De nuevo en Chile, en medio de la nada. Tras el hito fronterizo Chaltén-O´Higgins, quedan 15 km de caminata hasta la aduana.
Los días anteriores los pasamos en Argentina. Ver diario: Por la Patagonia Argentina: www.losviajeros.com/ ...php?b=8657
El belga que se nos había perdido, aparece, y en su compañía seguimos caminando por paisajes absolutamente aislados.
Ya en Chile, nos despedimos de la silueta del Fitz Roy, que se va volviendo más tenue en la lejanía.
Los cantos de los pajarillos amenizan nuestro caminar. Alternando la sombra del bosque con paisajes más despejados, a pleno sol patagónico, ¡qué calor!
Unos km antes de llegar a Candelario Mancilla, empezamos a divisar el lago O´Higgins. Las flores primaverales adornan los campos.
Siempre caminamos ritmo lento. Nuestro amigo belga sufre su tendinitis.
Al borde del lago se sitúa la aduana chilena.
Sigue en nuestra cabeza: “Ojito con Hans, que os la puede jugar”.
Pasamos aduana, y 1 km más para llegar al hospedaje del lugar, en la casa de los descendientes de un pionero que dio nombre a este asentamiento, Candelario Mancilla.
Nuestra ruta para GPS: es.wikiloc.com/ ...id=3758791 (Ojo al llegar a la Laguna Larga, en la zona argentina, por donde hice un tramo incorrecto con el GPS, subiendo a una zona alta, y teniendo que bajar por unos precipicios de miedo. Lo adecuado es dejar la Laguna Larga a tu izquierda)
Nos recibe Héctor, nieto del pionero, y hermano de Ricardo, el de los caballos, que no está en casa.
Esto es la auténtica Patagonia profunda, un lugar a 3 horas en barco del último pueblo de la Ruta Austral, Villa O´Higgins. No hay nada más, sólo una humilde casita con algunos anexos, en la que ofrecen alojamiento a turistas en habitaciones muy modestas o en camping. La reserva que habíamos hecho con Hans…….ni caso.
Una turbina hidráulica genera la electricidad.
Hablamos sobre el equipaje, buscando alguna posible solución, pero a Héctor no le interesa ayudarnos.
Turistas de varias nacionalidades, la mayoría de camping. Compartimos conversación con algunos.
Héctor prepara la cena, acaba de matar una vaca, carne fresca.
Tras la cena, todos los días tiene unos minutos de comunicación por radio, su único medio de conexión con el mundo exterior. Encontramos una solución para recuperar nuestro equipaje, aunque no será de inmediato, nos obligará a quedarnos en Villa O´Higgins más tiempo del previsto.
En la Patagonia profunda, gentes de pocas palabras. Nos vamos ganando la confianza de Héctor, y empieza a contarnos sus historias, curiosas, como corresponde a la experiencia de vivir en un lugar así.
Y la historia de su abuelo, Candelario Mancilla, con mezcla de sangre mapuche, el primero en llegar a estas tierras, y que ostenta el honor de dar nombre al lugar.
Héctor estaba sorprendido por nuestra paciencia y tranquilidad ante estas circunstancias, pensando que esta situación pondría de los nervios a cualquiera.
Al día siguiente, nos vamos a visitar el glaciar O´Higgins.
Sólo un día por semana podemos realizar la navegación por el lago O´Higgins hasta el gran glaciar (hasta 3 días por semana en verano).
La nave Quetru sale temprano de Villa O´Higgins , recala en Candelario Mancilla, y continúa navegación turística hacia el glaciar O´Higgins, regresando de nuevo a Villa O´Higgins en un día completo de navegación.
Hemos programado nuestro mes de viaje buscando encajar este traslado en este día. Un día crítico. Estamos sin maletas, pero no podemos esperar una semana más, ni conviene dar marcha atrás. O sea que, decidimos continuar adelante con los planes, con el compromiso de disponer de nuestro equipaje en 4 días, aprovechando una navegación especial para abastecimiento de suministros a los pobladores del lago.
Al organizar un viaje de este tipo, a lugares de tan difícil accesibilidad, con traslados críticos, con climatología incierta que puede obligar a suspender accesos…….ya habíamos asumido que algo podría fallar, que los planes podrían romperse en cualquier momento. Aceptar estos riesgos formaba parte de la aventura. Poner en marcha el plan B, tirando hacia atrás, sería un fracaso. Todo nuestro empeño estaba en seguir adelante, buscando la mejor solución.
Tal como habíamos planeado, nos embarcamos en Candelario Mancilla, para ir hasta el frente del glaciar O´Higgins. En este mismo barco llegaba Ricardo, con quién terminamos de arreglar el transporte de nuestras maletas.
Un día muy nublado, que resta vistosidad a la navegación, aunque aceptablemente bueno en estas latitudes.
Necesitamos 2 horas para aproximarnos a la pared del glaciar, durante las cuales navegamos por el lago O´Higgins.
Cuanto más nos adentramos hacia el Campo de Hielo Sur, más pensamos en lo lejos que estamos de todo.
Resulta escalofriante pensar que las montañas que tenemos ante nuestros ojos, no han sido exploradas jamás por seres humanos, que muchos de estos lugares están absolutamente vírgenes, sin ninguna pisada humana.
Desde el Campo de Hielo Sur se descuelgan varios glaciares sobre el lago. No hace mucho tiempo, la mayoría de ellos caían sobre el mismo glaciar O´Higgins, glaciar en fuerte retroceso, que en los últimos 100 años ha perdido 15 km.
Sobre las paredes rocosas, observamos las huellas de la altura que ocupaba el glaciar.
Más escondido queda el glaciar Chico, cubierto por cenizas del volcán Lautaro.
La llegada al gran glaciar O´Higgins resulta imponente. Ver cómo va surgiendo ante nuestra vista ese gigante, con 2 lenguas cayendo desde los hielos continentales……¡tan lejano! ¡uf!
Casi 4 km de frente de glaciar, con paredes de hasta 80 m de altura. Impresionan las formas caprichosas del hielo, sus colores. Unas estructuras con grandes grietas, causando desprendimientos continuos, que contemplamos, que oímos, que sentimos en forma de olas.
Por ello, no resulta extraño el retroceso tan rápido del glaciar………se desmorona en continuo.
Esto es tan lejano……….tan inaccesible…….¡Brutal!
Turno para la gracia típica: el whisky con piedritas de glaciar
Sólo nos permitimos ser visitantes por unos instantes, dejando que la naturaleza siga su ritmo, sin estorbos.
Regresamos navegando, de nuevo a Candelario Mancilla.
Tras el breve atraque en Candelario Mancilla para embarque/desembarque de algunos pasajeros, continuamos nuestra travesía por el lago. Chile a un lado, y Argentina al otro. Pero, más allá de fronteras políticas, un territorio común de naturaleza salvaje: la Patagonia.
En dirección a Villa O´Higgins, el lago se estrecha, un brazo con laderas cubiertas de bosques, cumbres nevadas……..ningún indicio humano.
Desembarcamos en Bahia Bahamóndez, el punto donde finaliza la mítica Ruta Austral .
Bus a Villa O´Higgins, a 7 km. Y, nuestras maletas, en Argentina.
Hans nos ofrece sus mayores disculpas. Estamos obligados a quedarnos un día más en Villa O´Higgins, en espera de maletas, por lo que no dispondremos de medio de transporte para salir del pueblo un día más tarde (bus sólo 2 veces por semana). Hans se compromete a buscarnos un transporte.
Ecuador del viaje. En 2 semanas hemos caminado más de 200 km.
A partir de ahora, continuaremos aventuras por la Región de Aysén, en la húmeda Patagonia chilena.