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El día en Hlane comenzaba a las 5 am, despertándonos con algo de sueño, aunque menos de lo esperado (es lo que tiene dormirse a las 10 de la noche…), al salir nos fijamos en la rueda trasera del coche, y no es que estuviese deshinchada. Estaba en el suelo ¡!!!! Lo peor que me podía pasar había pasado… un pinchazo, en medio de la nasa… Madre mía… intentamos calmar los nervios y nos fuimos al punto de encuentro para hacer el Sunrise Drive de las 6 de la mañana… después ya pensaríamos qué hacer…
El drive salió totalmente puntual, de noche y con algo de frío… comenzamos a ir por caminos que con nuestro coche hubiese sido complicado (y más con una rueda como la teníamos…)¸estuvimos un buen rato sin ver nada excepto algún impala tímido… Poco a poco fue amaneciendo y apareciendo la luz a pesar de estar un poco nublado…
De repente y a nuestro lado… un inmenso elefante ¡!!! Inmeso, enorme, y más majestuoso de lo que me imaginaba… y que grandes esos colmillos ¡!!!
Seguimos camino y al poco rato vimos a otro igual de majestuoso, comiendo tranquilamente ajeno a toda nuestra emoción.
Incluso vimos uno al que le faltaba uno de sus colmillos.
Seguimos camino y aun logramos ver otro enorme elefante… Con esto ya podíamos darnos por satisfechos…
Pero el guía comenzó a parar más a menudo, a mirar huellas en el suelo y a decirnos que días atrás se habían visto leones y cachorros… y que estaba escuchando un ruido.
El silencio era total, era un momento muy emocionante, pero casi era hora de regresar, pero parecía que al guía no le importaba…
De repente para de nuevo el jeep y nos dice que miremos a la derecha que hay una leona… al principio no veíamos nada… pero de repente… Oh mira ¡!! Ahí está ¡!!!
El corazón nos dio un vuelco y eso que apenas se veía de lejos…
Cuando al rato… oh oh… mira ¡!!! Justo frente a nosotros y venía justo al jeep ¡!!
Una mezcla de emoción y miedo al ver a esa leona joven dirigirse hacia nosotros se apoderó de todo el grupo.
El guía conduciendo marcha atrás, la leona que viene más deprisa y de repente aperece su hermano ¡!!! Un macho adolescente precioso ¡!!
Os aseguro que son momentos que nunca podremos quitar de nuestra mente… El guía había sobrepasado la hora en 45 minutos pero nos dijo que no quería que nos fuésemos del parque sin ver a esos leones… Nos contó que los más grandes estarían merodeando por los alrededores…
La imagen de la rueda pinchada volvió a mi mente… cuando llegamos al parking, le pregunté a un trabajador si podría ayudarnos y salió con un inflador manual… estuvimos como 20 minutos inflando la rueda y nos dijo que en lugar de cambiarla nosotros, que a 10 kilómetros en la dirección que nosotros teníamos que ir había un taller…
Desde aquí os recomendamos que visitéis Hlane en Swazilandia, quizá si venís de Kruger no os impresione tanto claro… pero es un sitio de dimensiones muy pequeñas y si lo hacéis antes de llegar a Kruger; es una manera perfecta de empezar con los avistamientos.
Volvimos a recoger las maletas y salimos de Hlane. No sabíamos si la rueda aguantaría 10 kilómetros o no… pero afortundamente llegamos al taller, en el que nos dijeron que no teníamos un pinchazo, si no 3 ¡! 3 clavos enormes en la rueda… Nos lo reparararon perfectamente y nos cobraron 120 rands por ello. Me guardé la factura para entregarla al devolver el coche…
Ahora si, nos íbamos a Kruger ¡!! Casi 6 días de safaris nos esperaban…
Salimos de Swazilandia por el pase fronterizo de Mananga, de manera muy rápida (unos 5 minutos) nada que ver con el día anterior a la entrada.
Fuimos hacia Komatiport y entramos a Kruger por Crocodrile Bridge. Nuestro primer alojamiento dentro de Kruger sería Pretoriuskop.
Nada más entrar y justo al cruzar ya teníamos a esta preciosa cebra y a un simpático facóquero que nos daban la bienvenida y donde ya pudimos comprobar lo que nos dijeron en Santa Lucía: los cocodrilos aquí son tremendos…
Vimos a un elefante solitario que en cuanto vio nuestro coche a lo lejos se dio la vuelta enseñándonos el trasero… (cosa que vimos muy a menudo en toda la estancia en el parque).
Seguimos nuestro camino por carreteras asfaltadas pero también por los numerosos caminos de tierra encontrándonos con las maravillosas y coquetas jirafas.
Incluso tuvimos la oportunidad de ver como una cría se acercaba a por su comida…
No sé muy bien cómo describiros todo esto sin llegar a ser repetitivo, pero si alguien ama a los animales me entenderá: el poder tener este contacto tan cercano, pero sobre el poder verlos como tienen que estar, en libertad en su hábitat…
Un Kudu macho se nos acercó imponente mostrándonos su gran cornamenta y en un árbol cercano pudimos avistar dos águilas preciosas.
Pero el momento del día estaba por llegar, íbamos hablando decidiendo qué carretera tomar cuando de repente, tuve que frenar de golpe: un guepardo tumbado tranquilamente en la carretera… casi se me para el corazón.
Nos quedamos un buen rato en silencio; además la suerte era tremenda, ni un solo coche, solo nosotros (esto es muy difícil en Kruger ante un gran felino); cuando se dio cuenta de nuestra presencia se levantó muy despacio, con esa manera tan elegante de caminar, sigiloso…
Y se subió a un árbol… ahí estaba dominando el territorio, y ahí estábamos nosotros disfrutando de ese momento…
El corazón me iba a 1000 por hora…
Lo dejamos tranquilo y seguimos nuestro camino cuando a los pocos kilómetros tuvimos que parar de nuevo… un montón de coches parados… había una manada de perros salvajes, pero nosotros solo vimos uno, que era PRECIOSO ¡!!
Pero estaba solo por una razón, al parecer algo le pasaba, estaba enfermo porque justo al llegar nosotros, llegaron unos rangers, o personal del parque, a controlarlo… y cuando arrancamos pudimos ver como su manada estaba escondida, no se querían ir, los licaones tienen una estructura familiar muy marcada y no querían dejarlo solo; además pudimos escuchar como aullaban.
Justo al lado de la manada de licaones, había un búfalo que pastaba tranquilamente escondido entre los árboles.
Llegamos a nuestro campamento; Pretoriuskop y además de hacer el check-in reservamos un Sunset Drive para el día siguiente en el otro camp donde dormiríamos.
Todas las reservas para dormir dentro de Kruger las debéis hacer a través de la páginas de Sansparks y hacerlo con la mayor antelación posible.
Después de instalarnos en nuestro hut de ese día, fuimos a la tienda a comprar provisiones para los desayunos y almuerzos e incluso algunas comidas.
Salimos a dar una vuelta por los alrededores antes de que anocheciese y cuando nos volvíamos al campamento (estábamos algo cansados…) nos encontramos con un precioso Orix Antílope Azabache (disculpad si no es el nombre correcto…).
El día no podía haber resultado mejor… estábamos tan emocionados que no imaginábamos todo lo que estaba por llegar…
Cenamos en el restaurante del campamento y nos fuimos temprano a dormir para poder aprovechar el día siguiente…
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Últimos comentarios al diario: 
Descargado para llevarmelo como guia. Muchas gracias por compartirlo, me acordaré de ti y de Alberto viendo los atardeceres tan espectaculares que has fotografíado y que tanto me has puesto los dientes largos. Un besote muy grande para ambos 
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