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He de reconocer que organizar las visitas para los tres días de los que disponíamos en Siem Reap me trajo un poco de cabeza al principio. ¿Cuántos días dedicarle? ¿Qué visitar, y en qué orden? ¿Guía o conductor, tuktuk o coche? Con un poco de paciencia, después de mucho leer y gracias a la inestimable ayuda de los compañeros del foro, finalmente trazamos un itinerario que cubría lo que queríamos ver. Me puse en contacto con varios conductores de los recomendados tanto en losviajeros como en TA, y les propuse mi itinerario a ver qué me decían. Tenía más o menos decidido que prefería hacerlo en tuktuk, porque aunque es cierto que el coche puede ser más cómodo, el tuktuk me parece una forma más auténtica de hacerlo, y lo de estar todo el rato entrando y saliendo del aire acondicionado del coche a la humedad opresiva de Camboya no me seducía mucho (no me llevo yo muy bien con los aires acondicionados). La ruta que habíamos decidido hacer era la siguiente:
- Día 1: el llamado circuito largo con algún añadido: amanecer en Angkor Wat, Banteay Srei, Banteay Samre, Pre Rup, East Mebon, Ta Som, Neak Pean y Preah Khan. El precio que tenía de referencia para este día eran $30 en tuktuk incluyendo el amanecer (que suele un extra por el madrugón).
- Día 2: el conocido como circuito corto: Ta Prohm, Srah Srang, Banteay Kdei, Prasat Kravan, Ta Keo, Spean Thma, Thommanon, Chau Say Tevoda , Angkot Thom, Phnom Bakheng y Angkor Wat. Precio estimado, unos $20 en tuktuk.
- Día 3: grupo Roulos (Lolei, Preah Ko y Bakong), Beng Mealea, y visita a un pueblo flotante (Kampong Khleang). Precio estimado, $60 en coche + $5pp entrada a Beng Mealea (este templo no está incluido en la entrada general), +$20pp por el pueblo flotante.
Los templos de Angkor en el mapa
El tercer día se recorre mucha distancia y lo mejor es hacerlo en coche, así que ahí tuve que claudicar. De todos los conductores con los que me puse en contacto, al final me decidí por Bunrat Chan, que me daba un precio de $120 por los tres días. La mayoría me dio precios parecidos, excepto alguno que se descolgó con $150. Es un tipo muy simpático y nuestra experiencia con él fue muy buena. Chapurrea algo de español, y estaba muy contento de poder practicarlo con nosotros.
Como veis, el plan era hacer el circuito largo el primer día, pero lo estuvimos pensando y como teníamos que comprar las entradas esa misma mañana, el madrugón iba a ser de órdago si queríamos llegar a Angkor a las 5:30 para el amanecer, así que cambiamos de idea y le dijimos a Bunrat que mejor hacer primero el circuito corto, y no tuvo ningún problema. Esa primera mañana nos recogió en el hotel puntual a las 6:45, ya que queríamos estar en Ta Prohm justo cuando abrieran a las 7:30 para intentar evitar las hordas de turistas que siempre hay en ese templo, ya que es uno de los más famosos. Nos llevó primero a comprar las entradas para los tres días siguientes. Las opciones de entradas para los templos son de un día ($37 pp), tres días ($62 pp) o siete días ($72 pp). La mayoría de los visitantes opta por el pase de tres días, y eso es exactamente lo que hicimos nosotros. En la oficina de venta no había nadie a esas horas y pudimos pagar con tarjeta sin problemas ni recargos, algo que hasta hace poco tiempo no se podía hacer. Los pases de 3 y 7 días van con foto, pero te la hacen ellos allí mismo.
Ya con nuestros flamantes pases de tres días en la mano pusimos rumbo al primer templo. Empezábamos fuerte, porque Ta Prohm es ni más ni menos que el conocido como Templo de Tomb Raider después de que quedara inmortalizado en dicha película con Angelina Jolie como Lara Croft. Es un templo budista de estilo Bayon de finales del siglo XII, conocido por estar solo parcialmente restaurado y por tener varios árboles cuyas raíces están fusionadas con los edificios. Es relativamente pequeño pero te puedes tirar fácilmente más de una hora recorriéndolo, o quizás eso nos pasó a nosotros porque al ser el primero estábamos alucinando. Es realmente impresionante y si tienes la oportunidad de verlo en el silencio de esas horas intempestivas, mucho mejor. A eso de las 8 ya notamos que empezaba a llegar bastante gente, y para cuando nosotros salíamos a las 8:30 pasadas ya llegaban los primeros autobuses. Definitivamente, si quieres la oportunidad de hacer fotos sin 30 personas por metro cuadrado, toca madrugar. Como nota curiosa, nuestra guía hablaba del misterioso grabado de un dinosaurio (un estegosaurio, concretamente) en una de las puertas de Ta Prohm. Hay varias teorías al respecto, y es un poco como el astronauta de Salamanca. Nosotros lo encontramos y nos pareció muy gracioso, pero si suponemos que no es una broma añadida recientemente, es un poco desconcertante. Os dejo algunas fotos de Ta Prohm, estegosaurio incluido:
Ta Prohm
La siguiente parada del día, dejándonos guiar por nuestro conductor que quería cambiar ligeramente el orden de las visitas, era Prasat Kravan. Se trata de un templo hinduista, más antiguo que el que acabábamos de ver, ya que data del siglo X. Nos pareció mucho menos espectacular, pero es pequeñito, se ve rápido, y tiene unos bajorelieves en ladrillo (los únicos que hay en ladrillo en todo Angkor) preciosos.
Prasat Kravan
Desde allí fuimos a ver Srah Srang, un baray (estanque en sánscrito) justo en frente de Banteai Kdei. No nos impresionó, seguramente porque nos encontramos con que estaban haciendo tareas de restauración, y estaba lleno de sombrillas y gente por el suelo. Es bastante grande y aun así era imposible encontrar un buen encuadre para la foto sin que salieran las obras. Os dejo una foto que hicimos a la mañana siguiente cuando íbamos camino de Banteay Srei y ya no estaban restaurando (o igual era demasiado pronto…):
Srah Srang
Justo frente a Srah Srang está Banteay Kdei, un monasterio budista de distribución similar a Ta Prohm (templo central con recintos concéntricos alrededor) pero menos espectacular. ¿Se nota que Ta Prohm nos había enamorado? Banteay Kdei se construyó con piedra de inferior calidad a otros templos, y eso ha llevado a cierto grado de deterioro: algunas torres estaban medio caídas y apuntaladas, y algunos de los pasillos estaban acordonados impidiendo el paso. Hay muchos elementos arquitectónicos que veríamos repetidos a lo largo de los siguientes días: gopuras (puertas-torres), apsaras (ninfas mitológicas representadas como bailarinas), garudas (semidios representado como un águila antropomórfica), pilares, Budas, algún árbol fusionado con las piedras…
Banteay Kdei
El siguiente punto del itinerario era Ta Keo, primero de los templos-montaña que veríamos en Angkor. Estaba en obras y cubierto de andamios y casi no le dedicamos tiempo. De hecho, no tengo ninguna foto decente. Desde allí fuimos acercándonos al segundo plato fuerte del día, Angkor Thom, pero antes paramos en Chau Say Tevoda y Thommanon, dos pequeños templos justo antes de la Puerta de la Victoria del complejo Angkor Thom. Ambos son hinduistas y de diseño y distribución similar, son pequeñitos y se ven rápido, y aconsejo no saltárselos porque son muy fotogénicos. Ambos están bien conservados (restauraciones mediante). Bunrat nos acompañó y nos hizo un montón de fotos.
Chau Say Tevoda
Thommanon
Eran más o menos las 10:45 cuando entrábamos por la Victory Gate de Angkor Thom. Angkor Thom no es un único templo sino que se trata de una auténtica ciudad amurallada con foso incluido, antigua capital del reino Khmer construida por Jayavarman VII a finales del siglo XII. Las murallas delimitan un cuadrado con entradas en el centro de cada una de ellas, las llamadas Puerta Norte, Este, Sur y Oeste. Además de estas cuatro entradas, existe una quinta entrada, la Puerta de la Victoria por la que acabábamos de entrar nosotros, llamada así porque conduce directamente al Palacio Real. Esta entrada es muy fotogénica porque tiene un Buda enorme y puedes subir por el lateral para verlo desde arriba, Bunrat nos acompañó y otra vez se puso a hacernos fotos como loco. El chaval se lo curra! En el centro del cuadrado está el templo más importante y conocido de Angkor Thom, el Bayon, famoso por las decenas de rostros de Buda que se ven en sus torres. Nuestro conductor nos dejó en la entrada de Bayon y nos dijo que fuéramos recorriendo todo el complejo sin prisa, y que él nos esperaría al final del recorrido, junto a los puestos de comida que había cerca de la Terraza del Rey Leproso.
Victory Gate en Angkor Thom
Así pues, empezamos nuestro recorrido por Angkor Thom por Bayon. A estas horas el calor era ya bastante horrible y hacía un sol de justicia. Bunrat nos daba botellitas de agua para llevar con nosotros pero en este punto no calculamos bien y nos quedamos un poco cortos, y entre eso y el hambre que ya empezaba a apretar a mí me dio un poco de pájara en Bayon. Es un templo budista precioso, y me quedé con ganas de verlo con más calma y menos gente. Dicen que si solo tienes tiempo de ver dos templos en Angkor, deberían ser Bayon y Angkor Wat. Casi todas las 37 torres que tiene el templo tienen 4 caras de Buda orientadas a los cuatro puntos cardinales. Pero aparte de las caras, Bayon tiene unos bajorrelieves estupendos y muy detallados que ilustran entre otras cosas las batallas entre los Khmer y los Cham. Es un templo tremendamente fotogénico.
Bayon
La siguiente parada era Baphuon, templo hindú recientemente restaurado. Esta construcción es más antigua, y ya existía cuando Jayavarman VII construyó (o mandó construir, mejor dicho) Angkor Thom. Baphuon es otro templo-montaña, y si te animas a subir hasta arriba a pesar del calor asfixiante, las vistas son impresionantes. Tampoco os perdáis el gigantesco Buda reclinado en la muralla de la parte posterior del templo, añadido en el siglo XVI (en la foto hay que echarle un poco de imaginación, pero en persona se distingue mucho mejor):
Baphuon
Phimeanakas es un templo escalonado hindú (también pre - Angkor Thom) de arenisca roja con un foso alrededor. Antiguamente se podía subir hasta arriba pero cuando estuvimos nosotros estaba prohibido el acceso a las escaleras. Totalmente prescindible.
Phimeanakas
Decidimos saltarnos el Palacio Real porque estábamos desfallecidos y muertos de sed, y para terminar con la visita a Angkor Thom vimos la Terraza de los Elefantes y la Terraza del Rey Leproso, que no son más que plataformas desde donde el rey veía los desfiles. La primera es un muro de 300 metros de largo y 2.5 de alto lleno de grabados de elefantes y garudas que cubre el lateral de Baphuon, Phimeanakas y el Palacio Real. En el extremo norte del muro está la Terraza del Rey Leproso, que tiene grabados por fuera y por dentro del muro.
Terraza del Rey Leproso
Terraza de los Elefantes
Tal y como nos había indicado, allí estaba Bunrat esperándonos. Nos llevó a comer a uno de los restaurantes que había allí mismo, y también aprovechamos para ir al baño. Los restaurantes turísticos que están repartidos por Angkor no son gran cosa, no esperéis grandes experiencias gastronómicas, sino más bien un trámite para reponer fuerzas y poder seguir pateando los templos. Obviamente, tampoco son baratos. Comimos un plato de noodles y otro de arroz, muy normalitos, por $17.50. Con el estómago ya lleno, nos pusimos en marcha. Salimos de Angkor Thom por la puerta sur, pero antes de eso pasamos por la parte sur de Bayon y pudimos admirar las vistas una vez más. La puerta sur es especialmente pintoresca por tener una pasarela de entrada flanqueada por 54 figuras de devas (dioses) en el lado izquierdo, y 54 de asuras (demonios) en el lado derecho. Ambas filas sujetan y tiran de una naga (serpiente), en una representación del mito hindú del batido del océano de leche. La puerta de la victoria tiene una representación similar pero está mucho peor conservada.
Bayon
Puerta Sur, Angkor Thom
La penúltima parada del día fue Phnom Bakheng, otro de los templos-montaña de Angkor. Es un templo hindú bastante antiguo, ya que data de finales del siglo IX, y su construcción marcó el traslado de la capital del imperio Khmer desde Roluos a Angkor. Hoy en día es famoso por ser uno de los sitios más tipicos desde donde ver el atardecer en Angkor, hasta el punto de que se llena hasta los topes. Está, literalmente, en lo alto de un monte al que se sube andando (unos 15 minutos), y aunque las vistas desde arriba a mí no me parecieron particularmente espectaculares, por lo visto el atardecer sobre el lago Tonle Sap y las torres de Angkor Wat que se vislumbran a lo lejos son bonitas. Lo malo es que lo de ver el atardecer desde allí se ha vuelto tan típico que aquello parece una atracción de feria (se pueden ver fotos en google). Otra cosa que no me gustó nada fue el uso de elefantes para subir/bajar a los turistas que van a ver el atardecer. Vimos las plataformas pero no vimos animales, ya que era demasiado pronto.
Phnom Bakheng
A las tres de la tarde llegamos al tercer y último plato fuerte del día: Angkor Wat, la joya de la corona y el principal motivo por el que la mayoría de turistas visita el país. Este templo-montaña, construido en el siglo XII, es uno de los edificios religiosos más grandes del mundo. Es imponente, y no importa que lo hayas visto mil veces en fotos, no te dejará indiferente. Está orientado al oeste, lo cual es bastante inusual porque el oeste simboliza la muerte. Esto, junto al hecho de que los bajorrelieves estén pensados para ser vistos en sentido antihorario (una práctica basada en ritos fúnebres hindúes), hace que se piense que se trataba de un edificio funerario. También hay teorías que indican que era a la vez un templo dedicado a Vishnu, dios hindú al que a veces se asocia al oeste, y un mausoleo para Suryavarman II. El templo en sí tiene un área de 1 kilómetro cuadrado y las murallas están cubiertas de bajorrelieves de historias y personajes de la mitología hindú con un nivel de detalle impresionante. Hay más de 3000 apsaras repartidas por el templo, todas diferentes. También se pueden ver representaciones de Buda, ya que a pesar de ser construido como hindú, Angkor Wat también ha servido como templo budista. Tiene forma de pirámide con tres niveles coronada por cinco torres (cuatro en las esquinas y una central) en forma de flor de loto de 65 metros cada una. Es posible subir a la parte más alta, el santuario Bakan, pero el acceso está limitado y hay que hacer cola para esperar turno. Cuando baja una persona, dejan pasar al siguiente, y así se aseguran de que el número de personas arriba no sobrepase el límite.
Nuestro conductor nos acompañó a través del foso y nos llevó a uno de los estanques que hay frente a la entrada principal, y nos dijo que desde allí se hacían las mejores fotos gracias al reflejo en el agua, y que allí veríamos el amanecer al día siguiente. Era el de la izquierda según miras hacia la entrada, es decir, el que está más al norte (luego al salir nos acercamos al otro y efectivamente, la vista era peor, o mejor dicho, no tan buena). Estuvo un rato con nosotros y nos hizo muchas fotos, y luego ya hicimos la visita al templo nosotros solos, mientras él nos esperaba fuera. Nos lo tomamos con calma, admiramos los bajorrelieves y subimos al Bakan. Nos tocó esperar unos minutos en la cola pero pudimos subir, y merece la pena, pero las escaleras para subir son muy empinadas, con una inclinación de alrededor del 70%, y de hecho aparecen en todos los “top 10” de escaleras más peligrosas del mundo. Vimos gente que bajaba con mucho miedo!! En total estuvimos algo más de dos horas, pero podíamos haber estado más tiempo. Eran ya casi las 5:30 y llevábamos ya 10 horas prácticamente sin parar. Estábamos molidos! Yo me hubiera quedado un rato más para disfrutar de los colores de la puesta de sol en la entrada principal orientada al oeste, pero nos dio un poco de palo por Bunrat porque estaba siendo un día muy largo.
Angkor Wat
Con esto pusimos fin al irónicamente llamado “circuito corto”. Había sido un día intenso, de mucho calor y mucho andar, pero también de quedarnos con la boca abierta en muchos de los sitios que habíamos visitado. Bunrat nos devolvió al hotel, donde nos dimos un baño rápido en la piscina. Tuve que hacer un par de llamadas de teléfono al aeropuerto para quejarme porque la mochila todavía no había aparecido, pero finalmente me la trajeron esa noche. Salimos a cenar, pero estábamos tan cansados que miramos en TA qué restaurantes había cerca del hotel, y encontramos uno muy cerquita llamado Little Kroma que tenía buenas opiniones, así que allí nos fuimos. Cenamos muy muy bien por muy muy poco ($13), y nos gustó tanto que repetiríamos un par de días más tarde. Nos acostamos pronto, que al día siguiente Bunrat nos recogía a las 5 de la mañana…
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