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SÁBADO 18 DE JULIO
Este día ya me levanté cansadísima, no podía con mi alma y eso que no era muy temprano. Como ya tenía lo más importante visto decidimos que nos lo tomaríamos con muuuucha calma. Así que salimos a la calle y a patear un poquito.
Una de las cosas que tenía pendientes y la más cercana era la
MEZQUITA DE SEHZADE
Me sorprendió mucho porque es muy bonita por dentro.
Es amplia y luminosa como el resto pero destaca mucho esa tonalidad roja de sus paredes, que hace juego con la moqueta.
Como no teníamos ninguna prisa ni pautas marcadas para ese día nos lo tomamos con tranquilidad y, aunque sabía que también estaba de obras y cerrada al público, nos quisimos acercar dando un paseo a la Mezquita de Fatih. Más que nada por recorrer las calles de toda esa zona.
De paso vimos EL ACUEDUCTO DE VALENTE
Por estas calles son muy típicas las tiendas de trajes de novia.
Yo me quedaría con éste, me encantó.
Y andando, andado llegamos a la Mezquita de Fatih de la cual no pongo fotos porque no había nada que ver, ya que la tiene medio tapada por las obras. Solo llegamos allí y descansamos a la sombra de un gran árbol mientras veíamos como muchas mujeres entraban a rezar.
De vuelta para la zona del hotel pasamos por varias tiendas y por correos. Se acercaba el final del viaje y todavía no había manado las postales que tenía pendientes. Y llegamos a la parada del tranvía que nos acercaría hacia la zona del gran Bazar.
Como ya he dicho al principio del día, estaba cansadísima. Y como también he comentado anteriormente, no tenía muchas ganas de Bazar. El que más me había gustado era el de las Especias y a ese sí que quería volver, tenía que volver para rematar las compras ¡¡jajaja!! Pero el gran Bazar…me daba una pereza ¡¡jajaj!!
Nos bajamos en una parada donde justo enfrente queda el Hammán de Çemberlitas y de ahí para
EL GRAN BAZAR
Aquí creo que no llegamos a estar ni cinco minutos, no puedo decir lo tan inmenso que es porque no lo vi. Solo entré, hice dos fotos y con las mismas empecé a notarme cada vez más y más cansada hasta que le dije a mi pareja que me quería ir, estaba agotada!! Y justo un chico de una tienda que me oyó salió para decirme: ¿Estás cansada? No pasa nada, en mi tienda te puedes sentar. Entra, entra…¡¡jajaja!! Salí corriendo... ¡¡jejeje!! No por nada ¿eh? Sino porque no podía más.
Yo ya lo sabía antes de ir que el tema del Bazar no me llamaba, es que no me apetecía perder el tiempo con el regateo y total ¿para qué? Si no necesitaba comprar nada, las cuatro cosas que compré para mí, los regalos y los dulces lo hice en el de las Especias o por fuera de éste, en las millones de tiendecitas que hay siempre por ahí y en las que te dejan el precio de salida más bajo y no pierdes tanto tiempo en el regateo ¡¡jeje!!
Aún así era algo más a ver en mi lista y no me lo hubiera perdido por nada, creo que merece la pena ir, verlo, pasear por algunas de sus miles de calles de tiendas y ya si os gusta y os apetece echarse al mundo del regateo. A mí ya os cuento que es que me pilló fatal...tuve como un bajonazo y necesité irme al hotel enseguida.
Fijaos hasta que punto que cogimos unos kebaps del barecito de debajo de la calle del hotel y nos lo comimos en la misma habitación. El sitio es el que os comentaba al principio del relato, en el apartado del hotel.
Está muy bien este bar porque los kebaps solo valen dos liras cada uno y te los cargan de carne hasta los topes. Están muy, muy buenos. Los puedes comer allí mismo ya que tienen sitio para ello o llevártelos donde quieras, para comer por la calle, etc…los pedimos y nos los llevamos porque yo necesitaba llegar al hotel cuanto antes.
Necesitaba descansar y estar en posición horizontal cuanto antes. No podía más. Y eso fue lo que hicimos durante las horas de más calor en la ciudad.
Yo suelo aguantar bastante, he hecho otros viajes así movidos en los que no paras, madrugas, trasnochas…pero este de Turquía estaba acabando conmigo ¡¡jajaja!! Es broma, lo que pasa que en mis otros viajes siempre he solido hacer un circuito de siete días de ver cosas y otros cinco o seis de relax en playa y lo que mi cuerpo estaba notando era que ya llevaba trece días de tute sin parar y llamaba la playa a gritos ¡¡jajaja!!
Cuando ya descansamos un rato nos echamos a la calle de nuevo. Teníamos que rematar nuestras compras. Primero fuimos al Bazar de las Especias que allí me traje unas cosas de cerámica para la familia, unos bolsitos, colgantitos e imanes para las amigas y algún que otro detalle más. Íbamos a comprar aquí los dulces pero al final los cogimos de fuera, unos que iban en cajitas empaquetadas y que vendían en la calle del tranvía.
Volvimos para la zona del Gran Bazar porque en las calles de fuera mi chico había visto camisetas de equipos de fútbol y se quería comprar una del Fenerbache. Exactamente creo que estaban subiendo unas escaleras que van a dar a la Mezquita de Beyazit. Creo que era esa zona. El chico las vendía encima de un trapo en el suelo.
Las que vimos auténticas en el Bazar de las Especias no recuerdo por cuanto salían pero caras, la que él se compró de imitación salió por 15 liras. Y esta imitación era de las buenas, porque hay por ahí algunas que vaya tela. Este chico llevaba de los dos tipos y arreglo eso eran los precios. El te enseñaba ambas para que las vieras y compararas y hasta te decía donde tenía las diferencias y demás. Lo vi muy “legal” ¡¡jajaj!! Y tras un mínimo regateo nos lo dejo en el precio que os he dicho.
En esto del regateo siempre me voy con la misma sensación: me siento estafada ¡¡jajaj!! Pero bueno como los precios de Estambul son tan baratos aún así te vas contento a casa creyendo que has hecho una grandísima compra por muy poco ¡¡jjaja!!
¿Veis? Este tipo de compras si que me apetecían. La de puestos en los que no te insisten tanto para comprar, qe paras y ya tiene un precio de salida en el que yo ni regatearía, etc…estas compras las disfruté muchísimo!!
Y con todas las compras hechas nos fuimos a probar otro de los temas pendientes: EL Narguile ¡¡jajaja!! Para ello fuimos a
EL PATIO ÇORLULU ALI PASA
Es un patio muy bonito donde se puede pasar un rato muy agradable tomándose una pipa de agua, un Çay o lo que sea entre la gente allí. Lo veo muy auténtico.
Lo malo es que a mí no me sentó demasiado bien eso de la pipa de agua. No sé si sería por el calor, porque jamás he fumado y no tenía ni idea de cómo iba aquello, porque me pilló en un día flojo, vete tú a saber…pero tras cuarenta minutos de aspirar-expirar humito me puse más mala ¡¡jajajaj!! Menos mal que allí están acostumbrados a este tipo de reacción y enseguida vinieron a echarnos un cable, pero qué vergüenza!! ¡¡jajaja!!
Lo recomiendo a pesar de mi “incidencia” porque el lugar es muy típico y se pasa un buen rato en aquel ambientillo. Aquello estaba muy rico, pedimos la pipa de manzana y se queda un saborcillo en la boca que me gustó bastante. Sino fuera por lo mala que me puse hubiéramos repetido al día siguiente como despedida, pero de allí ya nos fuimos directamente al hotel y pasando de volver ¡¡jajajaj!!
Los precios los vi bien. Tomamos dos Çais a una lira con diez cada uno y el Narguile a diez liras.
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