Camino de Madurai con Invitación a Boda. ✏️ Diarios de Viajes de IndiaSalimos temprano porque, aunque la distancia de Kumily a Madurai son 138 km., el tiempo en recorrerlos es de unas dos horas y media, que con la boda se alargaron a tres y media. La Boda india. ¡Que vivencia! Después de una hora, más o menos, de...Diario: Los Colores del Sur de India⭐ Puntos: 5 (9 Votos) Etapas: 12 Localización: IndiaSalimos temprano porque, aunque la distancia de Kumily a Madurai son 138 km., el tiempo en recorrerlos es de unas dos horas y media, que con la boda se alargaron a tres y media. La Boda india. ¡Que vivencia! Después de una hora, más o menos, de camino, al pasar por un pueblo, observamos gran actividad de coches, gente vestida de gala y un ir y venir por todos los lados. Preguntamos al conductor si era una fiesta y nos respondió que algo parecido, que era una boda y que si queríamos parar y hacer fotos que no había ningún problema en entrar. Pues dicho y hecho. Cámara en ristre nos adentramos en un enorme patio que daba acceso a un ancho pasillo donde estaban sentados, a la izquierda hombres, y a la derecha mujeres que con gestos nos invitan a pasar. Con cierta timidez seguimos a los hombres que son los más insistentes, al tiempo que vamos haciendo fotos, hasta que a través del objetivo de nuestras cámaras vemos que ellos están haciendo lo mismo a nosotros, pero no solo fotos, sino películas con una ¡cámara de cine enorme 100% profesional!. Tomas desde el suelo, desde lo alto, desde los lados….al tiempo que nos van conduciendo hasta una carpa inmensa que está llena de gente comiendo en larguísimas mesas y bancos. Nos indican que nos sentemos, bueno, más bien nos sientan, al mismo tiempo que van dando órdenes de que nos sirvan el menú. De nada servía que diésemos las gracias e hiciéramos ademán de irnos porque nuestro conductor esperaba. No hay problema, el conductor que espere. Nos colocan en la mesa una gran hoja de plátano que limpian con agua embotellada y aparece una fila de hombres con cacerolas de las que nos van sirviendo en la hoja. Pues nada, a comer. Por cierto, estaba muy bueno. En cuanto pudimos, doblamos la hoja dando por terminada la comida y nos traen el recuerdo de la boda: una bolsa con un coco y unos caramelos. Nos dirigen hacia una gran fila de grifos para lavarnos las manos y salimos a un jardín-patio con la intención de continuar a la calle. Intento fallido. Nos placan unos hombres que, con unas sillas en la mano, nos indican que nos sentemos y nos traen unas tarrinas de helado. Pues a comer helado. Al cabo de un rato observando y siendo observados (éramos la atracción de la boda), aparece el novio precedido de músicos y rodeado de gente (tal vez familiares), y aprovechando el barullo conseguimos salir. Nos explica el conductor que la fecha de una boda se elige astrológicamente el día más favorable, y que veríamos muchas más, como así fue. Nuestro alojamiento en Madurai fue el Purpletree West Marret o West Marret como se denomina actualmente. Céntrico, limpio, habitaciones amplias y cómodas, y desayuno indio que apenas tocamos porque consistía en una dosa acompañada de varias salsas, todas ellas picantes. He comido en varias ocasiones dosas, pero de momento no las incluyo en el desayuno. La primera visita del día fue para el Museo Gandhi que ocupa el palacio de Rani Mangammal de la dinastía Nayak, construido en el 1670. Entrada gratuita y 50 INR por la cámara. Inaugurado en el 1959 se divide en tres secciones: India lucha por la libertad – Biografia visual de Gandhi y Reliquias y réplicas. En cada una de ellas podemos ver ilustraciones sobre el movimiento de liberación del país, fotos, pinturas, cartas (una de ellas original escrita por Gandhi), y diversos objetos personales de Mahatma, nombre que le dio Rabindranath Tagore. Es una visita interesante para conocer un poco más la vida de Mohandas Karamchand Gandhi, Bapu, el padre de la nación. El Palacio Thirumalai Nayak (siguiente visita), fue construido por el rey Thirumalai Nayak en el año 1636 y se divide en dos partes: Swargavilasa y Rangavilasa. Actualmente solo conserva una cuarta parte de su superficie original. El diseño y arquitectura mezcla los estilos dravídicos e islámicos. Tras abonar 50 INR de entrada y 30 INR por cada cámara, atravesamos las puertas y nos encontramos con un gran patio central de 3.700 metros cuadrados de superficie, rodeado por cerca de 250 blancos pilares con una altura de 12 metros, que sustentan grandes arcos finamente tallados, alcanzando, juntos, los 20 metros. Al fondo se encuentra la sala del trono con una gran cúpula octogonal. El conjunto es impresionante, a pesar de las palomas, la caca de las mismas y el poco cuidado de nativos y turistas. Por la derecha de la sala del trono se accede a la Natakasala o sala de baile. Tiene 924 m2 de superficie y está rodeada por (creo que 20) gruesos pilares pintados de rojo que sustentan dobles arcos con profusión de labrados y estucos, sobre los que descansa el gran arco del techo reforzado con nervaduras. No cabe duda de que tuvo que ser un palacio realmente impresionante. Actualmente, la impresión que da es la de necesitar más atención y cuidados. Los pasillos que rodean la Natakasala y la sala adyacente están dedicados a museo, donde se aprecia nuevamente el abandono. Muchas piezas han desaparecido quedando la marca del lugar que ocupaban. El Palacio Thirumalai Nayak está declarado monumento nacional y depende del Departamento de Arqueología de Tamil Nadu. Madurai es una ciudad sagrada y uno de los lugares de peregrinación más importantes. El templo Meenakshi Amman es el protagonista principal. Tiene planta rectangular rodeada por altos muros que miden 254 por 237 metros, lo que hace una superficie de más de 60.000 m2. El interior es un complejo laberinto en el que, al poco de entrar, ya no sabes donde estás. Así que entre vuelta por aquí y vuelta por allá, esto ya lo he visto y por aquí ya he pasado, vas viendo todo. Está formado por tres zonas concéntricas alrededor de los dos santuarios principales: el de Sundareswara (Shiva) y Meenakshi (Parvati). Sesenta sacerdotes Adishaivas, que se alojan en una zona sin acceso al público, son los encargados de atender el templo. Hay un gran estanque sagrado llamado Pottamarai Kulam que en el centro tiene una escultura de un loto dorado, salas enormes, corredores, grandes porches, gente por doquier y un elefante que, a cambio de 10 rupias, te bendice tocando tu cabeza con la trompa. Pero lo más sorprendente son las 12 gopurams, torres totalmente cubiertas por figuras de estuco representando, dioses, demonios y criaturas mitológicas pintadas de vivos colores. Cuatro están situadas en los puntos cardinales indicando las entradas al templo y el resto, más pequeñas, indican los santuarios de los dioses principales. La más alta llega a los 52 metros. Una de las salas más imponentes es la denominada de los 1000 pilares, aunque en realidad tiene 985 fantásticas columnas esculpidas en estilo drávida que no te cansas de admirar. No se conoce con exactitud la fecha de su construcción original. En el 1310 lo saquearon y destruyeron los musulmanes, siendo reconstruido en 1371 y entre los siglos XVI y XVII se amplió a como está actualmente. Me llamó mucho la atención las Deepam, lamparillas de aceite que van colocando alrededor de todo lo que se considera sagrado, hay aceite por todos lados. Durante las fiestas sagradas se iluminan las casas, calles y templos con ellas, porque su luz es un símbolo de buen augurio, protección contra el mal y atrae la alegría. La entrada a la sala de los 1000 pilares cuesta 50 rupias. No está permitido el uso de cámaras de fotos. Solo el móvil con un pago de 50 rupias. Tampoco se puede acceder con bolsas o mochilas, ni con calcetines. En dos ocasiones nos solicitaron mostrar los tickets de entrada, pero ni los miraron. Por la noche asistimos a una ceremonia de la que no entendimos prácticamente nada. Trasladaban imágenes de un santuario a otro con cierta rapidez, sin que llegáramos a saber si seguían un orden o eran traslados aleatorios. Después de ver un par de ellos dimos por finalizada la ceremonia y de regreso al hotel. La iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, conocida como Catedral de St, Mary’s, fue construida en 1841, y en ella destacan los dos altos y esbeltos campanarios de estilo romano, que alcanzan los 42 metros de altura. El interior no pudimos verlo por estar cerrada. Recientemente la pintaron de blanco y azul y ha quedado muy bonita. . Índice del Diario: Los Colores del Sur de India
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