Himeji y Osaka (27/01/2017) ✏️ Diarios de Viajes de Japon

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Amanecemos muy temprano en Miyajima, y nos preparamos para abandonar el hotel. Aprovechamos para comer las galletitas y comprobamos que efectivamente, están rellenas de anko.
Cuando nos vamos apenas hay nadie en las calles, y con una tremenda pena decimos adiós al torii, con la firme promesa de volver. Además nos han quedado cosas por hacer debido a la falta de tiempo, como subir al monte Misen, tenemos una deuda pendiente que con gusto saldaremos en algún momento.

La verdad es que hoy nos espera un día emocionante, así que la pena dura poco, una vez deshacemos el recorrido del día anterior, nos encontramos de nuevo en la estación de Hiroshima, enfrente de nuestro ya querido Hearth Brown, para comprar algo de desayuno, con pena veo que no tienen el bollito de queso, pero aun así probamos otras cosas que saben a gloria.

A las 9:53 ya estamos listos para subir al shinkansen que nos llevara al siguiente destino, Himeji.
En una hora nos encontramos ya en la estación, buscando las taquillas para dejar las mochilas, que son iguales que en la estación de Hiroshima.

El objeto de este destino es visitar el castillo de Himeji, también conocido como la garza blanca, que además esperamos encontrar impecable ya que ha estado en reformas bastantes años, desde 2009 hasta 2015. Si vais en temporada alta, os recomiendo que vayáis muy temprano, ya que suelen formarse colas muy grandes, en nuestro caso no hay demasiada gente y enseguida tenemos nuestras entradas junto con un folleto de información, por 1000 yenes por persona.
El castillo en si es precioso, una pasada, y por dentro también, aunque no hay ninguna recreación de como estaba, supongo que esto será un acierto para unos y para otros no, a mí me hubiese gustado una pequeña parte recreada, ya que por momentos notaba algo de falta de información, y la vista ayuda a ello. Sé que hay gente que explica cosas también, pero nosotros no vimos a nadie y nos íbamos guiando por algunos puntos de información que hay. Aun así no resultaba difícil imaginarse a los samuráis en el castillo, subiendo por aquellas escaleras tan empinadas, me imagino que a 4 patas, y conseguimos ver algunas de las trampillas secretas que hay.



El castillo es espectacular y muy recomendable, no dejéis pasar la oportunidad de visitarlo. A 5 minutos del castillo apenas podréis encontrar los jardines Kokoen, incluidos en la entrada, y según dicen son muy bonitos, yo no os lo puedo garantizar porque me enteré de eso a la vuelta.
De vuelta a la estación para coger el shinkansen a Osaka, decidimos comer en un sitio de pasta italiano con buena pinta, Italian Tomato, estaba bueno pero un poco caro teniendo en cuenta que era bastante escaso, 1900 yenes.

Una vez comidos y con las mochilas a los hombros, nos vamos a esperar el siguiente tren que nos lleve a Osaka, no llevamos asientos reservados porque no queríamos atarnos a una hora, pero en caso de que cojáis un shinkansen que tenga reserva de asiento, siempre hay unos vagones para los que no tienen reserva. Nosotros nos subimos a otro tipo de tren, ya que era el que nos convenía por la hora. No sé que me pasó este día que no hice fotos a las comidas, y es algo que me encanta compartir y ver, así que os dejo pongo el postre que tomamos mientras esperábamos el tren.


Cuando llegamos a la estación de Osaka, ojo si vais en shinkansen llegareis a Shin-Osaka, por primera vez en todo el viaje nos encontramos perdidos, nos costó la vida encontrarnos y saber hacia dónde había que ir para coger el metro… Por fin encontramos la Osaka Loop Line, de la que tendríamos que hacer trasbordo para llegar a nuestro hotel. Esta línea, además de otras cuantas de Osaka, pertenecen a JR, así que si tenéis el pase activado os lo incluye, también hay unas líneas a parte que son de metro y pertenecen a otra compañía.
Cuando íbamos en el vagón, un señor empezó a hablarnos en un inglés que a duras penas entendíamos, preguntándonos sobre nuestro viaje, de donde éramos y que a la gente de Osaka lo que le gustaba era comer y beber jeje. Nos preguntó también donde nos alojábamos, y cuando toco nuestra parada nos dijo que le siguiéramos y nos llevó hasta el tren que teníamos que coger, yo pensaba que él también iba en el mismo pero entonces se fue corriendo porque perdía su tren… creo que quedamos tan en shock que no pudimos agradecérselo bastante.

Llegamos al hotel por fin, ya entreviendo que Osaka no era como las demás, parecía la hermana gamberra de Tokio y estábamos deseando ver lo que nos ofrecía, así que debido que solo estaríamos una noche, sin dilación nos vamos hacia Dotonbori andando, ya que no estaba lejos.
No sé cómo definir Dotonbori, los escaparates de los restaurantes, las calles, la gente, el ambiente… Nos encantó, pasamos la tarde noche explorando los rincones que encontrábamos y dejándonos llevar por la locura Osakense. Casi dejo que las fotos hablen por mí.



Después del paseo por Dotonbori nos fuimos dar una vuelta por America Mura, una pequeña zona que está al lado, el barrio americano donde podréis encontrar una buena muestra en las tiendas de los estados unidos de los 80 y 90 jeje.



Con los pies ya en un serio aprieto, nos encaminamos hacia el hotel buscando un restaurante que nos llame, al final entramos a un Kaiten Sushi, los restaurantes con la cinta giratoria de sushi, que aunque en calidad no llega al nivel del Sushi Nova, nos hace pasar un rato muy divertido y además nos sale muy económico, 1162 yenes.

Cuando llegamos al hotel, montamos los futones y un tremendo ruido como de camiones que entra por ventana amenaza con turbar seriamente nuestro sueño, pero al final el cansancio puede más y enseguida caemos en los brazos de Morfeo.

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