En un principio en este día solo íbamos a hacer la típica excursión a Hiroshima y Miyajima, pero al estar consultando las guías vi. que el shinkansen pasaba por Okayama y no pude resistir la tentación de parar a ver su famoso parque, aunque eso significase levantarse una hora antes.
Madrugamos bastante, alrededor de las 6:00 y nos fuimos andando a la estación de Kyoto, en la misma estación estaban abriendo una tienda tipo supermercado y cogimos unos dulces japoneses para desayunar y un zumo, a partir de aquí y antes de empezar nuestra ruta cada día compraríamos el desayuno en esta tienda, xq la verdad es que estos dulces estaban buenísimos.
Nos fuimos para el anden de nuestro tren, a la zona de asientos reservados y puntualmente salíamos de kyoto, a los 45 minutos llegábamos a Okayama. Preguntamos en una ventanilla como llegar al parque Koraku-en ( uno de los tres más bellos de Japón) y nos indicaron muy amablemente que teníamos que coger un tranvía que paraba en la puerta de la estación y bajara a la tercera parada y después de andar un poquito enseguida lo veríamos.
Nada más salir y recorrer los pocos metros que nos separaban del tranvía ya nos dio la impresión de ser una ciudad más alegre y con más vida que Kyoto ( y es que como os comenté en la etapa anterior Kyoto no nos gustó). Cogimos el tranvía sin problemas y nos bajamos, cerca de un gran río, desde el paseo ya tenias una vista muy bonita del parque rodeado por el gran río y los puentes que permitían el acceso a él.
También había una bonita vista del castillo de la ciudad que a priori nos pareció digno de una visita, pero nos habíamos hecho el firme propósito de solo ver el parque y dedicarle una hora como mucho, ya que no queríamos recortar tiempo de la visita a Hiroshima y Miyajima.
El parque era muy grande, aun así y caminando deprisa nos dio tiempo a ver casi todo en la hora que estuvimos, había una gran variedad de paisajes desde llanuras despejadas con lagos en el centro hasta grandes bosques de bambú, pero todo se mezclaba a la perfección y estaba muy bien cuidado. Nos gusto mucho y realmente creo que merece la pena madrugar un poco y hacer una parada en Okayama.
Volvimos a la estación haciendo el viaje inverso y en la puerta nos encontramos a un grupo curioso de gente, unos japoneses con letreros que decían "free hugs" (abrazos gratis), lo que nos extraño un montón xq los japoneses odian tocarse, así que nos dimos unos abrazos con ellos, una foto y de nuevo al tren con destino Hiroshima.
Nada más llegar a Hiroshima cogimos otro tranvía que paraba en la puerta de la estación y nos fuimos pitando a ver la zona de la bomba atómica. La verdad es que el paisaje es sobrecogedor, empiezas viendo la cúpula en si, que es el único edificio que quedo en pie en mucha distancia a la redonda, y esta hecho polvo, y luego vas leyendo los carteles, te explican que la bomba detonó a unos 200 metros de la cúpula y a 60 y pico metros de altura...mucha distancia y así quedo la cúpula.
Luego dimos un paseo por el memorial park , en el que ibas descubriendo monumentos, como el erigido a los niños que murieron por la radiación después ( todo empezó por una niña muerta que levanto el apoyo de su colegio para la construcción de un monumento pero se acabo extendiendo a todos los niños caídos).
Después ya nos acercamos mas a la zona de la llama de la esperanza y el punto exacto donde estalló la bomba, aquí habían levantado una escultura y también había una urna donde se supone que esta un manuscrito con los nombres de todos los fallecidos.


Todo esto tiene un aire muy solemne y la verdad es que te deja un poco de sensación de tristeza, pero lo peor estaba por llegar: El museo conmemorativo de la paz. Aquí dentro había testimonios, videos, maquetas y un sinfín de detalles que te hacían ponerte de una forma bastante cruda en el momento de la explosión de la bomba y sus meses posteriores. La verdad es que era todo muy muy triste, sobre todo los testimonios de algunos padres que contaban con pelos y señales como habían muerto sus hijos posteriormente a causa de la radiación. Como digo era muy triste sobre todo cuando iba acompañado de fotos o de objetos de los niños, uno de ellos me llegó especialmente, era un triciclo de un niño de tres años que en el momento de la explosión jugaba en el jardín, los padres llegaron a tiempo para ver como moría, y lo enterraron en el jardín con su triciclo ( que estaba totalmente retorcido), costaba aguantar alguna lagrima. Como os digo es muy triste y la verdad es que llegas a pasarlo un poco mal, pero creo que es una cosa que hay que ver, tanto por su valor histórico como para concienciarse de las cosas.
Como no podía ser de otra forma toda la visita estaba plagada de un aire antiamericano, eso me hizo entender xq la gente nos miraba raro ( somos los dos rubios y con piel clara) y muchas veces nos preguntaban si éramos americanos con cara de póquer y cuando les decíamos que no, que éramos españoles se les cambiaba la cara y nos daban una palmadita en el hombro.
Después de esta parte triste nos fuimos a la parte alegre de la excursión, la isla santuario de Miyajima. Cogimos el mismo tranvía del que habíamos bajado y después de un buen trayecto nos dejo en el muelle de embarque del ferry de JR.
Ya en el barco se veía una gran expectación xq la gente se amontonaba en los laterales para poder ver cuanto antes el famoso Torii inundado. El paisaje era muy bonito, el torii con el templo a lo lejos en la orilla y la gran montaña verde de fondo.
Cuando llegamos el Torii no tenia agua ( la marea alta estaba prevista para nuestra vuelta, a las 18 de la tarde) y estuvimos tentados de ir a hacernos una foto pegados al Torii, pero al final desistimos xq no nos queríamos poner perdidos de barro.
Como ya era la hora de comer decidimos ir a buscar un sitio para probar los famosos Hiroshima-yaki y mientras estábamos decidiendo hacia donde tirar se nos presento uno de los personajes más famosos de Miyajima, uno de sus ciervos sagrados.
El animal vino muy feliz y nos iba siguiendo, como nos hizo gracia abrimos la mochila para darle un trozo de pan de molde, pero en cuanto abrimos la cremallera el ciervo metió la cabeza dentro cogió un plástico ( lo primero que encontró) y rápidamente salio hasta una esquina donde se lo empezó a comer.
Nos reímos un rato y dejamos fuera un par de rebanadas por si volvía, y no tardo mucho, nos estuvo siguiendo un rato y al llegar a la calle comercial que va bordeando la costa vimos que había cantidad de ciervos.
Repartimos nuestras rebanadas de pan de molde y nos metimos en una especie de taberna que tenía en su escaparate los Okonomiyaki. Nos pedimos el Okonomiyaki especial que estaba bueniiiiiiiisimo y un ración de ostras a la parilla que nos gustaron tanto que pedimos otra ración. Una de las mejores comidas que hicimos en Japón y por un precio miserable 2000 Y los dos.
Al acabar de comer y como aun faltaba para la marea alta decidimos subir al monte Misen, para ello había que atravesar todo el pueblo ( seguimos haciendo un poco el tonto con los ciervos) y coger un teleférico. Había una garita donde te vendían los ticket de ida y vuelta y nos informaron de que había un bus que subía hasta la estación del teleférico. Nos hubiera gustado subir andando y ver un poco de paisaje pero como se nos hacia un poco tarde pillamos el bus.
Nos metimos en una cabina del teleférico y nos llevo a través de unos acantilados superhondos (cuidado si tenéis vértigo) durante bastante rato, yo iba atento xq había leído que x ahí había monos, pero no vi ninguno

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Hicimos una parada en una estación intermedia y después de coger un segundo teleférico llegamos a la cima del monte y a la salida de la estación .... sorpresa!!!! había un montón de monos por allí deambulando!!!!! hicimos caso de un cartel que aconsejaba dejar las cosas en unas taquillas para evitar que los monos te las quitaran y estuvimos un montón de rato observando los monos y haciendo fotos.
Mientras estábamos allí estallo una pelea entre uno de los monos y el grupo y se monto una algarabía de mucho cuidado, además era muy gracioso ver como al perseguir 10 monos a otro y pasar todos corriendo al lado de turistas japonesas estas se ponían a gritar y esconderse con lo que los monos gritaban mas aun.
Cuando nos cansamos de ver a los monos nos fuimos a hacer una ruta que te llevaba por las siete maravillas del monte Misen ( todo esto escoltados por los monos que te encontrabas por todas partes) pero después de andar un rato y ver que aun faltaba bastante y como el ultimo teleférico salía a las 17, decidimos dar la vuelta, eso si tomamos algunas fotos más a los monos haciendo cosas curiosas como despiojándose o cazando hormigas.
Al bajar fuimos directamente a ver el templo itsukushima-jinja con su torii flotante, el templo estaba chulo, pero más que por el templo por el hecho de estar encima de la playa, a estas alturas la marea había subido mucho y ya llegaba hasta la parte de atrás del templo. Era una sensación como de estar en un embarcadero, ya que el suelo era de madera y oías las olas por debajo y por supuesto lo que era una pasada era el torii flotante.
Estuvimos un buen rato paseando por el templo y cuando ya lo habíamos visto de cabo a rabo nos dirigimos al embarcadero de donde salía nuestro ferry a las 18:15 aun serian las 17:30 pero la mayoría de las tiendas estaban cerrando, aun así hicimos algunas compras y nos despedimos de los ciervos, que ya estaban todos tumbados por los rincones preparándose para dormir. En un próximo viaje planearemos una noche aquí ya que cuando se van los turistas el ambiente debe ser muy especial.
Hicimos la vuelta a la estación de Hiroshima, pero en lugar del tranvía cogimos el ten que tardo mucho menos, después el shinkansen nos dejó en Kyoto alrededor de las 21 y 20 y ya nos fuimos para nuestro hostal a descansar y pegarnos una ducha y es que llevábamos un día de mucho tute.