A las 5,30h despertaron a los que aún dormían. Nos trajeron el barreño con agua caliente para asearnos. Estamos contentos con la agencia porque cuidan todos los detalles.
El desayuno se sirve a las 6 de la mañana y nos piden puntualidad a todos para comenzar temprano. Hoy será un día duro y los guía quieren empezar cuanto antes para tener la tarde libre para el descanso.
Yo he pasado muy mala noche con mi estómago y me asusta tener cualquier problema durante el camino por lo que decidimos contratar un porteador para el día de hoy. Cargará con la mochila grande y “D” llevará la mía pequeña. Pagamos 100 soles por todo el día.
A las 06.30h todos debemos estar listos para comenzar lo antes posible, aunque casi a oscuras todavía, sin luz eléctrica y con el baño ocupado es un poco difícil ponerse las lentillas.
En poco tiempo estamos todos listos. Somos de los primeros grupos en comenzar a caminar. Así lo prefieren los guías ya que la jornada es muy dura y es mejor llegar temprano al próximo campamento para tener toda la tarde para descansar.
Está previsto que la etapa de hoy dure unas 7 horas de caminata. En este tiempo recorreremos 10km partiendo de una altura de 3.000 metros, que es el lugar en el que se encuentra el campamento de Wayllabamba donde hemos dormido hoy, atravesando el paso de la Mujer Muerta o Warmiwañusca a 4.212m y acabando en los 3.600 metros donde está el campamento de Pacaymayo.
El inicio de la caminata es empinado y no es más que la promesa de las próximas 5 horas de subida. En breves minutos desde la salida nos estorban el gorro y el abrigo polar y en unos cuantos más estamos ya con la camiseta empapada en sudor. La primera parada la realizamos en una zona de descanso tras 1 hora de caminata. Ya ha amanecido totalmente y aprovechamos para ponernos protector solar.
Los porteadores han recogido todo el campamento y empiezan a adelantarnos. Esperamos al resto del grupo y continuamos durante otra 1:45h hasta la siguiente zona de descanso. Este tramo ha sido bastante duro. Es una zona más boscosa, más estrecha y nos adelantan constantemente porteadores. He tenido que parar unos segundos en dos ocasiones para tomar aliento. Suerte que somos los terceros en llegar a la explanada donde descansaremos a la espera del resto de compañeros de grupo. Allí hay varias mujeres con mesitas improvisadas en las que venden agua, bebidas isotónicas y algunas chucherías con las que recuperar fuerzas. Nosotros compramos 1 agua y 1 gatorade y pagamos 20 soles. Esperamos casi 30 minutos al resto de compañeros pero esto nos da tiempo para descansar y fotografiar a las llamas que pastan alrededor nuestro.
Cuando han llegado todos y han tenido su pequeño momento de respiro, comienza el último y más difícil tramo de subida. Si lo de antes nos pareció difícil estos kilómetros hasta el paso de la Mujer Muerta me parecen imposibles.
Creo que no voy a poder llegar. Me falta el aliento a cada paso y tengo que parar a cada momento. Suerte que nos encontramos con un grupo de montañeros españoles. Vienen de hacer varios “cinco mil” en Perú y llevan un ritmo muy cómodo al que es fácil engancharse. Lento pero seguro.
Consigo no hacer casi ninguna parada más y tras dos horas llegamos a Warmiwanusca. Nos parece increíble. Hemos superado la mayor dificultad de todo el Camino Inca. Estamos allá arriba con la visión a un lado del campamento del que venimos y al otro lado con la zona del campamento en el que dormiremos, ambos muy a lo lejos y abajo. Y todo alrededor… montañas y nieve. El paisaje es espectacular y merece la pena todo el sufrimiento. Han sido 6km de “semiescalada”. Ahora es tiempo para el descanso y para prepararnos para el resto de la jornada que no por ser de bajada y más corta es menos difícil. A partir de este momento nos facilitarán el agua hervida ya que no encontraremos ningún vendedor más.
Nos quedan 4km de bajada con un tiempo estimado de 2 horas.
Nos las prometíamos felices pero todo son escalones de piedra y de altura desigual. Un auténtico rompepiernas. Suerte que en este tramo hacemos una parada para visitar un centro arqueológico en el que recibimos una explicación por parte de nuestro guía. Con esta parada incluida, tardamos sólo 1:50h en llegar al campamento (algo menos de lo previsto). Son las 14.30h.
Mientras llega el resto del grupo, acudimos a uno de los canales que pasan por allí para asearnos. Metemos los pies en el agua helada y nos lavamos como los gatos. Los porteadores han montado ya todas las tiendas y están preparando la comida. Nos cambiamos de ropa y cuando estamos todos aseados, viene nuestra comida y un rato después…la merecida siesta. Lástima que nos la estropee ese cielo negro que empieza a descargar agua con fuerza. Con tanta fuerza que nuestra tienda “impermeable” empieza a peligrar. Lleva una hora sin dejar de jarrear y empiezan la primera gotera dentro de la tienda.
No son ni las 5 de la tarde y si continúa así tendremos que pasar la noche en vela pendientes de cada rincón por donde entra agua. Suerte que ese cielo al que veneran los Incas es magnánimo y transforma el agua en granizo. Cuando parece que ha escampado y abrimos la tienda nos llevamos la sorpresa. La granizada ha sido tan grande que parece que ha nevado. Todo está blanco y hay varios centímetros de espesor.
Pensamos en todos los grupos que debieron salir después de nosotros y se han debido calar hasta los huesos y nos alegramos por el consejo de nuestro guía que conoce bien su trabajo y nos hizo llegar tan temprano al campamento.
Por hoy no hay mucho más que hacer. Tenemos nuestra merienda con palomitas, infusiones y chocolate caliente, nuestra visita a los baños (no os esperéis grandes lujos, estos no son occidentales) con el peligro que conlleva ir a oscuras y con el suelo helado y nuestra cena y toda la noche para descansar. Un ibuprofeno y a dormir bien tapada que hace mucho frío.
El desayuno se sirve a las 6 de la mañana y nos piden puntualidad a todos para comenzar temprano. Hoy será un día duro y los guía quieren empezar cuanto antes para tener la tarde libre para el descanso.
Yo he pasado muy mala noche con mi estómago y me asusta tener cualquier problema durante el camino por lo que decidimos contratar un porteador para el día de hoy. Cargará con la mochila grande y “D” llevará la mía pequeña. Pagamos 100 soles por todo el día.
A las 06.30h todos debemos estar listos para comenzar lo antes posible, aunque casi a oscuras todavía, sin luz eléctrica y con el baño ocupado es un poco difícil ponerse las lentillas.
En poco tiempo estamos todos listos. Somos de los primeros grupos en comenzar a caminar. Así lo prefieren los guías ya que la jornada es muy dura y es mejor llegar temprano al próximo campamento para tener toda la tarde para descansar.
Está previsto que la etapa de hoy dure unas 7 horas de caminata. En este tiempo recorreremos 10km partiendo de una altura de 3.000 metros, que es el lugar en el que se encuentra el campamento de Wayllabamba donde hemos dormido hoy, atravesando el paso de la Mujer Muerta o Warmiwañusca a 4.212m y acabando en los 3.600 metros donde está el campamento de Pacaymayo.
El inicio de la caminata es empinado y no es más que la promesa de las próximas 5 horas de subida. En breves minutos desde la salida nos estorban el gorro y el abrigo polar y en unos cuantos más estamos ya con la camiseta empapada en sudor. La primera parada la realizamos en una zona de descanso tras 1 hora de caminata. Ya ha amanecido totalmente y aprovechamos para ponernos protector solar.
Los porteadores han recogido todo el campamento y empiezan a adelantarnos. Esperamos al resto del grupo y continuamos durante otra 1:45h hasta la siguiente zona de descanso. Este tramo ha sido bastante duro. Es una zona más boscosa, más estrecha y nos adelantan constantemente porteadores. He tenido que parar unos segundos en dos ocasiones para tomar aliento. Suerte que somos los terceros en llegar a la explanada donde descansaremos a la espera del resto de compañeros de grupo. Allí hay varias mujeres con mesitas improvisadas en las que venden agua, bebidas isotónicas y algunas chucherías con las que recuperar fuerzas. Nosotros compramos 1 agua y 1 gatorade y pagamos 20 soles. Esperamos casi 30 minutos al resto de compañeros pero esto nos da tiempo para descansar y fotografiar a las llamas que pastan alrededor nuestro.
Cuando han llegado todos y han tenido su pequeño momento de respiro, comienza el último y más difícil tramo de subida. Si lo de antes nos pareció difícil estos kilómetros hasta el paso de la Mujer Muerta me parecen imposibles.
Creo que no voy a poder llegar. Me falta el aliento a cada paso y tengo que parar a cada momento. Suerte que nos encontramos con un grupo de montañeros españoles. Vienen de hacer varios “cinco mil” en Perú y llevan un ritmo muy cómodo al que es fácil engancharse. Lento pero seguro.
Consigo no hacer casi ninguna parada más y tras dos horas llegamos a Warmiwanusca. Nos parece increíble. Hemos superado la mayor dificultad de todo el Camino Inca. Estamos allá arriba con la visión a un lado del campamento del que venimos y al otro lado con la zona del campamento en el que dormiremos, ambos muy a lo lejos y abajo. Y todo alrededor… montañas y nieve. El paisaje es espectacular y merece la pena todo el sufrimiento. Han sido 6km de “semiescalada”. Ahora es tiempo para el descanso y para prepararnos para el resto de la jornada que no por ser de bajada y más corta es menos difícil. A partir de este momento nos facilitarán el agua hervida ya que no encontraremos ningún vendedor más.
Nos quedan 4km de bajada con un tiempo estimado de 2 horas.
Nos las prometíamos felices pero todo son escalones de piedra y de altura desigual. Un auténtico rompepiernas. Suerte que en este tramo hacemos una parada para visitar un centro arqueológico en el que recibimos una explicación por parte de nuestro guía. Con esta parada incluida, tardamos sólo 1:50h en llegar al campamento (algo menos de lo previsto). Son las 14.30h.
Mientras llega el resto del grupo, acudimos a uno de los canales que pasan por allí para asearnos. Metemos los pies en el agua helada y nos lavamos como los gatos. Los porteadores han montado ya todas las tiendas y están preparando la comida. Nos cambiamos de ropa y cuando estamos todos aseados, viene nuestra comida y un rato después…la merecida siesta. Lástima que nos la estropee ese cielo negro que empieza a descargar agua con fuerza. Con tanta fuerza que nuestra tienda “impermeable” empieza a peligrar. Lleva una hora sin dejar de jarrear y empiezan la primera gotera dentro de la tienda.
No son ni las 5 de la tarde y si continúa así tendremos que pasar la noche en vela pendientes de cada rincón por donde entra agua. Suerte que ese cielo al que veneran los Incas es magnánimo y transforma el agua en granizo. Cuando parece que ha escampado y abrimos la tienda nos llevamos la sorpresa. La granizada ha sido tan grande que parece que ha nevado. Todo está blanco y hay varios centímetros de espesor.
Pensamos en todos los grupos que debieron salir después de nosotros y se han debido calar hasta los huesos y nos alegramos por el consejo de nuestro guía que conoce bien su trabajo y nos hizo llegar tan temprano al campamento.
Por hoy no hay mucho más que hacer. Tenemos nuestra merienda con palomitas, infusiones y chocolate caliente, nuestra visita a los baños (no os esperéis grandes lujos, estos no son occidentales) con el peligro que conlleva ir a oscuras y con el suelo helado y nuestra cena y toda la noche para descansar. Un ibuprofeno y a dormir bien tapada que hace mucho frío.