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Otro día para recordar.
Ya que era nuestro último día en la zona de Lake Louise, y como el día anterior habíamos hecho el trail Plain of Six Glaciers, que estaba previsto para hoy, decidimos ir a YOHO NATIONAL PARK.
Empezaríamos el día yendo al lago O’Hara. Para ello decidimos probar suerte con el bus que sube hasta el lago. La carretera está asfaltada y este autobús (el típico bus amarillo escolar que se ve en las películas americanas) es el único medio de transporte posible (ni siquiera admiten bicicletas) para subir al lago, a parte del autobús del propio hotel que hay en el lago.
Habíamos llamado varias veces desde España para hacer la reserva. Nos dijeron que tres meses antes del día que querías hacer la reserva debías llamar y así lo hicimos. Pero no hubo suerte. Nos dijeron que estaba todo reservado y que no nos molestásemos en volver a llamar porque ya no quedaba nada hasta septiembre. ¿Cómo? Si llamé a primeros de mayo para reservar el 1 o 2 de agosto, ¿cómo era posible que ya no quedasen plazas para ninguno de los dos meses? Lo intentamos con cada uno de los días que estábamos en Las Rocosas, aunque nos tuvíesemos que desplazar desde Jasper o cambiar el recorrido de la ruta, pero la respuesta volvió a ser la misma. No obstante llamamos de nuevo el día anterior al vuelo hacia Canadá, que no quedara por intentos por nuestra parte. Pero tampoco pudo ser. Incluso le comentamos si había la posibilidad de llegar un rato antes a la salida del bus, por si quedaba alguna vacante, pero nos dijeron que no, que antes se hacía, pero que había personas que se quedaban a pasar la noche al raso esperando ser los primeros sin reserva que pudieran subir, por eso lo habían eliminado. Total, o tenías reserva o ya te podías despedir de ir al lago, exceptuando la opción, claro está, de hacerlo a pie y patearte los 11 km de distancia que hay entre los dos puntos.
El día que estuvimos en el Centro de visitantes para pedir información de la zona, insistimos de nuevo en el tema del bus. La chica nos dijo que podíamos intentar ir un rato antes, por si quedaba alguna plaza. ¡Por fin una brizna de esperanza!
Y eso hicimos. A las ocho y cuarto de la mañana estábamos hablando con la mujer que había en el bus. Queríamos haber llegado antes, pero el cansancio del día anterior pudo más que yo y me costó levantarme y preparar las cosas para ese día. Había dos autobuses en la parada. El primero estaba lleno y salió a las 8 media. El segundo estaba medio lleno o medio vacío, según se mire. Lo cierto es que había plazas (unos 14 asientos ocupados frente a los posibles 30 o más de capacidad total). Delante de nosotros un par de personas habían estado hablando con la mujer y se fueron.
Cuando empezamos a hablar con la tía (ahora ya no era una mujer, era una “TÍA” y un poco borde, por cierto) nos dijo lo mismo: Sin reserva no subes. ¿Pero cómo voy a tener reserva si no me la dáis? ¿Y por qué me dijeron que estaba lleno si aún quedaban unas 20 plazas? Que no, que no subes. Y me soltó un rollo de que tenía que recoger a más personas en el camping (o eso fue lo que entendimos con nuestro inglés de andar por casa).
Total, que el autobús se larga y nosotros nos quedamos allí con cara de imbéciles (por no decir otra cosa). A todo esto la tía, que se había bajado del bus, sube a su “pick-up” y nos dice adiós con la mano, sonriendo. Mi marido estuvo acordándose de la madre de la “típarraca” los 11 kilómetros de subida hasta el dichoso lago. Porque, claro, ahora mi marido, por amor propio quiso, sí o sí, llegar al lago O’Hara. No sé qué quería demostrar ni a quién. Yo era un poco reticente a hacerlo, pues la intención no era sólo llegar al O´Hara, sino continuar hasta el lago Oesa, y con el tute que nos habíamos dado el día anterior, más todos los km que nos esperaban hoy, no me apetecía especialmente.
Al final hicimos la subida. No tiene nada de espectacular, es una carretera asfaltada con árboles altos y densos a ambos lados de ésta. A cada kilómetro de carretera hay una señal en un árbol que te indica la distancia que has recorrido. Algunos kilómetros se hicieron más llevaderos que otros, dependiendo del desnivel del terreno. En cierto momento pensé que se habían olvidado de poner una señal, pues no podía ser que aún no hubiésemos caminado la distancia que separaba un kilómetro de otro, pero finalmente aparecía.
En el kilómetro 5, aproximadamente, hicimos un descanso en un banco que había en el camino. Supongo que está puesto ahí estratégicamente, pues no hay nada más. Comimos alguna galleta, ya que no habíamos desayunado más que un chocolate en el hotel y reanudamos la marcha. Al poco nos adelantó un autocar del hotel con algunos pasajeros. Nos tuvimos que apartar un poco, entre otras cosas para evitar tragarnos el humo del autocar. El motivo por el cual no dejan subir coches ¿es para evitar contaminar? pues menudo negro y espeso humo dejaba ese autobús a su paso. Estuve tentada de hacer auto-stop, lo prometo, pero no lo hice. Tampoco creo que hubiese servido de mucho. Seguro que el conductor pensó que nos encantaba caminar, por la cara tan alegre con la que nos saludó, o quizá que éramos unos “pringaos”, porque no encontramos a nadie caminando por la carretera.
También nos cruzamos con un “pick-up” del camping de bajada. Nos saludó sonriente. Otro más.
Cuando ya llevábamos unos cuantos kilómetros le pregunté a mi marido dónde estaba el camping en el cual tenían que recoger a los otros excursionistas que nos había dicho la tía del bus. No aparecía por ningún lado.
Más adelante el autobús amarillo al cual no nos habían permitido la subida, bajó a recoger a otro grupo. Tienen dos horarios para la subida (hay algún otro pero está reservado para los campistas) y no recuerdo si eran 4 o 5 para la bajada.
En este enlace encontraréis la información al respecto:
www.pc.gc.ca/ ...ara/a.aspx
Después de caminar y dejar atrás el kilómetro 10 (solo faltaba uno para llegar al lago) encontramos el camping. O sea, que está a 10’5 km del inicio del punto donde está la parada de autobuses. Ya véis el rollo que nos soltó la tía.
Una vez que llegamos al lago O’Hara (realmente bonito, pero me gustó más el Moraine) nos comimos un plátano para reponer fuerzas. Habíamos empezado a las 8:30 y eran las 10:45
Ya que era nuestro último día en la zona de Lake Louise, y como el día anterior habíamos hecho el trail Plain of Six Glaciers, que estaba previsto para hoy, decidimos ir a YOHO NATIONAL PARK.
Empezaríamos el día yendo al lago O’Hara. Para ello decidimos probar suerte con el bus que sube hasta el lago. La carretera está asfaltada y este autobús (el típico bus amarillo escolar que se ve en las películas americanas) es el único medio de transporte posible (ni siquiera admiten bicicletas) para subir al lago, a parte del autobús del propio hotel que hay en el lago.
Habíamos llamado varias veces desde España para hacer la reserva. Nos dijeron que tres meses antes del día que querías hacer la reserva debías llamar y así lo hicimos. Pero no hubo suerte. Nos dijeron que estaba todo reservado y que no nos molestásemos en volver a llamar porque ya no quedaba nada hasta septiembre. ¿Cómo? Si llamé a primeros de mayo para reservar el 1 o 2 de agosto, ¿cómo era posible que ya no quedasen plazas para ninguno de los dos meses? Lo intentamos con cada uno de los días que estábamos en Las Rocosas, aunque nos tuvíesemos que desplazar desde Jasper o cambiar el recorrido de la ruta, pero la respuesta volvió a ser la misma. No obstante llamamos de nuevo el día anterior al vuelo hacia Canadá, que no quedara por intentos por nuestra parte. Pero tampoco pudo ser. Incluso le comentamos si había la posibilidad de llegar un rato antes a la salida del bus, por si quedaba alguna vacante, pero nos dijeron que no, que antes se hacía, pero que había personas que se quedaban a pasar la noche al raso esperando ser los primeros sin reserva que pudieran subir, por eso lo habían eliminado. Total, o tenías reserva o ya te podías despedir de ir al lago, exceptuando la opción, claro está, de hacerlo a pie y patearte los 11 km de distancia que hay entre los dos puntos.
El día que estuvimos en el Centro de visitantes para pedir información de la zona, insistimos de nuevo en el tema del bus. La chica nos dijo que podíamos intentar ir un rato antes, por si quedaba alguna plaza. ¡Por fin una brizna de esperanza!
Y eso hicimos. A las ocho y cuarto de la mañana estábamos hablando con la mujer que había en el bus. Queríamos haber llegado antes, pero el cansancio del día anterior pudo más que yo y me costó levantarme y preparar las cosas para ese día. Había dos autobuses en la parada. El primero estaba lleno y salió a las 8 media. El segundo estaba medio lleno o medio vacío, según se mire. Lo cierto es que había plazas (unos 14 asientos ocupados frente a los posibles 30 o más de capacidad total). Delante de nosotros un par de personas habían estado hablando con la mujer y se fueron.
Cuando empezamos a hablar con la tía (ahora ya no era una mujer, era una “TÍA” y un poco borde, por cierto) nos dijo lo mismo: Sin reserva no subes. ¿Pero cómo voy a tener reserva si no me la dáis? ¿Y por qué me dijeron que estaba lleno si aún quedaban unas 20 plazas? Que no, que no subes. Y me soltó un rollo de que tenía que recoger a más personas en el camping (o eso fue lo que entendimos con nuestro inglés de andar por casa).
Total, que el autobús se larga y nosotros nos quedamos allí con cara de imbéciles (por no decir otra cosa). A todo esto la tía, que se había bajado del bus, sube a su “pick-up” y nos dice adiós con la mano, sonriendo. Mi marido estuvo acordándose de la madre de la “típarraca” los 11 kilómetros de subida hasta el dichoso lago. Porque, claro, ahora mi marido, por amor propio quiso, sí o sí, llegar al lago O’Hara. No sé qué quería demostrar ni a quién. Yo era un poco reticente a hacerlo, pues la intención no era sólo llegar al O´Hara, sino continuar hasta el lago Oesa, y con el tute que nos habíamos dado el día anterior, más todos los km que nos esperaban hoy, no me apetecía especialmente.
Al final hicimos la subida. No tiene nada de espectacular, es una carretera asfaltada con árboles altos y densos a ambos lados de ésta. A cada kilómetro de carretera hay una señal en un árbol que te indica la distancia que has recorrido. Algunos kilómetros se hicieron más llevaderos que otros, dependiendo del desnivel del terreno. En cierto momento pensé que se habían olvidado de poner una señal, pues no podía ser que aún no hubiésemos caminado la distancia que separaba un kilómetro de otro, pero finalmente aparecía.
En el kilómetro 5, aproximadamente, hicimos un descanso en un banco que había en el camino. Supongo que está puesto ahí estratégicamente, pues no hay nada más. Comimos alguna galleta, ya que no habíamos desayunado más que un chocolate en el hotel y reanudamos la marcha. Al poco nos adelantó un autocar del hotel con algunos pasajeros. Nos tuvimos que apartar un poco, entre otras cosas para evitar tragarnos el humo del autocar. El motivo por el cual no dejan subir coches ¿es para evitar contaminar? pues menudo negro y espeso humo dejaba ese autobús a su paso. Estuve tentada de hacer auto-stop, lo prometo, pero no lo hice. Tampoco creo que hubiese servido de mucho. Seguro que el conductor pensó que nos encantaba caminar, por la cara tan alegre con la que nos saludó, o quizá que éramos unos “pringaos”, porque no encontramos a nadie caminando por la carretera.
También nos cruzamos con un “pick-up” del camping de bajada. Nos saludó sonriente. Otro más.
Cuando ya llevábamos unos cuantos kilómetros le pregunté a mi marido dónde estaba el camping en el cual tenían que recoger a los otros excursionistas que nos había dicho la tía del bus. No aparecía por ningún lado.
Más adelante el autobús amarillo al cual no nos habían permitido la subida, bajó a recoger a otro grupo. Tienen dos horarios para la subida (hay algún otro pero está reservado para los campistas) y no recuerdo si eran 4 o 5 para la bajada.
En este enlace encontraréis la información al respecto:
www.pc.gc.ca/ ...ara/a.aspx
Después de caminar y dejar atrás el kilómetro 10 (solo faltaba uno para llegar al lago) encontramos el camping. O sea, que está a 10’5 km del inicio del punto donde está la parada de autobuses. Ya véis el rollo que nos soltó la tía.
Una vez que llegamos al lago O’Hara (realmente bonito, pero me gustó más el Moraine) nos comimos un plátano para reponer fuerzas. Habíamos empezado a las 8:30 y eran las 10:45
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Tras descansar un poco nos pusimos en marcha. Eran las 11:15 h.
Justo a mano izquierda del lago hay unos paneles con mapas indicativos de la zona y allí empezamos el trail que, supuestamente, nos conducía al lago Oesa. Primero se va bordeando el lago y subiendo por la montaña.
Justo a mano izquierda del lago hay unos paneles con mapas indicativos de la zona y allí empezamos el trail que, supuestamente, nos conducía al lago Oesa. Primero se va bordeando el lago y subiendo por la montaña.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Más adelante el camino está lleno de rocas, mejor dicho bloques de roca, y hay que ir pasando por encima de ellos en algún momento para seguir el trayecto. Fuimos subiendo y nos encontramos con una cascada y con un pequeño lago.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Esta foto la hicimos desde la cascada. Se ve el lago por el cual pasamos en nuestro ascenso y al fondo el lago O’Hara.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Seguimos subiendo y llegamos a otro lago. Miramos el mapa que teníamos y, según éste, el lago que teníamos delante era el lago Oesa. Nos pareció muy pequeño y nada especial para lo que habíamos leído en el foro, pero como cada cual tiene su criterio, pues lo dimos por bueno. Aunque yo no lo hubiese recomendado.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Había una pareja de hombres, algo mayores, que habíamos adelantado en un momento del trail que, cuando llegaron a nuestra altura, ya que paramos para hacer fotos y mirar el mapa, nos dijeron que si no íbamos a continuar, que había otro lago muy bonito un poco más arriba. Pero claro, nosotros teníamos que volver para coger el bus de bajada (para éste no se requiere reserva previa, pero igualmente hay que pagar). Así que nos despedimos de la pareja e iniciamos el camino de descenso que es el mismo que el de subida.
Llegamos al refugio “Le Relais”, donde se encuentra la parada del bus, a las 13:20 y hasta las 14:30 éste no salía. El horario de salida ya lo sabíamos, lo que no sabíamos es que íbamos a tardar tan poco en ir y volver del lago O’Hara al Oesa y viceversa. Así que nos pusismos a mirar los paneles informativos que había en el refugio y entonces me dí cuenta…Ostras, ostras, ostras.
Resumiendo, que por culpa de una mala interpretación del mapa, nos equivocamos de lago y nos quedamos a 500 m del Oesa, que era el que aquella amable pareja nos indicaba que había un poco más arriba. Sí que pensamos que habíamos hecho el recorrido en menos tiempo del previsto, pero como ya bajamos de tiempo al hacer los trails del día anterior, pues pensamos que también le habíamos metido caña a éste. Lo peor fue que no nos dimos cuenta del error hasta que ya no había remedio. No teníamos tiempo de volver. Sí que había autobuses de vuelta más tarde, pero teníamos más visitas para hacer ese día (y ya habíamos perdido mucho tiempo con los 11 km de subida de buena mañana) y volver a repetir el camino hasta el lago Oesa, pues no, la verdad.
Ahora era yo la que maldecía mi suerte. Tanto esfuerzo para nada. Bueno sí, vimos el lago O’Hara, pero la intención no era sólo esa. Así que mi consejo es que si tenéis previsto hacer el trail, éste o cualquier otro, mirad bien los paneles y mapas informativos antes.
A medida que se acercaba la hora de partir fue llegando gente. Empezamos a subir. Nosotros los primeros, por supuesto, ya que nadie había allí hasta que llegamos nosotros. El bus se fue llenando y quedaron una madre y su hijo sin poder subir. Pero claro, ahora las normas eran diferentes. Subieron al bus, aún sin asiento, y estuvieron sentados en el suelo, en la parte trasera. Ahora sí se podía hacer una excepción, ¿no? De hecho, el camino era de bajada. Mucho peor había sido subir. No me interpretéis mal, no es que quisiera que se quedasen sin subir, pero podían haber aplicado con nosotros la misma regla, teniendo en cuenta, además, que para la subida había bastantes asientos libres (y también teníamos que pagar por subir). Pero, en fin, ya estaba hecho.
Después de esto nos dirigimos a Wapta Falls. Saliendo del parquing del O’Hara, hay que retomar la Trans-Canada Highway, conocida como la 1, dirección a Golden. Están casi a la salida de YOHO. Viniendo de Golden es el primer punto de interés que señalan los mapas.
Pues bien, siguiendo con nuestra suerte del día, nos dirigimos hacia las Wapta Falls, pero en ningún momento vimos la señal indicativa, así que nos las pasamos. Nos costó unos cuantos kilómetros poder dar la vuelta para volver hacia YOHO.
De nuevo en Yoho, esta vez sí que vimos el desvio a la derecha para las Wapta Falls. Entre ida y vuelta son 4,6 km de distancia. En una hora tuvimos tiempo de ir, fotografiar las cascadas, volver y espantar los mosquitos que se acercaban a picarnos.
Llegamos al refugio “Le Relais”, donde se encuentra la parada del bus, a las 13:20 y hasta las 14:30 éste no salía. El horario de salida ya lo sabíamos, lo que no sabíamos es que íbamos a tardar tan poco en ir y volver del lago O’Hara al Oesa y viceversa. Así que nos pusismos a mirar los paneles informativos que había en el refugio y entonces me dí cuenta…Ostras, ostras, ostras.
Resumiendo, que por culpa de una mala interpretación del mapa, nos equivocamos de lago y nos quedamos a 500 m del Oesa, que era el que aquella amable pareja nos indicaba que había un poco más arriba. Sí que pensamos que habíamos hecho el recorrido en menos tiempo del previsto, pero como ya bajamos de tiempo al hacer los trails del día anterior, pues pensamos que también le habíamos metido caña a éste. Lo peor fue que no nos dimos cuenta del error hasta que ya no había remedio. No teníamos tiempo de volver. Sí que había autobuses de vuelta más tarde, pero teníamos más visitas para hacer ese día (y ya habíamos perdido mucho tiempo con los 11 km de subida de buena mañana) y volver a repetir el camino hasta el lago Oesa, pues no, la verdad.
Ahora era yo la que maldecía mi suerte. Tanto esfuerzo para nada. Bueno sí, vimos el lago O’Hara, pero la intención no era sólo esa. Así que mi consejo es que si tenéis previsto hacer el trail, éste o cualquier otro, mirad bien los paneles y mapas informativos antes.
A medida que se acercaba la hora de partir fue llegando gente. Empezamos a subir. Nosotros los primeros, por supuesto, ya que nadie había allí hasta que llegamos nosotros. El bus se fue llenando y quedaron una madre y su hijo sin poder subir. Pero claro, ahora las normas eran diferentes. Subieron al bus, aún sin asiento, y estuvieron sentados en el suelo, en la parte trasera. Ahora sí se podía hacer una excepción, ¿no? De hecho, el camino era de bajada. Mucho peor había sido subir. No me interpretéis mal, no es que quisiera que se quedasen sin subir, pero podían haber aplicado con nosotros la misma regla, teniendo en cuenta, además, que para la subida había bastantes asientos libres (y también teníamos que pagar por subir). Pero, en fin, ya estaba hecho.
Después de esto nos dirigimos a Wapta Falls. Saliendo del parquing del O’Hara, hay que retomar la Trans-Canada Highway, conocida como la 1, dirección a Golden. Están casi a la salida de YOHO. Viniendo de Golden es el primer punto de interés que señalan los mapas.
Pues bien, siguiendo con nuestra suerte del día, nos dirigimos hacia las Wapta Falls, pero en ningún momento vimos la señal indicativa, así que nos las pasamos. Nos costó unos cuantos kilómetros poder dar la vuelta para volver hacia YOHO.
De nuevo en Yoho, esta vez sí que vimos el desvio a la derecha para las Wapta Falls. Entre ida y vuelta son 4,6 km de distancia. En una hora tuvimos tiempo de ir, fotografiar las cascadas, volver y espantar los mosquitos que se acercaban a picarnos.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Realmente, en ese momento, no me pareció que valiese la pena (supongo que influyó el hecho de no haber podido ver el lago Oesa) llegar hasta allí para ver las cascadas, hay otras mucho mejores. Pero como queríamos ir a ver Hoodoo Creek (era nuestra primera intención) que está muy cerca de este punto, pues por eso el desplazamiento.
Al final no hicimos Hoodoo Creek. La primera razón es que estaba muy cansada y decepcionada ese día y había leído en el diario de Wapiti que había que recorrer una distancia de 1,6 km, pero que a ella le resultó como unos 16 km. La segunda es que ya había pasado por una experiencia similar en la Grouse Mountain de Vancouver y ni por asomo se me hubiese ocurrido repetir la experiencia. Así pues, valorando, y como las fotos de los Hoodoos que vi en su diario no me parecían en absoluto mejor que los que vi en Turquia, “pasamos” de Hoodoo Creek. Ya iríamos a ver los que hay en Banff.
Nos dirigíamos ahora a Natural Bridge. Un poco antes de llegar a FIELD, hay un desvío hacia la izquierda. Natural Bridge está a pie de carretera.
Al final no hicimos Hoodoo Creek. La primera razón es que estaba muy cansada y decepcionada ese día y había leído en el diario de Wapiti que había que recorrer una distancia de 1,6 km, pero que a ella le resultó como unos 16 km. La segunda es que ya había pasado por una experiencia similar en la Grouse Mountain de Vancouver y ni por asomo se me hubiese ocurrido repetir la experiencia. Así pues, valorando, y como las fotos de los Hoodoos que vi en su diario no me parecían en absoluto mejor que los que vi en Turquia, “pasamos” de Hoodoo Creek. Ya iríamos a ver los que hay en Banff.
Nos dirigíamos ahora a Natural Bridge. Un poco antes de llegar a FIELD, hay un desvío hacia la izquierda. Natural Bridge está a pie de carretera.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Luego pasamos por Spiral Tunnels Viewpoint. Es una maqueta que refleja el trazado de los túneles por donde pasan los largos trenes. Desde este punto se les puede ver en su recorrido por las montañas.
Poco después nos poníamos de nuevo en marcha, hoy teníamos que ir a Banff a dormir y aún no sabíamos dónde estaba el hotel.
Se puede ir por 2 caminos a Banff: por la Trans-Canada Hihgway (la 1) o por la Bow Valley Parkway (señalizada como 1 A), ambas transcurren paralelas. La 1 es más rápida y por la Bow Valley hay que circular más lentamente (por la posible irrupción en la carreta de animales) y se pueden hacer algunas paradas, entre ellas Johnston Canyon.
Nosotros tomamos la 1, ya que era un poco tarde y teníamos intención en los próximos días de pasar por la Bow VBalley. Íbamos a pasar 3 noches en Banff.
Llegamos a Banff y una vez localizado el hotel y dejado las maletas en la habitación nos fuimos a buscar el supermercado para comprar provisiones para el día siguiente.
Cuando volvimos fuimos a la habitación. Se oía un ruido bastante fuerte y molesto. En un principio pensamos que era provocado al encender la luz. Así que apagamos el interruptor, pero el ruido seguía. Salimos de la habitación para comprobar si era general o sólo se oía en nuestra habitación. Me pasee por el pasillo y pude certificar que sólo se oía en nuestra habitación. Así que le dije a mi marido que fuésemos a reclamar, que no íbamos a pasar 3 noches en esa habitación con un ruido semejante. Imposible descansar. Él me dijo que no hacia falta marcharnos pero yo, que tenía un día en el que todo me había salido del revés, estaba cabreada (es como me sentía realmente en ese momento) y solo me faltaba eso. Volví a salir de la habitación para dirigirme a la recepción del hotel. En ese momento pasó un chico de mantenimiento y le dije que entrara en nuestra habitación y nos dijera de qué podía tratarse. Se extrañó mucho y nos dijo que le acompañáramos. Una vez en recepción el chico les explicó a las recepcionistas que era como si hubiera un helicóptero en nuestra habitación. Os puedo asegurar que era muy molesto.
En fin, que nos cambiaron de habitación, pero como ya no les quedaba ninguna libre nos pusieron en el hotel de al lado, que también era de su propiedad. No era mejor, pero al menos no se oía ningún ruido, con lo cual ya nos pareció bién. Estábamos cansados y necesitábamos darnos una ducha y descansar.
Poco después nos poníamos de nuevo en marcha, hoy teníamos que ir a Banff a dormir y aún no sabíamos dónde estaba el hotel.
Se puede ir por 2 caminos a Banff: por la Trans-Canada Hihgway (la 1) o por la Bow Valley Parkway (señalizada como 1 A), ambas transcurren paralelas. La 1 es más rápida y por la Bow Valley hay que circular más lentamente (por la posible irrupción en la carreta de animales) y se pueden hacer algunas paradas, entre ellas Johnston Canyon.
Nosotros tomamos la 1, ya que era un poco tarde y teníamos intención en los próximos días de pasar por la Bow VBalley. Íbamos a pasar 3 noches en Banff.
Llegamos a Banff y una vez localizado el hotel y dejado las maletas en la habitación nos fuimos a buscar el supermercado para comprar provisiones para el día siguiente.
Cuando volvimos fuimos a la habitación. Se oía un ruido bastante fuerte y molesto. En un principio pensamos que era provocado al encender la luz. Así que apagamos el interruptor, pero el ruido seguía. Salimos de la habitación para comprobar si era general o sólo se oía en nuestra habitación. Me pasee por el pasillo y pude certificar que sólo se oía en nuestra habitación. Así que le dije a mi marido que fuésemos a reclamar, que no íbamos a pasar 3 noches en esa habitación con un ruido semejante. Imposible descansar. Él me dijo que no hacia falta marcharnos pero yo, que tenía un día en el que todo me había salido del revés, estaba cabreada (es como me sentía realmente en ese momento) y solo me faltaba eso. Volví a salir de la habitación para dirigirme a la recepción del hotel. En ese momento pasó un chico de mantenimiento y le dije que entrara en nuestra habitación y nos dijera de qué podía tratarse. Se extrañó mucho y nos dijo que le acompañáramos. Una vez en recepción el chico les explicó a las recepcionistas que era como si hubiera un helicóptero en nuestra habitación. Os puedo asegurar que era muy molesto.
En fin, que nos cambiaron de habitación, pero como ya no les quedaba ninguna libre nos pusieron en el hotel de al lado, que también era de su propiedad. No era mejor, pero al menos no se oía ningún ruido, con lo cual ya nos pareció bién. Estábamos cansados y necesitábamos darnos una ducha y descansar.
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