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Ayer de madrugada llegamos a Jordania 4 viajeros que nos habíamos conocido en persona horas resto deacuerdo para darnos un gran paseo por la historia. Reccorrer la tierra prometida que Yaveh le prometió a Abraham, la ciudad de David y los lugares en donde un joven judío llamado Yashúa dejaría unas huellas que llevan marcando a la humanidad desde entonces.
A la mañana estuvimos en el Monte de los Abarim, donde terminó el éxodo de Moisés. Hoy salimos rumbo al país de Edom. Hasta aquí vino un hombre desde Mesopotamia que seguía ordenes de su Dios, uno desconocido por aquel entonces. A cambio de su lealtad le entregaría una tierra en propiedad para su descendencia. Su nieto se acabaría llamando Israel. Nos movemos en épocas inciertas, en los comienzos, la génesis. Ningún nombre define mejor estos lugares. En el libro que lleva ese nombre nos cuenta que la mujer de ese hombre de Ur era esteril pero acabó teniendo dos hijos que ya comenzaron su lucha en su interior. La profecía se cumplia:
Gen 25:23 Yahveh le dijo: «Dos pueblos hay en tu vientre, dos naciones que se dividirán. La una oprimirá a la otra; pero el mayor servirá al menor.»
Esaú fue el primero en salir. Ganó su primera batalla. Siendo mas mayor manospreció un plato de lentejas. Perdió el agrado de su padre y por diversas causas la primogenitura, que implicaba el sacerdorcio de su abuelo. Pasó a Jacob.
Ahora tenemos pies sobre el reino de los descendientes de Esaú. Los edomitas negaron a sus parientes el paso por aquí en su éxodo de Egipto. Rencillas familiares. Hoy ya no están para hacernos lo mismo a nosotros, su reino se diluyó poco a poco. De la misma forma que los nabateos, un pueblo nómada de Arabia se instalaba en estos lugares y no por cualquier razón. La mas importante que puede haber aunque ahora nos suene a chiste: El agua. Fundaron su capital en el lugar que mañana visitaremos. Ahí, a 800 metros de altura, cerca del mar a mitad de camino de Egipto y Mesopotamia.
Son las 6 de la mañana y estamos ya en las taquillas. Sólo una pareja con las mismas ansias que nosotros de recorrer el siq nos ha ganado la primera posición de la fila. Esta delante nuestro como si fuera la entrada a otro mundo. Una ligera grieta en la montaña comienza a mostrar, en la oscuridad casi , en la que ya se perciben coloridos mágicos. Es una falla natural pero yo no me lo acabo de creer. Fue una chispa desviada del rayo con el que Yaveh destrullo a pocos kilómetros de aquí las ciudades de Sodoma y Gomorra. Hemos visto viniendo hacía aquí la estatua de sal de la única mujer que lo contempló, por eso esta razón nunca había sido contada hasta ahora.
Flanqueamos en absoluto silencio y con los primeros rayos del sol iluminando la entrada las el principio del camino que hay entre estos dos enormes bloques de piedra para llegar a la ciudad que tomó este nombre del latín: Pretae. Aquí se situa la enorme presa que los nabateos construyeron como parte de su sistema de recogida y redistribución de agua. La que atrajo hacía ella durante miles de años a los camellos que por aquí hacían las veces de camiones a día de hoy como el gasoil que necesitan para circular. Las mercancías eran muy valiosas y los nómadas de Arabia, comerciantes por naturaleza, movían de un lugar a otro. Lentamente la resina de un árbol, con un olor divino. El marfil de los colmillos de un misterioso animal que habitaba en selvas desconocidas y que era el mayor jamás creado. Hojas de plantas secas que daban a los alimentos sabores irreales de unas tierras muy fértiles del lejano oriente y de más lejos aún un material brillante como el oro con el que se tejían los mismísimos ropajes de los dioses. A pesar del valor del incienso, el marfil o las especias fue este finísimo hilo el que acabó dando nombre a los caminos que acababan en este desfiladero: la ruta de la seda. El Siq Dos figuras talladas montadas a camellos en una pared dan fe de ello, pero tienes que fijarte. Tambien en el pequeño acueducto por donde discurría el agua.
Sinuosas formas y relieves muestran unos colores tan cálidos, tan sutilmente mezclados que ya quisiera la paleta del photoshop. La arenisca prensada durante milenios, resquebrajada por Dios y erosionada por el agua durante unos cuantos mas te va llevando mientras, sin que te des cuenta, por sus curvas como si te arrastrara una corriente de aire. Se ensancha y se vuelve a estrechar. En estos pasos miras hacia arriba, donde a 180 metros de altura se llega a entrever unos centímetros de amanecer. El punto mas estrecho apenas tiene 3 metros. Es aquí donde se puede estar completamente seguro de estar pisando historia. Pisando por donde pasó Pompeyo el grande, Adriano, Saladino, de Buckhardt. Y por que no decirlo, donde Leonidas y los espartanos hubieran defendido Grecia mejor que en las mismísimas termópilas.
Al agua y punto estratégico en las rutas se unió la seguridad y floreció una hermosa ciudad. Su prosperidad. Resistió a las guerras de los Diádocos, los autoproclamados herederos de Alejandro Magno, dejando incluso uno de ellos su vida entre esas paredes naturales. Con el tiempo atrajo las miradas de otra lejana ciudad que ya comenzaba su expansión. Pero les costó entrar. Mientras Julio Cesar hacia lo propio en las galias, otro componente del primer triunvirato conquistaba Petra. Pero la cultura helenística ya había entrado hacía siglos, a su estilo, mezclandolo todo poco a poco. De esa forma, igual que hoy ya celebramos hawolleen y el black Friday como si fueramos yanquis de toda la vida, la cultura nabatea tomó prestados conocimientos y modas helenísticas.
No por eso, cuando el camino se vuelve a estrechar por ultima vez, La oscuridad prepara el momento como un escenario de teatro antes de empezar, se hace menos mágico ver aparecer una columna de este tipo y un pórtico incrustado en la roca. Por esto es una maravilla, porque es mágico ver aparecer el tesoro de repente. Y como pasa ante nosotros, en absoluto silencio y soledad se acaban las palabras.
Del mercado que hay en su interior narran las 1001 noches que salío la alfombra mágica de los tres hermanos que los llevó a tiempo de poder salvar a su padre. Unos siglos después ocuparon el lugar una misteriosa orden de caballeros que guardaron el santo grial durante casi dos milenios, hasta que en la época nazi el arqueólogo Indiana Jones estuvo a punto de recuperarlo. Existen evidencias de que a 6 metros de profundidar existe un piso inferior sumergido en los sedimentos que podría hacer que estas historias tuviesen algo de cierto. Soñar es gratis, hacerlo despierto un don que solo consigue dominar el que viaja.
El rey nabateo que aseguró la independencia de su reino acabando con la vida un emperador seleúcida fue deificado como un Dios mas de su panteón. Le construyeron un lugar donde crearon su culto. Es un lugar menos conocido, a la sombra de la fama del tesoro cuando la realidad es la opuesta.
Es el camino hacia este lugar una especie de peregrinaje si tomamos al pie de la letra su nombre moderno: El monasterio. Se disfruta menos que el siq porque es en ascenso pero las vistas son espectaculares. Cuando ya estas agotado y no puedes mas aparece de repente en el lateral derecho de la explanada la descomunal fachada del que fue templo de Obodas I. Como decía su tamaño ensombrece el del tesoro aunque nunca haya tenido sombra alguna. Para conseguir entrar aquí - si se puede – tienes que escalar. Te tienen que ayudar o ser agil porque el escalon es mas alto que un humano medio.
El lento declive que conlleva todo florecimiento hizo que este lugar quedara en el olvido cuando las rutas marítimas comenzaron poco a poco a transportar las mercancías que le dieron la riqueza. Hasta que un explorador suizo Jean Louis Buckhardt aprendió árabe, se convirtió al islam, adoptó las costumbres y aspecto beduino para descubrir a occidente lugares como Petra o Abu Simbel. Hacia allí se encaminan los pasos de este relato aunque el camino, inevitablemente, tiene que pasar por el centro del imperio: Roma. Los míos por aquel entonces pusieron rumbo a Jerusalén.
- Puedes leer el relato completo de mi viaje a JORDANIA, 5 DIAS DE NORTE A SUR
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