Amanece en Udaipur. Jose ha pasado una noche movidita pero se encuentra algo mejor. Desayuna light. Yo, no es por fastidiar, pero no me privo "de na" con chocolatito calentito incluido, jejje (pienso que puede llegar el día que cambien las tornas y sea yo la que no pueda gozar de un "buen comer"). Le pregunto cómo se siente para hacer algo de turismo y me dice que lo intentará.
El Templo de Jagdish está bastante cerca, así que empezamos por ahí. Construido en 1651 en estilo indo-ario por el marajá Jagat Singh.
Hacemos la visita rápida porque Jose no se encuentra bien del todo y decidimos volver al hotel. Es mejor que te recuperes que tenemos todo el tiempo del mundo y da igual ver un edificio más que uno menos (lo que no veamos para la próxima
Le dejo en la habitación tranquilo y subo al restaurante con vistas a escribir el diario. Me llevo conmigo el MP4 y me dispongo a escuchar la selección de música que grabó mi hermana para la ocasión. No hay nadie y puedo elegir donde sentarme. En un lateral hay una zona habilitada al estilo indio: acolchada y con cojincitos estampados. Está elevada y hay que subir descalzo. Da a los ventanales y la vista es magnífica: preciosas havelis (ahora hoteles) dispuestas alrededor del lago, las islas con sus suntuosos palacios y las montañanas al fondo relucen acariciadas por los rayos de sol que lo iluminan todo. Por primera vez desde que llegamos a la India respiro paz y tranquilidad. Me acomodo en mi rincón, conecto el MP4 y Oh! los primeros acordes de la banda sonora de "mi película" surgen de repente del diminuto aparato. Cierro los ojos, tomo aire, los vuelvo a abrir y pienso que no puede haber nada más hermoso en el mundo, ni nadie más feliz en aquel momento que yo.
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Os dejo el enlace, por si queréis cerrar los ojos...
Antes de seguir con mi momento romántico, un inciso
Hoy es el día 7 de viaje y ya tenemos ropa para lavar. En todos los hoteles avisan que está prohibido lavar la ropa en la habitación. Lo que no entiendo es que haya gente que lo haga vistos los precios de lavar las prendas (de 10 centimos a 20 más o menos). Así que de buena mañana bajo a por la bolsita de la ropa (te dicen que si la das pronto te la devuelven el mismo día -eso es eficiencia y lo demás tonterías-).
A las personas que se dedican a lavar la ropa se les llama dhobi y el dhobi ghat es el lugar en el que se lava. Al cabo del rato nos acercamos al dhobi ghat y yo cachondeaba con Jose que nuestra ropa estaría ahí en un momento, jajajaja. Jose decía que no era posible, a lo que yo replicaba: ahora se inventarán una lavadora para tí, JA JA JA
Acceso al ghat
Volvemos al romanticismo, jeje
Disfruto varias veces de "mi canción" hasta que se acerca el camarero a preguntarme si quiero tomar algo. No me apetece nada pero no puedo ocupar la sala de gorra (imagino que en la India tampoco debe ser políticamente correcto sentarse en los sitios sin consumir)
No recuerdo si ha salido en anteriores etapas, pero en la India el agua del grifo no es fiable. Así que allí vamos todos los extranjeros botella de litro en mano a todas partes y ay del pobre que se la deja olvidada en el restaurante, jajajaja. Para lavarse las manos no hay problema. Nosotros nos llevamos además unas botellitas de desinfectante líquido de manos pero no necesitamos utilizarlas (sí que vimos a extranjeros que se ponían de mejunje en las manos como si estuvieran a punto de operar a corazón abierto y sin instrumental).
Transcurren varias horas (y varios zumos de mango,
La foto no es muy buena, pero para que veáis un poco como era el restaurante con vistas y al compañero de tarde que tuve, jajaja. Ah! y por supuesto... el zumo de mangoooooo!
Estoy tan ensimismada escribiendo el diario que no noto la presencia de Jose hasta al cabo de un rato. Ya hace mejor cara y se le ve más animado. Decidimos ir a dar una vuelta a ver qué tal responde.
Nos acercamos hasta el embarcadero. Todos los que están en las puertas de las tiendas me saludan y le explico a Jose que la noche antes cuando salí a dar una vuelta y a por shampoo ya se me presentaron todos y es que lo de ir una mujer sola... tiene mucho peligro!
Jose disfruta por vez primera de las preciosas vistas del lago y el palacio mientras le voy haciendo las explicaciones de rigor.
Volvemos a pasar por el templo Jagdish y vemos que están dibujando algo en el suelo. No identificamos de qué se trata y seguimos andando sin rumbo fijo.
Qué será será seráaaaaaa?
Esta zona no es muy caótica y se puede andar medianamente bien. De pronto veo una vaca en pose de foto y no resisto a la tentación: FOTOOOOOO!
Por supuesto, a distancia
Sin saber cómo nos encontramos de pleno con el mercado. Como todos los mercados indios es muy vistoso y llamativo. Las paradas se suceden y las escenas pintorescas me hacen perder un poco la vergüenza y sacar algunas fotos.
Seguimos andando y al final de una calle encontramos esto.
Ya no nos sorprende encontrarnos con vertederos enmedio de las ciudades. Con un toque de humor negro pienso que tanto hablar del reciclaje en Europa y los primeros que reciclan son los indios: cuando alguien no quiere algo, lo tira en mitad de la calle o en sitios al uso y seguro que algún sujeto humano o algún animal le da buena cuenta.
Jose ya tiene bastante de paseito y volvemos sobre nuestros pasos. Volvemos a pasar por el templo y ahora ya hay más gente y parece que el dibujo está terminado. Nos acercamos y vemos que es el mapa de la India hecho con los colores de la bandera. Debe haber alguna especie de concentración en condena de los atentados, pensamos.
Jose, como siempre, piensa en positivo: "Vámonos a ver si hay algún atentado!"
Nos acomodamos en una mesa junto a la ventana y nos disponemos a disfrutar de una agradable cena: yogurcito con plátano para Jose, Chicken Jalfrezi para mi entre otras cosas, jajaj y con la agradable compañía de una nube de animalitos (mosquitos y similares) jajaja. Ya se sabe, la proximidad al agua... es lo que tiene. Pero no sufrimos porque todos los días nos tomamos la pastilla contra la malaria de rigor.
Divina Udaipur, suspiro y pienso que es la última noche que pasaremos junto a tu maravilloso lago de belleza inefable.























