Marsa Matrouh a las puertas de Siwa.
El camino continua, el olor a mar lo invade todo, seguimos resiguiendo el perfil de la costa mediterránea, Sidi Abdel Rahman, Daba (futuro enclave de una central nuclear ), Sidi Mussa, son poblaciones que iremos pasando con el objetivo de llegar a Marsa Matrouh. Toda esta costa virgen, turísticamente hablando, ahora vacía salvo por los beduinos y libios que comercian, bulle en temporada de verano, pero escasos viajeros extranjeros se acercan a ella, salvo para hacer escala en dirección a Siwa.
Las aguas color turquesa son espectaculares
Marsa Matrouh – Matruh
Llamada La Marina por los egipcios, es uno de los lugares preferidos para pasar el estío los cairotas, especialmente las clases mas acomodadas, también es notable una colonia alemana en el lugar. Grandes urbanizaciones con seguridad privada, toman los mejores sitios.
Aunque un poco lejos y con comunicaciones nada fáciles, sus playas, apartamentos y hoteles rebosan de egipcios en verano. Un tren cama semanal une la ciudad con Alejandría y Cairo, así como líneas de buses que son mas regulares en esa temporada, aunque hay que decir que ellos prefieren el auto.
Cleopatra beach y su piscina natural
La bonita costa de Marsa Matrouh, nos ofrece lugares de gran encanto, como la playa Alliwa (maravilla), la playa Agiiba (milagro) o la Cleopatra beach, sus aguas son de un increíble turquesa y el perfil rocoso a lo largo de siete kilómetros en la costa no defrauda al viajero, la playa Ubayyad (sin fin) con su arena blanca es espectacular (dicen que muy utilizada para tener unos dientes inmaculados) pero hare mención especial de la de Shaati Al Gharam, playa que llaman de los amantes y en la que un egipcio con evidentes facciones , diría que tuareg, con ojos azules, nos conto la historia de Leila Murad, haciendo honor a ese sobrenombre:
Leila Murad, cantante y actriz famosísima en todo el mundo árabe, fue un icono de la revolución de los oficiales libres en el alzamiento contra la monarquía del rey Faruk dirigida por Naguid y Nasser en los años 50 del siglo pasado. Egipcia de nacimiento, hija de una judía polaca, se convirtió al islam por amor, en la costa existe una gran roca que los enamorados le dedicaron a ella y en la que actualmente podéis ver a parejitas que la rememoran.
La roca de la izquierda es la de los enamorados
Quinientos kilómetros nos separan de Cairo, otros 300 de Alejandría, en realidad pasar por Marsa Matrouh en esta época del año (abril) es pasar por una localidad abandonada, por una ciudad de verano, con todo cerrado a la espera de los meses buenos. No deja de tener también un atractivo que sea así, hablando con nuestro amigo Khalil nos comenta que esta localidad tan cercana a la frontera con libia, es el lugar de destino para infinidad de jóvenes egipcios que hacen aquí su servicio militar obligatorio, por lo que lo militar es muy presente a los ojos del viajero, barcos de guerra, cuarteles, campos de instrucción, en este ambiente nuestra próxima visita , parece muy adecuada.
Museo/Cueva Rommel
Si, se trata de un lugar, en el extremo de la rada de la ciudad, donde en una cueva se alojaba el cuartel general de Erwin Rommel, el llamado Zorro del desierto, comandante en jefe del África Korps, el ejercito alemán del norte de África, esta cueva/refugio con esplendidas vistas sobre la bahía y el puerto de Marsa Matrouh, es ahora un pequeño y sencillo museo, donde podemos ver algunas pertenecías del militar y algún testimonio de esa guerra en la que Egipto era una colonia inglesa y los alemanes avanzaban cada vez más hacia el deseado Canal de Suez.
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El camino a Siwa que dista a 350 kilómetros, deja atrás el acogedor Mediterráneo y su costa, adentrándose en el desierto, en el Bahr bel ama (el mar sin agua), casi una autopista si se compara con la existente hace unos 5 años, podría no tener otro atractivo que el destino en si, pero en un desierto árido, llano, baldío, como el que cruzamos, uno puede abrir los ojos y descubrir mucho mas, descubrir a lo lejos explotaciones mineras, incluso ver llover, descubrir los campamentos de los últimos nómadas bereberes, con sus rebaños de camellos y cabras, que te transportan a tiempos pasados que creíamos olvidados.
En esta ruta la seguridad corre a cargo del ejercito, a sus preguntas: I am from Isbania; i am from Barcelona; I am from Messi, todas las puertas se abren con una sonrisa.
En el camino, Raafat nuestro conductor, pone su viejo mp3 y mastica dátiles secos, le proponemos nuestra música, acepta, así que los últimos 150 kilómetros los hacemos escuchando a “Xarango” y “Els Catarres”, un poco raro todo, pero ….
Aprovechamos este tramo que bordea la gran depresión de Qattara (sin dudarlo el desierto mas inhóspito del mundo) para narraros la historia de:
El Ejercito de Cambises
En estos inmensos parajes según el historiador Herodoto, en el año 524 aC, el Aqueménida Cambises III, envió un ejercito de 50.000 persas por una zona que estaría comprendida entre la Cirenaica y el actual Matrouh y los oasis de Siwa y Fayum al sur, contra a los llamados amonitas, defensores del oráculo de Amón en Siwa, desapareciendo desde entonces su rastro de la historia.
En realidad se trataba de una expedición de castigo contra el ultimo rebelde egipcio, contra Padibastet, con sede en el oasis de Dakhla, el concreto en Amehida, el resultado fue la derrota de los persas y la proclamacion como faraón de Segeruibre-Padibastet, o en griego Petubastis III, de segura ascendencia Saíta, que reino durante la XXIII dinastía.
Poco tiempo Después Dario I puso todo en su lugar, incluyendo la creación de la leyenda de que el ejercito fue destruido por el desierto.
Aunque hoy en día, los actuales beduinos llaman al lugar, el valle de los huesos, según una vieja tradición oral.
En los últimos kilómetros y acercándonos a Siwa, la noche temprana se acerca, vemos como en la carretera el islam quiere estar presente también, cada pocos kilómetros, a derecha e izquierda, vemos unas pequeñas señales metálicas con caracteres árabes, se trata de los 99 nombres o epítetos del dios musulmán, en la imagen adjunta podéis ver el de: “Padre de todo”
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