Desayunamos en la plaza de armas que está hecha un asco después de la fiesta de la noche anterior. No hay más clientes, tardan 25 minutos en servirnos 2 cafés. Damos una vuelta por las calles del pueblo, que son un caso único ya que aún mantienen la planificación urbana incaica dividida en 15 manzanas rectangulares compuestas por un conjunto de viviendas que comparten una misma puerta hacia el patio central.
Volvemos a visitar de nuevo a las ruinas, es mucho mejor verlas a esta hora porque estamos prácticamente solos.
Cogemos el colectivo delante del mercado (3 soles) hasta Urubamba. Nos deja en la estación y allí compramos los ticktes del bus colectivo a Maras (4 soles). Se supone que sale inmediatamente pero tenemos que esperar un buen rato porque hasta que no se llene el bus no arrancan.
La parada para Maras es en medio de la carretera, en el desvío para el pueblo que está a 3km. Allí esperan unos cuantos taxistas para llevar a la gente a hacer el tour. Mientras negociamos el precio con ellos, llegan una pareja de taiwaneses, les preguntamos si quieren venir con nosotros para que nos salga más barato y están de acuerdo, de este modo la excursión nos cuesta 30 soles a cada pareja.
Lo primero que vemos son las terrazas de cultivo concéntricas de Moray, que posiblemente hayan sido un centro de investigación agrícola incaico en el se llevaron a cabo experimentos de cultivos a diferentes alturas, simulando, según nos dijeron, hasta 20 diferentes tipos de microclimas.
A continuación visitamos las salinas de Maras, a las que tenemos que pagar entrada pues no están incluidas en el boleto turístico (14soles). Constituidas por unos 3000 pozos ya eran explotadas en la época inca, cada 3 días se llenan con agua salada que les aporta un manantial localizado en la Cordillera de los Andes.
Aquí se pone a llover con intensidad y decidimos acortar la visita y regresar. El taxi nos vuelve a dejar en el punto en medio de la nada en el que nos cogió, pero en un momento pasa un colectivo que se detiene y nos lleva a Cuzco por 10 soles. Como es habitual, el conductor va como un loco y por el camino atropella a una pobre oveja que caminaba al borde de la carretera.
Una vez en Cuzco vamos hasta las agencias de Star Perú y Lan que están en la Avda. del Sol para confirmar el vuelo de mañana a Lima con la primera y el de pasado mañana a España con la segunda.
Dedicamos las últimas horas en Cuzco a pasear y hacer alguna compra. Para cenar vamos al “Tomatissimo”, una pizzería de la que tuvimos referencia gracias al viajero Ernstsevi, el sitio no nos defrauda, son unas pizzas tremendísimas (45soles).
Volvemos a visitar de nuevo a las ruinas, es mucho mejor verlas a esta hora porque estamos prácticamente solos.
Cogemos el colectivo delante del mercado (3 soles) hasta Urubamba. Nos deja en la estación y allí compramos los ticktes del bus colectivo a Maras (4 soles). Se supone que sale inmediatamente pero tenemos que esperar un buen rato porque hasta que no se llene el bus no arrancan.
La parada para Maras es en medio de la carretera, en el desvío para el pueblo que está a 3km. Allí esperan unos cuantos taxistas para llevar a la gente a hacer el tour. Mientras negociamos el precio con ellos, llegan una pareja de taiwaneses, les preguntamos si quieren venir con nosotros para que nos salga más barato y están de acuerdo, de este modo la excursión nos cuesta 30 soles a cada pareja.
Lo primero que vemos son las terrazas de cultivo concéntricas de Moray, que posiblemente hayan sido un centro de investigación agrícola incaico en el se llevaron a cabo experimentos de cultivos a diferentes alturas, simulando, según nos dijeron, hasta 20 diferentes tipos de microclimas.
A continuación visitamos las salinas de Maras, a las que tenemos que pagar entrada pues no están incluidas en el boleto turístico (14soles). Constituidas por unos 3000 pozos ya eran explotadas en la época inca, cada 3 días se llenan con agua salada que les aporta un manantial localizado en la Cordillera de los Andes.
Aquí se pone a llover con intensidad y decidimos acortar la visita y regresar. El taxi nos vuelve a dejar en el punto en medio de la nada en el que nos cogió, pero en un momento pasa un colectivo que se detiene y nos lleva a Cuzco por 10 soles. Como es habitual, el conductor va como un loco y por el camino atropella a una pobre oveja que caminaba al borde de la carretera.
Una vez en Cuzco vamos hasta las agencias de Star Perú y Lan que están en la Avda. del Sol para confirmar el vuelo de mañana a Lima con la primera y el de pasado mañana a España con la segunda.
Dedicamos las últimas horas en Cuzco a pasear y hacer alguna compra. Para cenar vamos al “Tomatissimo”, una pizzería de la que tuvimos referencia gracias al viajero Ernstsevi, el sitio no nos defrauda, son unas pizzas tremendísimas (45soles).