El desayuno no está incluido en el precio de la habitación pero por no buscar nos fuimos al restaurante del hotel. Uffff... que desayunos! vale, son carillos, a $12, pero es que están buenísimos. En serio, merece la pena hacer el esfuerzo y además con lo caro que es Israel no creo que se encontraran cosas parecidas más baratas.
Dejamos las maletas en recepción y les comentamos que llegaremos tarde a buscarlas pero no nos ponen ningún problema.
Nos cogimos el sherut a la estación de tren y compramos el billete de tren con destino a Acre (o Akko). Tardamos casi dos horas y eso que pensábamos que íbamos a tardar menos. La estación está algo lejos del centro de la ciudad vieja, pero preguntando llegamos en algo más de 15min.
Nada más llegar vemos que hay algo de follón...de nuevo la gente continuaba celebrando la fiesta del cordero (pero cuanto dura esto??) La celebración comienza con la entrada en la ciudad vieja. Se montan en unos carromatos tirados por caballos y entran a gran velocidad por las puertas (hay gente de seguridad que controla para que la gente no pase cuando cruzan los carros). Total que entramos y eso era el lío padre. Gente por todas partes de fiesta, ruido, y más gente. Nos damos cuenta que así es imposible visitar la ciudad siguiendo un recorrido, así que empezamos a deambular y ya está, encontrándonos con lo que se pueda y con lo que no se pueda, pues no pasa nada.
La ciudad vieja es toda de piedra y bastante bien cuidada; es muy parecida a Essaouira (en Marruecos), un puerto amurallado. El mercado está relativamente bien y allí vimos un bar con buena pinta, lleno de gente de la zona; intentamos entrar pero no nos dejaron, sinceramente me sentó a cuerno quemado, pero que le vas a hacer... Acabamos tomándonos un kebab gigante en un sitio con humus, bastante bueno. Seguía el lío por las calles y la verdad es que no apetecía mucho entrar a visitar mucho, y tan solo acabamos visitando el túnel de los templarios que nos atraía bastante.
Nos volvimos por la tarde a Tel Aviv y estuvimos tomándonos algo por los bares de la zona del hotel, un vinito, una shisha...muy tranquilos. Recogimos a un última hora las maletas y fuimos a la estación de buses donde pillamos unos bocatas para la cena y cogimos el bus a Eilat.