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TITITITITITITITITITITITITITI!!!!!! Despertadooooooooooor! Lo miro: las 7h. Bueno, pues muy bien, vamos a levantarnos. Voy a cargar el móvil. Las 8h? Cómo que las 8h? kladfnañlkgfakghaelbaelrbaerlgfvaebgaebhr!!!!!! No me había acordado de cambiar la hora del despertador!!!! La del reloj de pulsera sí, pero el despertador no! Bravo! 10 puntos! Total, que sí, que eran las 8h….
Qué le vamos a hacer? Mira, el error había ido bien, así habíamos descansado una hora más, que nos acostamos tarde, oiga!
Miré por la ventana y el día estaba soleado. Fantástico! Estábamos teniendo suerte con el tiempo!
Nos dimos una buena duchita para despejarnos. A las 8:30 bajamos al tercer piso, que es donde teníamos el salón para el desayuno. Le dimos los tres cupones a la chica que estaba en la entrada.
El comedor era enoooooooooorme! Y estaba llenísimo! Nos sorprendió que había muchos niños!
Como no había sitio en el comedor principal, nos instalamos en uno que había justo al lado (también bastante grande, e igualmente lleno de familias).
El buffet era estupendo y completísimo! Había de todo! Incluso opciones para celíacos y para los niños. Para los peques había su propio buffet, con platos y vasos de plástico y cosas para comer. Incluso tenían una mesita y unos taburetes, diseño Alvar Aalto, para poder dibujar.
Comimos un poco de todo: macedonia, donuts de chocolate pequeños (que estaban de vicio), galletitas, yogurt con cereales, zumo de naranja… Mi madre probó (creemos) los pasteles de Carelia, pero no nos convencieron mucho, la verdad…
Mientras desayunábamos, pasó una enorme ardilla, que era la mascota del hotel. Iba saludando a todos los peques.
Pero os diré algo que nos sorprendió gratamente y nos maravilló. Los niños eran muy, muy, muy educados. En el comedor no se oían gritos (ni de niños, ni de padres o madres histéricos), los niños se levantaban a coger su desayuno y no corrían por todas partes. Eran capaces de estar más de 30 minutos desayunando (con unos platos enormes de comida) sin levantarse. Se respiraba una paz en las mesas, con los niños y los padres desayunando tranquilamente. Siento mucho decirlo, pero es todo lo contrario a lo que nos habríamos encontrado aquí: niños corriendo, gritando, padres nerviosos pegando voces….
A las 9:30 con aquel ambiente tan zen, acabamos de desayunar. Cogimos el ascensor, y éste nos llevó a hacer un tour por varios pisos… Arriba y abajo! Finalmente llegamos a la habitación, nos lavamos los dientes, preparamos las cuatro cosas que necesitaríamos para el día.
A las 10:05 salíamos por la puerta del hotel. Hacía algo de fresquito, pero un solecito muy bueno. Aquí tenéis nuestro hotel:
Nuestra primera parada la teníamos muy cerca del hotel: la Temppeliaukion kirkko (La Iglesia de la Roca). Cogimos la calle Arkadiankatu hasta Fredrikinkatu, y allí subimos por esa calle. Se veía bastante gente en la entrada de la iglesia. Sobre todo, muchos grupos de asiáticos!
Decidimos dejarlo para más tarde, ya que la teníamos tan cerca del hotel, y que el horario era bastante amplio. Abren de 9:30 a 19h. El precio son 3 euros para los adultos, y gratis para niños hasta los 17 años. La última entrada es hasta 10 minutos antes de cerrar. Os diré que en el foro me había parecido leer que era de entrada gratuita, pero ya veis que ahora ya no.
Pues nada, deshicimos el camino que habíamos hecho. Volvimos a pasar por delante del hotel, hasta llegar a Mannerheimintie. Justo allí teníamos el enorme edificio de la Oficina del Gobierno Estatal (Eduskunta).
Ya veis, más obras.
También pasamos por delante del edificio del Kiasma, el museo de arte contemporáneo. Por Postikatu llegamos a la Estación Central. Por fin la veíamos de día! El día anterior, por la noche, ni nos paramos a admirar el edificio. Solo teníamos ganas de llegar al hotel! Menuda diferencia con la noche anterior, aunque había algunas pintas por ahí…
El edificio es realmente espectacular. Los colosos que hay en la fachada impresionan! El edificio se ha convertido en un símbolo de la ciudad. Se construyó en 1909, pero entre 1914 y 1919 se amplió.
He leído que dentro de la estación hay incluso un casino. Nosotras no lo vimos. Pero si os pica la curiosidad, ya sabéis.
En la plaza que hay delante de la estación, Rautatientori, había una especie de evento, como una feria de la cerveza, así que no pudimos pasar y ver la plaza entera. Pero sí que nos pudimos acercar hasta el Teatro Nacional, un edificio hecho en piedra a principios del siglo XX.
Parecía más un castillo que un teatro, la verdad.
En la calle Kaivokatu, justo al otro lado de donde estaba el teatro, hay la Galería Nacional o Ateneum.
En ese momento, tenían una exposición temporal sobre Alvar Aalto, arquitecto y diseñador finés. Hace como unos dos años descubrí la figura de Aalto, porque durante 3 meses tuve que explicar su obra casi a diario.
La entrada eran 15 eurazos! Como el día lo teníamos destinado a visitar la ciudad, no entramos. A ellas tampoco es que les apeteciera mucho verla, y en mi caso ya vería si entraba (si quedaba tiempo en la ciudad). Pero el precio me pareció algo excesivo.
Por Mikonkatu llegamos a Aleksanterinkatu, una de las calles principales de aquella zona de Helsinki. Se trata de una calle muy comercial, donde pasan muchos tranvías, y hay varios comercios.
Pero entre tanta tienda, hay edificios muy interesantes arquitectónicamente hablando, con detalles magníficos.
Me llamó mucho la atención que en las placas con los nombres de las calles, había también imágenes de animales. Deducción mía: parece como si estos animales identificaran partes de la ciudad.
Y finalmente, llegamos a uno de los momentos estrella de la mañana: la Plaza del Senado (Senaatintori).
El primer momento en que vimos la plaza fue….. uau! Nos quedamos impresionadas. Durante nuestros viajes hemos visto muchas plazas, muchas de ellas espléndidas (la plaza del Hermitage en San Petersburgo, la Grand Place en Bruselas, la Plaza San Marcos de Venecia).
La Plaza del Senado de Helsinki sorprende por sus dimensiones. Es cierto que habremos visto alguna plaza quizá más grande. Pero lo que sorprende es que esté justo allí. Cuando empiezas a ver una poco de la ciudad, no esperas que justo allí, haya ese espacio tan abierto.
Pero esta sensación queda un poco difuminada, por el hecho de que hay bastantes autocares en las horas punta del día…
Mira, os dejaré una opinión muy personal. La plaza es impresionante! Pero el hecho de que haya tantos autocares por allí, desencochando o aparcados, deslucía completamente el entorno. Para mí, los autocares no tendrían que estar permitidos allí…. Aunque ya os digo que es algo muy personal, eh?
Según mi guía la plaza mide 165x100m. El estilo predominante es el neoclásico, gracias a los tres edificios más importantes que la rodean: la Catedral Luterana (Tuomiokirkko), el Consejo de Estado y la Universidad. Además, se trata del kilómetro cero del país.
Fue diseñada a mediados del siglo XIX por un arquitecto alemán por encargo del zar de Rusia, cuando Finlandia entró a formar parte de su gran imperio. Así que en el centro de la plaza, veréis una escultura del zar Alejandro II.
Había un montón de gente en la plaza; sobretodo grupos de asiáticos! Tocaba subir la larga escalinata (46 escalones, que los conté!) que conduce hasta la puerta de la Catedral Luterana.
La vista desde arriba era curiosa: hormiguitas, autocares, edificios…. El edificio que quedará a vuestra derecha será la Universidad Nacional y su biblioteca, y el edificio que quedará a vuestra izquierda será el Consejo de Estado.
Carl Ludwig Engel es el arquitecto que diseñó la plaza y los tres edificios importantes de ella.
Creo que alguien tendrá problemas para acabar el puzle.
Entramos a la catedral, que es muy, muy austera (lógicamente, al ser luterana). El edificio es de mediados siglo XIX.
Cuando entramos, nos sentamos un rato, y empezó a sonar el órgano, así que nos quedamos un momento para escuchar la música.
Al salir, nuestra amiga se quedó sentada esperándonos, porque nosotras fuimos a ver la cripta de la catedral.
La cripta queda en la calle Kirkkokatu; no hay que bajar escaleras ni nada. Hoy en día la cripta se ha transformado en un café. Es bastante bonita y acogedora, la luz tenue, los arcos… Nos gustó el espacio.
Al salir, nos llamó la atención un edificio que estaba en la esquina de Kirkkokatu y Snellmaninkatu. Había un grupo organizado delante de la fachada, así que debía ser algo importante.
Según San Google es la Casa de los Estados.
Volvimos donde estaba nuestra amiga. Ellas fueron a bajar por la calle Unioninkatu, para evitar las escaleras, pero yo las bajé. Me quedé flipada con lo que vi! Había una pareja sentada en las escaleras. La mujer se estaba comiendo un helado (de cucurucho). La gaviota se acercó sigilosa por detrás (volando). Se esperó un momento (volando) y cuando vio el momento se comió el cucurucho entero! Lo juro! La mujer se quedó flipando! Y yo también! Así que ya estáis advertidos: las gaviotas finesas son unas ladronas. Más tarde lo volveríamos a comprobar…
La catedral es tan impresionante y majestuosa!
Aquí tenéis un bonito cruce de cables de tranvías y la catedral al fondo. Menudo lío!
Seguimos por la calle Aleksanterinkatu, hasta llegar a la Catedral de Uspenski (Uspenskin katedraali). Tuvimos que cruzar un puente lleno de candados como en París, Praga, Colonia, o cualquier ciudad con un puente.
Menuda moda la de los candados del amor!
Eran las 12:15 y hacía calorcito! Por toda aquella zona había mucha gente! Sobre todo, grupos de asiáticos! Vaya! Era la tónica del día, eh? Madre mía lo que viajan esta gente!
La catedral está en la cima de una montañita de roca, y destaca por el color rojo (frente al blanco impoluto de la catedral luterana).
Se proyectó en 1868 y se trata de la sede de la iglesia ortodoxa en Finlandia. Además de ser el templo religioso ortodoxo de mayor tamaño en Europa Occidental.
Subimos las escaleras que llevan hasta allí y entramos al templo. La luz a aquella hora era preciosa!
El iconostasio es magnífico!
A pesar de haber varios grupos merodeando por allí, había un silencio muy respetuoso. Llamaba la atención la altura de la cúpula, que destaca en el exterior.
Salimos al exterior, donde hay un mirador, con buenas vistas en dirección a la Catedral Luterana. Menudas nubes que parecían de nata!
Dejamos la catedral y seguimos nuestra ruta matutina. Os aseguro que no sé como miré el mapa, eh? Pero estaba convencidísima que íbamos a pasear por Katajanoka, pero no! Me equivoqué! Si es que……
Paseamos un trocito del paseo Pohjoisranta.
Pero el solano que caía era de campeonato, así que lo dejamos estar. Nos fuimos en dirección a Kauppatori.
La plaza está justo al lado del agua. La plaza del mercado, se conoce también como el mercado del pescado.
La primera idea era fisgar la comida que vendían en el mercado, y si nos convencía, comer allí.
Primero vimos la zona del mercado donde estaban los souvenirs. Muchas cosas hechas de lana, que con el tiempo que estaba haciendo era de lo más apetecible….
Mirad las gaviotas sobrevolando por allí.
Estaban al acecho! Telita marinerita con las gaviotas, eh? Y eso que les han instalado una especie de red encima de los puestos de comida, y una especie de pájaro negro enorme, para que no molesten ni roben a los comensales, eh? Pero ellas allí siguen! Más que advertidos estáis!
Vimos también los puestos de comida (que la hacen allí mismo), fruta, pescado, verdura…
A ver, que el sitio está bien, eh? Hay muchos puestos con regalos, artesanía, comida. Pero ese día, debajo de aquellas carpas de plástico, debería hacer bastante calor para comer! Además, todos juntos! Me recordó un poco al mercado de Bergen. La comida tampoco nos convenció mucho, la verdad. Y los precios no nos parecieron tan baratos.
Sí que compramos una caja de fresas que tenían una pinta estupenda, y olían muy, muy bien, por 5 euros.
Decidimos comer en algún otro restaurante de los que tenía apuntados del foro. Nos pusimos a la sombrita, y encontramos que el Zetor no estaba demasiado lejos. Pues al Zetor que nos vamos!
Para llegar a Esplanadi, pasamos por delante de la fuente Havis Amanda.
Se trata de una escultura de bronce forjada en París en 1906. Representa una sirena, con cuatro peces que sacan agua, y unos lobos marinos. Parece ser que intenta representar el nacimiento de Helsinki.
Y llegamos a Esplanadi. El paseo estaba lleno de gente! Eran las 13:30 y caía un buen solecito! El paseo es muy bonito y muy verde. Había músicos tocando instrumento, y muchas familias paseando con sus niños.
Buscando el restaurante llegamos hasta Mannerheimintie. Según mis apuntes estaba en el número 3-5 de aquella calle. Buscábamos y no había manera de encontrarlo. Al llegar a la esquina de Kaivokatu, volvimos de nuevo atrás, porque nos lo teníamos que haber pasado. Seguro!
Y sí! Nos lo habíamos pasado. Quedaba en una especie de pequeña placita en la calle Mannerheimintie, entre unos edificios. Así que ya habíamos conseguido el objetivo. Ya había hambre, eh? Así que entramos.
El restaurante es grande y con una decoración peculiar, con tractores, vacas, objetos antiguos y rústicos, y una luz muy tenue. Chulo, original.
Nos sentaron en una mesa bastante grande y nos trajeron las cartas. Era una especie de periódico, y la carta estaba en muchísimos idiomas. También estaba en castellano. Había un montón de platos. Para beber pedimos agua (nos trajeron agua con hielo) y mi madre se tomó una cerveza de 25ml (5 eurazos!). Finalmente decidimos que compartiríamos varios platos: unos mini-blinis, pyttipanna y una ensalada.
Pittypanna vendría a ser algo así como “trocitos en una sartén”. Tradicionalmente son patatas, cebollas, cualquier tipo de carne picada (en este caso era salchicha), frito en una sartén, y servido con un huevo. Es un plato tradicional en Suecia, Finlandia, Noruega y Dinamarca. Pues oiga, estaba tremendo! Muy bueno. Nos gustó todo, pero el pittypanna…..!!!!! Ñaaaaaam!
Pedimos postres, también para compartir: dos bolas de helado (caramelo salado y vainilla con salsa de caramelo), pastel de chocolate con helado de mämmi (que según San Google es pudin de pascua finlandesa) y un pancake de manzana. Los postres estaban muy buenos.
Pues nada, que comimos muy bien. El local es acogedor, y hay música de fondo, que hace la comida más agradable aun.
Os dejo su página web:
www.raflaamo.fi/en/helsinki/zetor
Y aquí, la anécdota final del restaurante. Al ir a pagar, el total era 77’40 euros. Queríamos dejar algo de propina. Así que decidimos que pagaríamos 80 euros. Pagamos con tarjeta. Así que la chica trajo el datafono. Me hizo escribir la cantidad. En Estocolmo también lo hacíamos así. Por eso escribí 80 euros. PERO NO!!!!!!!! Así como en Estocolmo tú marcabas la cantidad que pagarías con propina incluida, en Helsinki no! La cantidad que marcas es la propina! Así que yo había marcado 80 euros de propina! NO NO NO NO!!!!! Ni hablar! La máquina decía que el total a pagar eran 157’40 euros! QUÉ NOOOOOO!!!! Le dije a la camarera que me había equivocado. Suerte que pudimos cancelar la operación, que sino….. Buuuuuuuf! Al final pagamos 81 euros. Vamos a ver, un poquito caro, pero salimos rodando. Habíamos comido muy bien.
Nos fuimos al hotel un momento. Entre otras cosas para dejar las fresas, que tampoco era plan de irlas paseando por toda la ciudad!
Ahora sí que os puedo dejar las fotos de la habitación, porque la noche anterior no teníamos cuerpo para fotos.
La habitación la habíamos reservado por Booking.com, y era una habitación Triple Estándar.
Salimos del hotel y seguimos con nuestra ruta por Helsinki. A las 16:50 llegamos de nuevo a la Iglesia de la Roca.
Seguía habiendo gente, pero ya no esperaríamos al día siguiente para entrar, así que nos dirigimos a la taquilla. Dentro no había tanta gente, la verdad.
Enseñé mi carnet y…… Entrada gratis! Premio! Ellas pagaron 3 euros cada una, porque no había descuentos para sénior. Así que en total pagamos 6 euros. Entramos, y nos pareció realmente curiosa! Excavada en la roca. Y lo más impresionante de todo es la cúpula, con hilo de cobre!
Subimos al segundo piso.
La iglesia se inauguró en 1969. Había mucha calma en el interior. Era un verdadero remanso de paz, bañado por la luz natural.
Al salir le dimos toda la vuelta a la roca, por la calle Temppelikatu.
Cogimos la calle Nervanderinkatu y enlazamos con Cygnaeuksenkatu, hasta Mannerheimintie. Toda aquella parte era muy poco turística.
Allí mismo nos quedaba el edificio del Museo Nacional de Finlandia (Suomen Kansallismuseo).
El edificio en sí es bonito. Pero no teníamos intención de entrar, sino que ese día era todo de paseo por la ciudad y eso es lo que íbamos a continuar haciendo. Ya veréis!
Justo delante quedaba la Casa Finlandia, diseñada también por Alvar Aalto en 1962, y construida entre 1967 y 1972.
Bajamos para ver la otra fachada a la calle Karamzininranta.
La Casa Finlandia es un centro de congresos y conciertos. Está junto a la bahía de Töölö. Intenté entrar al edificio, pero no hubo manera. No había ni una sola puerta abierta, así que me quedé con las ganas de ver el diseño interior del arquitecto.
En el exterior había unos bancos muy bien ubicados, y un pequeño conjunto de música tocando. La tarde estaba muy agradable. El solecito ya no apretaba tanto. La zona que nos rodeaba se veía muy moderna.
Decidimos bordear el lago, para llegar hasta el edificio de la Ópera.
Los patos del lago eran los dueños de todo aquello. Si ellos decidían que en ese momento tacaba pasar por el carril bici, pasaban y punto, eh?!
Qué salaos ellos! Las bicis tuvieron que pararse!
A esas horas había gente paseando, corriendo, montando en bici, tomando el sol. El ambiente era muy agradable.
En el mapa las distancias parecían amplias, pero a mí me pareció todo lo contrario. Todo estaba bastante cerca. Así que en realidad, las distancias en la ciudad son bastante cortas.
Llegamos a la Ópera Nacional de Finlandia. Un edificio muy, muy moderno.
El edificio también estaba cerrado, así que no hubo posibilidad de poder fisgar por el interior…
Estábamos en la calle Helsinginkatu y a lo lejos (bueno, quizá no tan lejos), se veía el edificio del Estadio Olímpico, que se construyó para las Olimpiadas de 1952.
Desde lejos parecía como si estuviera cubierto por lonas, así que no nos acercamos hasta allí. Sí que os diré que, por lo que había podido leer, se puede subir a la torre de 72 metros que tiene al lado.
No nos quedaba “muy lejos” el Monumento a Sibelius, así que…. vámonos!
Otra vez cogimos Mannerheimintie, giramos en Sibeliuksenkatu, hasta Mechelininkatu. Un muy buen paseíto, de nuevo por una zona poco turística. Pero como la temperatura se había quedado muy agradable, hacía de muy buen pasear.
En unos 20 minutos nos plantamos allí, el parque de Sibelius (Sibeliuspuisto). Justo cuando llegamos, un grupo organizado se iba! Estupendo! Adiós, adiós! Qué pasen un buen día!
Y tuvimos el monumento para nosotras solas (o casi, porque había una pareja más).
Si os ponéis justo debajo de los tubos, la vista es tal que así. Muy sugerente….!
Jean Sibelius fue un músico finlandés de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. El monumento, de 1967, fue hecho por una artista finesa (Eila Hiltunen). El monumento recuerda a una especie de tubos de órgano; pero el compositor no hizo música para este instrumento.
He leído que hay una versión más pequeña en la sede de la UNESCO en París.
Sea como sea, el monumento es curioso, y nos gustó. Vamos, que valió la pena el paseo hasta allí. Al menos para nosotras.
Nos sentamos en un banco a descansar un poco, con el monumento muy cerca nuestro. Qué bien estábamos allí, rodeadas de verde y con aire puro!
Llegaron más grupos organizados para ver el monumento. Pero nosotras ya teníamos las fotos sin gente! Jejejejejeje! Después del descansito, emprendimos el paseo de vuelta.
Bajamos a Merikannontie, junto al agua. Mirad que sorpresita nos esperaba en un árbol!
A lo lejos vimos el Café Regatta, que en el foro estaba recomendado.
Muy cuqui y pequeñito. Estaban haciendo barbacoa, y olía que alimentaba!
La zona estaba bastante bien, con unos edificios de pisos muy modernos. Se veía una zona más bien residencial, con poquísimos “guiris”!
Giramos por Pohjoinen Hesperiankatu y paramos en un supermercado en la esquina de Mechelininkatu. Curioseamos los productos que se venden allí (es una cosa que me gusta hacer en los supermercados del extranjero). Necesitábamos agua, así que compramos una botella de 1’5l, por 1’15 euros. Creíamos que era agua sin gas, pero resultó ser con gas…. Qué le vamos a hacer?
Llegamos a Runeberginkatu, entre pisos, parques para niños, gente paseando… Por esa calle llegamos hasta la calle de nuestro hotel: Eteläinen Rautatiekatu.
Sobre las 20h entrábamos a la recepción del hotel, después de todo el día de paseo. Le pregunté a una de las chicas de recepción para poder hacer el check-in del ferri que cogeríamos al día siguiente (el correo que tenía de confirmación, así lo indicaba). Estuvo mirando en el ordenador, y me dijo que desde la aplicación para móvil de Tallink Silja Line, lo podía hacer. Genial!
Así que ya sabéis: hay app para IOS. Supongo que para Android también. Me la descargué e hice el check-in de una manera muy fácil. Así que ya tenía las tarjetas de embarque en mi poder. Desde la aplicación también podéis comprar billetes.
La chica nos dijo que hasta la terminal podíamos ir en tranvía, por 3’20 euros cada una. Pero ellas preferían un taxi para no tener que ir con las maletas en el tranvía. Así que le pedí que nos reservara uno para el día siguiente, a las 18:15h.
Pues ya lo teníamos todo!
Nuestra amiga y yo bajamos a la piscina del hotel para verla, pero al llegar con el ascensor, estábamos ya en la zona de baños. O sea, el suelo mojado, gente con toallas, y nosotras vestidas de calle. La piscina no se veía aun, pero nos dio reparo andar por ahí con los zapatos de calle, así que lo dejamos estar. Pero os diré que se oía bastante gente de fondo. Supongo que las familias con niños deberían aprovechar bien la piscina.
Así que ya subimos a la habitación. Nos dimos una muy buena ducha reparadora. Y nos hicimos un bocadillo, con los panecillos que habíamos cogido el día anterior del bufet del desayuno del hotel de Estocolmo.
Sí, sí, leéis bien! Cogimos unos panecillos del bufet del desayuno! Como la china! Jajajajajajajajaja!!!! Yo, tanto criticarla, y mira! Hice lo mismo que ella! Los cogimos, porque por la noche al llegar tan tarde, nos podríamos hacer un mini bocadillo. Pero llegamos tan cansadas que no teníamos ni hambre. Los panecillos aun estaban blanditos, así que les pusimos lomo, que traíamos de casa embasado al vacio! Siempre nos llevamos algún sobrecito, que nos ha sacado de algún apuro de última hora. Esta vez también llevábamos jamón y triángulos de queso (pero estos volvieron a casa).
Los bocadillos nos supieron a gloria. Estábamos cansadas y no teníamos ganas de cenar de restaurante. También nos metimos entre pecho y espalda las fresas que habíamos comprado en el mercado!
Buena pinta, eh? Pues estaban tremendas!
Después de cenar estuve tomando mis apuntes del día y sacando conclusiones de lo que habíamos visto. Helsinki me estaba gustando. No tanto como Estocolmo, claro! Se trata de una ciudad mucho más pequeña, y ya os he dicho que, para mí, las distancias no son tan largas. La ciudad es bastante verde, ya que hay bastantes parques que la rodean.
A las 22:40 miré a través de la ventana y aun había algo de claridad.
A las 23:20 ya estaba en la cama. Ese día habíamos andado 16’84Km y habíamos hecho 25.530 pasos. No estaba nada mal.
Bueno, pues chic@s. Lo dejamos por hoy, no? Ahora toca descansar, porque mañana hacemos las últimas visitas por la ciudad, y nos trasladamos en ferri hasta Tallin! Me sentía como Willy Fog: en avión, ferri, taxi, autobús…!
Pues nada, kiitos (gracias) por leer la etapa!
Buenas noches a todos!
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