Tras desayunar, tomamos un taxi hasta la terminal (2$) y compramos los billete del bus a Guyaquil, que pasa por el P.N. Cajas, en la agencia Alianza (8$+0,10$ tasa terminal).
A las 09:20 sale el bus y comienza el show de un chico que se ha subido a vender chicles, y otra señora que se ha olvidado la maleta en el control de equipajes. Pufffff me meo de risa, ambos quieren bajar, pero no les dejan porque deben de poner un "sello" (una especie de precinto) fuera del bus, y hasta que salgan de la terminal no se puede abrir el bus... el sello ñaño, ya ha puesto el sello ñaño! gritaba el vendedor de chicles.
Pasamos por el P.N. Cajas y hoy está despejadísimo, muy chulo! La ruta tras el Cajas es una constante bajada desde los 4.000 mt hasta el nivel del mar en Guyaquil. Tras unas 4 horas llegamos a la terminal de bus que está cerca del aeropuerto. Allí tomamos un taxi que por 7$ nos lleva al capricho de hotel del viaje: el Palace Guayaquil. Encontramos una oferta (96,50$ incluyendo 14% iva, 10% de servicio y mini bar gratis) y antes de ir a Galápagos queríamos aprovechar para descansar. El hotel nos encantó, la habitación era enorme, la cama también, todo cuidado al detalle, desayuno espectacular, mini bar gratis con cervezas, refrescos y snacks, muy buena ubicación y excelente atención.
Entrar en un Palace con los pantalones de montaña naranjas butaneros, que son mis favoritos pero dan el cante bastante, o mas que las zapatillas amarillas fosforitas que llevaba... vaya caras se les quedaron, jajaja! Impasibles todos ellos eso sí, pero por dentro seguro que se reían.
Caminamos 2 cuadras hasta el Parque Seminario o Bolívar, donde tenemos el primer contacto del viaje con las iguanas. Hay muchísimas y se mueven entre la gente como si nada. Alguna están encima de los árboles, y en el hotel nos avisan de que tengamos cuidado para no llevarnos un regalito. También vemos tortugas en un estanque. Estamos un buen rato viendo a las iguanas y salimos del parque para ver la Catedral.
Nos entra el hambre y comemos un almuerzo (2,75$). Subimos hasta la plaza Centenario, compuesta por 4 manzanas. Bajamos hasta el río Guyas y paseamos por el Malecón 2000, lleno de atracciones para los niños, bares y restaurantes, llegando a la parte inferior del cerro Santa Ana, donde caminamos por una calle con casas coloniales de colores.
Continuamos hasta el Puerto de Santa Ana, desde donde vemos el atardecer sobre el cerro. Curioso, el contraste entre las coloridas casas del cerro Santa Ana, y los lujosos hoteles y edificios de la parte del puerto.
Cenamos unas empanadas que compramos en diferentes puesto callejeros.
A las 09:20 sale el bus y comienza el show de un chico que se ha subido a vender chicles, y otra señora que se ha olvidado la maleta en el control de equipajes. Pufffff me meo de risa, ambos quieren bajar, pero no les dejan porque deben de poner un "sello" (una especie de precinto) fuera del bus, y hasta que salgan de la terminal no se puede abrir el bus... el sello ñaño, ya ha puesto el sello ñaño! gritaba el vendedor de chicles.
Pasamos por el P.N. Cajas y hoy está despejadísimo, muy chulo! La ruta tras el Cajas es una constante bajada desde los 4.000 mt hasta el nivel del mar en Guyaquil. Tras unas 4 horas llegamos a la terminal de bus que está cerca del aeropuerto. Allí tomamos un taxi que por 7$ nos lleva al capricho de hotel del viaje: el Palace Guayaquil. Encontramos una oferta (96,50$ incluyendo 14% iva, 10% de servicio y mini bar gratis) y antes de ir a Galápagos queríamos aprovechar para descansar. El hotel nos encantó, la habitación era enorme, la cama también, todo cuidado al detalle, desayuno espectacular, mini bar gratis con cervezas, refrescos y snacks, muy buena ubicación y excelente atención.
Entrar en un Palace con los pantalones de montaña naranjas butaneros, que son mis favoritos pero dan el cante bastante, o mas que las zapatillas amarillas fosforitas que llevaba... vaya caras se les quedaron, jajaja! Impasibles todos ellos eso sí, pero por dentro seguro que se reían.
Caminamos 2 cuadras hasta el Parque Seminario o Bolívar, donde tenemos el primer contacto del viaje con las iguanas. Hay muchísimas y se mueven entre la gente como si nada. Alguna están encima de los árboles, y en el hotel nos avisan de que tengamos cuidado para no llevarnos un regalito. También vemos tortugas en un estanque. Estamos un buen rato viendo a las iguanas y salimos del parque para ver la Catedral.
Nos entra el hambre y comemos un almuerzo (2,75$). Subimos hasta la plaza Centenario, compuesta por 4 manzanas. Bajamos hasta el río Guyas y paseamos por el Malecón 2000, lleno de atracciones para los niños, bares y restaurantes, llegando a la parte inferior del cerro Santa Ana, donde caminamos por una calle con casas coloniales de colores.
Continuamos hasta el Puerto de Santa Ana, desde donde vemos el atardecer sobre el cerro. Curioso, el contraste entre las coloridas casas del cerro Santa Ana, y los lujosos hoteles y edificios de la parte del puerto.
Cenamos unas empanadas que compramos en diferentes puesto callejeros.