Para el segundo día decidimos
contratar un tuk tuk por dos motivos. El primero es que si quieres hacerlo en bici necesitas más tiempo y bastante preparación física, y el segundo es que todos los conductores saben perfectamente dónde ir ya que hacen el itinerario a diario. Así que una forma fácil de no perderse nada es contratando un tuk tuk. El tuk tuk va 100% a tu ritmo y te espera a que tu termines a visitar cada templo sin ningún tipo de prisa. El tuk tuk nos costó 15 dólares el día, incluidos los templos más alejados.
La primera parada es casi obligada también y es ver la
salida del sol a las 5 de la mañana desde Angkor Wat. ¡Un espectáculo! Veréis que está lleno de gente. Pero después como hay tantos templos a visitar la gente se dispersa y en la mayoría de sitios era curioso, pero estábamos solos.
En el
recorrido largo, el tuk tuk también nos llevó a hacer una excursión a una cascada que estuvo muy bien. Primero porque la cascada en sí está en un paraje muy bonito, y todo el camino por la selva hasta llegar allí vale la pena, y segundo porque el trayecto por carretera te permite ir viendo y conociendo más de cómo vive la gente, como son sus casas, etc.
Otra de las cosas típicas que también recomiendo es ir a ver la
puesta de sol desde un templo que queda en alto (no recuerdo el nombre pero allí es conocido como el sunset temple). Desde allí se obtienen unas maravillosas vistas del templo de Angkor además de poder ver la puesta de sol en toda su esplendor.
Más allá de los templos, la ciudad propiamente de Seam Reap tiene un
mercado muy grande dónde comprar comida, ropa, recuerdos, hacerte un masaje, etc.
El tercer día el conductor del tuk tuk del día anterior, que era muy simpático, nos convenció para que dedicáramos un día a que nos llevara a ver otras cosas de la zona, y la verdad es que fue todo un acierto.
Primero fuimos a ver una
flooting village, es decir un pueblo inundado que vive básicamente dentro del agua. Nosotros no lo habíamos visto nunca y nos encantó la visita.
Cabe decir que hay un monopolio de las barcas para poderlo visitar y se aprovechan bastante. Una plaza en una barca de 10 nos costó 20 dólares, que por los precios de allí es una fortuna. Aun así, vale la pena. Después de unas vueltas, hay la opción por 5 dólares de ir en una barquita de remos para recorrer más zona. A nosotros nos invitó un australiano muy simpático que conocimos allí así que lo hicimos. La verdad es que está bien pero no ves nada diferente al barco grande ya que te lleva como a un bosque y molan más las casas.
La flooting village no es un aparador para los turistas. De hecho tampoco hay muchos visitantes, sino que la gente vive allí de verdad. En total son unas 3 horas más o menos dentro del pueblo inundado.
Después de comer (tened cuidado porque los tuk tuks tienen convenios con restaurantes dónde suele ser mucho más caro que un sitio normal local, pero no suelen obligarte a ir allí, en nuestro caso fue solo una proposición) fuimos a una
granja de cocodrilos. Daba la casualidad que el día antes habíamos probado la carne de cocodrilo por primera vez (esta rica, pero es un poco dura). La granja es impresionante. Es básicamente eso, una granja, y tienen a un montón de cocodrilos como en una piscina. Aunque el espacio es reducido, no tanto como para que estén uno encima del otro, cosa que hacen por un motivo que desconozco. Los cocodrilos casi casi no se mueven, pero a veces, de repente saltan muy rápido al agua y luego se vuelven a quedar petrificados.
Lo más especial fue coger a un cocodrilo pequeñito ya que nunca antes habíamos tocado uno. Para entrar a la granja pagamos 3 dólares por cabeza.
Para terminar fuimos a unos templos que están más alejados (llamados
Roulous Group o algo parecido) que no valen mucho la pena (si no tenéis tiempo podéis prescindir de ellos) pero el camino en tuk tuk sí que está bien porque recorres buena parte de Seam Reap.
El tránsito en la ciudad es muy loco y una cosa que nos llamó bastante la atención es que las motos llevan 4 o 5 personas y todo tipo de mercancías, además, claro está, que casi nadie lleva casco.
Aunque nuestra estancia en Camboya fue corta, nos quedamos con ganas de más y sólo por ver los templos de Angkor vale 100% la pena!
Para
volver a Bangkok tuvimos que deshacer el camino previo. Reservamos un autobús desde allí sin problemas que nos llevó hasta la frontera, de ahí papeleo otra vez, sello en el pasaporte y una vez en territorio tailandés cogimos una Van hasta Khao Shan Road, para pasar los últimos días de nuestro viaje por el sudeste asiático en Bangkok.
Más información y fotos aquí:
viaging.wordpress.com/camboya/