Itinerario del día:
A: Kanab
B: Bryce Canyon
C: Cedar Breaks
D: Bryce Canyon
Casi sin darnos cuenta, llevábamos ya trece días en Estados Unidos. Faltaban, por lo tanto, apenas unas horas para alcanzar la mitad del viaje, y los planes para nuestro particular “paso del ecuador” se centraban en los dos anfiteatros rocosos más conocidos del sur de Utah: Cedar Breaks y Bryce Canyon. Al primero teníamos pensado dedicarle una breve visita a primera hora, con la intención de poder llegar a Bryce en torno a las 11-12 de la mañana y pasar allí el resto de la jornada.
Sin embargo, cuando después de la ducha matutina nos conectamos a internet y le echamos un vistazo a los pronósticos del tiempo, María y yo nos inclinamos por un cambio en nuestra ruta. Las previsiones hablaban de cielo despejado a lo largo de toda la mañana y nubes de evolución acompañadas de fuertes tormentas a partir del mediodía, por eso preferimos asegurarnos la visita a Bryce -sin duda el highlight del día- con el mejor tiempo posible, aunque para ello tuviésemos que invertir más tiempo y más millas en el desplazamiento: iríamos allí directamente y dejaríamos Cedar Breaks para la tarde. El itinerario iba a quedar de este modo un tanto disparatado, ya que nos veíamos obligados a retroceder más de 100 kilómetros para luego regresar a dormir a Bryce, donde teníamos reservado alojamiento, pero tal sacrificio procuramos tomárnoslo a beneficio de inventario. El sobreesfuerzo merecía la pena si a cambio podíamos disfrutar con sol y buena luz de uno de los destinos más esperados de todo el viaje.
Desayunamos en la habitación, recogimos todo, llenamos la nevera, dejamos las llaves en el buzón de la puerta de la recepción, y emprendimos camino hacia el norte. Fuimos disfrutando del hermoso paisaje rojo y verde que ya habíamos comenzado a conocer y apreciar la tarde anterior. Dejamos a nuestra izquierda el desvío que conduce a Cedar Breaks y continuamos en dirección a Bryce, tal y como habíamos decidido sobre la marcha después de levantarnos.
El acceso a este parque desde el oeste se hace a través del Red Canyon, un precioso enclave de inequívoca -y más que apropiada- denominación, como puede adivinarse en este pequeño fragmento de vídeo:
Tema musical: "Harlequin"
(PREMIATA FORNERIA MARCONI)
Llegamos al parque nacional de Bryce Canyon muy temprano, a pesar de lo cual la afluencia de visitantes era ya considerable. El cielo estaba, en efecto, despejado por completo, así que, en principio, no parecía que nos hubiésemos equivocado trastocando el plan inicial. Dejamos el coche en el aparcamiento más próximo al Sunrise Point e, impacientes, nos dirigimos al Rim Trail sin perder un solo segundo.
Las expectativas eran altísimas, pero al igual que en otras ocasiones precedentes, la realidad volvió a superar todas las previsiones. Esa imagen de los múltiples hoodoos, contemplados por vez primera desde el borde del acantilado, es algo que se queda grabado para siempre en la memoria. María comentaba que tenía la sensación de que todas aquellas increíbles chimeneas rocosas, de tonalidades naranjas y rosáceas, brillaban como si estuviesen iluminadas desde el interior.
Alcanzamos el mirador del Sunrise Point y allí estuvimos un buen rato “aterrizando” en el lugar y saboreando el momento.
Tema musical: "Intelligence Quotient" (IQ)
A continuación fuimos caminando por el sendero que bordea el rim hasta llegar al Sunset Point. No dejábamos de grabar tomas de vídeo ni de sacar fotos del impresionante paraje que teníamos ante nuestros ojos.
Tema musical: "Horizons" (GENESIS)
Y desde el mismo Sunset Point, a eso de las 9 de la mañana, comenzamos a descender por el Navajo Trail. Siguiendo las recomendaciones que habíamos leído en el foro, elegimos el sendero de la derecha -el del Wall Street- para efectuar la bajada. Nos encantó. Una vez en el fondo del cañón, tomamos la desviación hacia la subida del Queen’s Garden Trail, menos empinada que la del Navajo y que además recorre algunas de las zonas de hoodoos más espectaculares del parque -como la que le da el nombre al trail, por ejemplo-. Las paradas para sacar fotos fueron constantes, y no caminamos tampoco a un ritmo excesivamente rápido. Tras una hora y media de trek, bajo un sol que no dejó de brillar en ningún momento, alcanzamos el Sunrise Point, donde finaliza el recorrido.
Creo que ningún visitante de Bryce -siempre que su condición física sea normal, por supuesto- debería prescindir de la maravillosa experiencia del Navajo + Queen’s Garden, ya que un anfiteatro natural tan fantástico como éste debe de ser disfrutado no solo desde los miradores de su parte superior, sino también introduciéndose en las profundidades del propio cañón.
Tema musical: "Anne's song" (WILLIAM ACKERMAN)
Bastante alucinados por todo lo que acabábamos de ver, nos dispusimos a recorrer en coche el resto de miradores del parque. Comenzamos apeándonos en Inspiration Point. Un punto de observación situado a mayor altitud que Sunrise Point o Sunset Point, e ideal para contemplar los hoodoos desde una perspectiva casi opuesta a las anteriores.
Tema musical: "Ibby it is" (HAPPY THE MAN)
Más elevado todavía se encuentra Bryce Point. Este mirador resultó ser el que más nos gustó de todos, ya que es el único desde el cual se aprecia el anfiteatro en su conjunto. Es importante tener en cuenta que la señalización es un poco confusa y puede inducir a pensar que el mirador está justo al lado de la explanada del parking, cuando en realidad ése no es el verdadero Bryce Point, sino que para llegar a él hay que descender unos 150 metros siguiendo un sendero que parte hacia la izquierda hasta llegar a un estrecho promontorio con privilegiadas vistas a uno y otro lado.
Tema musical: "Three friends" (GENTLE GIANT)
Nos dirigimos a continuación hasta el final de la carretera que atraviesa el parque de norte a sur.
El último mirador, Rainbow Point, es el que alcanza la mayor altitud de entre todos los de Bryce, con casi 2800 metros sobre el nivel del mar. Allí comenzamos el recorrido de vuelta hacia el norte, deteniéndonos en los sucesivos puntos de observación orientados hacia el este y que, por tanto, íbamos encontrando a la derecha de nuestra marcha: Rainbow Point, Black Birch Canyon, Ponderosa Canyon, Agua Canyon, Natural Bridge -un enorme puente natural de piedra-, Farview Point y Swamp Canyon.
Todos ellos ofrecen buenas vistas, desde luego, pero ni mucho menos tan espectaculares como las del anfiteatro principal. Si la visita a Bryce se lleva a cabo con apuros de tiempo y no es posible conocerlo a fondo, éstas serían a nuestro juicio las primeras opciones a descartar, porque lo verdaderamente imprescindible del parque se sitúa entre Sunrise Point y Bryce Point.
Rainbow Point:
Tema musical: "Concert for Munich (I) (STEVE HACKETT)
Black Birch Canyon:
Tema musical: "Watcher of the skies" (GENESIS)
Ponderosa Canyon:
Tema musical: "The cinema show" (GENESIS)
Agua Canyon:
Tema musical: "Karn Evil 9" (EMERSON, LAKE & PALMER)
Natural Bridge:
Tema musical: "In un vecchio castello"
(CONSORZIO ACQUA POTABILE)
Farview Point:
Tema musical: "Twelve's enough" (ECHOLYN)
Swamp Canyon:
Tema musical: "Dusk" (GENESIS)
A mediodía, y ya con el cielo bastante cubierto de nubes, partimos hacia Cedar Breaks. Nada más incorporarmos a la carretera 12, paramos brevemente en una gasolinera cercana, para repostar y comprar provisiones con las que entretener un poco el estómago -wraps picantes, aperitivos, zumos, chocolate y demás-.
En unos minutos llegamos al Red Canyon, cuyo colorido llamaba la atención a pesar de que el sol se había ocultado ya casi por completo detrás de los cumulonimbos tormentosos.
Tema musical: "La villa emo" (MINIMUM VITAL)
Por la 89 subimos unas millas al norte hasta la pintoresca localidad de Panguitch, y desde allí emprendimos la ascensión hacia Cedar Breaks a través de la carretera 143. Pronto comenzaron a dejarse sentir las inevitables tormentas. Con cada rayo que caía en una u otra dirección y con cada chaparrón que aquellos oscuros nubarrones descargaban de cuando en cuando sobre nuestro vehículo, María y yo íbamos teniendo más y más claro que el reajuste del plan de viaje había resultado todo un acierto: si hubiésemos dejado Bryce para la tarde, el mal tiempo nos habría impedido disfrutarlo al máximo.
Hicimos un pequeño alto al lado del Panguitch Lake, un lago cuya superficie fue ampliada artificialmente décadas atrás.
Tema musical: "Dans le parc du chateau noir" (IQ)
Pocas millas antes de nuestro destino, observamos a lo lejos una mancha blanca muy extraña, como si la larguísima recta de la carretera por la que circulábamos se difuminase en una especie de charco lechoso que no alcanzábamos a apreciar del todo bien. Durante unos segundos tuvimos algo así como la sensación de estar alucinando en pareja, y los dos nos preguntábamos qué demonios podría ser aquella “aparición” tan inquietante. A medida que nos aproximábamos a ella, la respuesta al misterioso enigma fue tomando forma ante nuestros ojos de un modo paulatino. No dábamos crédito a lo que veíamos:
Tema musical: "Island" (ECHOLYN)
¡Habíamos sido literalmente atropellados por un gigantesco rebaño de ovejas! Y el semblante impasible y despreocupado de los pastores a caballo no invitaba a pensar que aquella curiosísima trashumancia de carretera general resultase ser una actividad demasiado novedosa para ellos. Por no hablar de la cola de vehículos retenidos detrás del rebaño… Nos cuestionábamos cuánto tiempo llevarían allí, circulando a una velocidad media de 2 millas por hora -o quizá ni eso- y, sobre todo, cuánto les quedaría hasta poder “adelantar” a semejante mogollón ovejuno.
En fin, poco después entramos al parque de Cedar Breaks, ubicado a más de 3000 metros de altitud, y nos detuvimos en el primer mirador que encontramos: Chessmen Ridge Overlook. La tarde se había quedado bastante oscura, pero al menos no llovía, y pudimos contemplar el anfiteatro con cierto detenimiento. A nuestro juicio, no es tan espectacular como el de Bryce, pero sí creemos que merece la pena acercarse hasta aquí y dedicarle a este lugar un par de horas. O más, si se dispone del tiempo suficiente para ello.
Tema musical: "Please don't ask" (GENESIS)
Paramos a continuación en el mirador de Sunset View, pero nos gustó menos que el anterior y lo abandonamos pronto.
Tema musical: "Memory ashes" (PULSAR)
Por último, justo al lado del Visitor Center se encuentra Point Supreme, el punto panorámico que para nosotros ofrece las mejores vistas del anfiteatro, puesto que las formaciones rocosas más bonitas de Cedar Breaks están en su parte sur y desde los dos miradores anteriores no se aprecian.
Tema musical: "Tanz und Tod" (ANYONE'S DAUGHTER)
Regresamos hacia Bryce descendiendo por la 14, que atraviesa la zona del Navajo Lake. El lago, de origen volcánico, es ciertamente curioso. Y los alrededores del mismo, también, ya que la lava solidificada le confiere al terreno un aspecto negruzco bastante peculiar. Por desgracia, el día se había ido oscureciendo más y más, y la luz no era la ideal para poder disfrutar del paisaje al 100%
Tema musical: "If everyone was listening" (SUPERTRAMP)
Comenzábamos ya a acusar el cansancio acumulado a lo largo de todo el día, así que nos incorporamos de nuevo a la carretera 89 y pusimos rumbo al hotel que habíamos reservado en Bryce (Bryce View Lodge). Hicimos el check-in y al principio nos adjudicaron una habitación situada en un primer piso. De inmediato solicitamos que nos cambiasen a otra de planta baja, para no tener que subir empinadas escaleras cargando penosamente con las maletas. La empleada que nos atendía intentó complacer nuestra petición, pero se la notaba un tanto preocupada ante la posibilidad de que su jefa, que aparentaba ser algo borde y desagradable, no estuviese de acuerdo. De hecho, cuando la recepcionista se acercó al fondo de la oficina para consultar con la otra, vimos -y escuchamos- cómo ésta refunfuñaba y gesticulaba con los brazos, aunque al final accedieron y nos cambiaron la habitación.
La relación calidad-precio del hotel dejaba bastante que desear, y el cuarto no era gran cosa, pero al menos nos sirvió para descansar un rato y darnos una ducha reparadora. A continuación, nos arreglamos y salimos a dar un paseo por Bryce Canyon City, en donde encontramos bastante ambientillo y animación por las calles. Cenamos en un buffet de comida americana, y nos pusimos hasta arriba, ya que teníamos apetito y la calidad general de los platos no estaba mal del todo.
La tarde-noche continuaba siendo desapacible e, incluso, algo fría, por eso al acabar la cena nos marchamos al hotel sin más dilación. Aproveché el buen funcionamiento del wifi para conectarme a internet, mientras María se derrumbaba en la cama, muerta de cansancio. No tardé mucho en imitarla.
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