El clima vuelve a acompañar y con otro día soleado nos vamos rumbo a Innertkirchen donde comienza nuestra carretera panorámica de los tres puertos. Es una ruta circular de unos 120km que atraviesa el Grimselpass, el Furkapass y el Sustenpass, tres puertos de montaña que ofrecen unas vistas increíbles y que sólo puede hacerse en los meses cálidos.
Al ser circular se puede hacer en cualquiera de las dos direcciones, pero yo lo hice empezando por el Grimselpass y creo que así es mejor. La carretera no me pareció peligrosa para nada, es una carretera que cruza puertos de montaña y, por supuesto, hay que tener un cuidado especial por ello, pero como tendríais en cualquier otro puerto de montaña. Yo no pasé miedo en ningún momento así que os animo a hacerla porque me parece una excursión espectacular, sobre todo para los amantes de la alta montaña.
De camino al Grimselpass nos encontraremos con algún pueblo y varias barreras que se van cerrando en invierno a medida que la nieve avanza. Mientras se levantan las últimas nubes vamos viendo alguna morrenas hasta llegar a una presa que crea un lago artificial de un curioso color verde apagado y nada transparente, da la sensación de ser pintura más que agua.
Al ser circular se puede hacer en cualquiera de las dos direcciones, pero yo lo hice empezando por el Grimselpass y creo que así es mejor. La carretera no me pareció peligrosa para nada, es una carretera que cruza puertos de montaña y, por supuesto, hay que tener un cuidado especial por ello, pero como tendríais en cualquier otro puerto de montaña. Yo no pasé miedo en ningún momento así que os animo a hacerla porque me parece una excursión espectacular, sobre todo para los amantes de la alta montaña.
De camino al Grimselpass nos encontraremos con algún pueblo y varias barreras que se van cerrando en invierno a medida que la nieve avanza. Mientras se levantan las últimas nubes vamos viendo alguna morrenas hasta llegar a una presa que crea un lago artificial de un curioso color verde apagado y nada transparente, da la sensación de ser pintura más que agua.
Seguimos subiendo hacia el Grimselpass viendo unas vistas espectaculares. Al llegar a lo más alto podemos ver de un lado el lago artificial de la presa y del otro el Grimselsee o lago de Grimsel y ver la diferencia de colores de sus aguas. Hace bastante fresco y hay mucho viento, aquí no alcanza con la sudadera, así que después de algunas fotos volvemos corriendo al coche y seguimos camino.
Una vez pasado el Grimselpass se empieza a bajar con unas cuantas curvas desde las que se tienen muy buenas vistas.
Y en cuanto llegamos abajo, casi sin descanso, se comienza a subir el Furkapass con curvas del estilo. Para los que estén mareados de tanta curva, antes de llegar al Furkapass, vamos a hacer una parada. Veréis el edificio del hotel Belvedere y justo enfrente un parking y una tienda de souvenirs. Esa tienda, por raro que parezca, es la entrada a una de las joyas de esta ruta: El glaciar del Ródano. Este glaciar, además de su belleza, tiene una cueva de hielo excavada en el mismo, los que nos permite la maravillosa experiencia de ver un glaciar por dentro y visitar una cueva de hielo a la vez.
La entrada se compra en la tienda de souvenirs y vale 7CHF por persona. Desde ahí mismo se cruza un torno y se va bajando hasta la cueva, pudiendo parar antes en un mirador y apreciar las vistas del glaciar.
La entrada se compra en la tienda de souvenirs y vale 7CHF por persona. Desde ahí mismo se cruza un torno y se va bajando hasta la cueva, pudiendo parar antes en un mirador y apreciar las vistas del glaciar.
La cueva no es muy grande y se recorre bastante rápido, pero los tonos azules en el hielo tan intensos y distintos dependiendo de cómo incida la luz, te hacen quedarte boquiabierto y pasarte un buen rato haciendo fotos, jugando con los colores y las sombras.
Dos consejos: el primero llevar abrigo, por supuesto, ya que como es de esperar, en una cueva de hielo, hace frio. El segundo es ir pronto, y por eso me pareció buena idea empezar la ruta por este lado. Cuando llegamos aparcamos sin problemas en el parking y estuvimos casi solos en la cueva. Cuando nos íbamos los coches ya tenían que aparcar donde se podía al costado de la carretera y el sitio empezaba a llenarse de gente. Algunas vistas pasado el glaciar:
Continuamos ruta hasta el Furkapass, a más de 2400 mts de altura. Las vistas desde aquí, para variar, son impresionantes, no sabes hacia qué lado empezar a hacer fotos primero y te quedarías allí todo el día admirando el paisaje sino fuera porque hay un viento gélido que nos obliga a volver al abrigo del coche.
Seguimos por la carretera bajando hacia Andermatt donde no paramos. Un poco más allá empezamos a circular por la carretera de San Gotardo, pasando por sus túneles que son una maravilla. Antes de llegar al tercer y último puerto, podemos admirar, gracias al buen tiempo que hace, los "cinco dedos" y parar a comer un bocadillo con unas vistas privilegiadas.
Finalmente llegamos al Sustenpass que está a unos 2200mts de altura donde las vistas tampoco se quedan atrás y unas simpáticas vaquitas nos amenizan el rato.
A partir de aquí ya es todo bajada y vamos parando en algunos sitios a hacer fotos hasta que el paisaje va dejando las vistas de vértigo para pasar a la más moderada terraza de Nessental, cubierta de árboles y vegetación.
Finalmente volvemos a Innertkirchen, completando así esta ruta circular fascinante, imperdible para los amantes de los paisajes alpinos.
Ponemos rumbo a Interlaken y una vez allí paramos en la estación este (Interlaken Ost) desde donde dando un paseo llegamos al funicular de Harder Kulm. Esto era algo que no teníamos planeado hacer pero con el descuento de la visitor card pasaba de costarnos 28CHF a 13CHF (para los que no les gusta hacer cálculos, 15CHF de descuento) lo que nos pareció una excelente opción para pasar lo que quedaba de tarde.
Este es un sitio muy frecuentado, sobre todo por los ya archiconocidos grupos japoneses fotógrafos, así que mi recomendación es que apenas salgáis del funicular apretéis el paso para llegar antes que ellos a la plataforma de observación y poder disfrutar de unos minutos de pacífica contemplación antes de que irrumpan en escena. Esta plataforma está a unos 1300mts de altura y se encuentra prácticamente suspendida. Incluso tiene un trozo transparente en el centro por donde se puede ver hacia abajo. No apta para gente con miedo a las alturas.
Las vistas que se tienen de Interlaken son muy buenas, así como de parte del lago Thun y del lago Brienz, todo aderezado con los Alpes como fondo, así que los 13CHF bien invertidos están.
Ponemos rumbo a Interlaken y una vez allí paramos en la estación este (Interlaken Ost) desde donde dando un paseo llegamos al funicular de Harder Kulm. Esto era algo que no teníamos planeado hacer pero con el descuento de la visitor card pasaba de costarnos 28CHF a 13CHF (para los que no les gusta hacer cálculos, 15CHF de descuento) lo que nos pareció una excelente opción para pasar lo que quedaba de tarde.
Este es un sitio muy frecuentado, sobre todo por los ya archiconocidos grupos japoneses fotógrafos, así que mi recomendación es que apenas salgáis del funicular apretéis el paso para llegar antes que ellos a la plataforma de observación y poder disfrutar de unos minutos de pacífica contemplación antes de que irrumpan en escena. Esta plataforma está a unos 1300mts de altura y se encuentra prácticamente suspendida. Incluso tiene un trozo transparente en el centro por donde se puede ver hacia abajo. No apta para gente con miedo a las alturas.
Las vistas que se tienen de Interlaken son muy buenas, así como de parte del lago Thun y del lago Brienz, todo aderezado con los Alpes como fondo, así que los 13CHF bien invertidos están.
Después de un rato de observación y de conocer a un chico español que viajaba solo, bajamos otra vez a Interlaken y hacemos nuestra última compra esta vez en un Coop (no sé si os lo he dicho ya, pero me encanta visitar supermercados extranjeros) y nos vamos ya al apartamento.
En este día de vistas alucinantes, Suiza aún tenía otro regalo para nosotros. Llegamos al apartamento cuando se estaba poniendo el sol y, después de guardar las cosas del día, salimos al balcón para encontrarnos con un espectáculo magnífico: sin aún haberse hecho completamente de noche sale una luna llena preciosa, dorada y enorme que se posa sobre los picos de las montañas y se queda ahí para nuestro deleite. Un momento único del que por suerte conseguí testimonio gráfico.
En este día de vistas alucinantes, Suiza aún tenía otro regalo para nosotros. Llegamos al apartamento cuando se estaba poniendo el sol y, después de guardar las cosas del día, salimos al balcón para encontrarnos con un espectáculo magnífico: sin aún haberse hecho completamente de noche sale una luna llena preciosa, dorada y enorme que se posa sobre los picos de las montañas y se queda ahí para nuestro deleite. Un momento único del que por suerte conseguí testimonio gráfico.