23º DÍA- LOS ÁNGELES ✏️ Diarios de Viajes de USAÚltimo día en Estados Unidos. El día anterior habíamos hablado con el personal del hotel para saber las posibilidades que nos podían ofrecer para ir al aeropuerto, teniendo en cuenta que la ciudad es muy grande y que el metro deja un poco alejado...Diario: Costa oeste de EEUU y parques nacionales-2014⭐ Puntos: 3.7 (3 Votos) Etapas: 23 Localización: USAÚltimo día en Estados Unidos. El día anterior habíamos hablado con el personal del hotel para saber las posibilidades que nos podían ofrecer para ir al aeropuerto, teniendo en cuenta que la ciudad es muy grande y que el metro deja un poco alejado de la terminal. Nos comentaron que teníamos la opción de ir en taxi (algo más de 40$), limousina (unos 50$) o un shuttle privado (el hotel no tiene- por 19$ por persona), siempre añadiendo a los precios la propina correspondiente. Optamos por el shuttle, un servicio que recoge a varios pasajeros por distintos hoteles. Tuvimos que dar en el hotel todos los datos de la salida de nuestro vuelo y pactamos la hora de recogida, alrededor de las 15.30 de la tarde. Teniendo todo eso ligado salimos a acabar de recorrer la ciudad, no sin antes hacerle algunas fotos más al hotel. Ya he dicho que se trata de un edificio histórico con una decoración interior fantástica. Además, ha sido escenario de varias películas como Chinatown, Cazafantasmas, Independe Day, The Fabulous Baker Boys, El profesor chiflado, Bugsy, Spiderman, Ha nacido una estrella o Superdetective en Hollywood. Tambié ha aparecido en series de TV como Los ángeles de Charlie, Ally McBeal, CSI, Colombo, entre otras, y algunos videoclips. La primera visita de la mañana fue Little Tokyo, entre las calles 1ª, 4ª y Alameda. Los inmigrantes japoneses empezaron a instalarse en el barrio a finales del siglo XIX y en los años 20 del siglo XX vivió su época dorada. Durante la Segunda Guerra Mundial muchos ciudadanos fueron perseguidos y trasladados a campos de reclusión. En Little Tokyo hay varios templos budistas. Primero pasamos por uno bastante grande, el Hompa Hongan-ji, perteneciente a la escuela budista de Shinshu Jodo, y luego por el también budista Koyasan. Paseando por el barrio vimos también la capilla de san Francisco Javier, centro de la comunidad católica japonesa. Aunque no entramos sí vimos el exterior del Museo Nacional Japonés americano, que abrió sus puertas en 1992 para preservar la cultura y la historia de los japoneses-americanos. En cuanto a tiendas, hay muchísimas. Pasamos por el llamado Japanese Village Plaza frente al que se alza una escultura roja eniorme que recibe el nombre de Little Tokyo Atalaya. Es una réplica de la torre Yagura, torre tradicional japonesa para vigilar si hay fuego. Pegado a ese barrio también está el Arts District de Los Ángeles, donde muchas fachadas se han decorado con pinturas. Este distrito de las artes está lleno de galerías, estudios y cafés y hace las delicias de los amantes del arte (aunque moderno y alternativo). No hay nada de glamouroso allí; más bien al contrario. Edificios abandonados y medio en ruinas y muchos sintecho (de nuevo). Ya de vuelta a la zona del Distrito financiero, pasamos por delante del edificio del periódico Los Ángeles Times. Es el segundo periódico metropolitano más grande de EEUU después de Tje New York Times. La primera edición se hizo el 4 de diciembre de 1881. Cogimos el metro e hicimos trasborno en la parada de 7th street/Metro Center de la línea roja a la línea azul (se tiene que marcar la tarjeta de nuevo). Hicimos un recorrido, todo exterior, hasta la parada de 103rd Street. Una vez allí pasamos un pequeño puentecillo y nos adentramos en uno de los barrios más peligrosos de Los Ángeles, principalmente de noche. Nuestro objetivo era ver de cerca las Torres Watts, un extraño monumento que un inmigrante italiano levantó enytre los años 30 y 50 del siglo pasado. Son 17 estructuras interconectadas entre torres y paredes que un albañil llamado Simón Rodia empezó a construir sin que se sepa bien por qué ni qué simbolizan. Están construidas con acero y con restos de baldosas, vidrio de botellas, conchas marinas o espejos. Muchas personas empezaron a quejarse por la gran altura de las torres (la estructura más alta tiene 30 metros) y comenzaron los actos vandálicos. Durante la Segunda Guerra Mundial también se decía de ellas que eran antenas camufladas al servicio de los japoneses. Rodia siguió trabajando sin descanso. No obstante en 1955, y sin haberlas terminado, Rodia cedió la propiedad y se marchó. Seguramente detrás de los motivos de su marcha se encuentre el cansancio al ver lo que hacían y decían sus vecinos. Nunca volvió. Murió en 1965. La casa del artista sufrió un incendio y las autoridades decidieron derribar las torres. Pero un actor y un director de Hollywood compraron el terreno y eso las salvó de la destrucción. Mucha gente sabía ya de ellas y se hicieron actos en contra de la demolición. En 1975 se donaron al estado de California y se protegió la zona, llamándola “Parque Histórico del Estado de las Torres Watts de Simon Rodia”. Desde 1990 es monumento histórico-nacional de los EEUU. Es posible hacer visitas guiadas al interior. El estilo recuerda (salvando las distancias, claro) un poco a Gaudí. El concepto de persona que trabaja sola en un proyecto de estas características nosotros no lo tenemos demasiado lejos. En Mejorada del Campo, cerca de Madrid, un anciano, Justo Gallego, lleva años construyendo una catedral. Después de ver las torres volvimos al metro, hasta la parada de 1st. Street, para ir a Long Beach. Fuimos caminando hasta la zona donde está el Acuario del Pacífico, con una cola enorme de familias con niños ese sábado por la mañana. Luego cogimos allí mismo un autobús gratuíto que se llama The Passport y, por un error que no nos vino tan mal, recorrimos todo el barrio. Al final, después del improvisado paseo, llegamos ante la joya de Long Beach, el trasatlántico Queen Mary. Ese enorme barco se botó en 1934, aunque se completó su construcción en 1936. Su interior tenía estilo art Decó, ya bastante conservador para la época, y tenía tres clases de alojamiento (primera, turista y tercera clase), pasando del espacio enorme y el lujo de la primera clase (con piscina cubierta, salón de belleza, biblioteca, cancha de pádel, salón de baile, ascensores y perrera) a la austeridad de la tercera. Era una nave imponente, de 311 metros de eslora. Su último crucero lo realizó en 1967 y luego se vendió a la ciudad de Long Beach por más de un millón de libras. Actualmente se pueden realizar visitas guiadas en una parte mientras que la otra funciona como hotel. Ha aparecido también en algunas películas como La aventura del Poseidón o Pearl Harbor. En cuanto a las visitas, son bastante caras. Cuesta 33$. Aquel día (y creo que aún está) había una exposición sobre Lady Di. Entre el precio y la falta de tiempo para hacer el recorrido (además, daba la impresión de que te incluía no sólo el audioguía histórico sino otro recorrido a escoger entre el de fantasmas o el de días de gloria, el submarino ruso que hay al lado y una parte museística) decidimos no entrar y dedicarnos a otras cosas. Sí que estuvimos haciendo algunas fotos por los exteriores antes de coger nuevamente el autobús gratuito. Aunque la primera de las intenciones era ir a comer por la zona del Staples Center, sede de los NBA Los Ángeles Clippers y Los Ángeles Lakers y de la entrega de premios Grammy, al final el cine tiró más y nos fuimos al Museo de Hollywood. La entrada al museo cuesta 15$ por persona pero llevábamos un descuento en uno de los folletos que habíamos cogido en la oficina de información (en uno de los mapas). El edificio es propiedad de la famosísima empresa de cosméticos Max’s Factor por lo que no es extraño encontrar cosas relativas a ellos como muchas campañas de publicidad protagonizadas por las más famosas estrellas del momento. El museo tiene cuatro plantas y creo que cambia sus exposiciones a menudo. La primera de las fotografías que hicimos fue al premio más famoso del cine, un Óscar. La planta del sótano está dedicada al mundo del terror y, aunque no es muy grande, resulta interesante. Allí nos dirigimos de inmediato, siguiendo a una familia que llevaba un niño que bajaba los escalones aterrorizado. Nada más llegar abajo, después de ver ya en la escalera personajes de miedo, nos reciben Frankestein y su novia, ella con su vestido blanco impecable. Seguimos el orden marcado y nos metimos en una sala bastante oscura donde hay de todo. No sé aún qué hacen allí referencias a las dos primeras películas de Cleopatra que se hicieron porque no son de terror. Así podemos ver ropa que llevaba Claudette Colbert en la versión de 1934 y la no menos espectacular de una de las vampiresas del cine mudo de la época, Theda Bara, en la versión de 1917. Tampoco es de terror Indiana Jones aunque en esa sala se conservan algunas piezas de las películas como el sombrero del arqueólogo y su látigo. A su lado están el Santo Grial de Indiana Jones y la última cruzada y el diario donde su padre hacía todas las anotaciones sobre sus descubrimientos. También hay referencias (ropa y escoba) de la película Harry Potter y el prisionero de Azkaban. Ya metiéndonos en el miedo hay algunas cabezas sueltas, la pareja encantadora formada por Chucky y su novia, Freddy Krueger y lo mejor… la celda de Hannibal Lecter. Primero entras en un largo pasadizo para acabar llegando a la celda del célebre asesino. Una gozada cuando te gustó El silencio de los corderos. Aproveché para sentarme en una silla frente a la celda a lo Clarice Starling. El museo tiene muchísimas cosas de Marilyn Monroe. Joyas, ropa, el certificado de defunción, fotos, zapatos, un frasco de Decadron, un medicamento que tomaba por prescripción médica y que se encontró sobre su mesilla de noche cuando se suicidó, etc. Una sala impresionante es la que guarda montones de fotos de artistas de la época dorada de Hollywood: Marlene Dietrich, Lawrence Olivier, Ingrid Bergman, Humphrey Bogart, Greta Garbo, Clark Gable, Vivien Leight, Ava Gardner, Audrey Hepburn y otros muchos. En la misma sala también se pueden ver fotos de las letras de Hollywood en sus inicios, cuando eran la publicidad de la urbanización Hollywoodland. En cuanto a otros trajes de película, vemos uno de Superman, un batín de Rocky, algunas cosas de los Juegos del hambre… Subiendo a la última planta vemos la puerta de uno de los almacenes donde se guardan cosas que ya no se exponen. Delante del todo estaba el perro de Algo pasa con Mary completamente vendado (una de las escenas más graciosas de la película). En la planta de arriba ahora hay una exposición sobre la homosexualidad y el cine (con imágenes de películas que han tratado el tema como Brokeback mountain. Dentro de la larga lista de actores y actrices que han confesado (o no) su homosexualidad encontramos estrellas de la categoría de Rodolfo Valentino, Greta Garbo, Montgomery Clift, Rock Hudson, Anthony Perkins, Raymond Burr (el célebre Perry Mason), Barbara Stanwyck (que interpretó a la primera lesbiana de la historia del cine además de serlo supuestamente y según algunos en la vida real) o Marlene Dietrich. Precisamente el que se supone que fue el amante de Rodolfo Valentino, el actor Ramón Novarro, protagonizó la primera versión de Ben-Hur en 1925. El museo conserva algunas piezas de ese rodaje. También hay recuerdos hacia personajes como el Gordo y el Flaco, objetos y ropas de series famosas en EEUU actualmente y bastantes cosas de Elvira, reina de las tinieblas, terrible película de serie B que creo que es más recordada por el exuberante físico de su protagonista (y que a mí me suena más por ser un disfraz que suelen vender por aquí en las tiendas en Halloween). Después de la visita al museo volvimos a coger el metro y fuimos al hotel. Apenas habíamos recogido las maletas y estábamos recolocando las cosas cuando nos vino a buscar el conductor del shuttle. Puntualísimo. Ya había recogido a otras tres personas así que nos fuimos hacia las terminales. Están todas muy bien organizadas, por nombre de compañía de avión. Dejamos a las otras tres personas en una y fuimos a la nuestra. Pagamos (que nadie olvide la propina) y entramos. Aproveché para ir a las máquinas e intentar facturar online. La noche anterior había intentado escoger los asientos para el trayecto de Londres-Madrid y no me lo había permitido. Al probarlo en el aeropuerto me salieron los asientos ya y sin posibilidad de cambios (por lo menos íbamos separados por el pasillo). Y como los de Los Ángeles-Londres me habían dejado cogerlos mucho tiempo antes sí estaban juntos. Menos mal porque el viaje es larguísimo, unas 11 horas. Las máquinas también permiten que tú mismo le pongas las etiquetas a las maletas y sólo tienes que llevarlas al final a una persona que las pesa y las pone para meter al avión. No nos pasamos de peso a pesar de llevar ropa para más de 3 semanas. Siempre es un alivio. Ya libres de las maletas, subimos al primer piso. El aeropuerto de Los Ángeles es más pequeño de lo que cabría esperar en una ciudad como ésa y apenas tiene tiendas. Sí encontramos algunos establecimientos que vendían comida y fuimos a uno de ellos a comprar un bocadillo (caro como siempre) y una bebida. El avión salía a las 7.55 de la tarde (aunque en EEUU te hacen estar varias horas antes en el aeropuerto). Después de una espera que se hizo bastante larga al fin pudimos subir al avión aunque no tardé en tener una nueva decepción. En lugar de tener dos asientos a los lados, como suele pasar en estos trayectos tan largos, éste tenía tres. Se me sentó un señor al lado, que estuvo durmiendo casi toda la noche. Y con tal de no molestarle apenas me levanté una vez (y porque el pipí no me dejaba tregua). Mal porque me gusta estirar las piernas de vez en cuando. Nos dieron dos veces comida y pude disfrutar de algunas películas desde mi asiento, entre ellas tres que quería ver hacía tiempo (Maléfica, El gran hotel Budapest y Tiana y el sapo). El vuelo fue relativamente tranquilo excepto algunas turbulencias (principalmente en la parte final del viaje, aproximándonos a Londres, que estaba bastante nublado). El aeropuerto de Heathrow estaba atiborrado de gente. El control que tuvimos que pasar se hizo poco menos que interminable (cosa que creo que deberían cambiar). Y luego, cuando llegamos al escáner, pitido. Si había pasado hacía horas por Los Ángeles y no había sonado nada. Supongo que fue cosa de las horquillas del pelo, que a veces me hacen eso. Pero me costó convencer a la mujer de seguridad. Una vez salvados los obstáculos nos fuimos a la puerta de salida. No faltaba demasiado para la salida del vuelo. ¡Y qué vuelo!. Separados, con un hombre que se santiguaba y me hizo pensar lo peor (luego vi que era un pasajero de un grupo organizado religioso y lo hacía antes de cenar) y muchísimas turbulencias. Con el miedo que me dan. Tenía unas ganas de llegar ya a Barcelona… Y allí aterrizamos una hora y tres cuartos después. Poner el pie en tierra después de volar siempre lo agradezco; si ha habido turbulencias como ésas es todo un placer. Ahora sólo nos quedaba recoger las maletas, coger un taxi y llegar a casita. Nos habíamos dejado 9 horas por el camino. Índice del Diario: Costa oeste de EEUU y parques nacionales-2014
01: 1º DÍA- VIAJE A LOS ÁNGELES
02: 2º DÍA- INICIO DEL TOUR- LOS ÁNGELES-PHOENIX/SCOTTSDALE
03: 3º- PHOENIX/SCOTTSDALE- SEDONA-GRAND CANYON
04: 4º DÍA- GRAND CANYON- MONUMENT VALLEY- CANYONLANDS- MOAB
05: 5º DÍA- MOAB-ARCHES-FLAMING GORGE-ROCK SPRINGS
06: 6º DÍA- ROCK SPRINGS-GRAND TETON-JACKSON HOLE
07: 7º DÍA- JACKSON HOLE-YELLOWSTONE
08: 8º DÍA- YELLOWSTONE- SALT LAKE CITY
09: 9º DÍA- SALT LAKE CITY- BRYCE
10: 10º DÍA- BRYCE- ZION- LAS VEGAS
11: 11º DÍA- LAS VEGAS-DEATH VALLEY- LAS VEGAS
12: 12º DÍA- LAS VEGAS-MAMMOTH LAKES
13: 13º DÍA-MAMMOTH LAKES-YOSEMITE
14: 14º DÍA- YOSEMITE ÁREA (MARIPOSA)- SAN FRANCISCO
15: 15º DÍA- SAN FRANCISCO
16: 16º DÍA- SAN FRANCISCO- MONTEREY- CARMEL- STA. MARÍA
17: 17º DÍA- STA. MARÍA- LOS ÁNGELES
18: 18º DÍA- LOS ÁNGELES
19: 19º DÍA- LOS ÁNGELES- DISNEYLAND
20: 20º DÍA- LOS ÁNGELES
21: 21º DÍA- LOS ÁNGELES
22: 22º DÍA- LOS ÁNGELES - San Diego
23: 23º DÍA- LOS ÁNGELES
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