IRLANDA
He tardado 3 años en decidirme a escribir este diario, el viaje no había sido una buena experiencia y, de hecho, considero que ha sido el peor de mi vida, quizás a la par con el segundo que hice a Cabo Verde. La causa, fundamentalmente, la espantosa climatología de aquella Semana Santa de 2013, pero también el interés de gran parte de los sitios visitados. Desde luego, no considero que Irlanda sea un destino prioritario en Europa, lo pienso ahora y lo pensaba antes de conocer el país, por eso ha tenido que esperar mucho tiempo por mí. Pero sí era un país que quería conocer, antes o después.
Aviso, a pesar de que Eire me sigue cayendo bien, este diario puede herir la sensibilidad de los Irlandaforofos y en general de aquellos que viajan en una burbuja a prueba de decepciones, chascos y otros contratiempos varios. Ya hay foreros que me han hecho comentarios en algún diario diciendo que parece que yo viajo cabreado, por tanta crítica. Y creo que no, mi actitud es siempre positiva hasta que algo negativo me pone de mal humor. Y lo comento. Lo que no entiendo es la falta de criterio de quienes, en cuanto salen de viaje, todo les parece bien, aunque no lo sea. Veamos.
Hay un problema que tiene mucha gente a la hora de valorar las visitas, bastantes foreros no comentan su interés, ni siquiera en diarios, se limitan a decir lo que han visto. ¿De qué sirve eso? De nada. Otro grupo, lo ve siempre todo maravilloso, muy bonito y muy barato, aunque no lo sea. Esto se acentúa cuando es complicado, muy caro o lleva mucho tiempo acceder al sitio, entonces tiene que ser bonito y haber valido la pena por cojones, jamás reconocen que no vale la pena, ni se lo plantean. Ha costado demasiado esfuerzo y dinero venir hasta aquí, así que me ha compensado. Y se lo creen. Algunos solo dejan escapar un “jeje”, que en realidad dice mucho más de lo que piensan, siendo ese “jeje” la única palabra sincera de todo el comentario, por ejemplo: “la entrada era un pelín cara, 35 €, jeje, pero valió la pena”, que traducido sería: “menudo timo, ni se os ocurra ir ahí” o también: “la cena fueron 85 euros los dos, jeje, un poco caro, pero estaba muy rico”, traducción: “menudo sablazo nos metieron, no volvemos ni locos”. A veces hay desplazamientos de 7 horas y más en bus, que cuando es ida y vuelta suman 14, para ver una cosilla durante una o dos horas, pero no son capaces de hacer un balance real reconociendo que no compensa. No, el comentario es un “pero vale la pena, es un sitio especial” a veces, acompañado de un “jeje”.
En fin, volviendo a mi penoso viaje a Irlanda, los vuelos fueron con Ryanair desde Tenerife Sur directo a Dublín, 248 €. Coche alquilado con Budget 9 días por solo 91 €. Llegada de noche, recogida de coche y a Dublín a dormir en el ABC House B&B, habitación pequeña, pero cómoda y bien puesta con un estupendo desayuno en una muy bonita casa.
[url=https://postimages.org/[/url]
DUBLÍN
No me atraen en general las ciudades, salvo las maravillosas como Roma o Praga, y prefiero dedicarles el menor tiempo posible para ver lo más destacado, coger el coche y carretera a explorar el resto: pueblos, castillos, monasterios, montañas, costa etc. En Roma hacen falta unos cuantos días para eso. En Dublín, basta con unas horas y no hay nada destacado. Por lo que había leído y oído, la capital irlandesa era para mí de las menos atractivas e interesantes de Europa. Y ha sido exactamente lo que me esperaba. No voy a ponerla al nivel de Podgorica, Vaduz o Andorra la Vella, las más insulsas de las 35 que conozco en nuestro continente. Comparadas con esas 3, es una ciudad de alto nivel, pero su puesto en el listado total, no es nada bueno. Hay quien le da mucho valor porque le parece un aliciente fundamental tomarse cervezas en un pub de ambiente en un barrio de ambiente y con música de ambiente. Como eso no me interesa en absoluto, Dublín la regalo casi completa, con todo su ambiente. Me impresiona que alguien haga un viaje solo para conocer Dublín. Y me impresiona aun más que vuelvan encantados. Lo que me atrae de las ciudades es, sobre todo, los cascos históricos antiguos con arquitectura tradicional, los monumentos como catedrales, iglesias, monasterios, mezquitas, templos animistas , palacios, las plazas con encanto, las calles atractivas por su arquitectura, buenos museos etc. ¿Qué tiene Dublín de todo esto? Prácticamente nada. Ni siquiera un templo animista .
Decido dejar el coche en el alojamiento, nada recomendable ir a la ciudad con él, cogí el bus enfrente del B&B y directo al centro. Tras bajarme cerca de la aguja de 120 metros que ha sustituido a la columna de O´Connell, en la avenida del mismo nombre, la de más solera de la capital, entro en el famoso Trinity College, que pasa por ser uno de los principales monumentos de Dublín, una de las visitas imprescindibles en la ciudad, un símbolo y una auténtica birria. Entrar a ver eso es una pérdida de tiempo con todo lo que hay por el mundo adelante. Me acordé de los magníficos y atractivos colegios de Oxford y Cambridge. Este a su lado es una arquitectura pobre, simple y sin gracia. Solo tiene una cosa interesante, la biblioteca y el libro de Kells, una obra medieval de gran valor por su ilustraciones. Pero hay que pagar unos 8 euros, había mucha cola y además no te lo dejan ni llevar a casa para que puedas leerlo y verlo con calma, tomando una limonada fresquita en la tumbona del jardín en una cálida tarde primaveral, o una cerveza barata en el sofá de eskay del pisito un frío domingo de febrero, si eres menos afortunado. Yo pertenezco al primer grupo . Volviendo al librito, total, supongo que estará abierto por una hoja y solo podrás ver esa, con lo que te sale cada hoja por 8 euros. Solo verla y sin tocar siquiera. Nada, me fui ya decepcionado de mi primer acercamiento al profundo Dublín.
Paseo por las calles y avenidas del centro histórico, por decir algo, que es antiguo pero muy poco, vamos, que del XIX para atrás, solo el libro de marras. Los edificios, nada especial, algunos destacan un poco, un detalle modernista aquí, una pastelería mona allá o una vieja asomada en la ventana enseñando el canalillo, no del tejado, sino de las tetas. Vamos, lo de cualquier ciudad, pero nada llamativo ni artístico, el conjunto urbano es bastante pobre, otra decepción. Fui hasta el castillo, otro de los puntos fuertes, no entré, no tenía cambio para pagar la entrada...pero ya me lo imagino porque por fuera es una auténtica birria, similar a la anterior. A otro de los míticos e imprescindibles lugares de visita, la cárcel, ya no fui, no vaya a ser que no me dejen salir. Cuando un sitio así se convierte en una de las principales atracciones turísticas de una ciudad, señal de que apenas hay que rascar.
[/url]
Me quedé sin ver las dos catedrales, y mira que en general me gustan, pero no quise perder más tiempo con chorradas, porque me imagino ambos templos: aunque de origen medieval no queda nada de esa época, todo es requeterreconstruido, modificado y modernizado. Así que mucho mejor hacer lo que hace la mayoría de turistas en Dublín, ir a tomar una cerveza fresquita al súmum de los barrios de ambiente, el Temple, otro imprescindible...peeero resulta que hacía frío, no me interesan las cervezas, menos aun los bares y pubs y no me incluyo normalmente en la mayoría de turistas. Así que decidí ir a dos museos. Ambos cercanos entre sí y en el centro de la ciudad.
El Museo Nacional, sin ser gran cosa tampoco, pero mejor que las 2 birrias anteriores, tiene algunas cosillas interesantes y atractivas de la Historia del país, como una piragua del 2500 a. C y otras ...e incluso piezas del Antiguo Egipto.
La Galería Nacional ofrece una bastante completa muestra de pintura de todas las épocas, con cuadros de grandes maestros internacionales, vale la pena visitarla. Sin duda es lo mejor de la ciudad artísticamente hablando.
Tras ambas visitas, la idea que tenía de Dublín mejoró algo, pero en general ha sido lo que esperaba, una ciudad bastante insulsa que no me atrae y no recomiendo, salvo...salvo...ehhhhhh, cuidadín, salvo que te chifle, claro, la … Y pensar que hay gente que hace un viaje solo para conocer esta ciudad y vuelve encantada… en fin cada uno...
Estaba deseando recoger el coche y salir de la capital a ver la isla, iba con mucha ilusión para descubrir las maravillas que encerraba. Ejem...no sabía yo lo que me esperaba...
He tardado 3 años en decidirme a escribir este diario, el viaje no había sido una buena experiencia y, de hecho, considero que ha sido el peor de mi vida, quizás a la par con el segundo que hice a Cabo Verde. La causa, fundamentalmente, la espantosa climatología de aquella Semana Santa de 2013, pero también el interés de gran parte de los sitios visitados. Desde luego, no considero que Irlanda sea un destino prioritario en Europa, lo pienso ahora y lo pensaba antes de conocer el país, por eso ha tenido que esperar mucho tiempo por mí. Pero sí era un país que quería conocer, antes o después.
Aviso, a pesar de que Eire me sigue cayendo bien, este diario puede herir la sensibilidad de los Irlandaforofos y en general de aquellos que viajan en una burbuja a prueba de decepciones, chascos y otros contratiempos varios. Ya hay foreros que me han hecho comentarios en algún diario diciendo que parece que yo viajo cabreado, por tanta crítica. Y creo que no, mi actitud es siempre positiva hasta que algo negativo me pone de mal humor. Y lo comento. Lo que no entiendo es la falta de criterio de quienes, en cuanto salen de viaje, todo les parece bien, aunque no lo sea. Veamos.
Hay un problema que tiene mucha gente a la hora de valorar las visitas, bastantes foreros no comentan su interés, ni siquiera en diarios, se limitan a decir lo que han visto. ¿De qué sirve eso? De nada. Otro grupo, lo ve siempre todo maravilloso, muy bonito y muy barato, aunque no lo sea. Esto se acentúa cuando es complicado, muy caro o lleva mucho tiempo acceder al sitio, entonces tiene que ser bonito y haber valido la pena por cojones, jamás reconocen que no vale la pena, ni se lo plantean. Ha costado demasiado esfuerzo y dinero venir hasta aquí, así que me ha compensado. Y se lo creen. Algunos solo dejan escapar un “jeje”, que en realidad dice mucho más de lo que piensan, siendo ese “jeje” la única palabra sincera de todo el comentario, por ejemplo: “la entrada era un pelín cara, 35 €, jeje, pero valió la pena”, que traducido sería: “menudo timo, ni se os ocurra ir ahí” o también: “la cena fueron 85 euros los dos, jeje, un poco caro, pero estaba muy rico”, traducción: “menudo sablazo nos metieron, no volvemos ni locos”. A veces hay desplazamientos de 7 horas y más en bus, que cuando es ida y vuelta suman 14, para ver una cosilla durante una o dos horas, pero no son capaces de hacer un balance real reconociendo que no compensa. No, el comentario es un “pero vale la pena, es un sitio especial” a veces, acompañado de un “jeje”.
En fin, volviendo a mi penoso viaje a Irlanda, los vuelos fueron con Ryanair desde Tenerife Sur directo a Dublín, 248 €. Coche alquilado con Budget 9 días por solo 91 €. Llegada de noche, recogida de coche y a Dublín a dormir en el ABC House B&B, habitación pequeña, pero cómoda y bien puesta con un estupendo desayuno en una muy bonita casa.
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DUBLÍN
No me atraen en general las ciudades, salvo las maravillosas como Roma o Praga, y prefiero dedicarles el menor tiempo posible para ver lo más destacado, coger el coche y carretera a explorar el resto: pueblos, castillos, monasterios, montañas, costa etc. En Roma hacen falta unos cuantos días para eso. En Dublín, basta con unas horas y no hay nada destacado. Por lo que había leído y oído, la capital irlandesa era para mí de las menos atractivas e interesantes de Europa. Y ha sido exactamente lo que me esperaba. No voy a ponerla al nivel de Podgorica, Vaduz o Andorra la Vella, las más insulsas de las 35 que conozco en nuestro continente. Comparadas con esas 3, es una ciudad de alto nivel, pero su puesto en el listado total, no es nada bueno. Hay quien le da mucho valor porque le parece un aliciente fundamental tomarse cervezas en un pub de ambiente en un barrio de ambiente y con música de ambiente. Como eso no me interesa en absoluto, Dublín la regalo casi completa, con todo su ambiente. Me impresiona que alguien haga un viaje solo para conocer Dublín. Y me impresiona aun más que vuelvan encantados. Lo que me atrae de las ciudades es, sobre todo, los cascos históricos antiguos con arquitectura tradicional, los monumentos como catedrales, iglesias, monasterios, mezquitas, templos animistas , palacios, las plazas con encanto, las calles atractivas por su arquitectura, buenos museos etc. ¿Qué tiene Dublín de todo esto? Prácticamente nada. Ni siquiera un templo animista .
Decido dejar el coche en el alojamiento, nada recomendable ir a la ciudad con él, cogí el bus enfrente del B&B y directo al centro. Tras bajarme cerca de la aguja de 120 metros que ha sustituido a la columna de O´Connell, en la avenida del mismo nombre, la de más solera de la capital, entro en el famoso Trinity College, que pasa por ser uno de los principales monumentos de Dublín, una de las visitas imprescindibles en la ciudad, un símbolo y una auténtica birria. Entrar a ver eso es una pérdida de tiempo con todo lo que hay por el mundo adelante. Me acordé de los magníficos y atractivos colegios de Oxford y Cambridge. Este a su lado es una arquitectura pobre, simple y sin gracia. Solo tiene una cosa interesante, la biblioteca y el libro de Kells, una obra medieval de gran valor por su ilustraciones. Pero hay que pagar unos 8 euros, había mucha cola y además no te lo dejan ni llevar a casa para que puedas leerlo y verlo con calma, tomando una limonada fresquita en la tumbona del jardín en una cálida tarde primaveral, o una cerveza barata en el sofá de eskay del pisito un frío domingo de febrero, si eres menos afortunado. Yo pertenezco al primer grupo . Volviendo al librito, total, supongo que estará abierto por una hoja y solo podrás ver esa, con lo que te sale cada hoja por 8 euros. Solo verla y sin tocar siquiera. Nada, me fui ya decepcionado de mi primer acercamiento al profundo Dublín.
Paseo por las calles y avenidas del centro histórico, por decir algo, que es antiguo pero muy poco, vamos, que del XIX para atrás, solo el libro de marras. Los edificios, nada especial, algunos destacan un poco, un detalle modernista aquí, una pastelería mona allá o una vieja asomada en la ventana enseñando el canalillo, no del tejado, sino de las tetas. Vamos, lo de cualquier ciudad, pero nada llamativo ni artístico, el conjunto urbano es bastante pobre, otra decepción. Fui hasta el castillo, otro de los puntos fuertes, no entré, no tenía cambio para pagar la entrada...pero ya me lo imagino porque por fuera es una auténtica birria, similar a la anterior. A otro de los míticos e imprescindibles lugares de visita, la cárcel, ya no fui, no vaya a ser que no me dejen salir. Cuando un sitio así se convierte en una de las principales atracciones turísticas de una ciudad, señal de que apenas hay que rascar.
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Me quedé sin ver las dos catedrales, y mira que en general me gustan, pero no quise perder más tiempo con chorradas, porque me imagino ambos templos: aunque de origen medieval no queda nada de esa época, todo es requeterreconstruido, modificado y modernizado. Así que mucho mejor hacer lo que hace la mayoría de turistas en Dublín, ir a tomar una cerveza fresquita al súmum de los barrios de ambiente, el Temple, otro imprescindible...peeero resulta que hacía frío, no me interesan las cervezas, menos aun los bares y pubs y no me incluyo normalmente en la mayoría de turistas. Así que decidí ir a dos museos. Ambos cercanos entre sí y en el centro de la ciudad.
El Museo Nacional, sin ser gran cosa tampoco, pero mejor que las 2 birrias anteriores, tiene algunas cosillas interesantes y atractivas de la Historia del país, como una piragua del 2500 a. C y otras ...e incluso piezas del Antiguo Egipto.
La Galería Nacional ofrece una bastante completa muestra de pintura de todas las épocas, con cuadros de grandes maestros internacionales, vale la pena visitarla. Sin duda es lo mejor de la ciudad artísticamente hablando.
Tras ambas visitas, la idea que tenía de Dublín mejoró algo, pero en general ha sido lo que esperaba, una ciudad bastante insulsa que no me atrae y no recomiendo, salvo...salvo...ehhhhhh, cuidadín, salvo que te chifle, claro, la … Y pensar que hay gente que hace un viaje solo para conocer esta ciudad y vuelve encantada… en fin cada uno...
Estaba deseando recoger el coche y salir de la capital a ver la isla, iba con mucha ilusión para descubrir las maravillas que encerraba. Ejem...no sabía yo lo que me esperaba...