DATOS ÚTILES
· Interés de la visita: **: Es interesante y si se tiene tiempo recomiendo ir. Eso sí, pese a ser grande no tiene apenas carteles, el folleto es bastante flojo... Está bien si se tienen unos conocimientos mínimos (lo justito vamos) de urbanismo romano, si no son piedras sin más. No tiene nada que ver con ruinas como las de la Península (Conímbriga -Coimbra-, Emérita -Mérida- o Tarraco -Tarragona-)
· Precio: Muy variable (pongo lo básico, consulten web); en cualquier caso fotos 600HUF (2€)
- Abril-Octubre: 1600HUF (5.3€), 1000 HUF solo ruinas (3.3€); estudiantes y pensionistas 50% (800-500 HUF)
- Noviembre-Marzo: Adultos 1000HUF (3.3€); estudiantes y pensionistas 500HUF (1.7€); a riesgo de no poder visitar las ruinas
- OJO: Lo bueno es que incluye la entrada al Museo de la Historia de la Ciudad (Kiscell Múzeum) y al Museo del Castillo de Buda en el mes siguiente. Es muy interesante.
- CONSEJO: No saqueis para entrar a la exposición, no tiene nada el otro mundo, 4 paneles con bien poco escrito y juegos interactivos para niños.
· Horario: Abril-Octubre (9-18); Noviembre-Marzo (10-16 el museo, las ruinas solo si está seco y no resbala) Lunes cerrado
· Reserva: No
· Página web: www.aquincum.hu/
· Ubicación: Distrito III (Buda)
· Como llegar (desde Oktogon): Tomamos el tranvía 4-6 hacia Nyugati; nos bajamos en la primera parada tras cruzar el Danubio (ojo, por completo, hay una a mitad de puente para ir a Isla Margarita) llamada Margit Hid, hay un subterráneo junto a ella que nos lleva al cercanías, cogemos cualquiera en dirección Szetendre.
También podemos coger la línea 2 de metro hasta Batthyány tér, donde seguimos los carteles del H5, es el inicio de parada, luego para en Margit Hid.
En cualquier caso el H5 nos deja en Aquincum (vale con el pase de transportes de Budapest) Tenemos que ir hacia donde venimos (es decir retroceder caminando) y nada más cruzar el puente ya vemos el recinto, que hay que rodear para entrar.
· Tiempo desde el centro: Media hora
· Tiempo de la visita: Una hora escasa
HISTORIA
La antigua ciudad romana de Aquincum, asentada sobre un antiguo castro celta, es el origen de la actual Budapest. Esta ciudad era un importante bastión defensivo al estar junto a la frontera del Imperio (el Danubio) y se convirtió en la capital de Pannonia Inferior, si bien esta subdivisión era menos importante que la Pannonia Superior.
Poco puedo contar que no sepais del Imperio Romano, como bien sabréis si teneis cierto interés por este periodo histórico las fronteras Norte del Imperio estaban marcadas por los anchos y caudalosos ríos Rhin y Danubio, viviendo al norte los pueblos celtas y germánicos llamados bárbaros. Los romanos no veían interés en hacer una costosa campaña para cruzar estos ríos, ya que iba a necesitar muchísimos recursos, al entender que no iba a haber un gran botín de guerra al ver las tierras del norte pobres y sin mucho interés; y es que los romanos veían las guerras y campañas como inversiones, al tener en cuenta cuánto les costaría y cuánto creían que iban a obtener. En este contexto Aquincum, que nació como un campamento militar, estaba justo en la frontera norte del Imperio; una posición estratégica.
La región de Pannonia recibe el nombre de los panonios, un pueblo ilirio (procedentes de los Balcanes, como los vénetos o los dálmatas) que fueron conquistados entre el 35 y el 10aC y que fueron intensamente romanizados. La conquista fue conjunta con la de Dalmacia (la actual Croacia) y no existió tanta resistencia, siendo nombrada provincia en el 6aC tras sofocar Tiberio una rebelión a gran escala de los ilirios. Las ciudades principales de esta región fueron Vindobona (Viena), Savaria (Szombathely) y la propia Aquincum (Budapest). Como apunte decir que la principal de toda Pannonia era Savaria, pero que no se puede visitar al haber sido destruida por un terremoto en el 456 y no quedar apenas nada de la misma.
La ciudad de Aquincum nació como campamento de un limes, un destacamento militar romano de protección fronteriza, que se instalaron sobre un antiguo castro celta. Con buenas vistas sobre el Danubio y fácil acceso al bastión de Obuda, llego entre los años 41 y 54dC un regimiento de caballería de 500 hombres, a los que se unió en el 89dC una legión de 6000 hombres (la Legio II Adiutrix). Al tener una población de unos 7000 hombres poco a poco fue creciendo al rededor del fuerte una pequeña ciudad, que en 106dC con la reorganización del territorio se convirtió en la capital de Panonia Inferior, creciendo enormemente con la llegada de funcionarios, escribas y comerciantes y alcanzando una población de 40.000 habitantes que vivían al norte del campamento militar; y que disfrutaban de todas las comidades y adelantos romanos (calefacción, baños, palacios y un anfiteatro). Sin embargo, al estar en plena frontera, fue de las primeras ciudades en caer en manos bárbaras, más especificamente en manos de los vándalos en 376, que le dieron gran importancia y fue creciendo en la Edad Media hasta llegar a ser lo que es hoy, una de las capitales más bonitas y vibrantes de Europa.
LA VISITA
La ciudad romana fue restaurada en 2012 como parte del programa de desarrollo turístico "Provincia de Pannonia", sin embargo no hay mucha información, el folleto es muy breve y no pone nada y hay pocos cárteles y sin casi nada, practicamente hay que imaginárselo todo, es lo que falta en estas ruinas, un poco más de información al visitante. En cualquier caso entramos y pagamos nuestra entrada, sin pagar el impuesto revolucionario por hacer fotos (solo nos impidieron hacer en las salas bajas de la exposición, donde había una empleada; en las ruinas hice con total libertad)
Vamos a la exposición y vemos paneles con mapas (los que puse en la historia) y algún que otro instrumento romano. En la planta de abajo hay juegos interactivos para críos y en la superior está el famoso Órgano de Aquincum, encontrado en 1931 y uno de los símbolos de la ciudad romana. En cualquier caso, nada del otro mundo.
Vamos ya a las ruinas, y teniendo en cuenta la poca información voy a intentar poner a cada foto su título correcto, lo siento si hay errores. Al entrar al parque arqueológico nos encontramos en primer lugar unos edificios de viviendas de la clase media romana.
Entramos a una casa con una exposición, basada unicamente en una vasija romana y un mosaico (el único que vimos, no es muy prolífica Aquincum en este aspecto)
En esa zona hay unas pequeñas termas en forma de baño doble.
Son interesantes porque vemos perfectamente como funcionaba la calefacción (que bien vendría aquí un cartelito...)
Al lado de este baño nos encontramos un pequeño anfiteatro con las típicas columnas del escenario que formaban el frente escénico, si bien es una sola fila en vez de la doble como es habitual en los teatros romanos (infinitamente mayores que este, claro)
Subimos hasta el cronoscopio, lo venden como un invento totalmente novedoso que te permite ver como si estuvieras dos milenios atrás. Pues bien, no tiene nada, ves los dibujos de como eran unas pocas casas y ves algún romano pintado por la calle. Lo bueno que está algo elevado y se tienen vistas generales de lo que era la ciudad de Aquincum.
El sol es abrasador, hay unos 35º y pocas sombras (venid a primera hora en invierno), así que nos refrescamos mucho en el baño y seguimos pateando la ciudad, quizá esto influyera en mi no muy buena impresión, pero trataré de ser imparcial. Lo siguiente en ver fue el mercado, aunque bien colaría por casas particulares.
El mercado más importante era el de la carne, y es que esta parte de Europa Central destaca gastronomicamente por esta comida.
Lo mejor de la ciudad son las termas públicas, que se ven muy bien y que tienen un cartel explicativo (POR FIN!)
A su lado está la basílica y el foro, casi irreconocibles al estar en tal estado de ruinas, sin apenas levantarse las paredes.
Y en el extremo están otros baños públicos pequeños, viéndose perfectamente la canalización por la que llevaba el agua (no nos acercamos porque estábamos al borde del golpe de calor)
Y fuimos a refugiarnos a la sombra del lapidarium, la mayor colección de piedras talladas romanas de Hungría, de nuevo faltan explicaciones.
Las piedras son bonitas, pero como que falta algo de información para saber lo que son.
Después entramos al múseo (fue brutal, solo por ponernos delante del ventilador) que acogía una pequeña exposición de como hicieron las excavaciones y de fotografía aérea (¿?) y nos fuimos para casa tras descubrir un trocito de la Pannonia romana.
Y ya sabeis, si os gustó dejar los puntinos, y si quereis sugerir o aconsejarnos alguna ruta o lugar que ver, no dudeis en hacerlo.
Un saludo viajeros!
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