El vuelo durará una hora escasa. Ha sido bonita la reacción de Farnoosh, intentando controlar los sentimientos, no ha podido evitar llorar de emoción cuando ha sentido que empezábamos a volar. Era su primera vez.
En Ardebil estaremos un par de días con una familia ultra religiosa. Masoud, nuestro anfitrión nos ha advertido que a sus padres no les tienta, por decirlo con suavidad, el hecho de que comparta habitación con una chica iraní. Así que… se han inventado entre los dos una historia surrealista. Farnoosh es la hija de mi hermana, casada con un armenio de Irán. Trabajó para mí en España y ahora me hará de intérprete. Al menos, no se ha cambiado el nombre.
La casa donde nos alojamos es la típica casa de tres o cuatro alturas. Todos los apartamentos pertenecen a la misma familia, con la esperanza de ir dejando éstos a los hijos cuando se casen. Farnoosh y yo tenemos no sólo una habitación independiente, sino que tenemos nuestro propio cuarto de baño y ducha. Un lujo, vamos.
Como Masoud tiene que trabajar, es su hermano Sadegh quien nos hace de cicerone junto a su novia.
Así visitamos el bazaar, el museo arqueológico (única entrada que pienso pagar), del que destacaría la belleza de su estructura, más que lo expuesto, varios parques,….
Lo mejor de Ardebil es, sin duda alguna, la temperatura. Hacen por lo menos 15 grados menos de media que en Tehran. Sobre todo se nota por la tarde-noche, que refresca hasta sentirse a gusto con el fresquito (15ºC)
Ya por la tarde, después de descansar un poco en casa, nos hemos ido con Masoud a una zona de esparcimiento, con un lago natural: shourabil. Hemos disfrutado del momento balsa con forma de cisne (como con Khosro en Tehran), hemos disfrutado de atracciones de miedo (por supuesto, al estilo de Irán, es decir, el cine 4D es como una pantalla de ordenador grandecita), incluso de los autos de choque (rememorando la niñez).
Ya a la noche hemos ido a buscar algo para cenar y ha sido cuando se ha torcido el viaje. Concretamente Farnoosh se ha torcido el tobillo al salir del coche. Podía haber sido muchísimo peor, de lo aparatoso que ha sido. Le dolía tanto que hemos tenido que ir al hospital de urgencias, con Masoud.
Nos ha atendido muy, muy rápido. En menos de 20 minutos teníamos rellenados los documentos, hechas las radiografías y analizadas por el médico. Eso sí, para cada paso que das tienes que soltar pasta (no mucho, estamos en Irán).
En definitiva, que le han puesto un calmante de caballo y para casita a descansar como se pueda.
Desde el segundo uno, la familia de Masoud se ha portado de manera extraordinaria con nosotros, sobre todo con Farnoosh. Se han volcado en ella como si fuera su hija. Admirable.
Al día siguiente nos llevan a donde otro doctor que le va a aplicar un ungüento y vendar la pierna de manera provisional. Por supuesto, todo esto acompañado por toda la familia. A la tarde nos toca ir a otro hospital donde le van a poner una escayola. Nuevamente la familia nos acompaña en todo momento. Tras esto, mientras Farnoosh, pobrecita, descansa, aprovechamos Sadehg y yo para acercanos a Sarein. Se trata de un pueblo balneario, muy concurrido por los turistas nacionales, donde lo que no faltan son hoteles y zonas de disfrute en familia.
Yo sigo preocupado por Farnoosh, así que prefiero volverme a casita, donde la madre nos ha preparado una cena rica rica (Ars y Kofte). He hecho buenas migas con el hermano pequeño de Masoud y nos vamos a un “encuentro casual” con una amiga suya que no le hace demasiado caso. Todo esto, desoyendo mi consejo.
Efectivamente, la amiga no le hace ni caso cuando nos la hemos encontrado por casualidad por el casco antiguo de la ciudad. El tío ha cogido una pataleta y no sé de dónde ha sacado un teaser eléctrica y ha empezado a hacer el imbécil. Resultado, una patrulla de policía nos ha dado el alto en la calle. Mekagoenelimbécil… Menos mal que ha improvisado rápidamente y les ha convencido que la he traído yo (será cabrón) porque soy un poco paranoico (de ésta lo mato) y la utilizo para defensa personal en Irán. Los policías me han mirado con mala cara, me han dicho que es ilegal y que la descargue cuanto antes. Eso ha sido todo. Bueno y mi corazón a punto de estallar.
Al día siguiente, lunes, es nuestro último día en Ardebil y Masoud se ha propuesto que nos vayamos al monte a desayunar. Sí, leído, suena igual de raro que cuando nos lo ha dicho. Total, que toca levantarse a las 5:30 (después del susto de ayer). Menos mal que el plan sale bastante bien, el sitio al que vamos tiene bonitas vistas y lo disfrutamos.
Le propongo a Farnoosh que es mejor que se vuelva en avión directamente a Tehran, que arregle los datos del seguro social y descanse con los padres. Tras mucho insistir me hace caso. Me toca continuar mi viaje en solitario hacia Tabriz.
En Ardebil estaremos un par de días con una familia ultra religiosa. Masoud, nuestro anfitrión nos ha advertido que a sus padres no les tienta, por decirlo con suavidad, el hecho de que comparta habitación con una chica iraní. Así que… se han inventado entre los dos una historia surrealista. Farnoosh es la hija de mi hermana, casada con un armenio de Irán. Trabajó para mí en España y ahora me hará de intérprete. Al menos, no se ha cambiado el nombre.
La casa donde nos alojamos es la típica casa de tres o cuatro alturas. Todos los apartamentos pertenecen a la misma familia, con la esperanza de ir dejando éstos a los hijos cuando se casen. Farnoosh y yo tenemos no sólo una habitación independiente, sino que tenemos nuestro propio cuarto de baño y ducha. Un lujo, vamos.
Como Masoud tiene que trabajar, es su hermano Sadegh quien nos hace de cicerone junto a su novia.
Así visitamos el bazaar, el museo arqueológico (única entrada que pienso pagar), del que destacaría la belleza de su estructura, más que lo expuesto, varios parques,….
Lo mejor de Ardebil es, sin duda alguna, la temperatura. Hacen por lo menos 15 grados menos de media que en Tehran. Sobre todo se nota por la tarde-noche, que refresca hasta sentirse a gusto con el fresquito (15ºC)
Ya por la tarde, después de descansar un poco en casa, nos hemos ido con Masoud a una zona de esparcimiento, con un lago natural: shourabil. Hemos disfrutado del momento balsa con forma de cisne (como con Khosro en Tehran), hemos disfrutado de atracciones de miedo (por supuesto, al estilo de Irán, es decir, el cine 4D es como una pantalla de ordenador grandecita), incluso de los autos de choque (rememorando la niñez).
Ya a la noche hemos ido a buscar algo para cenar y ha sido cuando se ha torcido el viaje. Concretamente Farnoosh se ha torcido el tobillo al salir del coche. Podía haber sido muchísimo peor, de lo aparatoso que ha sido. Le dolía tanto que hemos tenido que ir al hospital de urgencias, con Masoud.
Nos ha atendido muy, muy rápido. En menos de 20 minutos teníamos rellenados los documentos, hechas las radiografías y analizadas por el médico. Eso sí, para cada paso que das tienes que soltar pasta (no mucho, estamos en Irán).
En definitiva, que le han puesto un calmante de caballo y para casita a descansar como se pueda.
Desde el segundo uno, la familia de Masoud se ha portado de manera extraordinaria con nosotros, sobre todo con Farnoosh. Se han volcado en ella como si fuera su hija. Admirable.
Al día siguiente nos llevan a donde otro doctor que le va a aplicar un ungüento y vendar la pierna de manera provisional. Por supuesto, todo esto acompañado por toda la familia. A la tarde nos toca ir a otro hospital donde le van a poner una escayola. Nuevamente la familia nos acompaña en todo momento. Tras esto, mientras Farnoosh, pobrecita, descansa, aprovechamos Sadehg y yo para acercanos a Sarein. Se trata de un pueblo balneario, muy concurrido por los turistas nacionales, donde lo que no faltan son hoteles y zonas de disfrute en familia.
Yo sigo preocupado por Farnoosh, así que prefiero volverme a casita, donde la madre nos ha preparado una cena rica rica (Ars y Kofte). He hecho buenas migas con el hermano pequeño de Masoud y nos vamos a un “encuentro casual” con una amiga suya que no le hace demasiado caso. Todo esto, desoyendo mi consejo.
Efectivamente, la amiga no le hace ni caso cuando nos la hemos encontrado por casualidad por el casco antiguo de la ciudad. El tío ha cogido una pataleta y no sé de dónde ha sacado un teaser eléctrica y ha empezado a hacer el imbécil. Resultado, una patrulla de policía nos ha dado el alto en la calle. Mekagoenelimbécil… Menos mal que ha improvisado rápidamente y les ha convencido que la he traído yo (será cabrón) porque soy un poco paranoico (de ésta lo mato) y la utilizo para defensa personal en Irán. Los policías me han mirado con mala cara, me han dicho que es ilegal y que la descargue cuanto antes. Eso ha sido todo. Bueno y mi corazón a punto de estallar.
Al día siguiente, lunes, es nuestro último día en Ardebil y Masoud se ha propuesto que nos vayamos al monte a desayunar. Sí, leído, suena igual de raro que cuando nos lo ha dicho. Total, que toca levantarse a las 5:30 (después del susto de ayer). Menos mal que el plan sale bastante bien, el sitio al que vamos tiene bonitas vistas y lo disfrutamos.
Le propongo a Farnoosh que es mejor que se vuelva en avión directamente a Tehran, que arregle los datos del seguro social y descanse con los padres. Tras mucho insistir me hace caso. Me toca continuar mi viaje en solitario hacia Tabriz.