Domingo 4 de octubre, no suena el despertador y acabamos despertando a las 10, descansamos como bebés, pero perdimos casi la mañana. Bueno, no pasa nada, desayuno rápido y al coche. Para hoy teníamos pensado ir a Traskocan y a Varazdin, pero a mi compañero le da el ramalazo: ¿Por qué no cruzamos a Eslovenia? No está lejos y tienes el papel de la Lonely Planet impreso. Y para allí que nos vamos, sacrificamos el norte de Croacia (costó) y pusimos rumbo a Eslovenia. Decidimos visitar lo que llevábamos en mente por si el finde era entero, es decir Ptuj y Maribor para irnos a Budapest hacia las 6 y llegar antes de las 10, y vaya si cumplimos.
TOTAL: 463kms.
Llegamos en menos de una hora a la frontera, ¡otro país para tachar en el mapa! En Croacia aún hay aduanas, así que el policía croata comprueba nuestras caras en nuestros pasaportes, el esloveno al ver que eran de España ni los coge y nos deja pasar. Ya estamos en Eslovenia, mi cuarto país del Erasmus.
La moneda es el euro, con esto no hay problema, y por lo visto hay que comprar viñeta (lo vimos al entrar ya a la autopista, hicimos pocos kilómetros pero aún así no me quedo tranquilo por haber hecho algo ilegal.
La autopista muere al salir de Croacia y pasa a ser una nacional eslovena hasta Ptuj, nuestra primera parada en el país. Esta pequeña villa de poco más de 15.000 habitantes es la ciudad más antigua de todo el país.
Ya estaba habitada en la Edad de Piedra, y en la de Hierro se asentaron aquí los celtas, hasta que en el siglo I AC llegaron los romanos y establecieron un campamento para las legiones del Danubio, la llamada Poetovio. Tras llegar los soldados empezó a crecer una comunidad alrededor de ellos y llegó a contar con 40.000 ciudadanos, pero poco a poco se fue despoblando y en 450 fue completamente saqueada por los hunos. Después cambio de manos casi continuamente: eslavos, avaros, francos y de nuevo eslavos; hasta que a finales del siglo IX empezó a caer bajo la influencia del Arzobispo de Salzburgo, lo que le hizo crecer mucho economicamente a lo largo de la Baja y la Alta Edad Media; convirtiéndose en el siglo XVI bajo el nombre de Pettau en una de las ciudades más importantes del Ducado de Estiria, que comprendía parte de la actual Austria y de la actual Eslovenia.
Su crecimiento económico se vio muy mermado en la Edad Moderna al ser una posición estratégica para las campañas otomanas sobre Europa Central, sufrió cuatro saqueos e incendios generales en apenas 60 años (entre 1684 y 1744) y mucha gente huyó de la ciudad por razones de seguridad, la existencia de un castillo no era garantía suficiente ante los turcos. En el siglo XIX acabó de perder su antiguo esplendor al quedar marginada de todas las rutas terrestres de Austria al mar (aquí se vio muy beneficiada Maribor).
Además era un enclave donde a principios del siglo XX la práctica totalidad de su población era de origen germano, a diferencia de todas las de los alrededores, lo que hizo que fuera invadida por las tropas yugoslavas después de la Primera Guerra Mendial para incorporarla a Yugoslavia, ya que pertenecía a Austria pese a estar aislada en medio de Eslovenia. Muchos austriacos y alemanes volvieron a Austria y Alemania (pese a llevar siglos en Ptuj) y no volvieron hasta 1941, cuando Hitler invadió Eslovenia y les invitó a volver a sus hogares, hasta que en 1945 los partisanos de Tito y el Ejército Rojo liberaron la región eslovena y se vieron forzados a emigrar, la mayoría a Austria, quedando desde entonces una población compuesta principalmente por eslovenos.
Subimos directos al Ptuj Grad (Castillo), teníamos que hacer la visita rápido (al final vimos que es más pequeño de lo que pensábamos) Hay un aparcamiento gratuito y grande justo debajo (también se puede subir caminando desde el pueblo)
Este castillo fue construido en el siglo XII sobre el convulso Río Drava (lleva casi un milenio viendo correr sangre cada demasiados pocos años por sus aguas) por el arzobispo de Salzburgo para defender la ciudad de los húngaros.
Hoy en día acoge el Museo Regional (decidimos no entrar al no verlo muy interesante) y lo mejor son las vistas sobre el centro de Ptuj y sobre el Drava.
Tiene una especie de plaza dentro muy bonita con un pozo, este pozo comunica con agua subterránea que daba de beber a todo el castillo.
No tiene mucho más que ver, luego se usó como palacio y no es un castillo de los que podemos encontrar en España.
Un edificio bonito son las caballerías, que es donde hoy está la tienda y la billetería.
Y de ahí bajamos al centro, aparcamos en el centro (los domingos es gratis) Estábamos al lado de la oficina de turismo, así que pasamos a por un plano y empezamos a patear el centro. Lo primero con lo que nos encontramos fue con Župnijska cerkev sv. Jurija (Iglesia de San Jorge), que se empezó a construir en el siglo XII y con el gótico como estilo predominante (fue rediseñada en el siglo XV)
Está en la Slovensky Trg (Plaza de Eslovenia), la central del pueblo (realmente aquí está turismo). La iglesia es más bonita de lado que de frente, la verdad.
La plaza también acoge la Torre de Ptuj, el emblema de la ciudad, construido en el siglo XIV y reconstruida en el siglo XVI en estilo renacentista.
A su lado está otro de los edificios más emblemáticos de la ciudad, el Teatro.
De esta calle sale la preciosa Prešernova Ulica, una calle empedrada muy tranquila
Y llegamos al Drava, uno de los ríos con más historia en sus orillas. Ha vivido muchas, muchísimas guerras a lo largo de los siglos, desde las invasiones hunas y otomanas hasta las barbaridades cometidas en la Guerra de Yugoslavia. Sin embargo ahora baja tranquilo dejando bonitas estampas.
3
Y desde un puente que cruza el río tenemos la postal más conocida de Ptuj, con el castillo en lo alto y la ciudad a sus pies.
Volvemos al centro, y la torre aparece en lo alto, normal que sea el emblema de la ciudad.
Llegamos a la Minoritski Trg, otra plaza importante de Ptuj. Allí está la Samostan sv. Petra in Pavla, que data del siglo XIII pero muy remodelada en el XX
También nos encontramos un bonito edificio gubernamental.
Y un precioso edificio rosa.
Un poco más adelante llegamos al Ayuntamiento, un bonito edificio, otro más en esta sorprendente pequeña ciudad de la Eslovenia oriental.
Ya entra el hambre, y vamos a dejar la mochila y demás al coche para ir a comer, pero nos sorprende ver las 3 naves del primer viaje de Cristobal Colón en el escaparate de una tienda.
El sitio se llama Sloncek, está en la Prešernova Ulica y me pido el plato de la casa, Pleskavica Sloncek (carne a la parrilla con un pan riquísimo), pagamos unos 8 euros cada uno y la comida estuvo increíble, os lo recomiendo si os da la hora de comer en Ptuj.
CONCLUSIONES DE PTUJ: Nos sorprendió mucho esta ciudad, tampoco había preparado demasiado del viaje y la hicimos como parada entre Zagreb y Maribor con la intención de ver el castillo, pero tiene mucho más que eso. Las calles del centro son preciosas y el Drava le da un aire encantador a esta pequeña ciudad.
Para ver la ciudad basta con un par de horas para el viajero medio (salvo que quiera entrar a todos los museos), pues el casco histórico se pasea en menos de media hora con calma (son 3 calles) y el Castillo tiene buenas vistas y poco más. Sin embargo diría que es casi imprescindible hacer una parada aquí para los viajeros que pasen por la parte este de Eslovenia.
Y al acabar de comer nos fuimos a Maribor, la segunda mayor ciudad de Eslovenia con 125.000 habitantes, solo por detrás de Ljubljana.
Fue creada en 1164 alrededor del Castrum Marchburch (Castillo de Marzo) a orillas del Río Drava. Empezó a crecer esta pequeña comunidad y en menos de un siglo se empezaron a hacer mercados y recibió los privilegios de ciudad. Cuando los Habsburgo vencieron a Otakar III de Bohemia se adueñaron de la ciudad, que creció mucho más, aguantando varios sitios durante los siglos XV y XVI tanto de húngaros como de otomanos. Durante toda la Edad Media se estableció una importante comunidad judía en la ciudad, como casi todas a lo largo y ancho de Europa muy próspera y con muchos negocios, pero por eso mismo debieron abandonar la ciudad en 1496 por un decreto del Emperador Maximiliano I (este decreto siguió en pie hasta 1861)
La ciudad se quedó estancada y un poco por detrás de Ptuj, pero en el siglo XIX con el paso del ferrocarril austriaco por ella creció enormemente apoyada en la creación de muchas industrias alrededor del paso del tren, convirtiéndose en la segunda ciudad en imprtancia de Eslovenia.
Al igual que en el caso de Ptuj a principios del siglo XX había una mayoría aplastante de austriacos en la ciudad (82% de austriacos y 17% de eslovenos), estando toda la vida pública en mano de los austriacos (todo el resto de la zona, excepto Ptuj, era de mayoría eslovena) Al caer el Imperio Austro-Húngaro en la Primera Guerra Mundial tanto la nueva Yugoslavia como Austria exigían contar con Maribor en su territorio, pero las tropas eslovenas la tomaron ante la desesperación de los austriacos que veían como sus soldados estaban desarmados por el armisticio, por lo que pasó a formar parte del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos (Yugoslavia); debiendo huir los austriacos después de que las tropas eslovenas fusilaran a 9 ausrtiacos e hirieron a 80 totalmente desarmados en la plaza central (la prensa germanoparlante lo llamó el Domingo Sangriento de Marburg) para asustar a la población de origen germano. Pese a toda la política discriminatoria en la década de 1930 el 25% de la población era de origen austriaco y había un gran descontento entre ellos, creando una situación totalmente inestable
En 1941 las tropas nazis entraron en la región, y también en Maribor; casi toda la población germanoparlante fue a recibir a Hitler como el salvador de su tierra al prometer este que devolvería esta tierra a los alemanes, y justo después de la ocupación las tropas nazis empezó a deportar a los eslovenos a Croacia y Serbia y posteriormente a los nacionalistas exaltados a los campos de concentración croatas de la Ustacha. Las luchas con los partisanos eran continuas y Maribor fue la ciudad más dañada de toda Yugoslavia durante la guerra, debiendo huir luego todos los austriacos que allí vivían por la sed de venganza del pueblo esloveno.
Con la subida de Tito al poder y su negativa a someterse a la órbita soviética, permitiendo a los yugoslavos a cruzar la frontera con Austria e Italia Maribor creció como punto comercial de entrada a Yugoslavia, y al independizarse Eslovenia de Yugoslavia entró en una profunda crisis al perder su principal sustento, la industria pesada.
Ahora es una ciudad con cierta decadencia económica y que no levanta cabeza pese a haber sido nombrada capital europea de la cultura en 2012.
Aparcamos en la calle de la catedral, gratuita los domingos por la tarde, y desde el principio nos impresionó y sorprendió esta bonita ciudad. Lo primero con lo que nos encontramos fue con la Slomškov trg, que acoge dos de los edificios más bonitos de la ciudad, uno frente al otro. De un lado acoge el Rektorat (Universidad), ubicada en un bello edificio neoclásico con los jardines de la plaza justo delante.
En el centro nos encontramos una estatua de Anton Martin Slomšek, quien movió la diócesis lavantina a Maribor en el siglo XIX
Y frente a la universidad tenemos la Stolna cerkev (Catedral), un edificio tremendamente sencillo para ser una catedral y que data de un templo románico del siglo XII, que fue sometido a numerosas reformas góticas y barrocas.
La entrada es gratuita, y el interior nos gusta mucho más que el exterior, tiene muchos pequeños altares en las capillas laterales y muchas vidrieras muy trabajadas. Sin embargo no llega a ser una catedral esplendorosa, pero tiene cierto encanto.
La sillería del altar principal está tallada y decorada con motivos vegetales.
Y lo mejor está en la cabecera y en los pies. En la cabecera nos encontramos todo un ventanal de vidrieras coloridas que dan un toque y una luz especial al templo (no hay retablo hasta arriba, en esta Catedral es superpequeño y barroco, lo cual me extrañó mucho).
Y a los pies un bonito órgano.
Lo más trabajado en cuanto a decoración barroca es una capilla lateral. Sin duda aquí podemos apreciar que pese a ser Maribor la segunda ciudad de Eslovenia tiene un tamaño de ciudad pequeña y que historicamente hasta finales del siglo XIX no tuvo demasiado peso en la historia de la región, viéndose esto reflejada en la asombrosa sencillez de la catedral, pero me gustó, un templo diferente y sin estar tan recargado como otros muchos a lo largo y ancho de Europa.
Salimos de la catedral y nos encaminamos al centro. Tomamos la bonita Lekarinska Ulica que nos sorprende, la verdad es que vinimos a Maribor por cruzar de país, ni la Lonely la deja en muy buen lugar, sin embargo nos sorprendió muy gratamente.
Y salimos a la Glavni trg, la plaza central de la ciudad. Pasa una carretera general por un lado y está algo sucia, no es la típica plaza central, pero no está mal. En el centro tiene el Kužno znamenje (Memorial de las Plagas), construido en el siglo XVII y redeiseñado en 1743 por Jožef Štraub siendo una de las mejores obras barrocas de todo el país; es un conjunto escultórico con la virgen en lo alto de una columna de mármol y 6 santos rodeándola en un nivel inferior. Se diseñó para dar las gracias a la Virgen por haber alejado de la ciudad una epidemia que en 1680 acabó con un tercio de la población
Los edificios de esta plaza están algo viejos, pero tiene cierto encanto decadente.
Y la preside, justo frente al Memorial de las Plagas el Rotovž (Ayuntamiento), elegante y típico de Centroeuropa al ser de origen medieval, si bien algo pequeño (recordad que Maribor no tuvo la importancia de otras ciudades a nivel histórico)
Pasamos por el pórtico que tiene debajo y llegamos a la Rotovški trg (Plaza del Ayuntamiento), un espacio cuidado y cerrado que cuenta con un parque para niños y algunas muestras de arte (demasiado) moderno.
Empezamos a dirigir nuestros pasos a la Iglesia Franciscana, delante de la cual hay un puesto de información turística que abre los domingos por la tarde (lo único que abre en Eslovenia los domingos, ni una mísera tienda donde comprar un imán encontramos en todo el día) por calles estrechas y con bonitos edificios.
Y de repente desembocamos en la Slovenska Ulica, sin duda la calle más bonita de Maribor. La sorpresa fue instántanea, que preciosidad de sitio.
En esta calle se concentran muchos atractivos de la ciudad. A un lado tenemos el Grad (Castillo) un tanto deformado, más bien parece una iglesia por todas las reformas que se hicieron, pero en origen lo era. Acoge un museo del Castillo al que no entramos.
Delante tiene una preciosa plaza, la Trg Svobode, la antigua plaza del mercado que acoge una curiosa escultura que representa una bola llamada Kodžak, un memorial a la liberación nacional, refiriéndose a la expulsión de los nazis en 1945.
A espaldas de esta plaza encontramos la Frančiškanskega cerkev (Iglesia Franciscana), un bonito templo de ladrillo construido ya en el siglo XX.
Justo delante hay un puesto de información turística, una chica encantadora nos atiende y además de darnos un mapa nos da también folletos de la región y el país (quien pudiera explorarlo más a fondo). Os dejo el enlace, es superútil el mapa de Maribor: www.sempreviaggiando.com/ ...p_EPK2.jpg
Vamos a la zona del Drava ya, y es que el centro está visto. Pasamos por un bonito edificio.
Y pasamos la plaza principal de largo camino al río, viéndola así desde otra perspectiva.
Empezamos a cruzar el Glavni Most (Puente de Glavni), que cruza el Drava, hemos remontado en coche unos cuantos kilómetros de este afluente del Danubio. Hay tapetes colgando a lo largo de todo el puente con notas en esloveno, no sé que significa, pero me puedo imaginar que sea un homenaje a algo o alguien relacionado con el Drava.
Y desde aquí tenemos las típicas postales de Maribor (a mí me gustó mucho más sin embargo la Slovenska Ulica que esta vista)
Desandamos lo andado para empezar a pasear por la vera del río, y debajo nuestro se extienden bonitos callejones.
El equipo local, el NK Maribor, uno de los mejores del país está muy presente por toda la ciudad, luego iríamos a visitar su campo.
En la orilla del río encontramos la Hiša Stare trte (Casa del vino viejo), donde se lleva produciendo un vino desde hace más de 400 años, el más antiguo del mundo entero.
Dentro hay una exposición con paneles y objetos de la vinicultura de la zona de Maribor.
Nos tomamos un refresco en una terraza fuera (somos chicos sanos, a ver que vais a pensar...) con vistas al Drava. Cada vez que pienso todo lo que se vivió aquí se me pone la piel de gallina...
A orillas del río hay tranquilas plazas bastante bonitas.
Y ya casi saliéndonos del centro urbano nos encontramos el Sodni stolp (Torre de la Justicia), construida a principios del siglo XIV con razones defensivas y siendo remodelada en numerosas ocasiones posteriormente, pero manteniendo casi siempre labores defensivas, pese a que su nombre sugiere otra cosa bien distinta.
Tomamos la Strossmayerjeva Ulica, que nos lleva de frente al campo, pasando por una bonita estatua a mitad de camino.
Y llegamos rapidamente al Stadion Ljudski Vrt, el campo del NK Maribor. Es un campo pequeño (caben 13.000 personas) y nos sorprende que sea de un equipo que suele jugar Champions y Europa League, pero hay que reconocer que es bonito.
Hay pintadas fuera que dan mucho color.
Y nos asomamos por un hueco en la valla para verlo por dentro. En España sería un campo de Segunda.
Empieza a llover, mi amigo con ganas de ir al baño y entra al pabellón de enfrente, así que yo me tuve que tragar 10 minutos de un partido de balonmano femenino del Maribor contra un equipo de Ljubljana, la capital. De lo malo era de primera (creo) y se decidió con un gol local en el último segundo, estuvo interesante.
Y ya cogimos el coche y nos fuimos a Budapest donde lo devolvimos a las 9 y media.
Un buen finde descubriendo una esquinita de la antigua Yugoslavia.
CONCLUSIONES DE MARIBOR: Como todo este viaje una gran sorpresa. No se le tiene muy en cuenta pero el casco histórico es precioso, tiene la Slovenska Utca que es de cuento, nos encantó a los dos y además tiene un tamaño pequeño que hace que sea muy agradable de pasear y que se vea rápido.
Para ver la ciudad basta con unas 3 horas para el viajero medio, y es que el casco antiguo es precioso pero pequeño y no hay muchos sitios donde entrar. Es ideal para hacerlo como excursión de día desde algún otro sitio (Ljubljana o Zagreb) junto con Ptuj.
TOTAL: 463kms.
Llegamos en menos de una hora a la frontera, ¡otro país para tachar en el mapa! En Croacia aún hay aduanas, así que el policía croata comprueba nuestras caras en nuestros pasaportes, el esloveno al ver que eran de España ni los coge y nos deja pasar. Ya estamos en Eslovenia, mi cuarto país del Erasmus.
La moneda es el euro, con esto no hay problema, y por lo visto hay que comprar viñeta (lo vimos al entrar ya a la autopista, hicimos pocos kilómetros pero aún así no me quedo tranquilo por haber hecho algo ilegal.
La autopista muere al salir de Croacia y pasa a ser una nacional eslovena hasta Ptuj, nuestra primera parada en el país. Esta pequeña villa de poco más de 15.000 habitantes es la ciudad más antigua de todo el país.
Ya estaba habitada en la Edad de Piedra, y en la de Hierro se asentaron aquí los celtas, hasta que en el siglo I AC llegaron los romanos y establecieron un campamento para las legiones del Danubio, la llamada Poetovio. Tras llegar los soldados empezó a crecer una comunidad alrededor de ellos y llegó a contar con 40.000 ciudadanos, pero poco a poco se fue despoblando y en 450 fue completamente saqueada por los hunos. Después cambio de manos casi continuamente: eslavos, avaros, francos y de nuevo eslavos; hasta que a finales del siglo IX empezó a caer bajo la influencia del Arzobispo de Salzburgo, lo que le hizo crecer mucho economicamente a lo largo de la Baja y la Alta Edad Media; convirtiéndose en el siglo XVI bajo el nombre de Pettau en una de las ciudades más importantes del Ducado de Estiria, que comprendía parte de la actual Austria y de la actual Eslovenia.
Su crecimiento económico se vio muy mermado en la Edad Moderna al ser una posición estratégica para las campañas otomanas sobre Europa Central, sufrió cuatro saqueos e incendios generales en apenas 60 años (entre 1684 y 1744) y mucha gente huyó de la ciudad por razones de seguridad, la existencia de un castillo no era garantía suficiente ante los turcos. En el siglo XIX acabó de perder su antiguo esplendor al quedar marginada de todas las rutas terrestres de Austria al mar (aquí se vio muy beneficiada Maribor).
Además era un enclave donde a principios del siglo XX la práctica totalidad de su población era de origen germano, a diferencia de todas las de los alrededores, lo que hizo que fuera invadida por las tropas yugoslavas después de la Primera Guerra Mendial para incorporarla a Yugoslavia, ya que pertenecía a Austria pese a estar aislada en medio de Eslovenia. Muchos austriacos y alemanes volvieron a Austria y Alemania (pese a llevar siglos en Ptuj) y no volvieron hasta 1941, cuando Hitler invadió Eslovenia y les invitó a volver a sus hogares, hasta que en 1945 los partisanos de Tito y el Ejército Rojo liberaron la región eslovena y se vieron forzados a emigrar, la mayoría a Austria, quedando desde entonces una población compuesta principalmente por eslovenos.
Subimos directos al Ptuj Grad (Castillo), teníamos que hacer la visita rápido (al final vimos que es más pequeño de lo que pensábamos) Hay un aparcamiento gratuito y grande justo debajo (también se puede subir caminando desde el pueblo)
Este castillo fue construido en el siglo XII sobre el convulso Río Drava (lleva casi un milenio viendo correr sangre cada demasiados pocos años por sus aguas) por el arzobispo de Salzburgo para defender la ciudad de los húngaros.
Hoy en día acoge el Museo Regional (decidimos no entrar al no verlo muy interesante) y lo mejor son las vistas sobre el centro de Ptuj y sobre el Drava.
Tiene una especie de plaza dentro muy bonita con un pozo, este pozo comunica con agua subterránea que daba de beber a todo el castillo.
No tiene mucho más que ver, luego se usó como palacio y no es un castillo de los que podemos encontrar en España.
Un edificio bonito son las caballerías, que es donde hoy está la tienda y la billetería.
Y de ahí bajamos al centro, aparcamos en el centro (los domingos es gratis) Estábamos al lado de la oficina de turismo, así que pasamos a por un plano y empezamos a patear el centro. Lo primero con lo que nos encontramos fue con Župnijska cerkev sv. Jurija (Iglesia de San Jorge), que se empezó a construir en el siglo XII y con el gótico como estilo predominante (fue rediseñada en el siglo XV)
Está en la Slovensky Trg (Plaza de Eslovenia), la central del pueblo (realmente aquí está turismo). La iglesia es más bonita de lado que de frente, la verdad.
La plaza también acoge la Torre de Ptuj, el emblema de la ciudad, construido en el siglo XIV y reconstruida en el siglo XVI en estilo renacentista.
A su lado está otro de los edificios más emblemáticos de la ciudad, el Teatro.
De esta calle sale la preciosa Prešernova Ulica, una calle empedrada muy tranquila
Y llegamos al Drava, uno de los ríos con más historia en sus orillas. Ha vivido muchas, muchísimas guerras a lo largo de los siglos, desde las invasiones hunas y otomanas hasta las barbaridades cometidas en la Guerra de Yugoslavia. Sin embargo ahora baja tranquilo dejando bonitas estampas.
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Y desde un puente que cruza el río tenemos la postal más conocida de Ptuj, con el castillo en lo alto y la ciudad a sus pies.
Volvemos al centro, y la torre aparece en lo alto, normal que sea el emblema de la ciudad.
Llegamos a la Minoritski Trg, otra plaza importante de Ptuj. Allí está la Samostan sv. Petra in Pavla, que data del siglo XIII pero muy remodelada en el XX
También nos encontramos un bonito edificio gubernamental.
Y un precioso edificio rosa.
Un poco más adelante llegamos al Ayuntamiento, un bonito edificio, otro más en esta sorprendente pequeña ciudad de la Eslovenia oriental.
Ya entra el hambre, y vamos a dejar la mochila y demás al coche para ir a comer, pero nos sorprende ver las 3 naves del primer viaje de Cristobal Colón en el escaparate de una tienda.
El sitio se llama Sloncek, está en la Prešernova Ulica y me pido el plato de la casa, Pleskavica Sloncek (carne a la parrilla con un pan riquísimo), pagamos unos 8 euros cada uno y la comida estuvo increíble, os lo recomiendo si os da la hora de comer en Ptuj.
CONCLUSIONES DE PTUJ: Nos sorprendió mucho esta ciudad, tampoco había preparado demasiado del viaje y la hicimos como parada entre Zagreb y Maribor con la intención de ver el castillo, pero tiene mucho más que eso. Las calles del centro son preciosas y el Drava le da un aire encantador a esta pequeña ciudad.
Para ver la ciudad basta con un par de horas para el viajero medio (salvo que quiera entrar a todos los museos), pues el casco histórico se pasea en menos de media hora con calma (son 3 calles) y el Castillo tiene buenas vistas y poco más. Sin embargo diría que es casi imprescindible hacer una parada aquí para los viajeros que pasen por la parte este de Eslovenia.
Y al acabar de comer nos fuimos a Maribor, la segunda mayor ciudad de Eslovenia con 125.000 habitantes, solo por detrás de Ljubljana.
Fue creada en 1164 alrededor del Castrum Marchburch (Castillo de Marzo) a orillas del Río Drava. Empezó a crecer esta pequeña comunidad y en menos de un siglo se empezaron a hacer mercados y recibió los privilegios de ciudad. Cuando los Habsburgo vencieron a Otakar III de Bohemia se adueñaron de la ciudad, que creció mucho más, aguantando varios sitios durante los siglos XV y XVI tanto de húngaros como de otomanos. Durante toda la Edad Media se estableció una importante comunidad judía en la ciudad, como casi todas a lo largo y ancho de Europa muy próspera y con muchos negocios, pero por eso mismo debieron abandonar la ciudad en 1496 por un decreto del Emperador Maximiliano I (este decreto siguió en pie hasta 1861)
La ciudad se quedó estancada y un poco por detrás de Ptuj, pero en el siglo XIX con el paso del ferrocarril austriaco por ella creció enormemente apoyada en la creación de muchas industrias alrededor del paso del tren, convirtiéndose en la segunda ciudad en imprtancia de Eslovenia.
Al igual que en el caso de Ptuj a principios del siglo XX había una mayoría aplastante de austriacos en la ciudad (82% de austriacos y 17% de eslovenos), estando toda la vida pública en mano de los austriacos (todo el resto de la zona, excepto Ptuj, era de mayoría eslovena) Al caer el Imperio Austro-Húngaro en la Primera Guerra Mundial tanto la nueva Yugoslavia como Austria exigían contar con Maribor en su territorio, pero las tropas eslovenas la tomaron ante la desesperación de los austriacos que veían como sus soldados estaban desarmados por el armisticio, por lo que pasó a formar parte del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos (Yugoslavia); debiendo huir los austriacos después de que las tropas eslovenas fusilaran a 9 ausrtiacos e hirieron a 80 totalmente desarmados en la plaza central (la prensa germanoparlante lo llamó el Domingo Sangriento de Marburg) para asustar a la población de origen germano. Pese a toda la política discriminatoria en la década de 1930 el 25% de la población era de origen austriaco y había un gran descontento entre ellos, creando una situación totalmente inestable
En 1941 las tropas nazis entraron en la región, y también en Maribor; casi toda la población germanoparlante fue a recibir a Hitler como el salvador de su tierra al prometer este que devolvería esta tierra a los alemanes, y justo después de la ocupación las tropas nazis empezó a deportar a los eslovenos a Croacia y Serbia y posteriormente a los nacionalistas exaltados a los campos de concentración croatas de la Ustacha. Las luchas con los partisanos eran continuas y Maribor fue la ciudad más dañada de toda Yugoslavia durante la guerra, debiendo huir luego todos los austriacos que allí vivían por la sed de venganza del pueblo esloveno.
Con la subida de Tito al poder y su negativa a someterse a la órbita soviética, permitiendo a los yugoslavos a cruzar la frontera con Austria e Italia Maribor creció como punto comercial de entrada a Yugoslavia, y al independizarse Eslovenia de Yugoslavia entró en una profunda crisis al perder su principal sustento, la industria pesada.
Ahora es una ciudad con cierta decadencia económica y que no levanta cabeza pese a haber sido nombrada capital europea de la cultura en 2012.
Aparcamos en la calle de la catedral, gratuita los domingos por la tarde, y desde el principio nos impresionó y sorprendió esta bonita ciudad. Lo primero con lo que nos encontramos fue con la Slomškov trg, que acoge dos de los edificios más bonitos de la ciudad, uno frente al otro. De un lado acoge el Rektorat (Universidad), ubicada en un bello edificio neoclásico con los jardines de la plaza justo delante.
En el centro nos encontramos una estatua de Anton Martin Slomšek, quien movió la diócesis lavantina a Maribor en el siglo XIX
Y frente a la universidad tenemos la Stolna cerkev (Catedral), un edificio tremendamente sencillo para ser una catedral y que data de un templo románico del siglo XII, que fue sometido a numerosas reformas góticas y barrocas.
La entrada es gratuita, y el interior nos gusta mucho más que el exterior, tiene muchos pequeños altares en las capillas laterales y muchas vidrieras muy trabajadas. Sin embargo no llega a ser una catedral esplendorosa, pero tiene cierto encanto.
La sillería del altar principal está tallada y decorada con motivos vegetales.
Y lo mejor está en la cabecera y en los pies. En la cabecera nos encontramos todo un ventanal de vidrieras coloridas que dan un toque y una luz especial al templo (no hay retablo hasta arriba, en esta Catedral es superpequeño y barroco, lo cual me extrañó mucho).
Y a los pies un bonito órgano.
Lo más trabajado en cuanto a decoración barroca es una capilla lateral. Sin duda aquí podemos apreciar que pese a ser Maribor la segunda ciudad de Eslovenia tiene un tamaño de ciudad pequeña y que historicamente hasta finales del siglo XIX no tuvo demasiado peso en la historia de la región, viéndose esto reflejada en la asombrosa sencillez de la catedral, pero me gustó, un templo diferente y sin estar tan recargado como otros muchos a lo largo y ancho de Europa.
Salimos de la catedral y nos encaminamos al centro. Tomamos la bonita Lekarinska Ulica que nos sorprende, la verdad es que vinimos a Maribor por cruzar de país, ni la Lonely la deja en muy buen lugar, sin embargo nos sorprendió muy gratamente.
Y salimos a la Glavni trg, la plaza central de la ciudad. Pasa una carretera general por un lado y está algo sucia, no es la típica plaza central, pero no está mal. En el centro tiene el Kužno znamenje (Memorial de las Plagas), construido en el siglo XVII y redeiseñado en 1743 por Jožef Štraub siendo una de las mejores obras barrocas de todo el país; es un conjunto escultórico con la virgen en lo alto de una columna de mármol y 6 santos rodeándola en un nivel inferior. Se diseñó para dar las gracias a la Virgen por haber alejado de la ciudad una epidemia que en 1680 acabó con un tercio de la población
Los edificios de esta plaza están algo viejos, pero tiene cierto encanto decadente.
Y la preside, justo frente al Memorial de las Plagas el Rotovž (Ayuntamiento), elegante y típico de Centroeuropa al ser de origen medieval, si bien algo pequeño (recordad que Maribor no tuvo la importancia de otras ciudades a nivel histórico)
Pasamos por el pórtico que tiene debajo y llegamos a la Rotovški trg (Plaza del Ayuntamiento), un espacio cuidado y cerrado que cuenta con un parque para niños y algunas muestras de arte (demasiado) moderno.
Empezamos a dirigir nuestros pasos a la Iglesia Franciscana, delante de la cual hay un puesto de información turística que abre los domingos por la tarde (lo único que abre en Eslovenia los domingos, ni una mísera tienda donde comprar un imán encontramos en todo el día) por calles estrechas y con bonitos edificios.
Y de repente desembocamos en la Slovenska Ulica, sin duda la calle más bonita de Maribor. La sorpresa fue instántanea, que preciosidad de sitio.
En esta calle se concentran muchos atractivos de la ciudad. A un lado tenemos el Grad (Castillo) un tanto deformado, más bien parece una iglesia por todas las reformas que se hicieron, pero en origen lo era. Acoge un museo del Castillo al que no entramos.
Delante tiene una preciosa plaza, la Trg Svobode, la antigua plaza del mercado que acoge una curiosa escultura que representa una bola llamada Kodžak, un memorial a la liberación nacional, refiriéndose a la expulsión de los nazis en 1945.
A espaldas de esta plaza encontramos la Frančiškanskega cerkev (Iglesia Franciscana), un bonito templo de ladrillo construido ya en el siglo XX.
Justo delante hay un puesto de información turística, una chica encantadora nos atiende y además de darnos un mapa nos da también folletos de la región y el país (quien pudiera explorarlo más a fondo). Os dejo el enlace, es superútil el mapa de Maribor: www.sempreviaggiando.com/ ...p_EPK2.jpg
Vamos a la zona del Drava ya, y es que el centro está visto. Pasamos por un bonito edificio.
Y pasamos la plaza principal de largo camino al río, viéndola así desde otra perspectiva.
Empezamos a cruzar el Glavni Most (Puente de Glavni), que cruza el Drava, hemos remontado en coche unos cuantos kilómetros de este afluente del Danubio. Hay tapetes colgando a lo largo de todo el puente con notas en esloveno, no sé que significa, pero me puedo imaginar que sea un homenaje a algo o alguien relacionado con el Drava.
Y desde aquí tenemos las típicas postales de Maribor (a mí me gustó mucho más sin embargo la Slovenska Ulica que esta vista)
Desandamos lo andado para empezar a pasear por la vera del río, y debajo nuestro se extienden bonitos callejones.
El equipo local, el NK Maribor, uno de los mejores del país está muy presente por toda la ciudad, luego iríamos a visitar su campo.
En la orilla del río encontramos la Hiša Stare trte (Casa del vino viejo), donde se lleva produciendo un vino desde hace más de 400 años, el más antiguo del mundo entero.
Dentro hay una exposición con paneles y objetos de la vinicultura de la zona de Maribor.
Nos tomamos un refresco en una terraza fuera (somos chicos sanos, a ver que vais a pensar...) con vistas al Drava. Cada vez que pienso todo lo que se vivió aquí se me pone la piel de gallina...
A orillas del río hay tranquilas plazas bastante bonitas.
Y ya casi saliéndonos del centro urbano nos encontramos el Sodni stolp (Torre de la Justicia), construida a principios del siglo XIV con razones defensivas y siendo remodelada en numerosas ocasiones posteriormente, pero manteniendo casi siempre labores defensivas, pese a que su nombre sugiere otra cosa bien distinta.
Tomamos la Strossmayerjeva Ulica, que nos lleva de frente al campo, pasando por una bonita estatua a mitad de camino.
Y llegamos rapidamente al Stadion Ljudski Vrt, el campo del NK Maribor. Es un campo pequeño (caben 13.000 personas) y nos sorprende que sea de un equipo que suele jugar Champions y Europa League, pero hay que reconocer que es bonito.
Hay pintadas fuera que dan mucho color.
Y nos asomamos por un hueco en la valla para verlo por dentro. En España sería un campo de Segunda.
Empieza a llover, mi amigo con ganas de ir al baño y entra al pabellón de enfrente, así que yo me tuve que tragar 10 minutos de un partido de balonmano femenino del Maribor contra un equipo de Ljubljana, la capital. De lo malo era de primera (creo) y se decidió con un gol local en el último segundo, estuvo interesante.
Y ya cogimos el coche y nos fuimos a Budapest donde lo devolvimos a las 9 y media.
Un buen finde descubriendo una esquinita de la antigua Yugoslavia.
CONCLUSIONES DE MARIBOR: Como todo este viaje una gran sorpresa. No se le tiene muy en cuenta pero el casco histórico es precioso, tiene la Slovenska Utca que es de cuento, nos encantó a los dos y además tiene un tamaño pequeño que hace que sea muy agradable de pasear y que se vea rápido.
Para ver la ciudad basta con unas 3 horas para el viajero medio, y es que el casco antiguo es precioso pero pequeño y no hay muchos sitios donde entrar. Es ideal para hacerlo como excursión de día desde algún otro sitio (Ljubljana o Zagreb) junto con Ptuj.