Nos levantamos a desayunar y entramos con la perra al comedor. Creo que no nos hubieran dejado entrar con la perra pero como estos días estábamos solos en el hotel, no nos pusieron problemas. Desayuno super, muy bueno y demasiado de hecho.
Nos pusimos a hacer la visita que teníamos prevista con los apuntes que llevábamos. Llegamos hasta el fuerte amarillo con unas vistas espectaculares de la ciudad. Habíamos leído que en esta zona de vez en cuando hay grupos de perros callejeros pero nosotros no nos encontramos a ninguno. Allí nos tomamos algo y la perra pudo estar suelta un ratito.
Por el centro había bastantes turistas y aunque nos habíamos cruzado con varios policías sin que nos dijeran nada, en un punto uno se me acercó y me dijo que la perra debía ir con bozal. Aunque le insistí que no era una raza peligrosa me dijo que era obligatorio y punto. Se lo pusimos en ese momento pero al rato se lo quitamos porque sinceramente es algo ridículo, de hecho nos cruzábamos con otros perros sin bozal.
Estuvimos hasta bien entrada la tarde paseando y viendo la ciudad. He de decir que nos fascinó, lo mejor del viaje; es una pasada ver en Europa decenas de minaretes, ver tanta mezcla de gente y además pensar en lo que pasó hace a penas 20 años...
Por la tarde nos acercamos a la zona olímpica; no hay mucho que ver pero hay bastante zona verde donde pudimos soltar a la perra.
Acabamos el día sentados junto a la fuente de Sebilj viendo pasar a la gente. Muy entretenido y recomendable.
Cenamos en la zona y nos fuimos al hotel.