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Mi viaje a Irán lo hago con escala en Estambul con la compañía turca Pegasus (100€, sólo ida. No sé cuándo o desde dónde volveré)
El vuelo, lleno, sale con dos horas de retraso. Menos mal que tengo cuatro horas de conexión, así que… menos que esperaré en el aeropuerto de Sabina.
Me he sentado junto a un chico turco, Selcuk, encantador y un grupo multicultural de intercambio que se dirigía hacia Tbilisi, con escala en Estambul. Les he comentado que yo también iba a ir a Tblisi, pero unas 6 semanas más tarde, ya que primero quería estar en Tehran…han flipa’o.
De Estambul el avión ha llevado un retraso de unos 25 minutos, así que me ha dado tiempo a buscar una wifi y entretenerme con youtube (en Irán no hay)
Cuando he visto, desde el aire, la inmensidad de Tehran me he quedado sorprendido. Es enorme en extensión, inmenso. Ya una vez aterrizado el avión, he sentido la emoción de que por fin había llegado a Irán… Bueno, igual la he sentido cinco minutos antes, cuando medio avión ha empezado a adaptar su vestimenta a la República Islámica de Irán.
Tan potente como el sentimiento de emoción que me embargaba era el de miedo al paso por migración. Ahora estoy ya en irán, así que lo veo con otros ojos, pero cuando he ido a hacer el “visado on arrival” he recordado las palabras de la chica del mostrador de facturación de Madrid: “Señor, usted no tiene vuelo de vuelta; no creo que le dejen pasar la aduana”. Me cagoenlabruja… Pues nada que para allí que me he ido: me piden rellenar un papel donde tengo que poner los datos personales, el vuelo con el que he venido, el vuelo de regreso (no me jodas) y el hotel donde me voy a alojar (la he jodido). Total, que con cara de bueno (había ido con la camiseta del Athletic, pues me habían comentado que les gusta el fútbol… será el Madrid, porque no ha tenido efecto alguno mi plan) he copiado el nombre de un hotel al que iba otra pareja de españoles que hacían cola y me he inventado que voy a volar de Tabriz (Iran) a Yerevan (Armenia). He tenido suerte de que en Tabriz sí hay aeropuerto. Pues nada, que el tío ha ido supuestamente a comprobarlo (yo acojona’o perdido… para qué hostias habré tenido que arriesgarme a inventarme nada) y al de unos 8 -10 minutos me dice que bien, que page 75€ y para dentro. Ahora sí que puedo decir que estoy en Irán!!!!
El retraso en el visado ha hecho que cuando he ido a buscar la maleta ésta no estaba ya, tampoco en objetos perdidos… jodé, que la hemos liado al final…
Pero he visto a otro guiri que tras hablar con un policía del aeropuerto, se ha dirigido a una zona próxima (sin señalizar) y al de poco le he visto con una mochila. Así que le he preguntado y me ha comentado que sí, que las mochilas las han llevado a otro sitio… allí estaba mi mochila con mis banderitas cosidas…
Para ir del aeropuerto Khomeini (aquí todo se llma Khomeini) a Teheran tienes dos opciones: taxi o andando 40 km.
O tienes una tercera opción, hacerte amigo de Mehregan, que tiene tal poder de convicción que consigue que su exnovio (sí, el ex está incluido) se haga el pedazo viaje al aeropuerto a las 4:30 am para llevarme a la casa de sus exsuegros (sí, los padres de Mehregan), donde voy a dormir mi primera noche en Tehran.
El calzonazos en cuestión, Amireza, es el primer iraní que he conocido y, a pesar de ser la persona más encantadora cuya compañía he tenido el placer de disfrutar, he de decir que habiendo pasado tres días desde entonces, está a la misma altura que el resto de iraníes con los que me he cruzado hasta la fecha. No son agradables, son el siguiente nivel.
Para que te hagas una idea. No he hecho ninguna solicitud de alojamiento en CS, sólo he descrito mi viaje púbico por Irán: he recibido más de 50 propuestas de familias para alojarme con ellos. Sólo de Tehran, han sido 10 propuestas. Sin contar las 92 propuestas de gente que no puede alojarme, pero que quiere llevarme a ver sitios y charlar.
Bueno, pues hemos quedado que Amireza me lleva a la casa de Mohamad y Fatime (los padres de Mehregan). Él, arquitecto retirado, es más bien serio; tal vez porque no habla inglés y la comunicación tiene que estar basada en su italiano y mi español. Ella es la viva imagen de la mujer ultrarreligiosa iraní. En casa se desplaza muy despacito, con chador y guantes para no verle parte alguna de su cuerpo. Jodé, que yo no sabiendo las costumbres de la zona, he ido a abrazarla para darle dos besos y creo que me ha visto el rabo y los cuernos con intención de arrastrarla al infierno del susto que se ha llevado. Le he pedido perdón unas 80 veces… No obstante, a pesar de su conservadurismo religioso, se puede hablar con ella, siendo una mujer culta y muy agradable. Con ella converso en inglés.
No lo he comentado, pero he venido en los últimos (se me están haciendo eternos) días del Ramadan. En Irán no es como en Turquía que puedes encontrar algún restaurante cerrado, otros con persianas para que no te vean comer… aquí simplemente está prohibido comer en la calle y los restaurantes no abren hasta que se pone el sol. Vamos una mierda pinchada en un palo por los intolerantes que mandan en este país en contra de la voluntad de la mayoría de la población.
Pues a pesar de lo religiosa que es Fatime, entiende que llevo 24 horas sin descansar y sin comer apenas, así que me prepara un poco de fruta y arroz (presente en casi todos los menús hasta la fecha).
Después de dos horitas de descanso y la comida, el de los calzones me viene a buscar con su coche y recorremos Tehran visitando varios sitios emblemáticos durante unas 4 horas, haciendo paradas en algunos de ellos para explicarme cosillas. La verdad que por mí se podía ahorrar las paradas ya que el coche tenía aire acondicionado y en la calle se masticaba el calor (39-40ºC).
A media tarde hemos ido a recoger a su nueva novia (Nilu, que significa flor de loto) y a la hermana de ésta (Nikan, que significa algo muy bonito, pero que ahora no recuerdo). Son iraníes de origien kurdo. Y preciosas, como tantas otras chicas de este país. Ambas muy acicaladas y con una nariz artificial
Hemos dado una vueltilla por el norte de la ciudad (en mi opinión la zona más chula, próxima a las montañas) y hemos terminado cenando en un restaurante típico iraní, de clase muy alta.
Se ve que la gente sale a cenar como locos después del Ramadan, ya que teníamos el número 132 cuando iban por el 40. Hemos esperado más de una hora, pero ha merecido la pena. Amireza no me ha dejado pagar (costumbre muy arraigada entre los iraníes que me cuesta un webo aceptar)
A eso de la medianoche me ha acercado a la casa de los exsuegros y a descansar que mañana toca cambiar de host.
Al día siguiente (sábado) he quedado en acercarme al bazaar donde trabaja Amireza, que me va a ayudar con el cambio de divisa y la compra de una tarjeta sim iraní, para estar en contacto con mis anfitriones de CS.
Mohamad me acerca en coche a una parada de autobús que me dejará junto al bazaar donde trabaja Amir. Habla con el conductor para que no me pierda y le paga mi billete (esto es una constante). Así llego hasta el puesto de mi amigo, gracias a las indicaciones en farsi que llevaba en mi móvil.
Amir trabaja en una tienda que vende productos de PS4 (no diría que legales). A pesar de ello, decide dejar el trabajo para acompañarme a cambiar euros por riales. Miramos varias casas de cambio y dan un precio similar: 1€, 39.000 riales (3.900 tomanes). En resumen, les he dado un billete de 500€ y me han devuelto 195 billetes de 10.000 tomanes. Sí, sí, dos fajos como los de las películas a cambio de mi billete. A ver dónde guardas eso!
La compra de la tarjeta sim ha sido rápida (6€ + 10€ para tener 5GB de datos durante un mes). Lo que ha tardado bastante más ha sido que funcionara. Unas dos horas después, Amir ha conseguido que todo vaya bien, después de pedir ayuda a medio bazar. Todo esto, sin trabajar el pobre hombre, claro. Además se ha enfadado cuando le he querido pagar la tarjeta del teléfono.
Se ha encargado él mismo de contactar por teléfono con mi siguiente host y me ha dado las indicaciones para llegar a su casa, situada en el Norte de la megaciudad.
Para desplazarse es muy cómodo el metro. En mi caso, la línea 1 (que va de Norte a Sur). Se puede comprar billete individual (700 tomanes) o una tarjeta recargable. Cuenta con un vagón delantero y otro trasero exclusivo para las mujeres que así lo prefieran. Es limpio y rápido, aunque en algunas estaciones bajas cuatro o cinco tramos de escaleras mecánicas larguísimas. No entiendo porqué lo han hecho tan profundo.
La combinación de metro y posterior taxi (3€, taxi individual, no colectivo) me ha dejado en frente de la casa de mi segundo anfitrión. Khosro Mohammadrezaee. No estaba aún en casa, pues trabajaba, así que me ha abierto su familia: Fariva (esposa), Zhoreh (hija menor) y Rezvan (hija mayor). En un primer momento me han encandilado, en los 15 minutillos que ha tardado Khosro en venir. Ahora, después de unas pocas horas que las he tenido que decir adiós, me emociono de pensar lo bien que se han portado conmigo. Literalmente, no hay palabras para describir la entrega de esta familia para conmigo, su primero huésped extranjero.
Khosro apenas habla inglés, pero su esposa y sobre todo sus dos hijas lo hablan muy bien, por lo que han hecho de intérpretes desde el minuto uno.
La casa es amplia, con aire acondicionado (parece que soy sibarita, pero no te puedes hacer idea de lo que se puede llegar a agradecer). Zhoreh, de 16 años me ha dejado su cuarto, pasando a dormir en el cuarto de su hermana mayor (21 años).
Aunque he llegado un poco tarde por el problema con la tarjeta de teléfono, enseguida me han dicho para tomar un ducha y comer con ellos, que no hacen ni caso al Ramadán. Hemos comido en el suelo (me han preguntado si prefería comer en una pequeña mesa especial para mí, pero por supuesto me he negado a hacer algo diferente a lo que ellos hacen). Nuevamente me he sentido como un príncipe en su palacio de tantas atenciones que han tenido para conmigo.
Hemos hablado de un montón de cosas, me han dado consejos sobre mi recorrido por su país (ellos son del Sur de Irán), hemos hablado con su primo de EE.UU., su hermano de Busher, su otra hermana de Bandar Abbas,… todo por Skype… y es que yo era la novedad para ellos. Yo, por mi parte, encantadísimo.
Después de comer y hablar con media familia, hemos ido a visitar sitios con el coche. Así hemos comenzado por un lago artificial que hay en el norte de la ciudad, donde nos hemos divertido como enanos montando en barcas de pedales y mojándonos unos a otros (iniciativa mía, claro).
Después hemos ido a la Torre Milat, la más alta de la ciudad, que se ve desde todos los sitios de la misma, con sus 384 metros de altura. Es una zona de esparcimiento, llena de familias iraníes y apenas algún que otro extranjero. Por supuesto, me han invitado (contra mi voluntad) a todo. Desde arriba se tienen vistas panormámicas de 360º de la ciudad y los alrededores. La torre también alberga una pequeña sección de espejos deformes (jodé, hacía tiempo que no me reía tanto… he vuelto a la niñez) así como varias exposiciones. Como curiosidad, para entrar pisas la bandera israelí, aunque no quieras no hay opción. Ya comentaré más adelante la paranoia que tiene este régimen totalitario al respecto… es como para volver loco al psiquiatra que los trate.
Desde allí nos hemos dirigido a un restaurante de comida típica, ubicado en una casa antigua muy concurrido. El típico sitio que no aparece en la Lonely Planet.
Hemos cenado en el suelo comida riquísima iraní.
Ya entonces la compenetración con esta familia era total… era como un tío para esas niñas y el cuñado europeo para Khosro y Fariva.
De vuelta a casa en coche, hemos estado charlando los cinco hasta que nos han dado las 2 de la mañana.
Al día siguiente Rezvan tenía que dar clases de inglés en una academia donde es profesora y el padre tenía que trabajar, así que Zhoreh y yo nos hemos ido juntos a visitar diferentes sitios turísticos de la ciudad.
A pesar de tener sólo 16 años, es una cría tan madura que se maneja en cualquier situación como una adulta, que cuida de un niño (yo) en todos los sentidos, haciendo que mi estancia sea lo más confortable posible: ayudándome con la compra de billetes, preguntando a la gente cuando teníamos que ir a algún sitio que no conocíamos, traduciendo mis palabras cuando alguien se nos acercaba a preguntarnos de dónde era…
Hemos conectado desde el momento inicial. Tal vez haya ayudado el que yo haya estado en Corea y ella sea una friki del país. Ha aprendido a hablar y escribir en coreano (recuerdo que tiene 16 años), además de inglés, porque le gusta la música coreana. Hemos hablado hasta el infinito sobre ese país.
Pues con la cría he visitado el palacio del Shah que se encuentra al norte de Tehran. Se paga por aquel edificio que se quiera visitar, pudiendo elegir entre más de 15. El precio para los extranjeros es más o menos 5 veces superior al de los locales (algo que se repite en más sitios). Nosotros hemos visitado unas cinco estancias. La que más me ha gustado es la de un pareja de hermanos locos iraníes que allá por 1955 decidieron salir del país en moto y recorrer el mundo entero. Tardaron 10 años en hacerlo y la experiencia fue tan sensacional que se te hacer cortísimo el recorrido por el palacio donde está ubicado este museo.
Otros edificios que me han gustado han sido el museo dedicado a la vestimenta del shah y de las princesas… espectaculares algunos vestidos; así como, las dependencias del propio Shah. Menos me ha gustado del militar, aunque reconozco que es curioso.
También merece mucho la pena el recorrido por los jardines, inmensos.
Para desplazarse entre los edificios se hace casi necesario recurrir a la pequeña van que por 1000 tomanes te deja en el museo que tú quieras. Claro que esto es más facil decirlo que hacerlo si no vas con Zohreh, como yo, pues allí no habla inglés ni el tato.
Íbamos a visitar también el museo nacional, pero se nos había hecho tarde (4 horas) en la visita del palacio y nos hemos vuelto a casita, donde teníamos la comida hecha y el resto de la familia esperándonos.
Aunque ya no daba tiempo para visitar el museo, sí que teníamos tiempo para visitar un pequeño bazaar situado al norte de la ciudad. Allí hemos deambulado, comprando fruta, probándonos ropas, viendo tiendas dedicadas exclusivamente a vender chadors,… un show.
A recomendación de Zohreh hemos cenado en un restaurante tradicional pero de comida rápida.
Jodé, que en este país todo está delicioso…
Nos pilla de paso la mezquita – mausoleo NOMBRE(?), realmente imponente. Para entrar en la plaza (no en la mezquita) las chicas se tienen que disfrazar con un chador horroroso
La mezquita es ciertamente espectacular por fuera y por dentro. No falta el típico cartel en el que explícitamente se lee "DOWN U.S.A. & Israel". Haciendo amigos…
De allí para casa en metro, donde nos esperaba Resvan. Ha flipado cuando le hemos enseñado las fotos de la mezquita: “pero para qué habéis ido a ese sitio?”. Nos hemos quedado viendo un partido de voleibol de la selección iraní, organizadora lamentablemente del campeonato mundial.
Lamentablemente, porque la mierda de gobierno que tienen y los mildundis de la federación internacional que se vende a no sé qué intereses, prohible (sic) la entrada a las mujeres iraníes al estadio, no vaya a ser que se exciten por ver a tanto tío macizo saltando tras una pelota.
Con esto y el partido de Islandia (qué pena que pierden contra Francia) se nos vuelven a hacer las 2 de la madrugada cuando vamos a la cama.
El día siguiente es mi último día con la familia de Khosro.
El plan pasa por desayunar como reyes, probando mil cosas raras de la región, a cuál más rica…para dirigirnos en metro al gran Bazaar y al museo nacional que ayer no pudimos ver.
Empezamos por éste que se encuentra cerca de la plaza de Eman Khomeini. Tiene dos partes, la post-islámica y la pre-islámica, Dejamos ésta última para el final siguiendo consejo de Khosro, ya que es más interesante. La entrada para el extranjero es de uno 12€ (como casi todos los museos, muy caros)
En efecto, a pesar de ser dos museos interesantes, me ha gustado más el pre-islámico. Se tiene una aproximación a lo que seguramente se vea más adelante en Persépolis. Asimismo había una exposición de un esqueleto enterrado, hallado en 2015 en el centro de la ciudad, que estaba en muy buenas condiciones de mantenimiento para tener 7000 años!
El museo nos ha llevado más de dos horas, dirigiéndonos después al bazaar central de la ciudad, donde hemos comprado varias cosillas. En mi caso, no me he podido resistir y he comprado un pequeño tapiz (no alfombra) para la parez del salón que espero me recuerde los magníficos momentos que estoy viviendo y espero seguir haciéndolo en Irán.
De vuelta a casa hemos dejado a Fariva buscando en varias librerías la traducción al farsi de 101 poemas de amor de Pablo Neruda. La historia es la siguiente: una host jovencita de Tehran me contactó para que fuera a su casa a dormir algún día. Viendo el perfil suyo comprobé que estaba aprendiendo español y que le gustaba Pablo Neruda. Compre una antología. En un viaje que hice a Madrid, Ilde, un chico de CS, vio mi perfil y comprobó que iba a ir a Irán. Así que me contactó, ya que él había estado cuatro veces por aquí. Pues resulta, manda narices, que Haniye, la iraní, era la novia de Ilde!! Éste me comentó que igual no dominaba suficiente el español como para entender a Neruda, así que me puse a buscar traducciones al farsi. Contacté con una iraní, que vive en N.Y., traductora de varios libros de Alberti, Lorca y Neruda. Pero me dijo que sólo los podría comprar en Tehran. Así que cuando se lo comenté a mis hosts, tomaron nota (sin advertírmelo) y empezaron a buscar por internet librerías que tuvieran el libro. Finalmente Fariva esta mañana ha deambulado por varias pero bien no lo tenían, bien lo habían agotado. Al parecer, está disponible en alguna biblioteca de Isfahan.
Como Fariva ha estado más de una hora de librería en librería, las chicas se han encargado de la comida.
Después ha llegado el temido momento de la despedida. Como no podía ser de otra manera, toda la familia me ha acompañado, en su coche, hasta la puerta de la casa de mi nuevo host. El momento de despedirnos ha sido emotivo, casi estrujo con mi abrazo al bueno de Khosro y a mi nueva hija adoptiva iraní Zhoreh.
Mi tercer host es un tío encantador, Moshenh. Me aloja en su casa de solteros. Sí, sí… has leído bien… en su casa de soltero. Y es que aunque esté casado hace dos años con otra chica iraní preciosa, por supuesto, mantiene la casa de soltero con sus hermanos y amigos. Yo creo que es un picadero en el que se reúnen también para desahogarse de su vida laboral y del estrés. Está muy céntrica.
Allí me espera un amigo suyo (ya no recuerdo el nombre, y es que no lo he vuelto a ver) que no habla inglés. Creo entenderle que Moshen vendrá en media horita o así, que me acomode y esté tranquilo. Me ofrece un zumito y aprovecho para darme una ducha.
En efecto, Moshen aparece al de unos 20 minutos. Desde el minuto primero intuyo que es una buena persona, aunque a dos días vista puedo afirmar que no esperaba que fuera tan buena persona. Me ha tratado como si fuera su hermano.
Me explica las normas (básicamente, Iñaki, haz lo que quieras) y me pide disculpas puesto que tiene que irse con sus hermanos a la casa familiar. Por supuesto, éstos han venido con él para conocerme.
Aprovecho la ocasión entonces para llamar a Haniye, la novia del chico de CS de Madrid (preciosísima), que se presenta con su hermano, encantador, en coche en media horita para dar una vuelta por la ciudad y tomar algo. Hemos ido a una cafetería localizada en una especie de promontorio, tipo lounge bar que no te hace pensar que estás en Tehran. Realmente precioso el sitio… y tenían café con leche!!!!!!!!!!
Hemos charlado un par de horitas (Haniye habla español) hasta que a eso de las 2:30 me han dejado en casita. No tenía Internet, pero he aprovechado para empezar el esbozo del diario durante un par de horitas, pues ya llevaba cuatro días en tehran.
Al día siguiente (5/VII) me ha venido a buscar Moshenh, junto a su esposa y su cuñado para visitar el palacio Golestan, situado en el bazar principal de la ciudad, muy céntrico (hemos ido en metro, siendo unas cuatro paradas).
Claro que antes hay que desayunar...
La entrada, nuevamente, prohibitiva para los extranjeros (unos 20€ para visitar todas las dependencias; unas cinco veces menos para los iraníes). Moshenh quería comprar entradas para locales, pero le he comentado que no me parece bien, que prefiero cumplir con la normativa (aunque me parece en realidad una estafa).
Sin embargo, he de reconocer que como tal, tanto los jardines (4€) como muchos de los edificios que se pueden visitar (2€/cada uno) son espectaculares. Tienes indicaciones en inglés en todos ellos y los propios guías acceden a explicarte gratis cualquier interés que tengas.
A pesar del precio prohibitivo, creo que sería un error no visitar las principales dependencias. Especialmente me ha gustado la que incluye trabajos exquisitos con marfil: auténticas obras de arte, flores que creerías que no se pueden tallar con marfil si no las estuvieras viendo delante de ti…
El recorrido por el museo nos ha llevado algo más de 2 horas. En el ínterin, me ha llamado otra chica de CS (sí, preciosa, por supuesto) con la que he quedado una vez que Moshen y su familia ha tenido que volver al trabajo (habían cambiado el turno para estar conmigo).
Así que con Shayh he continuado mi estancia de este último día del puñet… ramadan (al fin!). Hemos dado una vuelta por el exterior del gran bazar, me ha hecho probar mil y una cosas diferentes en los puestos callejeros, me ha comprado aperitivos típicos, productos que se ponen en el agua para calmar la sed, fruta, una piedras exfoliantes típicas de Irán,… vamos todo menos condones (a lo cual no me hubiera resistido
)
Como hacía mucho calor me ha comentado para tomar el metro y dirigirnos al norte de la ciudad. La verdad que es la idea que tienen casi todos mis hosts y locales con los que estoy. Pero Tehran es tan grande que nunca repito. En efecto, hemos salido en vayaustedasaber. Sigue haciendo un calor que te cagas, pero al menos corre algo de brisa. El sitio es bien bonito, lleno de jardines y sin apenas gente. La suficiente para que nos tomen algunas fotos.
Al final hemos ido a parar al museo de Holy Defense (6€). Se trata básicamente de un sitio donde huyes del calorazo. Más alla de esto, he de reconocer cierta ambivalencia: el museo está muy bien diseñado, es incluso bonito e interesante. No obstante, está dedicado al desastre de la guerra con Iraq de los años 80’. Me temo que desde una perspectiva claramente unilateral, que ha hecho que no me llegara a emocionar, si bien es claramente un museo emotivo para los iraníes.
En la más que agradable compañía de Shayh he disfrutado unas dos horas del museo y la tranquilidad. Desde allí hemos continuado charlando (ella habla un inglés muy fluido pues ha vivido en Londres) y paseando por los alrededores, hasta llegar a un par de parques preciosos, alrededor de la autopista, unidos por una construcción muy reciente (2 años) llamado Natural Bridge. Por supuesto hemos aprovechado para sacarnos más fotografías.
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El hambre golpeaba fuerte a los dos estómagos (casi podíamos hacer un concierto), así que hemos optado por buscar algún supermercado (vamos, la típica tienda de pueblo en la que no entran tres personas, incluyendo el tendero) y Shayh me ha invitado (otra vez) para preparar un picnic en el propio parque-bosque. Allí nos hemos tirado en la hierba, le he dicho que me la trae al pairo el ramadán, que estoy hasta la coronilla de no poder comer o beber durante tantas horas y, ella, como casitodos los iraníes que me he encontrado, ha coincidido conmigo. El resultado, que hemos estado unas tres horas y media tumbados en la hierba, charlando y comiendo y bebiendo… un momento mágico… hasta que me ha llamado al móvil Moshenh… Ay la hostia! Que se me había olvidado que iba a cenar con él y su mujer… y me dice que me ha venido a buscar al picad… digo al Bachelor house… y yo aquí con Shayh como dos tortolitos….
Total que Shayh me acompaña al metro y cuando llego a casa le he hecho el favor de la semana, puesto que con la excusa ha convencido a su mujer para hacer una quedada de chicos (dos de sus hermanos, más otros dos amigo más). Hemos cenado guarradas como adolescentes, hemos hablado de guarradas como adolescentes y uno de ellos se ha traído a la novia, como adolescentes, vamos.
Ha sido una noche memorable. Nos hemos pimplado 6 botellas de cerveza de 1’5 litros. Sí, cerveza, la de verdad… producida por uno de los hermanos de Moshenh de manera casera. Ellos lo han aderezado con unos petas… incluso han llamado a una masajista de las de final feliz para mí (yo flipando, menos mal que no ha cogido el teléfono: serían las 3 de la mañana).
A eso de las 5 a.m. hemos decidido que era buen momento para dejar de desternillarnos con historias guarrillas de tíos y hemos dormido cuatro horitas.
Al día siguiente, miércoles, por fin mandamos a tomar por c… al ramadán y me voy a desayunar con Said, el más salido del grupo (el que hizo uso de la habitación de soltero), a un café que bien podía estar en plena Venecia: Lido Café. Espectacular. El mejor te que he probado en mi vida, aderezado de varias tartas y pastas.
Me lleva también al museo ubicado en una antigua prisión, de hecho se llama Prison Garden Museum, pero sólo abren a la tarde, así que nos volvemos hacia la casa-picadero.
Como algo y como si de un reloj suizo se tratara, nada más ponerme con el diario me manda un mensaje un chico de CS para dar una vuelta. Pues vale! Así que para su casa que me piro en taxi atravesando buena parte de la ciudad (12 km). Mehrdad, que así se llama, resulta ser un joven emprendedor con una mentalidad bastante amplia respecto a la política y el sistema socio-económico iraní. He estado con él toda la tarde, hasta que me he vuelto a casa de Mosehn para buscar la mochila. Para ello hay una aplicación similar a uber que funciona a las mil maravillas (snap) y que nos ha cobrado algo menos de la mitad de lo que me costó a mí.
A lo lardo de la tarde había recibido un mensaje de Zhoreh en el que me decía que sus padres se marchaban al Sur por el fallecimiento de algún familiar, así que querían despedirse de mí (yo había previsto darles una sorpresa al día siguiente). He quedado con ellos en el mismo picadero, para matar dos pájaros de un tiro. La re-despedida no ha sido menos emotiva que la primera.
Me he pasado toda la tarde llamando a Haniye, pues se supone que me tiene que acoger mi última noche en Tehran. Al parecer ayer se excedió en la celebración de su cumpleaños y hasta las 19:30 no me ha devuelto la llamada. Para entonces ya tenía el plan B de emergencia en casa de Mehrdad, que no ha sido necesario. A eso de las 9:30 pm nos ha venido a buscar en su coche.
Hemos recodido a su hermano y nos hemos ido a buscar a otra cría Farnuz para dar una vueltilla. Así lo hemos hecho, disfrutando de una cena rápida, poco tradicional en un restaurante de postín.
A la hora de irnos a dormir, Haniye ha cambiado de opinión y me ha mandado a la casa de su amiga farnuz. Lo primero que he visto al entrar al minipiso ha sido una cucaracha de la era glacial, de lo grande que era. Claro que las cosas pueden ir a peor, después de matarla he visto a su hermana mayor y al de una hora ha aparecido su abuela. Para más inri, me ha tocado dormir en el suelo!!!!
Bueno, para ser sincero no he dormido ni un minuto. Hemos estado de charla hasta las 6:30 que nos hemos tenido que levantar para que la bruja de Farnush fuera a trabajar. Después de tres taxis, sí tres!!, hemos llegado a la cafetería Markov… casualidad es la cafetería de la prisión que visité con Said el guarro.
Como aquí no hay ni Dios, Nilufar, la compi de Farnuz, nos ha preparado un desayuno opíparo y cojonudo. Seguido hemos ido a visitar el museo-prisión donde se encuentra la cafetería donde trabajan, hasta que nos han echado del mismo.
A la espera de cómo aprovechar la mañana, he mandado un mensaje a Mariam, una madre soltera que en su momento se ofreció a alojarme. Por desgracia su respuesta no es favorable por motivos familiares privados, así que me quedo con nilufar y Farnush a tomar otro te y actualizar el diario, aprovechando la conexión de Internet (que como es habitual en Irán va como una patata, cuesta arriba). Se trata de saber cómo llegar al autobús para Qom.
En Internet no se encuentra absolutamente nada, así que opto por la tupida red de amigos que he hecho en Tehran. En menos de dos minutos tengo cuatro respuestas coincidentes. Aprovecho la de Amir, para poder acecarme a despedirme de nuevo y seguir sus indicaciones.
Una vez en la tienda de Amir, me dice cómo llegar muy detalladamente a la estación de buses del Sur, que tiene salida de metro, por cierto.
Por fin llega el momento de devolverle a Amir parte de lo muchísimo que me ha entregado, así que nos vamos a comer a lo grande. Por consejo de Amir (que aún no sabía que no iba a pagar) hemos ido a un restaurante de un muy buen hotel, donde se podía comer cuanto gustes por unos 22 euros/personas, tratándose de comida típica de Irán, siendo de gran calidad. La atención de jeque persa al menos y el lugar precioso.
Le permito a Amir volver a su trabajo y en cuatro paradas de metro me planto en la estación. La idea era tomar un taxi colectivo para llegar a Qom lo más pronto posible, pero es que no he visto a nadie esperando. Asi que consultando me entero que un autobús (VIP) sale en dos minutos hacia Isfahan, parando en Qom. Esta es la mía: 1000 Tomanes (2’60€)
El vuelo, lleno, sale con dos horas de retraso. Menos mal que tengo cuatro horas de conexión, así que… menos que esperaré en el aeropuerto de Sabina.
Me he sentado junto a un chico turco, Selcuk, encantador y un grupo multicultural de intercambio que se dirigía hacia Tbilisi, con escala en Estambul. Les he comentado que yo también iba a ir a Tblisi, pero unas 6 semanas más tarde, ya que primero quería estar en Tehran…han flipa’o.
De Estambul el avión ha llevado un retraso de unos 25 minutos, así que me ha dado tiempo a buscar una wifi y entretenerme con youtube (en Irán no hay)
Cuando he visto, desde el aire, la inmensidad de Tehran me he quedado sorprendido. Es enorme en extensión, inmenso. Ya una vez aterrizado el avión, he sentido la emoción de que por fin había llegado a Irán… Bueno, igual la he sentido cinco minutos antes, cuando medio avión ha empezado a adaptar su vestimenta a la República Islámica de Irán.
Tan potente como el sentimiento de emoción que me embargaba era el de miedo al paso por migración. Ahora estoy ya en irán, así que lo veo con otros ojos, pero cuando he ido a hacer el “visado on arrival” he recordado las palabras de la chica del mostrador de facturación de Madrid: “Señor, usted no tiene vuelo de vuelta; no creo que le dejen pasar la aduana”. Me cagoenlabruja… Pues nada que para allí que me he ido: me piden rellenar un papel donde tengo que poner los datos personales, el vuelo con el que he venido, el vuelo de regreso (no me jodas) y el hotel donde me voy a alojar (la he jodido). Total, que con cara de bueno (había ido con la camiseta del Athletic, pues me habían comentado que les gusta el fútbol… será el Madrid, porque no ha tenido efecto alguno mi plan) he copiado el nombre de un hotel al que iba otra pareja de españoles que hacían cola y me he inventado que voy a volar de Tabriz (Iran) a Yerevan (Armenia). He tenido suerte de que en Tabriz sí hay aeropuerto. Pues nada, que el tío ha ido supuestamente a comprobarlo (yo acojona’o perdido… para qué hostias habré tenido que arriesgarme a inventarme nada) y al de unos 8 -10 minutos me dice que bien, que page 75€ y para dentro. Ahora sí que puedo decir que estoy en Irán!!!!
El retraso en el visado ha hecho que cuando he ido a buscar la maleta ésta no estaba ya, tampoco en objetos perdidos… jodé, que la hemos liado al final…
Pero he visto a otro guiri que tras hablar con un policía del aeropuerto, se ha dirigido a una zona próxima (sin señalizar) y al de poco le he visto con una mochila. Así que le he preguntado y me ha comentado que sí, que las mochilas las han llevado a otro sitio… allí estaba mi mochila con mis banderitas cosidas…
Para ir del aeropuerto Khomeini (aquí todo se llma Khomeini) a Teheran tienes dos opciones: taxi o andando 40 km.
O tienes una tercera opción, hacerte amigo de Mehregan, que tiene tal poder de convicción que consigue que su exnovio (sí, el ex está incluido) se haga el pedazo viaje al aeropuerto a las 4:30 am para llevarme a la casa de sus exsuegros (sí, los padres de Mehregan), donde voy a dormir mi primera noche en Tehran.
El calzonazos en cuestión, Amireza, es el primer iraní que he conocido y, a pesar de ser la persona más encantadora cuya compañía he tenido el placer de disfrutar, he de decir que habiendo pasado tres días desde entonces, está a la misma altura que el resto de iraníes con los que me he cruzado hasta la fecha. No son agradables, son el siguiente nivel.
Para que te hagas una idea. No he hecho ninguna solicitud de alojamiento en CS, sólo he descrito mi viaje púbico por Irán: he recibido más de 50 propuestas de familias para alojarme con ellos. Sólo de Tehran, han sido 10 propuestas. Sin contar las 92 propuestas de gente que no puede alojarme, pero que quiere llevarme a ver sitios y charlar.
Bueno, pues hemos quedado que Amireza me lleva a la casa de Mohamad y Fatime (los padres de Mehregan). Él, arquitecto retirado, es más bien serio; tal vez porque no habla inglés y la comunicación tiene que estar basada en su italiano y mi español. Ella es la viva imagen de la mujer ultrarreligiosa iraní. En casa se desplaza muy despacito, con chador y guantes para no verle parte alguna de su cuerpo. Jodé, que yo no sabiendo las costumbres de la zona, he ido a abrazarla para darle dos besos y creo que me ha visto el rabo y los cuernos con intención de arrastrarla al infierno del susto que se ha llevado. Le he pedido perdón unas 80 veces… No obstante, a pesar de su conservadurismo religioso, se puede hablar con ella, siendo una mujer culta y muy agradable. Con ella converso en inglés.
No lo he comentado, pero he venido en los últimos (se me están haciendo eternos) días del Ramadan. En Irán no es como en Turquía que puedes encontrar algún restaurante cerrado, otros con persianas para que no te vean comer… aquí simplemente está prohibido comer en la calle y los restaurantes no abren hasta que se pone el sol. Vamos una mierda pinchada en un palo por los intolerantes que mandan en este país en contra de la voluntad de la mayoría de la población.
Pues a pesar de lo religiosa que es Fatime, entiende que llevo 24 horas sin descansar y sin comer apenas, así que me prepara un poco de fruta y arroz (presente en casi todos los menús hasta la fecha).
Después de dos horitas de descanso y la comida, el de los calzones me viene a buscar con su coche y recorremos Tehran visitando varios sitios emblemáticos durante unas 4 horas, haciendo paradas en algunos de ellos para explicarme cosillas. La verdad que por mí se podía ahorrar las paradas ya que el coche tenía aire acondicionado y en la calle se masticaba el calor (39-40ºC).
A media tarde hemos ido a recoger a su nueva novia (Nilu, que significa flor de loto) y a la hermana de ésta (Nikan, que significa algo muy bonito, pero que ahora no recuerdo). Son iraníes de origien kurdo. Y preciosas, como tantas otras chicas de este país. Ambas muy acicaladas y con una nariz artificial
Hemos dado una vueltilla por el norte de la ciudad (en mi opinión la zona más chula, próxima a las montañas) y hemos terminado cenando en un restaurante típico iraní, de clase muy alta.
Se ve que la gente sale a cenar como locos después del Ramadan, ya que teníamos el número 132 cuando iban por el 40. Hemos esperado más de una hora, pero ha merecido la pena. Amireza no me ha dejado pagar (costumbre muy arraigada entre los iraníes que me cuesta un webo aceptar)
A eso de la medianoche me ha acercado a la casa de los exsuegros y a descansar que mañana toca cambiar de host.
Al día siguiente (sábado) he quedado en acercarme al bazaar donde trabaja Amireza, que me va a ayudar con el cambio de divisa y la compra de una tarjeta sim iraní, para estar en contacto con mis anfitriones de CS.
Mohamad me acerca en coche a una parada de autobús que me dejará junto al bazaar donde trabaja Amir. Habla con el conductor para que no me pierda y le paga mi billete (esto es una constante). Así llego hasta el puesto de mi amigo, gracias a las indicaciones en farsi que llevaba en mi móvil.
Amir trabaja en una tienda que vende productos de PS4 (no diría que legales). A pesar de ello, decide dejar el trabajo para acompañarme a cambiar euros por riales. Miramos varias casas de cambio y dan un precio similar: 1€, 39.000 riales (3.900 tomanes). En resumen, les he dado un billete de 500€ y me han devuelto 195 billetes de 10.000 tomanes. Sí, sí, dos fajos como los de las películas a cambio de mi billete. A ver dónde guardas eso!
La compra de la tarjeta sim ha sido rápida (6€ + 10€ para tener 5GB de datos durante un mes). Lo que ha tardado bastante más ha sido que funcionara. Unas dos horas después, Amir ha conseguido que todo vaya bien, después de pedir ayuda a medio bazar. Todo esto, sin trabajar el pobre hombre, claro. Además se ha enfadado cuando le he querido pagar la tarjeta del teléfono.
Se ha encargado él mismo de contactar por teléfono con mi siguiente host y me ha dado las indicaciones para llegar a su casa, situada en el Norte de la megaciudad.
Para desplazarse es muy cómodo el metro. En mi caso, la línea 1 (que va de Norte a Sur). Se puede comprar billete individual (700 tomanes) o una tarjeta recargable. Cuenta con un vagón delantero y otro trasero exclusivo para las mujeres que así lo prefieran. Es limpio y rápido, aunque en algunas estaciones bajas cuatro o cinco tramos de escaleras mecánicas larguísimas. No entiendo porqué lo han hecho tan profundo.
La combinación de metro y posterior taxi (3€, taxi individual, no colectivo) me ha dejado en frente de la casa de mi segundo anfitrión. Khosro Mohammadrezaee. No estaba aún en casa, pues trabajaba, así que me ha abierto su familia: Fariva (esposa), Zhoreh (hija menor) y Rezvan (hija mayor). En un primer momento me han encandilado, en los 15 minutillos que ha tardado Khosro en venir. Ahora, después de unas pocas horas que las he tenido que decir adiós, me emociono de pensar lo bien que se han portado conmigo. Literalmente, no hay palabras para describir la entrega de esta familia para conmigo, su primero huésped extranjero.
Khosro apenas habla inglés, pero su esposa y sobre todo sus dos hijas lo hablan muy bien, por lo que han hecho de intérpretes desde el minuto uno.
La casa es amplia, con aire acondicionado (parece que soy sibarita, pero no te puedes hacer idea de lo que se puede llegar a agradecer). Zhoreh, de 16 años me ha dejado su cuarto, pasando a dormir en el cuarto de su hermana mayor (21 años).
Aunque he llegado un poco tarde por el problema con la tarjeta de teléfono, enseguida me han dicho para tomar un ducha y comer con ellos, que no hacen ni caso al Ramadán. Hemos comido en el suelo (me han preguntado si prefería comer en una pequeña mesa especial para mí, pero por supuesto me he negado a hacer algo diferente a lo que ellos hacen). Nuevamente me he sentido como un príncipe en su palacio de tantas atenciones que han tenido para conmigo.
Hemos hablado de un montón de cosas, me han dado consejos sobre mi recorrido por su país (ellos son del Sur de Irán), hemos hablado con su primo de EE.UU., su hermano de Busher, su otra hermana de Bandar Abbas,… todo por Skype… y es que yo era la novedad para ellos. Yo, por mi parte, encantadísimo.
Después de comer y hablar con media familia, hemos ido a visitar sitios con el coche. Así hemos comenzado por un lago artificial que hay en el norte de la ciudad, donde nos hemos divertido como enanos montando en barcas de pedales y mojándonos unos a otros (iniciativa mía, claro).
Después hemos ido a la Torre Milat, la más alta de la ciudad, que se ve desde todos los sitios de la misma, con sus 384 metros de altura. Es una zona de esparcimiento, llena de familias iraníes y apenas algún que otro extranjero. Por supuesto, me han invitado (contra mi voluntad) a todo. Desde arriba se tienen vistas panormámicas de 360º de la ciudad y los alrededores. La torre también alberga una pequeña sección de espejos deformes (jodé, hacía tiempo que no me reía tanto… he vuelto a la niñez) así como varias exposiciones. Como curiosidad, para entrar pisas la bandera israelí, aunque no quieras no hay opción. Ya comentaré más adelante la paranoia que tiene este régimen totalitario al respecto… es como para volver loco al psiquiatra que los trate.
Desde allí nos hemos dirigido a un restaurante de comida típica, ubicado en una casa antigua muy concurrido. El típico sitio que no aparece en la Lonely Planet.
Hemos cenado en el suelo comida riquísima iraní.
Ya entonces la compenetración con esta familia era total… era como un tío para esas niñas y el cuñado europeo para Khosro y Fariva.
De vuelta a casa en coche, hemos estado charlando los cinco hasta que nos han dado las 2 de la mañana.
Al día siguiente Rezvan tenía que dar clases de inglés en una academia donde es profesora y el padre tenía que trabajar, así que Zhoreh y yo nos hemos ido juntos a visitar diferentes sitios turísticos de la ciudad.
A pesar de tener sólo 16 años, es una cría tan madura que se maneja en cualquier situación como una adulta, que cuida de un niño (yo) en todos los sentidos, haciendo que mi estancia sea lo más confortable posible: ayudándome con la compra de billetes, preguntando a la gente cuando teníamos que ir a algún sitio que no conocíamos, traduciendo mis palabras cuando alguien se nos acercaba a preguntarnos de dónde era…
Hemos conectado desde el momento inicial. Tal vez haya ayudado el que yo haya estado en Corea y ella sea una friki del país. Ha aprendido a hablar y escribir en coreano (recuerdo que tiene 16 años), además de inglés, porque le gusta la música coreana. Hemos hablado hasta el infinito sobre ese país.
Pues con la cría he visitado el palacio del Shah que se encuentra al norte de Tehran. Se paga por aquel edificio que se quiera visitar, pudiendo elegir entre más de 15. El precio para los extranjeros es más o menos 5 veces superior al de los locales (algo que se repite en más sitios). Nosotros hemos visitado unas cinco estancias. La que más me ha gustado es la de un pareja de hermanos locos iraníes que allá por 1955 decidieron salir del país en moto y recorrer el mundo entero. Tardaron 10 años en hacerlo y la experiencia fue tan sensacional que se te hacer cortísimo el recorrido por el palacio donde está ubicado este museo.
Otros edificios que me han gustado han sido el museo dedicado a la vestimenta del shah y de las princesas… espectaculares algunos vestidos; así como, las dependencias del propio Shah. Menos me ha gustado del militar, aunque reconozco que es curioso.
También merece mucho la pena el recorrido por los jardines, inmensos.
Para desplazarse entre los edificios se hace casi necesario recurrir a la pequeña van que por 1000 tomanes te deja en el museo que tú quieras. Claro que esto es más facil decirlo que hacerlo si no vas con Zohreh, como yo, pues allí no habla inglés ni el tato.
Íbamos a visitar también el museo nacional, pero se nos había hecho tarde (4 horas) en la visita del palacio y nos hemos vuelto a casita, donde teníamos la comida hecha y el resto de la familia esperándonos.
Aunque ya no daba tiempo para visitar el museo, sí que teníamos tiempo para visitar un pequeño bazaar situado al norte de la ciudad. Allí hemos deambulado, comprando fruta, probándonos ropas, viendo tiendas dedicadas exclusivamente a vender chadors,… un show.
A recomendación de Zohreh hemos cenado en un restaurante tradicional pero de comida rápida.
Jodé, que en este país todo está delicioso…
Nos pilla de paso la mezquita – mausoleo NOMBRE(?), realmente imponente. Para entrar en la plaza (no en la mezquita) las chicas se tienen que disfrazar con un chador horroroso
La mezquita es ciertamente espectacular por fuera y por dentro. No falta el típico cartel en el que explícitamente se lee "DOWN U.S.A. & Israel". Haciendo amigos…
De allí para casa en metro, donde nos esperaba Resvan. Ha flipado cuando le hemos enseñado las fotos de la mezquita: “pero para qué habéis ido a ese sitio?”. Nos hemos quedado viendo un partido de voleibol de la selección iraní, organizadora lamentablemente del campeonato mundial.
Lamentablemente, porque la mierda de gobierno que tienen y los mildundis de la federación internacional que se vende a no sé qué intereses, prohible (sic) la entrada a las mujeres iraníes al estadio, no vaya a ser que se exciten por ver a tanto tío macizo saltando tras una pelota.
Con esto y el partido de Islandia (qué pena que pierden contra Francia) se nos vuelven a hacer las 2 de la madrugada cuando vamos a la cama.
El día siguiente es mi último día con la familia de Khosro.
El plan pasa por desayunar como reyes, probando mil cosas raras de la región, a cuál más rica…para dirigirnos en metro al gran Bazaar y al museo nacional que ayer no pudimos ver.
Empezamos por éste que se encuentra cerca de la plaza de Eman Khomeini. Tiene dos partes, la post-islámica y la pre-islámica, Dejamos ésta última para el final siguiendo consejo de Khosro, ya que es más interesante. La entrada para el extranjero es de uno 12€ (como casi todos los museos, muy caros)
En efecto, a pesar de ser dos museos interesantes, me ha gustado más el pre-islámico. Se tiene una aproximación a lo que seguramente se vea más adelante en Persépolis. Asimismo había una exposición de un esqueleto enterrado, hallado en 2015 en el centro de la ciudad, que estaba en muy buenas condiciones de mantenimiento para tener 7000 años!
El museo nos ha llevado más de dos horas, dirigiéndonos después al bazaar central de la ciudad, donde hemos comprado varias cosillas. En mi caso, no me he podido resistir y he comprado un pequeño tapiz (no alfombra) para la parez del salón que espero me recuerde los magníficos momentos que estoy viviendo y espero seguir haciéndolo en Irán.
De vuelta a casa hemos dejado a Fariva buscando en varias librerías la traducción al farsi de 101 poemas de amor de Pablo Neruda. La historia es la siguiente: una host jovencita de Tehran me contactó para que fuera a su casa a dormir algún día. Viendo el perfil suyo comprobé que estaba aprendiendo español y que le gustaba Pablo Neruda. Compre una antología. En un viaje que hice a Madrid, Ilde, un chico de CS, vio mi perfil y comprobó que iba a ir a Irán. Así que me contactó, ya que él había estado cuatro veces por aquí. Pues resulta, manda narices, que Haniye, la iraní, era la novia de Ilde!! Éste me comentó que igual no dominaba suficiente el español como para entender a Neruda, así que me puse a buscar traducciones al farsi. Contacté con una iraní, que vive en N.Y., traductora de varios libros de Alberti, Lorca y Neruda. Pero me dijo que sólo los podría comprar en Tehran. Así que cuando se lo comenté a mis hosts, tomaron nota (sin advertírmelo) y empezaron a buscar por internet librerías que tuvieran el libro. Finalmente Fariva esta mañana ha deambulado por varias pero bien no lo tenían, bien lo habían agotado. Al parecer, está disponible en alguna biblioteca de Isfahan.
Como Fariva ha estado más de una hora de librería en librería, las chicas se han encargado de la comida.
Después ha llegado el temido momento de la despedida. Como no podía ser de otra manera, toda la familia me ha acompañado, en su coche, hasta la puerta de la casa de mi nuevo host. El momento de despedirnos ha sido emotivo, casi estrujo con mi abrazo al bueno de Khosro y a mi nueva hija adoptiva iraní Zhoreh.
Mi tercer host es un tío encantador, Moshenh. Me aloja en su casa de solteros. Sí, sí… has leído bien… en su casa de soltero. Y es que aunque esté casado hace dos años con otra chica iraní preciosa, por supuesto, mantiene la casa de soltero con sus hermanos y amigos. Yo creo que es un picadero en el que se reúnen también para desahogarse de su vida laboral y del estrés. Está muy céntrica.
Allí me espera un amigo suyo (ya no recuerdo el nombre, y es que no lo he vuelto a ver) que no habla inglés. Creo entenderle que Moshen vendrá en media horita o así, que me acomode y esté tranquilo. Me ofrece un zumito y aprovecho para darme una ducha.
En efecto, Moshen aparece al de unos 20 minutos. Desde el minuto primero intuyo que es una buena persona, aunque a dos días vista puedo afirmar que no esperaba que fuera tan buena persona. Me ha tratado como si fuera su hermano.
Me explica las normas (básicamente, Iñaki, haz lo que quieras) y me pide disculpas puesto que tiene que irse con sus hermanos a la casa familiar. Por supuesto, éstos han venido con él para conocerme.
Aprovecho la ocasión entonces para llamar a Haniye, la novia del chico de CS de Madrid (preciosísima), que se presenta con su hermano, encantador, en coche en media horita para dar una vuelta por la ciudad y tomar algo. Hemos ido a una cafetería localizada en una especie de promontorio, tipo lounge bar que no te hace pensar que estás en Tehran. Realmente precioso el sitio… y tenían café con leche!!!!!!!!!!
Hemos charlado un par de horitas (Haniye habla español) hasta que a eso de las 2:30 me han dejado en casita. No tenía Internet, pero he aprovechado para empezar el esbozo del diario durante un par de horitas, pues ya llevaba cuatro días en tehran.
Al día siguiente (5/VII) me ha venido a buscar Moshenh, junto a su esposa y su cuñado para visitar el palacio Golestan, situado en el bazar principal de la ciudad, muy céntrico (hemos ido en metro, siendo unas cuatro paradas).
Claro que antes hay que desayunar...
La entrada, nuevamente, prohibitiva para los extranjeros (unos 20€ para visitar todas las dependencias; unas cinco veces menos para los iraníes). Moshenh quería comprar entradas para locales, pero le he comentado que no me parece bien, que prefiero cumplir con la normativa (aunque me parece en realidad una estafa).
Sin embargo, he de reconocer que como tal, tanto los jardines (4€) como muchos de los edificios que se pueden visitar (2€/cada uno) son espectaculares. Tienes indicaciones en inglés en todos ellos y los propios guías acceden a explicarte gratis cualquier interés que tengas.
A pesar del precio prohibitivo, creo que sería un error no visitar las principales dependencias. Especialmente me ha gustado la que incluye trabajos exquisitos con marfil: auténticas obras de arte, flores que creerías que no se pueden tallar con marfil si no las estuvieras viendo delante de ti…
El recorrido por el museo nos ha llevado algo más de 2 horas. En el ínterin, me ha llamado otra chica de CS (sí, preciosa, por supuesto) con la que he quedado una vez que Moshen y su familia ha tenido que volver al trabajo (habían cambiado el turno para estar conmigo).
Así que con Shayh he continuado mi estancia de este último día del puñet… ramadan (al fin!). Hemos dado una vuelta por el exterior del gran bazar, me ha hecho probar mil y una cosas diferentes en los puestos callejeros, me ha comprado aperitivos típicos, productos que se ponen en el agua para calmar la sed, fruta, una piedras exfoliantes típicas de Irán,… vamos todo menos condones (a lo cual no me hubiera resistido
)Como hacía mucho calor me ha comentado para tomar el metro y dirigirnos al norte de la ciudad. La verdad que es la idea que tienen casi todos mis hosts y locales con los que estoy. Pero Tehran es tan grande que nunca repito. En efecto, hemos salido en vayaustedasaber. Sigue haciendo un calor que te cagas, pero al menos corre algo de brisa. El sitio es bien bonito, lleno de jardines y sin apenas gente. La suficiente para que nos tomen algunas fotos.
Al final hemos ido a parar al museo de Holy Defense (6€). Se trata básicamente de un sitio donde huyes del calorazo. Más alla de esto, he de reconocer cierta ambivalencia: el museo está muy bien diseñado, es incluso bonito e interesante. No obstante, está dedicado al desastre de la guerra con Iraq de los años 80’. Me temo que desde una perspectiva claramente unilateral, que ha hecho que no me llegara a emocionar, si bien es claramente un museo emotivo para los iraníes.
En la más que agradable compañía de Shayh he disfrutado unas dos horas del museo y la tranquilidad. Desde allí hemos continuado charlando (ella habla un inglés muy fluido pues ha vivido en Londres) y paseando por los alrededores, hasta llegar a un par de parques preciosos, alrededor de la autopista, unidos por una construcción muy reciente (2 años) llamado Natural Bridge. Por supuesto hemos aprovechado para sacarnos más fotografías.
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[/img]El hambre golpeaba fuerte a los dos estómagos (casi podíamos hacer un concierto), así que hemos optado por buscar algún supermercado (vamos, la típica tienda de pueblo en la que no entran tres personas, incluyendo el tendero) y Shayh me ha invitado (otra vez) para preparar un picnic en el propio parque-bosque. Allí nos hemos tirado en la hierba, le he dicho que me la trae al pairo el ramadán, que estoy hasta la coronilla de no poder comer o beber durante tantas horas y, ella, como casitodos los iraníes que me he encontrado, ha coincidido conmigo. El resultado, que hemos estado unas tres horas y media tumbados en la hierba, charlando y comiendo y bebiendo… un momento mágico… hasta que me ha llamado al móvil Moshenh… Ay la hostia! Que se me había olvidado que iba a cenar con él y su mujer… y me dice que me ha venido a buscar al picad… digo al Bachelor house… y yo aquí con Shayh como dos tortolitos….
Total que Shayh me acompaña al metro y cuando llego a casa le he hecho el favor de la semana, puesto que con la excusa ha convencido a su mujer para hacer una quedada de chicos (dos de sus hermanos, más otros dos amigo más). Hemos cenado guarradas como adolescentes, hemos hablado de guarradas como adolescentes y uno de ellos se ha traído a la novia, como adolescentes, vamos.
Ha sido una noche memorable. Nos hemos pimplado 6 botellas de cerveza de 1’5 litros. Sí, cerveza, la de verdad… producida por uno de los hermanos de Moshenh de manera casera. Ellos lo han aderezado con unos petas… incluso han llamado a una masajista de las de final feliz para mí (yo flipando, menos mal que no ha cogido el teléfono: serían las 3 de la mañana).
A eso de las 5 a.m. hemos decidido que era buen momento para dejar de desternillarnos con historias guarrillas de tíos y hemos dormido cuatro horitas.
Al día siguiente, miércoles, por fin mandamos a tomar por c… al ramadán y me voy a desayunar con Said, el más salido del grupo (el que hizo uso de la habitación de soltero), a un café que bien podía estar en plena Venecia: Lido Café. Espectacular. El mejor te que he probado en mi vida, aderezado de varias tartas y pastas.
Me lleva también al museo ubicado en una antigua prisión, de hecho se llama Prison Garden Museum, pero sólo abren a la tarde, así que nos volvemos hacia la casa-picadero.
Como algo y como si de un reloj suizo se tratara, nada más ponerme con el diario me manda un mensaje un chico de CS para dar una vuelta. Pues vale! Así que para su casa que me piro en taxi atravesando buena parte de la ciudad (12 km). Mehrdad, que así se llama, resulta ser un joven emprendedor con una mentalidad bastante amplia respecto a la política y el sistema socio-económico iraní. He estado con él toda la tarde, hasta que me he vuelto a casa de Mosehn para buscar la mochila. Para ello hay una aplicación similar a uber que funciona a las mil maravillas (snap) y que nos ha cobrado algo menos de la mitad de lo que me costó a mí.
A lo lardo de la tarde había recibido un mensaje de Zhoreh en el que me decía que sus padres se marchaban al Sur por el fallecimiento de algún familiar, así que querían despedirse de mí (yo había previsto darles una sorpresa al día siguiente). He quedado con ellos en el mismo picadero, para matar dos pájaros de un tiro. La re-despedida no ha sido menos emotiva que la primera.
Me he pasado toda la tarde llamando a Haniye, pues se supone que me tiene que acoger mi última noche en Tehran. Al parecer ayer se excedió en la celebración de su cumpleaños y hasta las 19:30 no me ha devuelto la llamada. Para entonces ya tenía el plan B de emergencia en casa de Mehrdad, que no ha sido necesario. A eso de las 9:30 pm nos ha venido a buscar en su coche.
Hemos recodido a su hermano y nos hemos ido a buscar a otra cría Farnuz para dar una vueltilla. Así lo hemos hecho, disfrutando de una cena rápida, poco tradicional en un restaurante de postín.
A la hora de irnos a dormir, Haniye ha cambiado de opinión y me ha mandado a la casa de su amiga farnuz. Lo primero que he visto al entrar al minipiso ha sido una cucaracha de la era glacial, de lo grande que era. Claro que las cosas pueden ir a peor, después de matarla he visto a su hermana mayor y al de una hora ha aparecido su abuela. Para más inri, me ha tocado dormir en el suelo!!!!
Bueno, para ser sincero no he dormido ni un minuto. Hemos estado de charla hasta las 6:30 que nos hemos tenido que levantar para que la bruja de Farnush fuera a trabajar. Después de tres taxis, sí tres!!, hemos llegado a la cafetería Markov… casualidad es la cafetería de la prisión que visité con Said el guarro.
Como aquí no hay ni Dios, Nilufar, la compi de Farnuz, nos ha preparado un desayuno opíparo y cojonudo. Seguido hemos ido a visitar el museo-prisión donde se encuentra la cafetería donde trabajan, hasta que nos han echado del mismo.
A la espera de cómo aprovechar la mañana, he mandado un mensaje a Mariam, una madre soltera que en su momento se ofreció a alojarme. Por desgracia su respuesta no es favorable por motivos familiares privados, así que me quedo con nilufar y Farnush a tomar otro te y actualizar el diario, aprovechando la conexión de Internet (que como es habitual en Irán va como una patata, cuesta arriba). Se trata de saber cómo llegar al autobús para Qom.
En Internet no se encuentra absolutamente nada, así que opto por la tupida red de amigos que he hecho en Tehran. En menos de dos minutos tengo cuatro respuestas coincidentes. Aprovecho la de Amir, para poder acecarme a despedirme de nuevo y seguir sus indicaciones.
Una vez en la tienda de Amir, me dice cómo llegar muy detalladamente a la estación de buses del Sur, que tiene salida de metro, por cierto.
Por fin llega el momento de devolverle a Amir parte de lo muchísimo que me ha entregado, así que nos vamos a comer a lo grande. Por consejo de Amir (que aún no sabía que no iba a pagar) hemos ido a un restaurante de un muy buen hotel, donde se podía comer cuanto gustes por unos 22 euros/personas, tratándose de comida típica de Irán, siendo de gran calidad. La atención de jeque persa al menos y el lugar precioso.
Le permito a Amir volver a su trabajo y en cuatro paradas de metro me planto en la estación. La idea era tomar un taxi colectivo para llegar a Qom lo más pronto posible, pero es que no he visto a nadie esperando. Asi que consultando me entero que un autobús (VIP) sale en dos minutos hacia Isfahan, parando en Qom. Esta es la mía: 1000 Tomanes (2’60€)
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