Como ya teníamos toda la información necesaria, comenzamos a patear la ciudad. Desde el hotel fuimos andando hasta el Jardín de las Rosas desde donde vimos una panorámica de la ciudad.

Bajamos al Parque de los Osos dónde hay osos en un recinto mas bien grande, fue curioso verlos. Luego cruzamos el puente y fuimos hacia la Catedral, donde hay unas vidrieras de Chagall (se entra gratis, para subir a la torre hay que pagar). Siguiendo el recorrido que marcaba el mapa que nos dieron en turismo, pasamos por el Parlamento (desde la trasera se ven unas vistas muy bonitas del rio, etc.) Allí comimos algo en un puesto callejero y las otras calles que cruz de arriba abajo. Hay muchas fuentes, calles casi peatonales... Sacamos la foto pertinente a la Torre del Reloj (Zytglogge), que vale la pena verlo. Es una ciudad pequeña, el ambientillo es tranquilo, no parece la capital. Cenamos en un restaurante italiano que por lo que vimos tenía mucha fama. Comimos una ensalada, una pizza y una lasagna, con cerveza. La pizza y la ensalada estaban bien, la lasagna a mí me supo a “avecrem” que tiraba pa’tras. Unos 70 francos.