Comenzaba el día dedicado completamente a Milán. Lo primero, teníamos la reserva para ver el Cenacolo Vinciano (Cuadro de la Última Cena). Pese al haber tenido problemas para conseguir el ticket, he de decir que está muy bien organizado luego. Tienes que llegar a la iglesia Santa Maria delle Grazie (la estación más cercana es Cadorna) y tienen allí un apartado para todo el tema del cuadro. Es tan simple como entregar tu hoja con la reserva y ellos te dan los tickets y a esperar a que sea tu hora en un pasillo. Una vez te toca son 15 minutos de visita, tienes que pasar como si fueras a entrar a la NASA por varias puertas de seguridad y ala a disfrutar! Realmente no es un cuadro, es más un fresco y en persona impresiona mucho saber que estás delante de una de las grandes obras maestras del arte. Por supuesto, esta prohibidísimo hacer fotos así que, vista la seguridad, yo no pondría en riesgo mi vida por ello. Una vez fuera, nos fuimos al Duomo, a ver la catedral por dentro.
Después, volvimos a la Galeria Vittorio Emmanuelle para esta vez salir justo a la Scala. No llegue a entrar, supongo que lo bonito será lo de dentro porque por fuera no llama, en mi opinión, demasiado la atención.
Después, volvimos a la Galeria Vittorio Emmanuelle para esta vez salir justo a la Scala. No llegue a entrar, supongo que lo bonito será lo de dentro porque por fuera no llama, en mi opinión, demasiado la atención.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Una vez visto, nos dedicamos a comprar algunas cositas de ropa y souvenirs y decidimos comer ya en los alrededores del hotel, en un restaurante que vimos en nuestra excursión de ayer en la Via Vitruvio llamado Trattoria la Baita. No estaba mal pero tampoco era una cosa del otro mundo y el precio era 40€ más o menos tres personas.
Por la tarde, decidimos ir a ver, pero casi ni tocar, a las calles donde están todas las grandes marcas de moda. El eje central está en la via Montenapoleone en la parada de metro del mismo nombre. Es alucinante ver las grandes tiendas, que en algunas te dan hasta champagne, con esos “maromos” en la puerta que da la sensación de que pones tu sucio pie dentro y te echan con una mano y los cochazos en las puertas con sus chofers. Y para terminar esta imagen tan injusta de la sociedad, es la parte de la ciudad que, probablemente, tenga más policías. Luego, para volver al mundano mundo, fuimos a los jardines Indro Montanelli que se sitúan en la Porta Venezia.
Ya de vuelta en la Estación Central, cenamos en un restaurante en la plaza, y a las inmediaciones de Via Vitruvio llamado Pianeta Luna. Era un tanto extraño, porque era medio buffet pero sin llegar a serlo y con mesas grandes para compartir. Sin pena ni gloria pasó por mi vida.