Nuestro siguiente destino programado era el bosque de Carlac. Así que madrugamos y salimos desde Vielha hasta el pueblo de Bausen. Para llagar a Bausen tienes que pasar el pueblo de Les y coger el desvío hacia Bausen. Tendremos que recorrer unos cuantos kilómetros en subida hasta llegar al pueblo de Bausen. Una vez en Bausen aparcamos el coche a la entrada del pueblo, ya que dentro ya no nos dejaban meterlo.
La ruta que hicimos por el bosque de Carlac es una ruta circular de unos 5 Km que parte desde el camino que comienza por detrás de la iglesia del pueblo. La ruta coincide con un sendero de gran recorrido. Hay información de ruta en la entrada del pueblo. Seguimos paralelos al Arriu o río Carlac, al que atravesaremos por un puente de troncos y poco a poco, en subida, nos acercaremos al Coret o Collado de Pan (1.175 metros), el punto más alto del recorrido, con unas vistas impresionantes, donde luce la Maladeta como estandarte. Desde este punto nos dirigiremos en bajada hacia les Bòrdes de Sacrotz y de Cap des Camps mientras el camino pasa a ser una pista forestal, hasta llegar de nuevo a Bausen. El recorrido está indicado en todo momento.
Es un recorrido apto para todo el mundo y que tiene un par de desniveles que hará que nos cueste un poco respirar.
El bosque está repleto de hayas y tiene una vegetación abundante. Es tan tupido que la mayor parte del tiempo estás a la sombra. A nosotros incluso nos llovió pero las gotas prácticamente no nos llegaban.
La verdad que es un paseo agradable y relajante. Hay alguna ruta más, pero son de mayor longitud que la que nosotros hicimos.
Una vez terminada la ruta dimos una pequeña vuelta por el pueblo, la verdad es que vimos muy poca gente durante la visita al pueblo, parece medio abandonado.
Así que visto Bausen nos dirigimos a Canejan, que habíamos leído que es un pueblo precioso y además iba siendo hora de comer algo.
Canejan está elevado sobre el curso del río Garona a 906 metros de altitud, y rodeado de bosques de haya y abetos, está colgado de una de las montañas que dan entrada al Valle de Torán. No llega a los 100 habitantes y es uno de los pueblos de esa zona que se ha mantenido más ajeno al desarrollo turístico. Desde el mirador se puede disfrutar de las vistas sobre el valle del Garona, parte del bajo Aran y la Maladeta.
A nosotros la verdad, quitando las vistas, no nos gustó mucho. No hay prácticamente bares (aunque encontramos uno para comer) y también lo encontramos muy vacío de gente. Quizá fue porque ese día se puso a llover, no lo sé.
Así que un poco desencantados nos fuimos dirección a Vielha y paramos en nuestro siguiente destino: Les.
Les se encuentra cerca de Canejan y también de la frontera con Francia (es el último pueblo antes de entrar en el país vecino) se levanta el tranquilo Les, surcado por el río Garona.
A la entrada del pueblo encontramos un gran supermercado, donde suelen venir los franceses a comprar ya que les resulta más barato.
A nosotros Les tampoco nos pareció especial y no estuvimos mucho tiempo viéndolo.
Y visto Les fuimos al siguiente pueblo de camino a nuestra residencia, que es el pueblo de Bosost.
Bosost es una animada población del Bajo Arán cuyas tiendas atraen muchos visitantes, principalmente del país vecino, ya que se encuentra a pocos kilómetros de Francia desde donde se llega a través del bellísimo Puerto del Portilhòn. Más allá de su actividad comercial, Bossòst acoge un magnífico ejemplar de arquitectura románica aranesa, la iglesia dera Mair de Diu dera Purificación.
Bossòst está atravesado por el bonito paseo arbolado en la ribera del Garona llamado Eth Grauèr, alrededor del cual suele haber mucha animación en sus tiendas, bares y restaurantes. El río Garona en este tramo es especialmente amplio y caudaloso, por lo que ofrece las condiciones ideales para la práctica del rafting y otros deportes de aventura. Además, en Bossòst encontramos el único aserradero que queda en el Val d’Aran, último testimonio de la que fue una actividad clave en la economía del Valle.
La verdad que a nosotros Bosost es el pue que más nos gustó de los que vimos en este día, especialmente el pequeño trozo de casco alrededor de la iglesia y el paseo al lado del río, viendo y oyendo como discurre con fuerza por esta localidad.
Y terminada nuestra visita a Bosost nos fuimos a Vielha para darnos una buena ducha y tomar algo en alguno de los muchos bares de la localidad, para recuperar fuerzas.
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