El día vuelve a estar despejado y hoy decidimos cambiar un poco de aires y rodear el lago Brienz para llegar hasta Meiringen. En los alrededores de este pueblo hay dos sitios preciosos que visitar: Las Cataratas Reichenbach y las Gargantas del Aare.
Empezamos por la primera. Pasado Meiringen veréis un cartel hacia la derecha con el nombre de las cataratas. Se deja el coche en un parking que hay donde también os encontrareis un hospital (no os preocupéis que es ahí mismo, nosotros también pensábamos que nos habíamos equivocado de camino) y es gratuito. En la caseta del funicular la misma conductora te vende las entradas, lo que implica que no se puede pagar con tarjeta, solo efectivo. Aprovechamos y compramos la entrada conjunta Cataratas Reichenbach + Gargantas del Aare por 13 CHF.
Empezamos por la primera. Pasado Meiringen veréis un cartel hacia la derecha con el nombre de las cataratas. Se deja el coche en un parking que hay donde también os encontrareis un hospital (no os preocupéis que es ahí mismo, nosotros también pensábamos que nos habíamos equivocado de camino) y es gratuito. En la caseta del funicular la misma conductora te vende las entradas, lo que implica que no se puede pagar con tarjeta, solo efectivo. Aprovechamos y compramos la entrada conjunta Cataratas Reichenbach + Gargantas del Aare por 13 CHF.
Subimos en el funicular y al salir te encuentras un salto de las cataratas con una imagen a tamaño natural de cartón piedra de Sherlock Holmes, de estos para poner tu cabeza y hacerte la foto. Os cuento un poco, por si queda alguien que no lo sepa, que estas cataratas fueron el escenario elegido por Sir Arthur Conan Doyle para ubicar la más encarnizada lucha de su famoso personaje, Sherlock Holmes, con su archienemigo el Profesor Moriarty. Así que las cataratas se han convertido en sitio de peregrinación tanto de sociedades de Sherlock Holmes como de fans del detective.
Os recomiendo que cuando lleguéis, en lugar de quedaros como casi todo el mundo haciendo fotos con la imagen de Sherlock, aprovechéis la distracción y os vayáis a hacer el camino del resto de las cataratas y así podréis ir prácticamente solos. Luego ya os podéis hacer la foto de rigor a la vuelta.
Os recomiendo que cuando lleguéis, en lugar de quedaros como casi todo el mundo haciendo fotos con la imagen de Sherlock, aprovechéis la distracción y os vayáis a hacer el camino del resto de las cataratas y así podréis ir prácticamente solos. Luego ya os podéis hacer la foto de rigor a la vuelta.
En la estación del funicular empieza un camino lleno de escalones donde se sube hasta llegar a algunos miradores donde se pueden ver las cataratas desde distintos sitios. Finalmente llegas a un punto donde hay un hotel y pasa una carretera, marcado en el mapa como Zwirgi. Desde aquí se empieza a bajar por el bosque por un camino que te lleva hasta el punto exacto donde Sherlock Holmes se precipita al vacío en las cataratas. Está marcado con una estrella y hay una placa conmemorativa y también nos encontramos con una corona de la London society de Sherlock Holmes.
Después de momento freak desandamos el camino y volvemos hacia la estación del funicular. Antes de bajar aprovechamos que ahora no hay nadie para hacer las fotos de rigor.
Nos vamos camino a las gargantas del Aare que están muy cerquita. Aquí aparcamos en el entrada este, el parking es gratuito y hay mucho sitio. Como ya teníamos las entradas las enseñamos y pasamos sin problemas.
El rio Aare, el mismo que vimos ayer en Thun donde los chicos se tiraban al agua y hacían surf, a su paso por aquí ha creado, debido al efecto de la erosión, unas magníficas gargantas que, gracias a unas pasarelas que salen de las rocas, son visitables en su totalidad.
Lo primero que vemos es el rio pasando entre unas sombrías rocas mientras la luz del sol se cuela como intensos rayos, un espectáculo muy bonito de ver.
El rio Aare, el mismo que vimos ayer en Thun donde los chicos se tiraban al agua y hacían surf, a su paso por aquí ha creado, debido al efecto de la erosión, unas magníficas gargantas que, gracias a unas pasarelas que salen de las rocas, son visitables en su totalidad.
Lo primero que vemos es el rio pasando entre unas sombrías rocas mientras la luz del sol se cuela como intensos rayos, un espectáculo muy bonito de ver.
Se sigue por un túnel y luego de vuelta a las pasarelas que, por cierto, no dan nada de miedo y tienen espacio de sobra, incluso vimos gente hacer el trayecto en silla de ruedas, para que veáis que es accesible.
En la entrada te dan un mapita con varios puntos de interés donde te vas parando y, 1,4km después, se llega a la otra entrada, la oeste.
En la entrada te dan un mapita con varios puntos de interés donde te vas parando y, 1,4km después, se llega a la otra entrada, la oeste.
Aquí tenemos dos opciones: o hacemos el camino de vuelta andando hasta la entrada este, donde habíamos dejado nuestro coche o vamos a coger un tren que te lleva hasta el otro lado y es gratis con la entrada. Nos decidimos por la segunda opción.
Para llegar al tren hay que caminar un poco en bajada por un bosquecillo y luego llegas a un puente que cruza el rio y parece internarse en la montaña. Aquí pensábamos que nos habíamos equivocado de camino (por segunda vez en el mismo día), cuando de repente se abre una puerta que deja al descubierto un túnel en la montaña por donde pasa el tren. La verdad es que te quedas un poco asombrado porque lo que menos piensas encontrarte allí es un tren!
Para llegar al tren hay que caminar un poco en bajada por un bosquecillo y luego llegas a un puente que cruza el rio y parece internarse en la montaña. Aquí pensábamos que nos habíamos equivocado de camino (por segunda vez en el mismo día), cuando de repente se abre una puerta que deja al descubierto un túnel en la montaña por donde pasa el tren. La verdad es que te quedas un poco asombrado porque lo que menos piensas encontrarte allí es un tren!
Volvemos a Meiringen y aparcamos el coche en un parking en la plaza principal que costaba 0,80CHF la hora. Justo al salir te encuentras el Museo de Sherlock Holmes que está emplazado en la antigua iglesia anglicana. Cuesta 4€ y te dan una audioguia que no tenían en castellano, así que tuvimos que escucharla en inglés. No se puede pagar con tarjeta. El sitio es muy pequeño, se bajan unas escaleras y luego hay dos estancias: una con vitrinas que contienen objetos relacionados con Sherlock, sobre todo con "El problema final" que es el relato que transcurre en esta zona. La segunda estancia , protegida por un cristal, es una reconstrucción del salón victoriano donde vivían Holmes y Watson. Está bien, pero es un poco caro para lo que es, si no sois muy fans del tema os lo podéis saltar.
Al salir os encontraréis con la estatua de bronce de Sherlock hecha por el artista británico John Doubleday y que tiene escondida en ella pistas de los muchos casos de detective que los fans se dedican a buscar.
Al salir os encontraréis con la estatua de bronce de Sherlock hecha por el artista británico John Doubleday y que tiene escondida en ella pistas de los muchos casos de detective que los fans se dedican a buscar.
Desde aquí decidimos volver por la orilla norte del lago Brienz y buscar un sitio donde comer de picnic nuestros bocadillos suizo-españoles. Poco después de Brienz, cerca de Oberried, encontramos lo que se convertiría en "nuestro sitio del lago". Un sitio perfecto con parking gratuito, mucho césped, árboles que daban sombra, bancos y una escalerita que permitía un fácil acceso al lago, sin olvidarnos de unas excelentes vistas! Pones aquí tu manta, te sientas a comer viendo el paisaje, con la brisa del verano y con tu persona favorita a tu lado y es imposible no sentirse feliz. Por cierto, la señora de la foto no soy yo, pero ya me gustaría llegar a esa edad con tanta elegancia.
Nuestra última parada del día son las cuevas de San Beato. La leyenda cuenta que hace 1900 años un dragón habitaba estas cuevas junto al lago Thun y el único que pudo vencerlo fue San Beato, cuya tumba se encuentra también aquí. Una visita guiada permite adentrarse 1km en las cuevas para ver estancias con estalactitas, estalagmitas y cascadas subterráneas. La visita dura aproximadamente 1 hora, cuesta 18CHF (2CHF de descuento con la visitor card) y se puede pagar con tarjeta. En verano el último pase es a las 17hs y los hacen en alemán y en inglés. Dentro no es posible hacer fotografías pero no os dejéis la cámara en el coche porque el camino desde la carretera hasta la entrada es muy bonito.
Salimos de aquí con el tiempo justo para hacer la compra, que los supermercados cierran pronto. Vamos a un Migros que está en el centro de Interlaken y luego ya nos volvemos a descansar y a dar por concluido el día. Pero el dia no queria concluir y nos daba una sorpresa mas: mientras subiamos a nuestro pueblo tuvimos que parar en una curva de la carretera para poder contemplar (y fotografiar) este increible atardecer...