Palm Beach-Key West-Marathon ✏️ Diarios de Viajes de USA

Hoy teníamos una gran kilometrada, ya que queríamos ir hacia el sur por Florida, hasta llegar hasta el último de los Cayos. El primer tramo hasta Key Largo lo rematamos con un atasco, no hay que olvidar que es verano, sábado y mucha gente pasa aquí el fin de semana, así que tardamos en llegar a Isla Morada unas 3 o 4 horas.

En este tramo no hay puentes, ya que sólo se cruza al primer cayo que está muy cerca del continente. El paisaje es bonito, te rodea un mar esmeralda lleno de manglares y no hay ni una sola playa.

Como hemos pasado por delante del centro de buceo en el que nos dijo ayer nuestro instructor que íbamos a bucear nos hemos parado a echar un vistazo. La señora muy amable, además de darnos la pertinente información sobre lo que íbamos a ver, nos ha recomendado sitios por la zona donde comer. Ya teníamos pensado comer hoy en uno de los que nos había recomendado el italiano de Roanoke y estaba también entre la lista que nos dio la señora del centro de buceo. Se llama Lorelei, en Isla Morada y es un palafito, por lo que se ve por debajo los peces y en nuestro caso un tiburón chiquitito.

Tomamos nuestro primer mahi-mahi, un pez muy común por aquí que lo hacen de mil formas: rebozado, a la plancha, en fish & chips. Es blanco y muy carnoso, está muy rico.

Tras la comida continuamos por los cayos hasta Marathon, que es donde teníamos el hotel y como llevábamos la tripa llena y una buena panzada de coche nos echamos una siestecita, ¡que no todo va a ser no parar!

Tras el sueño reparador de nuevo al coche, ya que nuestro plan era ir a ver ponerse el sol en Key West. Ahora sí, la carretera va casi siempre sobre puentes, con el mar a ambos lados, especialmente el 7 Miles Bridge, también famoso porque sale en el cine, en Mentiras Arriesgadas y Misión Imposible III.

Con los coches se circula por el puente y en paralelo va otro, más antiguo, por el que iba el ferrocarril. Este último está ruinoso en su mayor parte, efecto de los huracanes, pero las zonas que están bien son usadas por los pescadores.

Finalmente llegamos a Key West. Al principio nos dio una sensación que no nos gustó demasiado: mucha gente, mucho ruido. Así que, no sin dificultad, aparcamos el coche y nos fuimos hacia el muelle. Aún quedaba un buen rato para la puesta de sol, pero ya había bastante gente, así que nos sentamos a disfrutar de las vistas.

Dicen que desde aquí se ve una de las mejores puestas de sol del mundo, pero a nosotros no nos pareció nada especial. Estaba un poco nublado y justo el sol cae sobre una isla.

Después dimos un paseíto por la zona del puerto y buscamos un sitio para cenar, Fogarty’s, que tiene una terraza en la que se estaba estupendamente y una barra para tomar copas. Había varias despedidas de soltero/as.

Tras la cena, la fórmula de muchas noches, helado+paseo. Si bien la imagen inicial de Key West no nos gustó mucho por el ruido, en el paseo descubrimos que en cuanto sale de Duval St., que es la calle de los bares y restaurantes, el ambiente es mucho más tranquilo y, sorprendentemente, no se escuchaba ningún ruido.

Al volver a Marathon, justo a la salida de Key West me ha parado la policía. Nos pusimos nerviosos, más aún teniendo en cuenta que llevábamos una mochila en la que iba la documentación y Rafa la llevaba en el suelo en el asiento del copiloto. Se agachó al suelo a cogerla y uno de los polis se agarró la pistola que llevaba en el cinturón. Cuando vio que sacaba los pasaportes se relajaron y fueron muy amables, preguntándonos por España, qué nos parecían los USA, en fin… pero el susto no se nos iba.