Si has seguido el diario en etapas previas ya sabrás que Ucrania entra con calzador. Así que sólo me quedan unos 10 días de viaje. He optado por visitar Kiev y Lviv, pero como originalmente me apetecía ir a Odessa, he usado un calzador especial para hacerle hueco, a pesar de desviarme un webo.
En resumen, que toca empezar la etapa con la capital del país Kiev.
Para llegar a Ucrania (también para volver a España) he reservado vuelos con la compañía nacional ucraniana, por ser la más económica. Me salen 100€ cada uno de los dos vuelos que voy a hacer con ellos, incluida maleta, excluida comida.
El vuelo es puntual desde Kutaisi (normal, el siguiente vuelo salía al de unas seis horas) y llega al aerpuerto de Kiev en tres horas (dos horas más, porque aquí es una hora menos que en Georgia), a las 8:15 am.
He quedado a las 10:00 am con mi host de Couchsurfing, yurii, en una parada de metro de la ciudad. Prefiero manejar mucho tiempo de margen, ya que no conozco nada de las distancias en la ciudad. Por consejo suyo, para desplazarme al centro desde el aerpuerto, tomo un autobús especial que sale cada 20 minutos aproximadamente (una especie de aerobus), y cuesta 2€. Me bajo en la primera de las dos paradas que tiene. Así puedo tomar desde el principio el metro en Kiev, que según Yurii me dejará en el centro más rápido que el propio autobús.
El metro de Kiev tiene tres líneas (a mí me parece insuficiente para la extensión de la ciudad), es rápido, seguro y cómodo. Además, el viaje viene a costarme unos 13 céntimos de euro (1 hora de trayecto en metro).
Por fin llego al punto de destino, incluso con 10 minutillos de adelanto, así que aprovecho para sacar dinero con mi tarjeta de EVO e incluso comprar una tarjeta SIM ucraniana (2€) de vodafone.
Todo ha ido perfecto. Con mi nuevo número localizo a Yurii, que me estaba esperando en otra salida del metro y para casa que nos vamos.
Yurii es un tío de 47 años, reservado al principio pero muy agradabale. Vive en Kiev por motivos laborales, si bien su familia reside en un pueblo a unas dos horas. En definitiva, que está solo en su estudio-apartamento, compartiremos sofá cama.
Después de dejar la mochila, me ofrece ir a desayunar a un restaurante. Ha sido el descubrimiento del siglo. Se trata de una cadena de restaurantes Puzata Hata, que se reparten por todo el país.
Tienen comida típica ucraniana a precios regalados. No dejéis de probar los vareniki, son la hostia.
Total, que por 2€ (no ha llegado, menos de un euro cada uno) nos hemos comido una docena de vareniki, dos tes, una limonada y una sopa típica rusa.
Desde allí nos hemos dirigido en metro al centro de la ciudad, visitando la parte vieja de la misma, pasando por la famosa Maidan, varias iglesias ortodoxas... hasta que se ha tenido que ir a su trabajo. De hecho había alterado el horario del trabajo para poder estar unas horas conmigo.
Así que dispongo del resto del día, hasta las 8:00 pm, para pasear por Kiev. La primera impresión es que no tiene el atractivo turístico de otras ciudades europeas como Budapest, Riga, Praga,... Pero no deja de ser una ciudad atrayente. A mí, especialmente, me gustan las ciudades que tienen un río tan hermoso como ésta, así como lagos.
No sigo una lógica concreta o un mapa detallado. Más bien, me dejo perder unas horas por la ciudad. Así, localizo el teatro de la ópera nacional, donde aprovecho para comprar una entrada para mañana ver el Lago de los Cisnes (precios entre 3 y 13 euros!!). También al día siguiente se representa El barbero de Sevilla, pero al preguntar me avisan que la representan en ucraniano. Yo había entendido que me decían que tendría subtítulos en ucraniano, pero no... es que la han traducido (como si fuera un musical) y la cantan en ucraniano... no me jodas!!!!
Cerca del teatro se encuentra la puerta dorada, que daba acceso a la ciudad en sus orígenes hace 1000 años. Está restaurada y resulta bonita, con su iglesia suspendida en lo alto, curioso. Desde aquí he andado por la ciudad vieja (no tienes conciencia de hacerlo, ya que Kiev ha sido tantas veces arrasada que no quedan vestigios apenas), hasta uno de los pocos sitios que se conservan de la Kiev de antaño: Santa Sofia, una iglesia, ahora museo, que data de comienzos del siglo XI. Está restaurada y es Patrimonio de la Humanidad de UNESCO.
La entrada (4€) da acceso a los jardines, al museo-iglesia, campanario y a otros departamentos aledaños que funcionan como salas de exposición. Se puede comprar sólo entrada a los jardines (menos de un euro) o a la iglesia sólo.
No hace falta pagar el montante total. Yo recomendaría los jardines (WIFI gratuito), que son un espacio en medio de la ciudad de total calma, y si te gustan los frescos, como a mí, la entrada al museo también. Las vistas desde el campanario también son muy bonitas.
Después de hora y media he seguido mi camino hacia el monasterio, restaurado, de San Miguel. Por desgracia, no he podido entrar en la iglesia. Pero por fuera, bien merece la visita gratuita.
Detrás de este monasterio se encuentra el funicular que te dejará en la parte antigua de la ciudad, no lejos de Maidan. Pero resulta más bonito si hacer el recorrido por la calle adoquinada Andryivski, con sus puestos de souvenirs y sus cafeterías.
Por último, he caminado por el paseo "marítimo", donde hay barcos que te llevan por el río. Así, se me ha hecho la hora de quedar con Yurii otra vez. Hemos paseado hasta llegar a otro Puzata Hata (gracias a Dios hay un montón), donde por otros 3 euros hemos cenado como bestias los dos.
Desde allí nos hemos vuelto a su miniapartamento, pero para salir a pasear en bicicleta por el lago y las riberas del río. Ha sido un paseo precioso de unos 90 minutos. Hemos ido siempre por senderos habilitados para peatones y ciclistas. Una imagen diferente de la kiev que el turista se lleva a casa. Ver a tanta gente joven, tantas familias, tantas parejas,... disfrutando de la cálida noche paseando o cenando en chiringuitos junto al río o haciendo una fogata como si estuvieran en la playa... Ha sido chulo.
El dia siguiente, no sentía el culete. Son mis últimos momentos con Yurii ya que he optado por alquilar dos noches un apartamento en la ciudad (16€/noche), pudiendo así ser más independiente y encontrarme con más gente. Nos hemos ido con el coche a la zona de los alrededores de Kiev, a un lago precioso, donde nos hemos regalado unos momentos de calma antes de despedirnos.
El resto del día ha sido:
Localizar mi nuevo apartamento (a las afueras, en frente de la parada de metro Vyrlytsia), que está genial.
Tomar un uber (hostias, qué bien funciona esta aplicación, es la primera vez que la empleo y al final la he usado tres veces en el mismo día) para ir a otro Puzata Hata a comer.
Quedar con Olekxandra (Sasha), una chica de Couch Surfing que habla español, para dar una vuelta por el centro histórico
Ver El lago de los cisnes en la preciosa Ópera de Kiev, una representación mágica, en un sitio mágico, con una orquesta en directo que ha sonado a las mil maravillas. Eso sí, todo el mundo engalandado y yo con mis short y mi t-shirt de I love Iran.
Volver al apartamento, porque la representación ha terminado hacia las 10:00 (3 horas) y era tarde para quedar con Kateryna, otra chica de CouchSurfing, con una hija pequeñita. Tal vez mañana.
Creo que tanto tiempo de viaje me ha hecho perezoso. Aunque me he despertado a eso de las 7:30, he tardado menos de un segundo en decidir que no, que no me levantaba, que me dormía... y así ha sido hasta las 10:00. He "aprovechado" la mañana a actualizar el diario (ya me habían llamado la atención porque no había escrito aún nada de Ucrania en tres días!!), recolorearme el pelo y reservar el blablacar para ir mañana a Odessa.
Así que el turismo lo he hecho sólo a la tarde. Me he desplazado por otra zona de Kiev que no había visitado aún. Así he empezado por el jardín botánico. Es muy amplio, pero está totalmente desorganizado. Me esperaba algo mejor, al estilo del de Batumi o, al menos, al retiro madrileño.
Desde allí, con otro úber me he dirigido al museo de la Ucrania de la 2ª G.M., ubicado debajo de la inmensa estatua Mother of the Fatherland. Todo en un estilo horrorosamente soviético. Además, como he llegado a eso de las 6 pm, el museo ya estaba cerrado.
Desde allí me he dirigido andando hacia otro complejo patrimonio de la humanidad de UNESCO: Lavra. Sólo he pagado la visita a los exteriores (menos de 1 euro). Me sigue pareciendo todo tan restaurado que no entiendo la concesión de patrimonio. Por supuesto, los edificios son espléndidos, pero...
He estado esperando por Kateryna, pero algún problema con su Whatsapp ha hecho que no coincidiéramos al final. Así que me he ido sólo a cenar al restaurante donde hace dos noches estuve con Yurii. De vicio.
Y como estoy cansado y aburrido por no poder hablar con nadie, me he vuelto a las 10 pm al apartamento a seguir con el diario y preparar la mochila para cambiar mañana de ciudad.
Una cosa que me ha gustado mucho de Kiev, además de algunos edificios, ha sido el uso de murales en muchos edificios antiguos.