Nos levantamos a eso de las 8 y como no teníamos incluido el desayuno; decidimos desayunar en el restaurante mientras hacíamos tiempo a que nos recogiesen a las 9 para comenzar el tour por Soweto.
Nos recogieron puntuales y comenzamos el tour por una de las zonas míticas de Johanesburgo.
Soweto es una área de 24 kilómetros situada al suroeste de la ciudad y su población la calculan entre 3 y 4 millones de habitantes de los que ni siquiera 900.00 están censados.
Soweto fue conocido en 1976 cuando un conjunto de protestas estudiantes pasaron de ser protestas a verdaderas revoluciones comenzando así la lucha por la libertad de la población negra.
Comenzamos el tour paseando dentro de la furgoneta por la zona adinerada de Soweto; zona adinerada pero que justo en las aceras de enfrente se veían casas bastante pobres… la verdad que el contraste era bastante evidente…
Seguimos en la furgoneta pasando por el enorme hospital y la zona universitaria hasta que llegamos a uno de los símbolos de Soweto, a una de las imágenes más conocidas: las dos torres ahora pintadas con bonitos grafitis y protegidas por el gobierno.
Por cierto que desde arriba ahora hay una empresa que gestiona saltos de puenting.
La siguiente parada sería Freedom Square, donde se encuentra el único hotel 4 estrellas de Soweto, lo llaman Posh Hotel y se han quedado celebridades como Lady Gaga.
La Freedom Square nos gustó mucho, todo un homenaje a la libertad, con frases evocadoras y con estatuas de las personas claves de la lucha contra el apartheid.
Pero no todo iba a ser bonito claro, de ahí nos llevaron a pie a “pasear” por Kliptown, una especie de favela en la que viven miles de personas en unas condiciones pésimas, y en la que nos explicaron las duras condiciones de vida como por ejemplo el hecho de compartir esos baños, cientos de personas.
Entramos en casa de una señora que muy amablemente nos enseñó como vivía; yo al salir le pregunté a la guía si del dinero que habíamos pagado por la excursión le daban algo a la señora que enseñaba la casa y me dijeron que no.
Me indigné mucho la verdad, así que le di algo de dinero a la señora a la que le cayeron las lágrimas mientras me daba las gracias.
La verdad que no me sentí nada bien paseando por allí, y no por los olores que había por allí (que eran bastante desagradables) sino que no me gustaba la sensación de estar allí paseando en una excursión en un viaje organizado, con nuestras zapatillas bonitas, nuestras cámaras de fotos mientras otras personas luchan por llevarse algo a la boca…
Vimos muchos niños que sonreían y te pedían que les hicieses fotos, pero también vimos niños menos felices, desnutridos y la guía nos contó que muchos de los que veíamos por ahí, eran huérfanos, sin escolarizar y que sigue siendo una gran lacra luchar contra esto.
Salimos de allí y nos fuimos a visitar el Hector Pieterson Museum; llamado así en conmemoración del chico del mismo nombre que fue abatido a tiros por la policía durante los levantamientos de Soweto el 16 de junio de 1976 en la más de 500 estudiantes fueron abatidos por la policía.
El museo recorre la historia de los movimientos estudiantiles y sobre todo del fatídico 16 de junio.
Cuando terminamos de echar un vistazo al museo (con multitud de fotos y testimonios de testigos de la masacre) volvimos a la furgoneta y camino al museo del Apartheid pasamos por el Estadio Nacional de Futbol.
No llegamos a entrar al museo del Apartheid con el resto del grupo porque nosotros habíamos contratado el tour hasta las 14.00 ya que teníamos que regresar al hotel para ir al aeropuerto.
Hicimos el check out y nos dirigimos al aeropuerto a devolver el coche, donde mantuvimos una acalorada discusión porque no nos quisieron devolver el dinero de la reparación de la rueda el día que pinchamos, ya que nos dijeron que no teníamos que haber tocado nada nosotros si no haber llamado al seguro. Intenté explicarles que no teníamos cobertura ni manera de contactar con ellos y que tuvimos que arreglar el pinchazo para poder seguir con la ruta; pero nada… así que pusimos una queja de la que aún estamos esperando respuesta…
Comimos en el aeropuerto e hicimos tiempo hasta que puntual, salió nuestro primer vuelo con escala Estambul… Durante las largas horas de vuelo además de dormir, comenzamos a barajar y “negociar” el siguiente destino para 2016… Pero eso es otra historia…
Terminaba así una de las experiencias más alucinantes, gratificantes y emocionantes de toda mi vida… Sin duda hay que VIVIR SUDÁFRICA.