoco visitas. Como nos íbamos el martes, una cosa que se quedó en la mochila. Tampoco era lo más interesante del viaje. De todas formas inmortalicé la imagen de Guan Yin, al que está dedicado el templo:
En vista del éxito de los dos últimos lugares, que ya era tarde y que nos habíamos pegado un buen tute durante la mañana, en el primer sitio que vimos nos metimos a tomar un bocado. Era un pub que tenía buena pinta, el Grasshopper en Oudebrugsteeg 16. Se trata de un café-pub-restaurante, con zonas diferenciadas según pisos. Nosotros subimos al restaurante en el segundo piso, bien montado y con buenas vistas. Y con un cuadro de la Virgen que no sé qué hacía allí
El problema vino con la cuenta totalmente desproporcionada para lo que tomamos. Avisados quedáis si os cruzáis con el sitio este.
Después de comer nos fuimos a descansar y a recordar nuestra olvidada siesta nacional. Llevábamos unos días de mucho tute y habíamos avanzado mucho ese domingo. Nos lo merecíamos.
Cuando nos jartamos de dormir nos fuimos a dar una vuelta por la zona de la biblioteca nacional y el Museo de las ciencias denominado Nemo. Sorprendente el lugar por las buenas vistas que se tienen desde allí de la Torre de las lágrimas y la Iglesia de S. Nicolás y también del Nemo.
Y las no menos excelentes vistas desde la terraza del piso superior de la Biblioteca, donde está el restaurante La Place
Desde allí nos fuimos hacia las llamadas nueve calles, que son las transversales a los 4 canales principales entre la Westerkerk y el canal Leidsegracht: calles Ree, Harten, Beren, Wolven, Oude Spiegel, Run, Huidenstraat, Wijde, Heisteeg y Gasthuimolensteeg. Es un recorrido con muchas curiosidades, sobre calles empedradas y peatonalizadas, y con la mayoría de los edificios del siglo XVII. Pero de alguna manera más de lo mismo. El problema de Ámsterdam es que resulta muy repetitiva.
Con las mismas decidimos irnos a cenar al sitio que quedó pendiente el segundo día. Esta vez tomamos precauciones y reservamos. Menos mal, porque cuando llegamos solo dejaban entrar de nuevo a los que tenían reserva. El Haesje Claes, Spuistraat 273, resultó el mejor sitio de los que habíamos estado. Lugar muy bien montado, con estupendo servicio y comida francamente buena. No voy a citar nada de la carta porque sería injusto recomendar solo lo que tomamos nosotros. La verdad es que nos costó elegir porque había muchas cosas apetecibles. Por cierto tienen carta en montones de idiomas incluido el español. Precios medios, similares a los españoles para un sitio de las mismas características. Los dos con bebida y postre, apenas superó los 50€. Nos pareció un precio muy correcto para lo que habíamos tomado y la categoría del restaurante.
De allí decidimos ir a comprobar eso de que por la noche las vistas del Magere Brug desde el puente azul eran fenomenales. Pues qué queréis que os diga. Tampoco era para tanto. Dudamos entre acercarnos a Rembrandtplein o tirar hacia el hotel y optamos por lo segundo. Estábamos ya un poco saturados de Ámsterdam. Así que a descansar, que el siguiente día era el último. Pero al pasar por Dam, que durante nuestra estancia estaba de fiesta con noria y atracciones de feria, vimos algo que no puede faltar nunca en ningún lugar del mundo cuando de ferias se trata:
Ya sacamos un documento gráfico similar en el diario de Londres. Ámsterdam no se quedó atrás. Es de agradecer a los holandeses estas muestras de reconocimiento hacia las esencias patrias después de lo de la final del último europeo de fútbol.