No sé de que manera pero aquí nos liamos con la hora. Supongo que algo hicimos al ajustar la hora en el móvil al llegar y algo pasaría al cruzar la frontera ayer, pero el caso es que llevamos una hora de retraso, así que tampoco nos queda mucho tiempo para hacer todo lo que queremos hacer, teniendo en cuenta que teníamos que estar en Jerusalem a las 15h tal y como habíamos quedado con nuestra amiga que ya estaba sola allí.
Así que se nos planea la duda de que hacer...subir a Masada al menos un par de horas, un ratito al mar y luego rumbo a Jerusalem (teniendo en cuenta que nos íbamos a perder seguro, que íbamos a pillar atasco...). Así que ole, ole y ole nos saltamos Masada. Sé que no tenemos perdón de dios, pero los planes están para saltárselos y el Mar Muerto es tan guay y nos gustó tanto que no queríamos perdérnoslo de nuevo.
Esta vez fuimos a Ein Gedi, la otra zona que conocíamos que tenía playa gratuita. Llegamos, pagamos el parking y...que decepción con la playa de ayer. Es un pedrero sucio y sin zona para tumbarse. No nos gustó nada, así que decidimos volver a Ein Bokek (nos devolvieron el dinero del parking al estar menos de 30min). Así que una vez en la playa, nos tiramos unas horillas de relax total. Fenomenal!!!!


Ponemos rumbo a Jerusalem, menos mal que llevábamos GPS porque hubiera sido imposible enterarnos con los mapas. A pesar de que nuestro hotel estaba en la zona palestina de Jerusalem, como es territorio de Israel podemos meter el coche sin problemas. Aparcamos el coche frente al hotel, hicimos el check-in y nos fuimos a ver a nuestra amiga. Una duchita y nos fuimos en dirección a la ciudad vieja.
Las vistas desde el hotel me alucinan, estamos delante del cementerio judío (que luego piensas, joer con los judíos que no tienen donde enterrarse más que en la zona musulmana) que es impresionante y estas viendo la Cúpula de la Roca en frente, genial!!

Salimos rumbo al casco viejo, cruzando junto a al cementerio y otras grandes tumbas.



Nos fuimos hacia la zona del Muro de las Lamentaciones (que los judíos llaman Muro Occidental); hay que pasar un control de seguridad y se entra a la plaza. Hay un bullicio increíble ya que es sabath y es el día mejor para ver la zona. Hay un montón de judíos ortodoxos, hombres con unos gorros de mil formad, con pieles, más grandes, más pequeños...las mujeres van vestidas como hace 100 años, la mayoría con las pelucas que tapan su pelo verdadero o su rapado. Que mezcla! Decidimos meternos en la zona del Muro y nos obligan a ponernos una kippa que dan a la entrada (los hombres separados de las mujeres). Me impresiona un muchísimo, se me erizan los pelos, en serio; nos acercamos al muro y vemos que a la izquierda hay una especie de túnel y entramos. Aquí también estaban rezando, pero otros están haciendo consultas en los libros de unas grandes estanterías que hay a los lados. Joer, el ambiente es acojonante, llega a dar un poco de miedo porque realmente no entendemos del todo que hacen al rezar.


Impresionados nos fuimos a dar una vuelta y paseamos por el barrio musulmán; poco queda abierto ya que ya había oscurecido, pero al final no deja de ser todo una gran tienda de souvenirs. Es una pena, de nuevo da igual en que país estés, en todos los mercadillos de cualquier país árabe encuentras lo mismo.
Por la noche decidimos volver a la zona del hotel a cenar, pero no encontramos nada, ya cuando íbamos a comprar fruta en la glorieta de al lado del hotel nos damos cuenta que hay un pequeño local frente al hotel que vende falafel y perritos y decidimos cenar allí. Cuesta dos duros y lo mejor es que el primo de los dueños, que está allí por la noche casi siempre, le encanta hablar. Nos da la bienvenida a Palestina (que no a Israel) y nos cuenta cosillas de como viven (nos muestra una foto suya con Arafat). No sé, fue muy interesante. Acabamos volviendo un par de veces más.

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