Descubriendo el oeste (segunda parte) ✏️ Diarios de Viajes de Grecia3 de septiembre. El día amaneció nublado y ventoso y había bajado la temperatura. Después de desayunar nos acercamos al puerto a hacer unas fotos; tenía ganas de verlo por la mañana porque hasta entonces siempre habíamos paseado por allí al...Diario: Paseando por Creta⭐ Puntos: 5 (24 Votos) Etapas: 6 Localización: Grecia3 de septiembre El día amaneció nublado y ventoso y había bajado la temperatura. Después de desayunar nos acercamos al puerto a hacer unas fotos; tenía ganas de verlo por la mañana porque hasta entonces siempre habíamos paseado por allí al atardecer o por la noche, y me apetecía tener otra perspectiva de ese rincón tan maravilloso de Creta. Para nuestra sorpresa, aunque había mucha menos gente vimos bastante animación, sobre todo por las camionetas y las carretas que pasaban con suministros para los hoteles, restaurantes y cafés. Tomamos fotos de los preciosos edificios venecianos amenazados por las nubes y con el mar movido a sus pies, y también del faro: no somos buenos fotógrafos, pero la luz era muy bonita y ayudó a que las fotos salieran decentes. Cuando terminamos cogimos el coche para hacer una de las excursiones que más nos apetecían del viaje: la playa de Elafonissos, de la que habíamos leído maravillas (incluso algunos años ha entrado en el ranking de las playas más bonitas del mundo). Está a unas dos horas de Chania, así que iba a ser una excursión de día completo. Hay dos caminos para llegar: por la costa o por la carretera general (National road, como pone en los carteles). Queríamos ir por ésta porque era más cómodo y rápido, pero una vez más los letreros nos confundieron y acabamos en la carretera comarcal de la costa. Los pueblos y sus playas se sucedían sin cesar, uno detrás de otro, y se notaba que son destinos turísticos por el ambiente que había y la cantidad de tiendas de souvenirs que te encontrabas. Al ver el tipo de edificios y cómo estaba todo estructurado allí me acordé de los pueblos de la Costa Brava o del Maresme de mi infancia. Llegó un momento en que por fin encontramos un desvío a la National road y lo cogimos. Al cabo de poco empezaron a aparecer los carteles indicando la dirección para llegar a Elafonissi y a partir de ahí ya no hubo pérdida: cada vez que aparecía una rotonda o un desvío, estaba señalizado cómo llegar a la playa. El camino era largo, con carreteras pequeñas de sólo dos carriles, uno para cada dirección, pero no se nos hizo nada pesado porque los paisajes eran preciosos (una vez más), vimos cabras, pasamos por montañas, ermitas, pueblecitos, e incluso por una garganta, e íbamos parando siempre que podíamos para hacer fotos. Estábamos tan felices que tardamos en darnos cuenta de que nos estábamos quedando sin gasolina. Como habíamos pasado por muchas gasolineras pensamos que habría otras en el resto del camino y optamos por adelantar un poco más. Pero cuando estábamos cerca de la playa vimos que hacía rato que no pasábamos por ninguna y decidimos preguntar. Paramos en un restaurante, ya nerviosos porque estábamos en reserva, y allí nos dijeron que hasta la playa no había ninguna gasolinera y que era mejor que volviéramos a Elos (si vais a Elafonissi tened en cuenta que es el último pueblo con gasolinera antes de llegar a la playa). Nos pusimos muy nerviosos porque habíamos pasado por ese pueblo hacía 20 minutos y no sabíamos si tendríamos suficiente gasolina para llegar, pero no había otro remedio que intentarlo. Pasamos todo el camino hasta llegar a Elos (que era de subida y lleno de curvas) en silencio absoluto, sufriendo y pensando que nos tocaría caminar unos buenos kilómetros porque nos temíamos que no llegaríamos con el coche; pero finalmente sí que llegamos… ¡¡¡ufff!!! Llenamos el depósito y vuelta hacia abajo, ahora ya tranquilos y contentos. Entramos en la zona de la playa. Bajamos por un camino de tierra muy polvoriento, pasamos ante una especie de hotel (supongo que es para gente que quiera quedarse en la playa sin hacer nada más, porque aquello está donde Cristo perdió el gorro) y llegamos al aparcamiento. Mi primera impresión fue de horror porque aquello era enorme: había varias zonas para dejar el coche (el parking es gratuito), caminitos para acceder a la playa y carteles con instrucciones, explicaciones y prohibiciones. Pensé que sería como un parque temático y que encontraríamos hordas de bañistas al otro lado de los arbustos que separaban el aparcamiento de la playa. Por suerte no fue así, aunque tampoco es una playita recóndita e idílica que poca gente conoce: es muuuuy grande y muy conocida, y a pesar de todo nos encantó. En la entrada había una zona de hamacas y sombrillas, también hay lavabos, casetas para cambiarse y un par de puestecitos donde comprar comida y bebida; no son chiringuitos con mesas y sillas, sólo una barra con comida, nevera con bebida y unos chicos atendiendo al público (nosotros compramos un bocadillo de jamón y queso, un pastel de espinacas, una cerveza y una Coca-Cola que nos costaron 10 euros). Dejo un par de fotos para ilustrarlo, pero no os asustéis, que el paraje es enorme y, aparte de lo que acabo de explicar, el resto es playa de arena fina y agua cristalina. La playa consiste en una sucesión de playas más pequeñas que no llegué a recorrer del todo, aunque di un paseo para ver y fotografiar algunas. En el centro y pegado al parking, como ya he comentado, está el área de comidas, hamacas, etcétera, pero tanto a la derecha como a la izquierda hay muchísima arena rosada o dorada, piedra gris y mar de distintos tonos de turquesa, y caminando un poco se encuentran zonas donde estar en soledad. El mar es como una piscina, transparente, quieto y de una temperatura un poco fresca al principio pero que al cabo de poco se agradece porque da más sensación de limpio; es ideal para ir con niños porque hay que caminar un buen trecho para que te cubra e incluso se puede acceder andando a algún islote. También es un lugar con maravillosos rincones para disfrutar de la playa sin gente al lado y nadar allí es todo un placer. Estuvimos unas horas que nos pasaron volando y luego regresamos por las mismas carreteritas con cabras y, esta vez sí, tomamos la carretera general sin equivocarnos. Llegamos al hotel; nos dimos una ducha, a continuación nuestro paseo de rigor por el puerto y cenamos en un restaurante que nos pareció muy normal, no recuerdo el nombre ni lo que pedimos, y tampoco tengo la tarjeta; no sé si porque no era nada especial o porque a aquellas alturas ya estábamos más que acostumbrados a la estupenda comida cretense y no nos sorprendió. 4 de septiembre Era nuestro último día en Creta, y aunque en un principio teníamos pensado hacer una excursión, estábamos un poco cansados; además, al día siguiente íbamos a madrugar mucho para regresar a casa con todo lo que conllevan los vuelos, los aeropuertos y el coche, y como llegaríamos a media mañana (el avión aterrizaría a las 11.00 en Barcelona), nos tocaría organizarlo todo ese mismo día y ponernos en marcha de nuevo. Por ello decidimos tomarnos la jornada de relax y dedicarlo a hacer compras y poco más. La verdad es que pensaba que a aquellas alturas pasear por enésima vez por Chania sería algo aburrido, pero nos esperaba una sorpresa. Bajamos al puerto por la misma zona de siempre de callejuelas con tiendecitas y restaurantes, con la idea de comprar los regalos que llevaríamos a la familia. Llegamos al puerto, tomamos un café mientras contemplábamos el mar, y luego decidimos pasear por la zona que había al otro lado del puerto y que aún no habíamos visto; y ésa fue nuestra sorpresa. Habíamos caminado por esa zona del puerto (bajando a mano izquierda) pero no por las callejuelas que había en el interior, y descubrimos tiendas nuevas y más bonitas que las que habíamos visto hasta entonces, y también nuevos restaurantes. Nos gustó tanto aquello que lo compramos todo allí y nos quedamos a comer en un restaurante que nos había recomendado una pareja de canadienses (que conocimos en el hotel de Heraklion) y que encontramos por casualidad: se llama Tamam y ofrecen una fusión entre la comida cretense y la árabe que vale mucho la pena degustar. Nosotros comimos unos zucchini muy distintos a los que habíamos probado hasta entonces, y también moussaka. Bebimos agua, cerveza y vino, y todo nos costó 21 euros. No regalaron unos pastelitos y raki de postre. Todo riquísimo. Descansamos un rato, salimos a dar otro paseo y a tomar algo, y luego regresamos para organizar las maletas, cenamos algo ligero en el hotel y nos fuimos a dormir pronto porque el despertador sonaría a las 4.30. Índice del Diario: Paseando por Creta
Total comentarios: 28 Visualizar todos los comentarios
📊 Estadísticas de Etapa ⭐ 5 (2 Votos)
Últimos comentarios al diario: Paseando por Creta
Total comentarios: 28 Visualizar todos los comentarios
CREAR COMENTARIO EN LA ETAPA
Diarios relacionados Viajar a Grecia en tiempos revueltos.
Relato de un viaje a Grecia (Atenas, Peloponeso, Delfos, Meteora y varias islas) que se...
⭐ Puntos 5.00 (20 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 427
Tres semanas en Grecia por libre (2022)
Tres semanas de aventuras por Grecia, por libre, recorriendo con coche de alquiler el...
⭐ Puntos 4.83 (6 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 401
Islas Griegas vol.II: 11 días en Santorini, Milos, Paros y Naxos
Nuestro segundo viaje por las islas de este país que nos tiene...
⭐ Puntos 5.00 (6 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 374
Tras las huellas de Ulises (Grecia 2015)
Diario práctico de nuestro viaje de 18 días a Grecia y las Islas griegas en 2015
⭐ Puntos 4.88 (68 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 324
Grecia por Libre en Septiembre 2020
Viaje en tiempos de coronavirus, algo más de un mes por Grecia. Si quieres ver piedras...
⭐ Puntos 5.00 (14 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 310
Galería de Fotos
|