25 de Octubre – Paso Córdoba, Ruta 7 lagos, Villa la Angostura
Salimos de Bariloche por la RN 237 dejando a nuestra izquierda el lago Nahuel Huapi y poco antes del desvío a la RN 231, que lleva a Villa la Angostura, nos empieza a acompañar a nuestra derecha el río Limay con sus claras aguas atravesando atractivos parajes hasta llegar al llamado Valle Encantado (cómo a 62 km. de Bariloche). Ya estamos en la provincia de Neuquén.
Sobre estos parajes observamos bastantes manchas blanco-grisáceas que en principio no sabemos a qué se deben hasta que caemos en la cuenta de que son restos, aún, de las cenizas del volcán Puyehue.
Este Valle Encantado también hace honor a su nombre, el río Limay tiene como apariencia de lago, remansado, quizá por la influencia de la cercana presa de Alicurá, con árboles centenarios de ribera en sus orillas y rodeado de cerros y formaciones rocosas de origen volcánico con la apariencia que cada uno quiera darle en su imaginación, catedrales góticas, torres, castillos, fortalezas en ruinas, figuras de animales …. Algunas la tradición ya les ha otorgado nombre, “El dedo de Dios”, “El Centinela”, “Tren expreso” … Explorar esta zona y pasar algún tiempo de ocio en ella tiene que ser “encantador”.
Al poco llegamos al lugar conocido como Confluencia dónde anteriormente se unían el río Traful y Limay, hoy cubierto por la presa Alicurá. Aquí nos desviamos a la ruta provincial 63 que es de ripio hasta llegar a la RN 234.
Esta ruta, que en su inicio va paralela al río Traful, va atravesando un valle fértil con bosques intercalados que conforme se va tomando altura van desapareciendo para dar paso a la vegetación propia de la estepa. El paisaje sigue mostrando extrañas formaciones rocosas similares a las del Valle Encantado.
Como a 90 km. llegamos al denominado Paso del Córdoba a 1300 m. en el que hay un mirador desde el que se ve todo lo que hay que bajar después hasta el valle del río Caleufú. De frente extrañas formaciones rocosas que reciben el nombre de “catedral”, “biberón”. Este valle del Caleufú se encuentra forestado por pino ponderosa, en su mayoría, y pino oregón.
Casi al final de la ruta 63 se llega al Lago Meliquina el cual nos encontramos con aguas algo embravecidas por el viento que sopla. Lo vamos bordeando durante 8 km. con la imagen del cerro Meseta Alta, con nieve en su cima.
Por esta zona abundan los bosques de coihué, especie no frecuente en el Parque Nacional Lanín en el que nos encontramos desde hace ya buen trecho.
A los 135 km. aproximadamente, desde el inicio, se llega al cruce con la RN 234 entrando en el asfalto y desde aquí faltan unos 20 o 25 km. para llegar a S.Martín de los Andes.
San Martín de los Andes es un pueblo tranquilo con una situación privilegiada junto al lago Lacar. Tiene un trazado y una arquitectura de pueblo de montaña muy bonito. El lago Lacar, como la mayoría de los lagos patagónicos, es de origen glaciar, tiene gran tamaño y en el mismo hay varias islas. Hay un paseo en barco en temporada alta.
Ahora es realmente cuando comenzamos esta famosa ruta de los 7 lagos de 110 km. por la RN 234, recientemente convertida en RN40.
Saliendo de San Martín de los Andes el lago Lacar nos acompaña a nuestra derecha y por el otro lado las montañas con bosques de cipreses. Pasamos las desviaciones a la playa Catritre y a Villa Quila Quina (una pena no llegar a ella), comienza un ascenso acompañados por bosques de roble pellín. Nuestra primera parada es el mirador del Pil Pil en dónde seguimos viendo el lago Lácar, algunos cerros que lo bordean y el valle del rio Pil Pil.
Pasado ya el desvío al centro Chapelco nos encontramos con el mirador del Arroyo Partido al lado de un enorme mallín. Este arroyo tiene una peculiar característica, se forma por las aguas del deshielo de la cumbre de Chapelco y en su trayecto tropieza con el cauce de piedras abriéndose en dos brazos diferenciados. El de la derecha es el Pil Pil, cuyo valle acabamos de ver, que desagua en el lago Lacar y este en el Pacífico. El brazo de la izquierda se convierte en el arroyo Culebra que va serpenteando en busca de las aguas del río Hermoso y después terminará en el Atlántico.
Llegamos al cruce con la RN 63 que antes nos había traído por el Paso Córdoba.
El día está algo trastocado, climatológicamente hablando. Desde el principio ha alternado tiempo nuboso con pocos claros de sol. Ha ido evolucionando a peor, a media mañana comienza a chispear derivando más tarde en tiempo totalmente nublado, con nubes bajas, y lluvia más continua. Todo este paradisíaco paisaje de los lagos y su entorno no es lo mismo verlo con sol que cubierto de nubes, pero es lo que tenemos y le encontramos cierto encanto añadido el ver los lagos envueltos en neblina.
Cómo a 30 km. del inicio de este recorrido nos encontramos con el primero de los siete lagos, el lago Machónico con un amplio y cómodo mirador. Este lago es de un azul intenso rodeado de bosques de coníferas y de la familia nothofagus (lengas, ñires, coihues) y su principal afluente es el río Hermoso. Machónico en mapuche significa agua con camarones .
Todavía dentro del Parque Nacional Lanín llegamos a un desvío que nos conduce al lago Hermoso, por dos kilómetros de ripio pasando por una laguna de poca profundidad llamada Pudu Pudu. El nombre del lago lo han escogido bien, es realmente hermoso. Tiene una playa con troncos de árbol caído que se adentran en las aguas, no hay absolutamente nadie....., reina una gran paz y un silencio interrumpido solamente por el oleaje de las aguas. Se encuentra rodeado de bosques de ñires, radales y coihues aparte de conservar un último vestigio de araucaria (pino chileno ó pino de brazos), un centenar de ejemplares que superan los 1000 años muchos de ellos.
A 50 km. de S.Martín nos topamos con el mirador de la cascada Vuliñanco, ya dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi. Esta cascada es de más de 30 m. formada por el río Filuco al abrirse paso entre las rocas y el bosque, de gran fuerza, se parte entre las rocas en dos tramos.
Y enseguida se encuentran los lagos Falkner y Villarino. Ambos lagos son preciosos, unidos por un corto río. El lago Villarino desagua en el lago Falkner a través de este río. El lago Falkner tiene unas extensas playas de arena y se encuentra protegido del viento. Al igual que los otros lagos se encuentran rodeados de bosques de lengas y coihues y, en el caso del Villarino, algunos arrayanes. También en ambos hay praderas verdes con gran cantidad de flores amarillas en las que pastan algunas vacas y picotean aves acuáticas de gran tamaño, son los cauquenes, parecidas a gansos, aprovechando que la temporada alta no ha llegado y no hay nadie acampando por allí.
Y de pronto nos encontramos sobre carretera de ripio, otra vez, y parece que nos hemos despistado porque no hemos visto el mirador del lago Escondido, que debe de tenerlo, sólo alcanzamos a ver sus aguas verdes entre el bosque de coihues, quizá por ello se llama escondido. Para conformarnos nos paramos a hacer fotos al río que hay a continuación y que forma paraje de postal.
Descendemos hacia el cruce a Villa Traful. Hay en la carretera gran actividad por obras que nos hacen ir más lentos, hay muchas máquinas arreglando el ripio y haciendo diques por el deslizamiento de tierras.
A 80 km. de S.Martín aparece el lago Correntoso que es uno de los más grandes del recorrido, de hecho, cerca ya de Villa la Angostura, vuelve a aparecer, tiene una gran cantidad de bahías. Sus aguas provienen del lago Espejo mediante el río Ruca Malén y se une al lago Nahuel Huapi a través del río más corto del mundo, el río Correntoso. Llegamos hasta sus playas de arena blanca entre las que hay varios ejemplares de coníferas de alto porte, con unas aguas “correntosas” y claras. El caso es que hoy, con el mal tiempo, casi todas las aguas de los lagos parecen correntosas.
Hoy hemos cometido la imprudencia de no traernos bocata pensando que con tanto lago y la ruta tan famosa encontraríamos algún sitio dónde tomar algo. Todo está cerrado. En esta playa del lago Correntoso hay como una especie de hostería, no sabría cómo definirlo, en la que nos atiende una mujer de origen mapuche y nos dice que sólo tiene algunas bebidas y tortas fritas, nada más de comida. Así que esta fue nuestra frugal comida de hoy, ya casi merienda por la hora y el contenido, un chocolate caliente, muy bueno por cierto, con un par de tortas fritas que estaban exquisitas.
Casi enseguida hay un desvío a la derecha que nos lleva al lago Espejo Chico a través de 2 km. de ripio en mal estado y en el que hay que pasar por dos verjas de palos que hay que abrir y luego cerrar. Este es un lago pequeño que se encuentra escondido entre montañas, es un sitio bastante agreste y bonito, con un camping ecológico que se encuentra cerrado. Tiene todos los ingredientes para ser un sitio solitario y sin ruido, solitario lo es, pero hay un tremendo ruido producido por el piar de cientos de pájaros de color negro que se encuentran en las ramas de grandes árboles, similares a los chopos, que tienen las hojas secas, aún no han comenzado a nacer las nuevas.
El próximo lago es el Espejo Grande que tiene varios miradores. También es de gran tamaño y unas aguas tranquilas y limpias que reflejan como en un espejo los paisajes de sus orillas. Pero eso será en días tranquilos y de sol porque hoy no refleja nada. Se alimenta del agua del deshielo de las montañas circundantes y en sus orillas se van alternando las playas de arena volcánica, los juncales y las zonas de rocas.
El tramo final del recorrido hasta llegar al Cruce (rutas a Bariloche, Villa la Angostura y paso a Chile) está acompañado por el lago Correntoso, pero ya no paramos porque las nubes tapan toda visibilidad de la panorámica de los lagos y la lluvia es más fuerte.
Toda esta zona del Cruce se encuentra llena de hosterías, restaurantes y comercios relacionados con el turismo. Cuando llegamos a Villa la Angostura la lluvia parece darnos una tregua.
La Villa es un pueblo de montaña con una particular arquitectura parecida a la de San Martín de los Andes y desde ella se puede acceder a otro de los parques nacionales de esta zona, el Parque Nacional de los Arrayanes situado en la península de Quetrihue, a través del istmo del mismo nombre. A la entrada hay un magnifico modelo de arrayán para los que, como es nuestro caso, no puedan visitar el parque, tengan una idea de cómo es este árbol.
Como a 100 m. de la entrada hay un camino a la derecha que continúa en un sendero escalonado y de mucha pendiente y que te lleva hasta dos miradores con vistas espectaculares del lago Nahuel Huapi. Después de haber visto hoy tantos lagos crees que tu capacidad de admiración se ha agotado, pero siempre queda otro punto que te puede seguir admirando. El primer mirador se llama Arrayán y desde el mismo se contemplan varios brazos del lago Nahuel Huapi y al fondo la espectacular Cordillera de los Andes, el segundo, girando a la izquierda, es el Messidor ofreciendo una vista de Bahía Mansa.
A la vuelta hacia Bariloche y una vez pasado el área del Cruce el sol volvió a brillar y la tarde nos ofreció un bonito arco iris. Esto nos hizo tener esperanzas de llegar a tiempo para subir a Cerro Otto y ver la puesta de sol desde allí.
Tiempo sí que nos dio, pero densas nubes se apoderaron de nuevo de la cima de las montañas por dónde el sol se ocultaba por lo que las vistas desde arriba no eran las mejores y además el viento soplaba de una forma endemoniada.
Es un hecho que tanto el Cerro Campanario como el Cerro Otto se han resistido a nuestra visita y están empeñados en que volvamos de nuevo a Bariloche.