DIA 2: LA HABANA ✏️ Diarios de Viajes de Cuba

---

Con el cambio horario a las 6:30h estábamos con los ojos como platos. Nos dijimos: ¿Qué hacemos?. Pues que vamos ha hacer, ducharnos, desayunar y patear antes de que el sol haga justicia.

Poco antes de las 8h salíamos por la puerta del hotel. Nos dirigimos dirección al Capitolio.
Paseando por el Paseo del Prado, yo todavía con la cámara en la mochila, mi mujer quiso hacerme unas fotos con la cámara pequeña. Consecuencia? Empezaba el acoso y derribo hacia el turista. Yo me lo pasaba genial porque ya sabía o almenos intuía sus intenciones, pero mi mujer, flipaba en colores tanto con ellos como conmigo por mis hábiles respuestas.

Para estas situaciones lo mejor y más recomendable es mentir, al igual que hacen ellos.
Me explico. Ví venir hacia nosotros 2 cubanos pero al final solo uno se puso frente a nosotros y nos empezó a hablar y a preguntar. Lo primero que te preguntan es en que hotel te hospedas y, hábil, le respondí que en el Saratoga. Sorprendido nos dijo, ah si!!! Está allí, es muy buen hotel y tal y tal. Entonces al iniciar esta pequeña conversación ya se confían y a nosotros nos empezó a explicar que ese día era festivo en La Habana y que por la tarde en unas calles detrás del Capitolio saldría todo el mundo a bailar salsa, y que además en esa zona habría un mercado de puros. Se ofreció a acompañarnos y a quedar con él por la tarde pero como eran las 8 de la mañana le dimos las gracias pero que preferiríamos ir a nuestro aire y sabiendo lo que nos comentaba que intentaríamos ir por la tarde donde nos decía. Total, comenzamos a andar dirección Capitolio despidiéndonos de él con un apretón de manos. A los pocos metros, se nos acercó otro por un lado y nos preguntó si estábamos alojados en el Saratoga. Jajajaja!!! Yo ya me empezaba a partir de risa por mis adentros, porque esta persona es la que en un inicio iba acompañado del primer individuo, es decir, estaban compinchados, de ahí que supiera donde nos alojábamos ficticiamente.

Cruzando la calle logramos deshacernos de él y fuimos caminando hacia el Capitolio por la acera del hotel Saratoga. Y aquí viene lo bueno, a los pocos metros una pareja, chico y chica, nos adelantaron poniéndose a mi lado mientras caminábamos y sorprendidos nos dijo ella… ustedes están en el Saratoga ¿verdad?. Le contesto que si. Y me dice que fue ella la que nos hizo el check-in ayer por la tarde y que se acordaba perfectamente de nosotros. Yo ya no podía más, lloraba de la risa por mis adentros. Pero que zalameros!!! Y encima su novio me comentaba que su padre era el jefe de seguridad del hotel y que si teníamos algún problema se lo hiciéramos saber. Lógicamente, siendo amables en todo momento, asentíamos en todo lo que nos decían, y le pregunté que si realmente había fiesta por la tarde y me dijeron que si que era un día muy esperado en La Habana.

Logramos deshacernos de ellos con mucha soltura, y ya estábamos frente al Capitolio.


Unas fotos de frente, a los coches que pasaban, y cruzamos la calle ya que ponían en el plano que la fábrica Partagás estaba justo detrás de éste. Lo rodeamos haciéndonos fotos desde todas las perspectivas y tal, y mientras íbamos a por el lateral había un hombre mayor sentado en un bordillo y me pidió dinero para comer. Al ser el primer día, no quise darle dinero porque sino nos arruinamos si le tenemos que dar a todo el que lo pida. Le ofrecí un cigarro y lo cogió. Pero atención que a este señor lo volveremos a ver en menos de 10 minutos y la situación será muy pero que muy diferente.


Llegamos a las puertas del chinatown, al cual no entramos. Nos sentamos en un banco a la sombra unos minutos frente al taller de reparación de locomotoras ya que el calor comenzaba a apretar.

Tras el breve descanso, nos dirimos a Partagás y justo enfrente hay una hilera de taxis, los cuales se te ofrecen. Veo un corrillo, me fijo y justo veo al señor que me pedía dinero, al que acabé dándole un cigarro, manejando tal fajo de billetes que no salía de mi asombro. Pero si hace 10 minutos me estaba pidiendo dinero para comida!!! Ahí me alegré de no haberle daño ni un CUC.

En fin, entramos en Partagás, pero solo a la tienda a mirar. Pasamos de hacer la visita, a parte que era demasiado pronto y todavía no la hacían.

Seguimos rodeando el capitolio de vuelta hacia el centro, decidiendo ir a descansar a una terracita con un buen refrigerio de cebada. Para ello fuimos de nuevo a la Plaza de la Catedral, donde ya a la entrada de la plaza nos abordó un hombrecillo ofreciendo un paseo en su carroza tirada por caballos.


Le dijimos que queríamos sentarnos y beber algo fresco y que nos lo explicará sentados. Tras explicarnos todo y enseñarnos su acreditación como guía oficial (Jose Manuel, el que va vestido de Cowboy), decidimos contratarle ya que consideramos que el precio no era caro, y el calor comenzaba a ser insoportable. Si no recuerdo mal, nos pidió 25 CUC por 2 horas.

Subimos a la carroza y nos iba explicando a medida que pasábamos por los sitios que era cada uno, haciendo las paradas correspondientes para la foto de rigor.


Llegamos hasta la plaza del Convento de Santa Clara, dimos un pequeño paseo por ahí y nos metió en un estanco enseñándonos los puros y que precios tenían. Pensé, este está compinchado con el dependiente y ya me quiere encalomar unos puros.

Volvemos al caballo y nos dirigimos al Hotel Los Frailes donde compartiremos unos mojitos con él y nos invitará a un Cohiba. Al final cayeron 2 mojitos para cada uno y nos echamos unas risas, escuchando un poco la historia de cuba desde su punto de vista.


Aprovechamos la ocasión para preguntarle si realmente ese día era festivo en La Habana y sorprendido nos preguntó quien nos lo había dicho. Resultaba que esa era la táctica de estas personas para captar al turista, de ninguna manera era festivo ese día.

Comenzábamos a comprender el estilo cubano, jejeje!!!

Tras los mojitos y habiéndole comentado que nos gustaría comprar puros para traer a España nos dijo que si nos interesaba él tenía unos puros de estraperlo. Mi idea era comprarlos el último día para no ir cargando con ellos todo el viaje. Pero mi mujer los quería comprar cuanto antes para no arriesgar de quedarnos sin dinero. Teníamos puntos de vista distintos, cuantos cuando, como… Al final la dejé hacer.

Ahora nos llevó al mercado de Artesanía y nos lo enseñó por encima ya que le dije que las compras las haríamos el último día tras volver del Cayo Santa María.

Más o menos ya era la hora para finalizar la visita en carruaje, y nos preguntó que si no nos importaba acompañarle a un sitio. Si lo llego a saber le digo quería seguir a mi aire.
El tio, muy hábil, nos llevó a su casa, nos invitó a pasar y nos sacó unas cajas de puros. Lógicamente el precio era mucho más barato que los del estanco, yo no quería, le decía que cuando volviera a La Habana me pondría en contacto con él y se los compraba. Pero mi mujer decía que los cogiéramos ya para así olvidarnos de ellos, y como estaban bien de precio… La dejé hacer. Mi idea era comprar unos 25 puros, porque realmente en España conocemos a 3 personas que fumen puros, para que más? Nooooo, mi mujer quería 2 cajas de 25, unos esplendidos y otros pequeños y gordos. Así que nos llevamos 2 cajas, venga!!! Mi mujer le pidió unos puritos pequeños para ella y nos regaló 2 cajas de puritos cohíba.

Otro motivo por lo que yo no quería comprarlos era por lo que había leído en el foro de puros falsos o malos. Se lo expliqué mil veces a mi mujer pero parece ser que no le entró del todo.

Como no teníamos el dinero encima nos los puso en una mochila y nos acompaño al Hotel. Subimos mi mujer y yo a la habitación y cogimos el dinero de los puros, de la excursión de 2 horas, y en la bolsa que nos había dejado le metimos botes de jabón, tampones, ropa interior femenina, y alguna otra prenda para su mujer. Bajamos a entregárselo y como ya era la hora de comer le dijimos que nos llevara un restaurante que le dijimos y sin problema nos llevó. Total, 2 horas que le habíamos contratado y 4 que estuvimos con él.

El restaurante se llamaba “El Guajiro”, es conocido, es el que las camareras van vestidas de blanco con sombrero cowboy. No comimos mal, un poco caro, pero bien. Fueron 50,05 cuc.

Una vez comidos, nos fuimos hacia el hotel caminando para bajar la comida. De camino vimos de todo, lo más anecdótico fue un conductor de un bicitaxi que se quería dar a la fuga de un policía de a pie, y eso que el bicitaxi estaba llevando a una pareja de turistas. Parece ser que el policía estaba en pleno control de licencias, éste le dio el alto y el chico quiso darse a la fuga. Pero con una bicitaxi poca fuga puedes hacer, porque el policía estiró el brazo y paro la bici y empezaron a forcejear. Los turistas se bajaron y flipaban.
Seguimos hacia el hotel y nos encontramos un autobús de Barcelona estacionado. Me hago la foto como buen barcelonés, jajajaj!!!!


Ya en el hotel una ducha y mini siesta, ya que Michel, el camarero del Restaurante Le Patio, pasaría a recogernos sobre las 18h. Y así fue. Como un clavo. Mientras mi mujer se duchaba yo bajé a la cafetería a comprar agua y ahí estaba cogiendo el teléfono para llamarnos a la habitación. Subí a buscar a mi mujer y nos fuimos con él a dar un paseo hasta la Plaza vieja, donde fuimos a la Factoría a tomar unas cervezas. Empezamos en la terraza pero acabamos dentro ya que se puso a llover.

Dentro estuvimos hablando de todo un poco, la vida en Cuba, la vida en España, etc. Hasta que nos dijo que se tenía que ir porque había quedado a las 21h con su novia. Nos acompañó al hotel pero antes de camino nos enseñó donde estaba el restaurante El Asturianito, o Asturiano, ahora no recuerdo, para que lo viéramos y si nos gustaba que reserváramos mesa para cenar. Su intención fue acompañarnos hasta arriba, ya que el restaurante estaba en el ático, pero en la puerta no le dejaron subir y nos acompaño un trabajador de ahí. Nos gustó y reservamos mesa para más tarde.

De nuevo abajo con Michel, éste nos explicó que mientras estábamos arriba estuvo hablando con el de seguridad y nos contó que le habían prohibido subir porque le habían confundido con un guía y para evitar que pidiera la comisión por traer a clientes.
Ya en el hotel, le pedí que esperara un momento en recepción porque iba a bajarle unas camisetas para sus hermanos, ya que al ser él más corpulento no le cabrían. Le dí 7 camisetas entre ellas una camiseta de F1 de cuando Alonso estaba en McLaren ya que a mi me la regalaron y la usé 2 veces y es la única que le podría ir bien a él. Cuando bajé, le entregué la bolsa con las camisetas y unas piruletas, y cuando nos despedimos le intenté dar algo de dinero como propina por haber pasado la tarde con nosotros, pero este se negó en rotundo. Dijo que si había accedido a pasar la tarde con nosotros era porque quería, que dinero no necesitaba porque tenía su trabajo y que muchas gracias pero no.

Nos sorprendió gratamente la actitud de Michel. En un día habíamos visto de todo, y nos quedábamos con la persona que es Michel. A quien le aseguramos que al volver a la Habana pasaríamos a despedirnos antes de regresar a España. Y así lo hicimos.
De nuevo solos, nos fuimos a cenar al restaurante que habíamos reservado y tras una espera de 10 minutos nos dieron mesa, y lo cierto es que cenamos muy bien y a buen precio.

---