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Llegó el momento de dejar Gijón y marcharnos a nuestro siguiente destino, Tapia de Casariego. Fuimos en autobús , cogiendo la línea Oviedo-Ribadeo… pero en algunos horarios (como fue nuestro caso) hay que hacer transbordo en Avilés. El tema de los transbordos es un problema porque, al menos en nuestro caso, no hubo ningún autobús de esa línea que fuera a su hora. Para ir de Gijón a Avilés, el autobús salió con 10 minutos de retraso. Se llega en unos 20 minutos, pero fuimos histéricos durante todo el trayecto porque íbamos a llegar tarde y no sabíamos a qué hora pasaría el siguiente autobús a Tapia, si perdíamos el nuestro. Al final no lo perdimos… pero sólo porque el segundo autobús también llegó tarde. (A la vuelta sí que lo perdimos aunque, por suerte, los autobuses entre Avilés y Gijón pasan cada poco tiempo por lo que pudimos coger el siguiente). El viaje, en teoría duraba dos horas y media. Y digo en teoría porque duró casi media hora más… Según nos íbamos acercando a Tapia, el autobús iba parando cada vez más a menudo (yo creo que muchas de esas paradas no estaban siquiera en la ruta) y parecía que no íbamos a llegar nunca. Está claro que la vida allí es mucho más tranquila que en Madrid y alrededores.
En Tapia estuvimos 6 días. Como ese tiempo lo dedicamos básicamente a estar allí tranquilos, descansar y relajarnos, dar paseos y disfrutar del mar y la gastronomía, no os voy a contar dia a día lo que fuimos haciendo (sería muy aburrido de leer), sino que lo contaré de manera global.
Tapia nos pareció un pueblo encantador. Es un pequeño pueblo marinero, sin mucho que ver, pero con un encanto muy especial. Nos gustó especialmente el Barrio de San Esteban (barrio de pescadores) con sus calles empedradas, sus casitas de colores, su pequeña ermita. Hay otro barrio de pescadores, el de San Blas, pero éste no nos pareció tan bonito. Y no pudimos ver la ermita de San Blas por dentro porque estaba cerrada. El punto principal de Tapia es el puerto, donde se concentra el mayor número de visitantes, bares, restaurantes, etc. Hay también una plaza muy bonita (la Plaza de la Constitución) y un museo de cámaras fotográficas, pequeño pero muy completo e interesante.
En esta localidad también nos encontramos con una de las "puertas de entrada" al Parque histórico del Navia. Este Parque histórico está compuesto por 3 museos temáticos, cada uno es en una localidad y con una temática diferente. Hay un museo dedicado a los primeros pobladores en Grandas de Salime, otro dedicado a las historias del mar en Puerto de Vega y el que está situado en Tapia de Casariego: los señores de las casas-palacio. El museo se puede visitar dos veces al día, una por la mañana y otra por la tarde, ya que sólo se puede hacer mediante visita guiada. Durante la visita te cuentan un poco de las cosas interesantes que hay por la comarca y se pueden ver varios hologramas de personajes del pueblo (entre ellos el Marqués de Casariego, del cual toma su nombre) que te van contando un poco la historia de Tapia. La verdad que es original y nos gustó. Nos quedamos con las ganas de ir al de Grandas de Salime, pero no había posibilidad de ir en transporte público.
Pero, lo que más nos gustó de Tapia, fue el entorno… El pueblo está rodeado por mar abierto y tiene un paseo marítimo muy agradable desde el que puedes ver todo el mar… Ya perdí la cuenta de las veces que lo recorrimos. En ese paseo hay un mirador precioso: el mirador de “Os Cañois” Os recomiendo ir a última hora de la tarde porque el atardecer que se ve desde allí merece la pena. Es, sin duda, mi lugar favorito de Tapia.
Desde el paseo se puede acceder también a las cuatro playas que hay en el pueblo. Son playas pequeñas (dos de ellas son muuuuuy pequeñas) y tranquilas (al menos cuando fuimos nosotros). Nos encantaron. Cuando la marea está baja, 3 de la playas quedan unidas . Nosotros tuvimos la suerte de poder bajar una mañana, cuando la marea estaba muy baja, y pasear a lo largo de las tres. En toda la playa estábamos solo nosotros y otra pareja que también iban paseando por la orilla… Ese silencio, oyendo solo las olas del mar… ¡¡¡indescriptible!!!
Hay también una piscina natural que se llena con el agua que entra del mar… y un faro situado en una isla unida al pueblo por un dique. Lo malo es que esa zona estaba en obras y no resultaba muy agradable pasear por allí.
Para alojarnos, elegimos los apartamentos Playa de Tapia. Es la primera vez que nos hemos alojado en un apartamento, ya que nosotros siempre buscamos hotel… yo, en vacaciones, me niego a hacer camas o tener que limpiar. Pero los hoteles que vimos por internet no nos convencieron y al final, por casualidad, encontramos estos apartamentos. En cuanto vi que, además de tener buena pinta, tenían limpieza diaria, me apresuré a convencer al costi. Y la verdad que no nos hemos arrepentido en absoluto… al contrario. Es un edificio con 8 apartamentos, de reciente construcción, situado encima de la Playa del Murallón. Los apartamentos son de distintos tamaños y precios. Después de muchas dudas, nosotros elegimos el “Serantes”… y creo que acertamos. Tenia un salón-cocina, una habitación, baño y una terracita con unas vistas preciosas al mar. Nos sorprendió la terraza, porque en las fotos de la web parecía más pequeña y pensábamos que sería más como un balcón. Pero no… era una terracita con espacio de sobra para una mesa y sus sillas y hasta un tendedero. Y, al estar orientada hacia el oeste, te permitía disfrutar de unos atardeceres espectaculares (cuando las nubes lo permitían, claro). Un lujazo, la verdad. El apartamento era moderno y muy acogedor y estaba totalmente equipado. Estuvimos genial allí. El precio varía según la época del año y nosotros, como estuvimos 2 días de Junio y el resto de Julio, pillamos 2 tarifas distintas. Pero, haciendo la media del precio total, nos salió a 100 euros/día.
Otra cosa que nos encantó fue la gastronomía. Ya se que en Asturias se come bien en cualquier parte, pero es que en Tapia hemos comido mejor que bien. Siguiendo los consejos recibidos, elegimos 3 sitios para comer… para qué buscar más sitios si en esos 3 comes bien y estás a gusto ¿verdad? En El Pilón comimos sobre todo “de raciones”… buenísimas y generosas. Las almejas estaban para morirse. Qué grandes, qué sabor…Aun me estoy relamiendo. Muy recomendable también el flan de queso. En La Cubierta estuvimos comiendo, sobre todo, de “Menú del día”… menús sencillos y muy buenos. También probamos el paté de centollo, que estaba muy rico. Nos encantó la decoración del local y la amabilidad de los camareros. Y el tercer sitio fue La Marina. Si vais por Tapia no podéis dejar de ir allí y comeros la merluza a la sidra. Impresionante, de verdad. Eso sí, os recomiendo que no pidáis primer plato porque la cazuela que te ponen (para dos personas) es enorme. El pulpo y las sopa de pescado muy recomendables también.
Para desayunos, meriendas o para tomaros un café os recomiendo las reposterías “Palermo”. Tiene unos pasteles y un café muy ricos. No dejéis de probar los “tortos: una especie de galletas de maíz y chocolate que hacen allí. El maíz es ecológico y está cultivado en Tapia.
Para tomar algo, nos encantó el bar El Faro. Aunque tiene terraza os recomiendo entrar dentro porque la decoración y las fotos son preciosas. También la música blues de fondo…
Desde Tapia se pueden hacer varias rutas si os gusta andar. Y en coche, se pueden ver muchos sitios interesantes de los alrededores , según lo que pudimos ver el en museo. Nosotros teníamos ganas de ir al Castro de Coaña, pero al final no hubo manera de compaginar los horarios de los autobuses que dejaban en el hospital del Jarrio (luego teníamos que coger un taxi) con los horarios del castro. Así que nos quedamos sin poder ir. Pero bueno, como pensamos volver por allí, la próxima vez iremos con coche y podremos recorrer la zona.
La única “excursión” que hicimos desde Tapia fue a Castropol. Habíamos oído hablar tanto y tan bien de ese pueblo que, la verdad, nos decepcionó. Las callecitas son una monada, la Ría del Eo, que separa Asturias de Galicia, está muy bien… pero no sé, la verdad es que no le encontramos nada especial.
Como nota negativa contaros que parece ser que están pensando en construir una mina de oro en unos pinares muy cercanos a Tapia. Hay una gran polémica en el pueblo por este motivo y se pueden ver muchas pintadas y pancartas en las ventanas con los lema “Oro sí”, “Oro no” (las del “no” son más mayoritarias). Habrá que tener los dedos cruzados para que el proyecto no salga adelante y estropee el encanto de este pueblo
. Esta pintada "modificada"nos hizo mucha gracia, por su imaginación y humor.
Y, como ocurre en todos los viajes… llegó el momento triste de volver. Como el tren salía de Gijón, volvimos allí. Llegamos a Gijón a la hora de comer y , como teníamos un ratillo hasta coger el tren, nos fuimos hasta Tierra Astur para darnos el último homenaje antes de volver. De ahí a la estación… y vuelta a casa.
Cuando entramos por la puerta de nuestro domicilio, nos recibieron 31 grados de temperatura... que nos hicieron añorar los 15 que habría en Tapia la noche anterior. En fin, es lo que tiene vivir en Madrid... y no disponer de dinero para comprarnos una casita, aunque sea diminuta, cerca del Cantábrico.
¡¡¡Y la Lotería sigue sin tocarnos
!!! En fin... 
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